La belleza del mundo…
Kabir dice: Óyeme bien, querido Sadhu: la verdadera senda no es fácil de encontrar. La luna brilla en mi interior; pero mis ojos ciegos no pueden verla. La luna está en mí, lo mismo que el sol. Sin que lo toquen, el tambor de la eternidad resuena en mi interior; pero mis oídos sordos no pueden oírlo.
*
Sólo hay agua en los rituales sagrados;
sé que de nada sirve, pues me he bañado en ella.
Carentes de vida son las imágenes:
no pueden hablar;
lo sé, porque a gritos he llorado ante ellas.
Nada más que palabras son el Corán y los Puranas;
he descorrido el velo y lo he visto.
*
¡No te desplaces al jardín lleno de flores!
¡Oh amigo! no vayas allí.
En tu cuerpo está el jardín florido.
Siéntate sobre los mil pétalos de loto
y contempla allí la infinita Belleza.
*
¡Oh, servidor!, ¿dónde me buscas?
¡Mira! ¡Estoy junto a ti!
No estoy en los templos, ni en las mezquitaa
ni en la Kaaba, ni en Kailash.
Tampoco estoy en los ritos, ni en las ceremonias,
ni en el Yoga, ni en las renunciaciones.
Si eres un verdadero buscador, ahora mismo, de inmediato, sin dilación,
puedes verme.
Dice Kabir:
«¡Oh, Sadhu! Dios es el aliento de todo lo que respira».
Kabir (Benarés, India, 1440-1518)
***
Canto a mí mismo
II
Las casas y los aposentos están cargados de perfumes:
Las casas y los aposentos están cargados de perfumes,
los estantes y los armarios están cargados de perfumes.
Aspiro y me complazco en su fragancia,
siento su influjo enervador,
pero me rebelo… Me rebelo y me escapo.
La atmósfera no es un perfume.
No tiene el gusto de las esencias;
es inodora,
está hecha para mi boca
y yo lo absorbo y la adoro como a una novia.
Iré a los repechos donde comienzan los bosques y me desnudaré para gozar enloquecido su contacto.
Me gusta ver el vaho de mi aliento,
las ondas del río,
los hilos de seda que se cruzan entre los árboles,
las horquillas donde descansa la vid.
Me gusta oír los ecos,
los zumbidos,
los murmurios de la selva.
Me gusta sentir el empuje amoroso de las raíces
al través de la tierra,
el latido de mi corazón,
la sangre que inunda mis pulmones,
el aire puro que los orea
en inspiraciones y espiraciones amplias.
Me gusta olfatear las hojas verdes
y las hojas secas,
las rocas negruzcas de la playa
y el heno que se apila en los pajares.
Me gusta oír el escándalo de mi voz, forjando palabras que se pierden en los remolinos del viento.
Me gusta besar,
abrazar
y alcanzar el corazón de todos los hombres con mis brazos.
Me gusta ver entre los árboles el juego de luces y de sobras cuando la brisa agita las ramas.
Me gusta sentirme solo entre las multitudes de la ciudad,
en las estepas
y en los flancos de la colina.
Me gusta sentirme fuerte y sano bajo la luna llena
y levantarme cantando alegremente a saludar al sol.
¿Qué creíais?
¿Qué me conformaría con mil hectáreas de tierra nada
más?
¿Pensasteis que toda la tierra sería demasiado para mí?
¿Para qué habéis aprendido a leer si no sabeís ya interpretar mis poemas?
Quédate hoy conmigo,
vive conmigo un día y una noche
y te mostraré el origen de todos los poemas.
Tendrás entonces todo cuanto hay de grande en la Tierra y en el Sol
(existen además millones de soles más allá)
y nada tomarás ya nunca de segunda ni de tercera mano,
ni mirarás más por los ojos de los muertos,
ni te nutrirás con el espectro de los libros.
Tampoco contemplarás el mundo con mis ojos
ni tomarás las cosas de mis manos.
Aprenderás a escuchar en todas direcciones
y dejarás que la esencia del Universo se filtre por tu ser.
Walt Whitman
***
Sonetos a Orfeo
Escritos como monumento funerario para
Vera Ouckama Knoop
Entonces se elevó un árbol. Oh pura sobreelevación!
Oh, Orfeo canta! Oh alto árbol en el oído!
Y todo calló. Pero en el callar
ocurrió un nuevo comienzo, signo y transformación.
Animales de silencio surgieron del claro
bosque liberado, desde guaridas y nidos;
y se mostró entonces que no por astucia
ni por miedo en sí tan serenos estaban,
sino por oír. Rugidos, grito y bramido
parecieron pequeños en sus corazones. Y donde
apenas una choza había para recibirlos,
un refugio construido por el más oscuro anhelo
con una entrada de postes temblorosos, –
tú hiciste para ellos un templo en el oído.
