El sábado pasado propuse hablar en tiempo presente, lo que nos pasa hoy, lo que leemos hoy, lo que escribimos en estos días. Lejos del mar, en el jardín aparecieron algunos poemas subtitulados “cuarentena y flores”. Uno de ellos, a un malvón, tiene esta estrofa:
El malvón no habla de la inmortalidad
muestra sus pétalos encarnados
y el peso del rocío sobre los pétalos
hace rodar los cascos de los héroes.
Recordé un símil homérico que me había impactado. Recorrí los 150 que tengo marcados en La Ilíada, pero no lo encontré para citarlo en la charla, así que lo reconstruí de acuerdo a cómo me lo acordaba. Luego, en el curso de la semana, el profesor Ruvituso me indicó que estaba en el Canto 8, verso 300 y ss. Así que ahora lo cito completo y bien –el que yo inventé está bueno, pero éste es mejor:
“Como en un jardín inclina la amapola su tallo, combándose al peso del fruto o de los aguaceros primaverales, de semejante modo inclinó el guerrero la cabeza, que el casco hacía poderosa”. (Así muere el guerrero Gorgitión, luego de recibir un flechazo en el pecho).
Después comenté que hace años, en ocasión de releer el tomo I de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, descubrí que el texto está florecido de símiles, de estructura parecida a los de Homero, aunque 2800 años después. Por ejemplo, éste: En la rudeza de un cerco de plantas se destaca un arbusto de flores de espino, entonces… “Intercalado en el seto, pero diferenciándose de él, como una jovencita en traje de fiesta entre personas desaseadas que se quedarán en casa, ya preparado para el mes de María, del que parecía estar participando, brillaba sonriente, con su fresco vestido de rosa, el arbusto católico y delicioso”.
El sábado 25 volveré un poco sobre esto más alguna acotación a poemas que leyeron los amigos participantes… Lo más breve posible, para que los que se sumen tengan tiempo de leer sus poemas y textos. Entonces el encuentro es a las 17, por zoom. Pídanme el ID por mensaje privado de Facebook o Whatsapp. ¡Nos vemos!
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