Rainer Maria Rilke
*
Original alemán:
Geschrieben als ein Grab-mal für
Vera Ouckama Knoop
Da stieg ein Baum. O reine Übersteigung!
O Orpheus singt! O hoher Baum im Ohr!
Und alles schwieg. Doch selbst in der Verschweigung
ging neuer Anfang, Wink und Wandlung vor.
Tiere aus Stille drangen aus dem klaren
gelösten Wald von Lager und Genist;
und da ergab sich, dass sie nicht aus List
und nicht aus Angst in sich so leise waren,
sondern aus Hören. Brüllen, Schrei, Geröhr
schien klein in ihren Herzen. Und wo eben
kaum eine Hütte war, dies zu empfangen,
ein Unterschlupf aus dunkelstem Verlangen
mit einem Zugang, dessen Pfosten beben, –
da schufst du ihnen Tempel im Gehör.
***
Dos poemas
Ven corazón teñido,
que de almas sabré besarte,
semejante y sumergido,
son los árboles los que vivo.
Así amarras mi boca de fuego,
perla oscura profundizan
las palabras más deseadas,
y alinea esta vez tu abrazo,
que los astros asoman su mirada infernal.
Los cadáveres en los pastos.
Tenue y grisáceo,
caminante,
tendré alas como los pájaros.
Ven corazón teñido …
Está la noche…
y sus pasos.
*
Emergen sales tibias de las rocas.
Cómo se habré tu boca
Veo una divinidad que sopla
La brisa columnada en la pared que te derrota
Ningún ser humano se animo a besar
La costra.
Flor Ramirez (Mariposa Blues)
***
Poemas de la película “Paterson”, de Jim Jarmusch
Poema de amor
Tenemos muchos fósforos en nuestra casa.
Los guardamos siempre a mano.
Actualmente nuestra marca favorita
Es Ohio Blue Tip,
Aunque solíamos preferir la marca Diamond.
Pero eso fue antes que descubriéramos
los fósforos Ohio Blue Tip.
Vienen tan excelentemente empaquetados,
en pequeñas cajitas resistentes
con etiquetas azules y celestes y blancas
con palabras escritas
con forma de megáfono, como para decirle
al mundo aun más sonoramente,
“Aquí está el fósforo más bello del mundo,
con su cuerpo de pino de una pulgada y media
coronado por una granulada cabeza púrpura,
tan discreto y tan furioso y tan neciamente listo
a estallar en llamas, encendiendo, tal vez,
el cigarrillo de la mujer que amas,
por primera vez, y que nunca más vuelve a ser lo mismo después.
Todo esto te daremos”.
Todo eso es lo que me diste,
me vuelvo el cigarrillo y tú el fósforo,
o yo el fósforo y tú el cigarrillo, resplandecientes de besos que arden hacia el cielo.
*
Otra más
Cuando sos chico
te enseñan
que hay tres dimensiones:
altura, ancho y profundidad.
Como una caja de zapatos.
Más tarde aprendés
que hay una cuarta dimensión: el tiempo.
Algunos incluso dicen
que puede haber cinco, seis, siete…
Termino mi trabajo,
tomo una cerveza en el bar.
Miro el vidrio del vaso y me siento alegre.
*
Love Poem
We have plenty of matches in our house.
We keep them on hand always.
Currently our favourite brand
is Ohio Blue Tip,
though we used to prefer Diamond brand.
That was before we discovered
Ohio Blue Tip matches.
They are excellently packaged,
sturdy little boxes
with dark and light blue and white labels
with words lettered
in the shape of a megaphone,
as if to say even louder to the world,
“Here is the most beautiful match in the world,
its one-and-a-half-inch soft pine stem
capped by a grainy dark purple head,
so sober and furious and stubbornly ready
to burst into flame, lighting, perhaps,
the cigarette of the woman you love,
for the first time, and it was never really the same after that.
All this will we give you”.
That is what you gave me,
I become the cigarette and you the match,
or I the match and you the cigarette, blazing
with kisses that smoulder towards heaven.
*
Another One
When you’re a child
you learn
there are three dimensions:
height, width and depth.
Like a shoebox.
Then later you hear
there’s a fourth dimension: time.
Then some say
there can be five, six, seven…
I knock off work,
have a beer at the bar.
I look down at the glass and feel glad.
*
El verso
Hay una vieja canción
que mi abuelo solía cantar
y que contenía la pregunta,
“¿O preferirías ser un pescado?”
En la misma canción
está la misma pregunta
pero con una mula y con un cerdo,
pero la que yo escucho a veces
en mi cabeza es la del pescado.
Solo ese verso.
¿Preferirías ser un pescado?
Como si el resto de la canción
no tuviera que estar ahí.
*
Brillo
Cuando me despierto antes que vos
y tu rostro está vuelto hacia mí, cabeza
sobre la almohada y cabellos sueltos alrededor,
me animo a mirarte fijo,
perplejo de amor y temeroso
de que puedas abrir tus ojos y que
las luces del día se te espanten.
Pero tal vez con las luces del día apagadas
verías cuánto mi pecho y mi cabeza
implosionan por vos, con sus voces atrapadas
en su interior como seres no nacidos asustados
de no ver nunca la luz del día.
La abertura en la pared brilla suavemente
un azulgris lluvioso. Ato mis zapatos
y bajo a preparar el café.
*
El agua cae
El agua cae desde el aire brillante.
Cae como cabellos
que se derraman sobre los hombros de una joven.
El agua cae,
hace charcos en el asfalto,
sucios espejos llenos de nubes y edificios.
Cae sobre el techo de mi casa,
cae sobre mi madre, y sobre mis cabellos.
La mayoría de la gente lo llama lluvia.
*
The line
There’s an old song
my grandfather used to sing
that has the question,
“Or would you rather be a fish?”
In the same song
is the same question
but with a mule and a pig,
but the one I hear sometimes
in my head is the fish one.
Just that one line.
Would you rather be a fish?
As if the rest of the song
didn’t have to be there.
*
Glow
When I wake up earlier than you
and you are turned to face me, face
on the pillow and hair spread around,
I take a chance and stare at you,
amazed in love and afraid
that you might open your eyes and have
the daylights scared out of you.
But maybe with the daylights gone
you’d see how much my chest and head
implode for you, their voices trapped
inside like unborn children fearing
they will never see the light of day.
The opening in the wall now dimly glows
its rainy blue and gray. I tie my shoes
and go downstairs to put the coffee on.
*
Water falls
Water falls from the bright air.
It falls like hair
falling across a young girl’s shoulders.
Water falls,
making pools in the asphalt,
dirty mirrors with clouds and building inside.
It falls on the roof of my house,
it falls on my mother, and on my hair.
Most people call it rain.
*
La carrera
Voy a través
de trillones de moléculas
que se apartan
para hacerme lugar
mientras a ambos lados
trillones más
se quedan donde están.
La escobilla del limpiaparabrisas
comienza a chirriar.
La lluvia ha parado.
Me detengo.
En la esquina
un niño
con un piloto amarillo
su mano en la mano de su madre.
*
Poema
Estoy en la casa.
Está bueno afuera: cálido
sol sobre la fría nieve.
Primer día de primavera
o último día de invierno.
Mis piernas suben corriendo las escaleras
y salen por la puerta,
mi mitad de arriba sigue aquí escribiendo.
*
The run
I go through
trillions of molecules
that move aside
to make way for me
while on both sides
trillions more
stay where they are.
The windshield wiper blade
starts to squeak.
The rain has stopped.
I stop.
On the corner
a boy
in a yellow raincoat
holding his mother’s hand.
*
Poem
I’m in the house.
It’s nice out: warm
sun on cold snow.
First day of spring
or last day of winter.
My legs run up the stairs
and out the door,
my top half here writing.
Ron Padgett (autor de todos estos poemas)
*
Solo para decirte
que me he comido
las ciruelas
que había
en la heladera
y que
probablemente
guardabas
para el desayuno
Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frías
William Carlos Williams
*
This Is Just To Say
I have eaten
the plums
that were in
the icebox
and which
you were probably
saving
for breakfast
Forgive me
they were delicious
so sweet
and so cold.
***
Homenaje a Eusebio Leal
Eusebio Leal murió ayer en La Habana. El gran historiador de la ciudad, el gran restaurador del Casco Histórico desde 1982 en que la UNESCO lo declarara Patrimonio de la Humanidad, comprometido con la historia , el arte y la belleza. Mis amigues cubanxs están de duelo y van a colgar sábanas blancas de sus balcones para despedirlo. Gracias a su trabajo de décadas La Habana se disfruta, se camina y se admira hasta el asombro como pocas ciudades de América Latina. Los acompaño en su pena. He pasado en esa ciudad algunos de los momentos más felices de mi vida. Y me sumo a la despedida con los versos de Liuba María Hevia, trovadora y poeta.
Alicia Benitez
*
«Está de luto el alma de mi nación, La Habana pierde el novio eterno.
Hay seres irremediablemente insustituibles!!!
No voy a remitirme a mi dolor, al amor que siempre le tuve. Soy una lágrima entre tantas que brotan, de amor y gratitud por el novio de La Habana!!!
Descansa en paz Caballero eterno. Hay góndolas en la ciudad, de tantas lágrimas que bendicen tu viaje!!!»
Adiós Eusebio y gracias por tanta belleza que supiste cuidar.
Luiva María Hebia
***
Cuatro poemas
1
No decías que no
Decías tu cara tiene olor a tostada
y corrías la boca
Algunos ven estrellitas en un fondo negro
Yo empezaba a ver
una pila de neumáticos
que dividía la cama
y el humo negro
En el techo de nuestra habitación
2
Todos los días a las tres de la tarde
nos quedamos mirando la pared
y vemos cómo crece
la mancha de humedad.
Esta es nuestra casa
un balde sostiene
el goteo del aire acondicionado
el cemento del patio
está hinchado por el calor.
Las sábanas huelen a verano
las horas son suaves
y algunas preguntas no se van
Leves momentos
que nos arrastran
y que no podemos eludir
Como dos niños silenciosos
construimos una cárcel
que llamamos
paraíso artificial.
3
Ya sé que no hay nada heroico
en estar solo
ni nada heroico
en estar juntos
Pero qué difícil es
cuando las sirenas de las ambulancias
rompen el vidrio de nuestra casa
Una sensación de alarma
nos invade
y nos olvidamos
siempre nos estamos olvidando
que lo único
verdaderamente lo único que apremia
es el capitalismo
El resto
es nuestra imaginación.
4
Difícil
No es escribir poesía
Y ser el centro
Cadenas y palabras
Líneas y poleas
Otra vez
Fascinación y mecanismos
Difícil
Es hacer una zona
Y desplazarse
Nadar como un pájaro
Volar como un pez
Y escribir como una ballena
Para después entender
que los políticos, los asesinos
y Dios
Ellos sí
Están en el centro.
Felipe Zaldivar
***
Hay cuerpos poemas
Todo cuerpo
, puede
, pasar a poema:
Hay cuerpos modelos, moldeados en métricas modernas.
Según cómo se mire.
Según el plano y lectura.
El: ¿Cómo interpreto?
Hay puercos – cuerpos
, anagrámicos
,bellos
, forjados en beats sonoros de saxos de los 50
Cuerpos
Cuerpos
Hay cuerpos,
Cadáveres exquisitos
, surgidos de errantes marejadas dadaístas
Hay cuerpos pregunta. Como el sonido del saxo, que exhala
En un solo profundo y diáfano
a interrogación
Hay mar en los cuerpos y piel en la sal
Pero
El primero
El primero cuerpo
Cuerpeado
en este mundo
Se lanzó, no se sabe sobre que elemento
En la búsqueda de estilos
Hay cuerpos poemas
, de todo tipo
De todo tipo hay cuerpos poemas
dijo nadie nada nunca
Leo Baldo
***
La raíz del canto
Recordar los orígenes:
Que la piedra es la piedra, el árbol es el árbol
Y la tierra y la tierra.
Que la carne, mi carne, tu carne, se repite
Igual: originaria, animal y primera.
La tierra está en la tierra,
Y el hombre sobre ella con sabor de raíces.
Volviendo del fantasma con el amor a cuestas
Como un hombro de luz.
Un río de preguntas agotado en respuestas.
El hombre es lo que ama: mujer, luna, alegría,
Cierta ebriedad del pulso, hondo reloj de arena,
Con la gota de sangre.
Pero una gota insomne como el sol.
Atravieso sus carnes
Andando desde su alma.
Apartando los climas
Hasta mi rostro vengo.
Armando Tejada Gómez
***
La poesía
Sí.
Porque sus labios nacen a la luz de mis ojos.
Cuando aparece su voz, su ritmo invulnerable, las cosas
le obedecen.
Sobre las miras adversarias, sobre el tedioso oficio de
temerle, están las voces sin reposo, las patrullas del
tiempo, las olas victoriosas.
Ciudadela de la oscura verdad que desampara al
hombre: yo soy tu prisionero y soy tu fugitivo.
¿Mi contraseña?
Ejercer tu silencio, solicitar tu estruendo.
Porque, ¿qué es entonces la poesía sino una fanática
consigna, una tensión entre los muertos y las profecías?
Mario Trejo
*
El cantante, no la canción
Alegría de renacer
en el bostezo de lo leído:
rumor del mar espuma de poesía
Me rebelo
elijo el olvido
me resuelvo en locura
en rugidos de cuerpo
Miro el ruido del mar tautológico
y entre canción y cantante
elijo al cantante.
Mario Trejo
***
El nadador
El ágil golpe de piernas, la zambullida, los brazos
girando acompasados mientras la orilla queda atrás,
demostrarían, a primera vista, felicidad,
triunfo sobre lo natural estable;
sólo que el cuerpo ignora
setenta metros de oscuras aguas debajo
y peces que ríen del esfuerzo torpe, sin dirección,
y barcos que se bambolean repitiendo: “todo vuelve
a sus legítimos dueños”,
y líquenes ganados por una pereza fantasmal,
y la estrella, por fin, en el lecho que tanto buscó,
mientras en la superficie el nadador nada, nada.
Rafael Felipe Oteriño
(Eolo y otros poemas. 1966-2016)
***
El mar
Si pudiera llevarme algún olor, al menos uno
elegiría este olor a mar que vence cualquier encerramiento
único olor que también es luz y es sonido,
y nos salpica inéditas mejillas.
Si pudiera diría luego de la muerte,
si aún conservo algo parecido a una boca,
si aún existe una mirada, un eco
una comunicación, un parpadeo
una llovizna compartida,
si aún encuentro a alguien,
una piedra, un espacio, un rostro
unos ojos, algo como oídos:
“he conocido al mar,
parecido a este abismo,
pero distinto”.
(Miramar, febrero de 2019)
Damián Katz
***
Abuela
Desde que te fuiste
siento que me llaman desde el trasmundo.
Sé que prendes lamparillas para mí
y haces rodar planetas silenciosos
por las casuarinas.
Anoche me desveló tu cabellera
golpeándome en la cara
como un viento largo,
liquen gigante, musgo crecido, lluvia de algas,
y me eché a ambular
por las habitaciones donde tú andabas,
tras de tu menudo azúcar fragante,
tu sabor de higos.
Yo no sé
hacia qué aire mirar, hacia qué cementerio;
lejos, en el campo, veo amarillear tu nombre,
cerca, entre las altas yerbas azules,
sé que un gran corazón ha partido su almendrario
y acuden pájaros ansiosos,
entre las altas yerbas, oh, muerta deliciosa,
te descompones en siete aromas, en siete colores,
voy a probar de ti.
Cadáver errante,
vas con las lejanas espigas mirando el cielo
y estremeces levemente las caderas
cuando llegan a poseerte los diablos del campo
y se caen higos de tus senos entreabiertos
y multiplicas moscas de alabastro;
y para mis secretas navidades
envías mariposas con extraños sellos,
mariposas fechadas en la muerte,
y postales ricas, espesas, casi comestibles,
con gusto a almendra,
postales que yo muerdo.
Yo no sé qué tierra mirar,
hacia qué aire,
pero conozco el sabor de tus huesos.
Dios, para entretenerse, te entrega sus cabras
de largas cabelleras azules,
y te envuelve en su propia cabellera,
larga y celeste y perfumada,
todo de glicinas.
Y tú te regocijas en Dios,
pero, no te olvidas de mí, y me nombras, y me sigues
queriendo más que a nadie,
y en cierto modo me llevas allá
y juegas conmigo como con una muñeca.
Anoche te seguía por las oscuras habitaciones,
y vi que te desnudabas;
en la esquina de los roperos y las cómodas,
vi que te cambiabas de alas y de flores.
Sellas lo que yo pruebo,
reconozco tu azúcar,
me miran desde el agua
tus ojos de higo, de manzana.
Retrato errante,
furtiva gacela, te vas,
y vuelves, gacela inexorable,
a buscar tu cena,
tu ración de jazmines.
Alta madre,
vieja novia,
abuela, abuela
has inaugurado mi nombre,
hondo,
lejos,
en un paisaje de huesos y planetas.
Marosa di Giorgio
***
Rosa uruguaya
Yo soy tu sueño, abuelí,
tu barca liberada.
Orillera como vos,
pero de la angustia
y la palabra.
Cruzaste el charco, abuelí,
para fregar las casas
de la ciudad del Plata.
Mi lavandera desgarrada,
Rosa uruguaya.
Yo soy tu sueño, abuelí,
con sabañones,
apenitas,
en el alma.
Chicata como vos,
mirada rasguñada:
que intenta reparar
tu injusto
pudor de analfabeta.
Y yo… yo
¡¡con berretines
de poeta!!
Yo soy tu sueño, abuelí,
tu pasión emancipada.
Te vine a agradecer
el guardapolvo almidonado,
oh, tibio sueño de organdí,
de Lino Blanco,
hoy que la abuela soy yo
y que otros sueños
habrán de prolongarnos.
GraCiela Vergel
***
Una tarde en la isla
El camino de la costa me llevaba,
a un castillo, dibujado entre la bruma.
El mar golpeaba, furibundo,
sobre la histórica almena
Mi cuerpo, despojado de su peso
soñaba historias secretas
de alados dragones…
de bellas princesas…
y subía, volando su vuelo,
hacia otro tiempo, sin tiempo…
Mi alma se hacía gaviota,
flotando en el espacio
intermedio que existe,
entre la espuma y la piedra.
Desde el mirador divisaba
un paisaje prohibido
de columnas griegas
y de una roca que se erguía,
desafiante Afrodita,.
guardiana de la tierra.
El viento murmuraba
lejanas melodías.
La tarde era un poema
de belleza infinita
y un sutil rayo de sol
trazó en la arena,
la línea divisoria,
entre la noche y el día,
metáfora perfecta
de la muerte y la vida.
Susana A. Orden
*
Linaje de poeta
En las noches perdidas del pasado,
yo recuerdo la voz de aquel abuelo,
que viniera de lejos, en su barco,
con libros de poemas y sonetos.
Era un niño de tan solo trece años,
con alma de gorrión y de jilguero.
Su mirada acunaba atardeceres
de juegos y sonrisas, junto al Duero.
Su afán no deseaba ser soldado;
en su mente florecían esos versos
que duermen en los brazos del poeta,
esperando el instante tan perfecto,
cuando se abren las puertas de la magia
y la belleza muestra su derecho.
Mi abuelo transitó largos caminos
y sembró dulces flores en desiertos.
Mas su letra, traviesa y presumida,
resalta en viejas hojas de un cuaderno.
Mientras leo su escrito apasionado,
tantas cosas de mi vida, yo comprendo;
mandatos de volar, incorregibles,
hoy afloran del manto de los sueños.
Y mi sangre se mezcla con la suya,
en cósmico sendero del encuentro;
desnuda esas nostalgias peregrinas,
que inscribe en la morada de lo inmenso.
Son sus genes, los que hacen que mi nave,
añore travesías de lo eterno.
Susana A- Orden
*****
Federico por la voz de San Mateo
Considerad los lirios de los campos.
Como los lirios fui.
Amado de la luna, ella se había
compadecido en mí.
En mi faja ni plata ni dinero.
Mi pan lo compartí.
Hombres que me disteis muerte,
nunca os conocí.
Si pecasteis matándome,
no pecasteis contra mí;
pecasteis contra el canto que traía
y que no dí.
Salar la tierra era mi gusto,
aquí y allí.
La iba salando de este modo:
Yo nada tengo contra ti.
“Apareja tu surco para el canto.
Soy el que da de sí.
Vengo a salar la tierra solamente,
para ti, para mí”.
“La paz sea en la casa”.
Si no era buena, sacudí
el polvo de mis pies.
Eso dije, eso fui.
Porque después del verso que llenaba
mi boca de benjuí,
mi hablar se hacía de palabras sueltas:
no, no; si, si.
Con todo, me entregasteis ¿Cuál mi culpa
para que fuera así?
A la cuarta vigilia de la noche
vinieron por mí.
Los pasos eran sordos en la tierra;
el cielo, de neblí.
¡Ay, mi lenta agonía de paloma;
ay, de mí!
Latía mi luciérnaga en la espera
su “aquí-aquí”.
No la pude apagar mientras venían.
Abrí.
Muerto sobre mi rostro me dejasteis
para echar suertes entre sí.
Ahora clamaís: _¡Valedme!_
Yo nunca os conocí.
La luna está levando sobre el monte.
He vuelto allí.
Ha colgado una estrella de la luna
aquel niño que fui.
José Pedroni
***
Me encontré con la poesía a partir de letras de canciones.
El primer poeta que llamo mi atención fue Alberto Muñoz
Lo que me pasaba con sus textos era que no entendía lo que decía, pero entendía lo que yo sentía
Y eso era totalmente novedoso y confuso al mismo tiempo para mi .
Cómo sentir por encima de entender una lectura?
Cómo se explica sentir un texto sin entenderlo?
La comprensión está por encima de el entendimiento?
Se puede comprender sin entender?
Y es una idea que me persigue desde siempre.
Y luego sigo porque como todo texto a ser leído necesito entenderlo.
Si lo entiendo por encima del sentir,
no por una disminución de éste sino para aumentar la comprensión.
Si lo logro, me quitara í o disminuiría proporcionalmente el sentir?
Esta atada la ignorancia parcial de estas cosas a las emociones?
Que es entonces la Poesía ?
“cuando se terminan las palabras empieza la poesía” escuché.
Eso fue tremendamente movilizador para mi ya que desde chico siempre entendí que cuando se terminaban las palabras empezaban las trompadas.
Que la falta de palabras ante una discusión, la impotencia verbal de alguno de los contrincantes te llevaba a las piñas.
Que el fin de las palabras convoque a la poesía fue una suerte de revelaci n que daba por finalizada esas viejas preguntas y en lo personal comenzaba con la misma nueva búsqueda de siempre.
Javier Agostinelli
*
Atada En Los Espejos, Elena Se Peinaba
Elena
Atada en los espejos
Se peina todo el día
Y piensa que la vida
Sucede allá tan lejos,
Que ya no existen hombres
Que son un improperio
Con bolas y falange,
En cambio en los espejos
La vida es otro charco
La muerte es ella misma
Que atrasa adivinanzas
Quitándose el vestido
Volcándose visible
Su labio de quinina.
Elena atada en los espejos
Relame en apariencias
El gajo de su centro,
Se va reconociendo
Con toda su familia, y todos
Los que entran
Se peinan como ella.
Así se va llenando
De caras el espejo,
De bultos y ciudades
De trenes y de perros,
Son ciertos y millares
Que entran
En su cuarto
Saliendo del espejo
En andas se la llevan
Al puente de Pompeya
Con un bretel caído
La dejan un domingo
En la feria de pájaros
Y ella se va peinando
Con una pluma verde.
Alberto Muñoz
***
Yo te pido que trepes
al monte de la Acrópolis
de Atenas;
que camines deshidratándote
bajo el sol que destellaba
en el escudo de Aquiles;
por los propíleos,
el teatro de Diónisos,
el templo de Atena Niké,
el Erekteion
y el Partenón.
Una vez que lo hagas,
cuando las formas hayan
cavado en tu alma
la belleza que nunca se termina,
entonces sabrás, tal vez,
de mi desesperado heroísmo
al seguir amándote.
Miguel Montezanti
***
Más allá De la jauría petrificada
La mujer pare Un cubo fosforescente
Atravesada por un eco Que sobrevive al llanto,
Ampliada por maquinarias sangrientas
En el cuenco más profundo del corazón,
Sin alteración Separada Por la visión decapitada,
Solo para que el bucle Se mezcle con agua
Como un volcán que emerge de las venas.
El vientre de la madre Sin voz
Se convierte En suero humeante,
Sin nombre
Sin espacio
La hoja Se expande en el cráneo
En favor del agua,
Perforando la lengua Por donde brotan sus manos…
Descansa En el ocio de la sangre
(Ocio que merece sobrevivir al cuerpo).
Agua-viva
Sujeta el humo de los muertos
Para hurgar bien En la nuca de esta belladona,
Oído que late Modulando un ojo…
Membranas Signos
Agua que el locutor peregrino Ofrece en el desierto,
Doble anillo fugaz
En este cuerpo perforado.
Jorge Castañeda
***
Amanece
Tú duermes mientras la hoja
recobra su armonía
y el trigo dorado de la tierra
descansa, revuelto,
en tu cabeza.
Un parpadeo luminoso
se derrama en tu pelo
y anuncia que amanece.
Pienso, siento, descubro,
que como la noche estuvo en cada calle
yo estuve en tu cuerpo,
como la soledad y el frío
estuvieron en el aire.
Y te amo tal vez desde hace siglos
en cada amanecer marino,
mucho antes del día que supimos
que estábamos buscándonos
con la ansiedad con que amanecen los océanos.
Anibal Zaldívar (leído por Graciela García)
***
Rosa única
La hierba crece ahora
en todos los crepúsculos donde antes sonreías.
La hierba o el olvido. Es igual.
Entre mi dolor y tu silencio,
hay una calle por donde te marchas lentamente.
Hay cosas que no digo porque ciertas palabras
son como embarcarse en interminables viajes.
Para mi amor siempre tendrás veinte años.
Mientras yo cante en tus ojos habrá agua limpia.
Ya para siempre
Mi amor te circunda de cristal.
Puedes morir mil veces.
Inmutable en mi canto estás.
Puedo olvidarte.
Mas olvidada, resplandecerás.
¿Qué son las luciérnagas
sino remotas luces
que exintos armadores antaño encendieron?
¿Qué son sino carbones
de hogueras que perduran,
tras que sus caras y sus bocas rompieron?
Te digo que ni el rocío
Con tu rostro se atreverá.
No envejecerá la muchacha
Que, reclinada en mi sangre,
Un día miró una rosa hasta volverla eterna.
Ahora la Rosa eterna está.
Yo la distingo única,
Perfecta, en los jardines.
Por las mañanas y collados
Búscanla gentíos.
Sólo mis ojos que tus ojos vieron,
La pueden mirar.
Manuel Scorza
**
Desengaños del mago (1961)
Al salir me derribaron los coletazos del viento
Enloquecido por los piojos.
Para vivir compuse canciones: la turba me arrojaba oro
Entre los barrotes.
Ya era tarde.
Enfermé.
Agonicé en los bosques. Mi trono era la luna; mi cetro, el aullido del lobo.
Penábame el sol, adulábanme sus hipócritas vasallos.
Recliné la frente en las catedrales.
Caían torres envenenadas.
Sangraban los obeliscos.
El mar encaneció. Las islas huyeron.
Manuel Scorza
*
Elegía de los desconocidos
Ya no nos conocemos, ya no nos entendemos,
¿qué pasa?
Nuestro amor como los árboles daba pájaros.
¿Qué está pasando?
El viento del mar desesperado
agita pañuelos de musgo en las esquinas.
Me voy.
Pañuelo de llorar: mejor me voy.
Al atardecer los pájaros también se van,
viajan a las torres buscando picos tiernos.
A los reptiles, yo.
Al fondo del agua a vivir ardiendo.
Porque para esta sed el agua está vacía,
vacía está el agua para mi corazón sediento.
Manuel Scorza
***
Marina
[…] Volví la vista y vi que era una ilusión.Que dejara olvidada mi antiguo corazón.
Entonces, fijo del azur en lo infinito,
Para olvidar del todo las amarguras viejas,
Como Ulises un día, me tapé las orejas.
Y les dije a las brisas: «Soplad, soplad más fuerte;
Soplad hacia las costas de la isla de la Vida».
Y en la playa quedaba desolada y perdida
Una ilusión que aullaba como un perro a la Muerte.
Rubén Darío
***
Comentarios al Encuentro La poesía y el mar del 1-8-20
-Como Javier, yo escribo cuando escucho, pero no poemas sino apuntes para hacer mis comentarios (sí, Javier, se puede sentir sin comprender).
-Gracias por la recomendación de «La leyenda de 1900» y por esos versos de Kabir: «La luna brilla en mi interior» «En mi cuerpo está el jardín florido» «Dios es el aliento de todo lo que respira». Dice Aníbal: «cuando escribo me doy cuenta que copio a Kabir o a Walt Whitman», tranquilo, eso no es plagio, sino «Influencias» como diría Charly García.
-Gracias por el Rilke en alemán, de Marcos.
-Muy lindos los poemas de Flor y muy buenos los poemas de Felipe («No hay nada heroico en estar solo, no hay nada heroico en estar de a dos» «Fuera del capitalismo todo es imaginación» -ésto me quedó dando vueltas en la cabeza-)
¡Qué lindo conocer a María Gesell!
-Gracias Damián Katz por presentarnos a Rafael Felipe Oteriño y su poema «El nadador». Lindo poema el de Damián, «El mar».
-Alba y Fernando leen a Manuel Scorza: «Para mí, amor, siempre tendrás veinte años» «Un día miró una rosa hasta volverla eterna»
-Miguel Montezanti lee a Juan Filloy y su propio poema («Mi desesperado egoísmo, va a seguir amándote»)
-Patricia Zaldívar habla de la Pachamama en su dia y Gaba sobre la lactancia «que no es sólo materna», interesante concepto, igual que el de «cuarentenials»
-Leo : «Todo cuerpo puede pasar a poema» «surgidos de grandes marejadas dadaístas» versos de «Las personas curvas» de Jesús Lizano. Y ese poema breve a la novia («te amo») insuperable!
-Graciela lee a Marosa Di Giorgio, el poema «Abuela» («Abuela sé que prendes lamparillas amarillas para mi»). Y esa historia de su abuela esclava y analfabeta en Uruguay! a quien Graciela le dedicó un hermoso poema donde le dice «Yo soy tu sueño».
-Alicia habla del duelo por Eusebio Spengler. Qué hermoso ser llamado «El novio de La Habana».
-Susana nos lee un poema suyo («La tarde era un poema de belleza infinita») y nos cuenta la hermosa historia de su abuelo que «sembró bellas flores en desiertos». Vamos por menos militares y más poetas!
Graciela García
***
Susana Orden
Hernoso conjunto de escritos y poemas
que elevan el alma y la llevan al planeta de la belleza. Una explosión de luz que ilunina el mundo cotidiano.Gracias Anibal y participantes en el encuentro ¡Es un placer compartir sueños con Uds y disfrutar del poder curativo de la palabra!!!!