Sudestada con poesía

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Esta tarde a las 18, nueva charla del ciclo La poesía y el mar, chalet de don Carlos, Pinar del norte. Va un adelanto.
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La belleza del mundo
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Vengo de Grecia, mar, y estoy en éxtasis.
Los restos de los dioses nos hablan todavía
como tus aguas ahora para nosotros.
Los pórticos de los templos huelen a albahaca
y los plátanos son el ombligo de los pueblos.

Vengo de Grecia, mar, y estoy en éxtasis.
Lo que hay alcanza para ver la belleza
mientras los parias de la tierra pululan
bajo la Acróplis de Atenas y saturan
las calles de orina y lágrimas.

Vengo de Grecia, mar, y estoy en éxtasis.
Tu rumor es el mismo a orillas del Egeo
te encontré en las afueras de Olimpia
deslumbrado y triste por la grandeza
destruida por Teodosio: el fanatismo
castiga el exceso de orgullo.

Vengo de Grecia, mar, y estoy en éxtasis.
Desde la máxima altura miraban hacia vos
en Delfos, en Eleusis, siempre estabas presente
cerca de los rituales que celebraban la vida:
las líneas de la belleza que todavía nos embriagan.

Vengo de Grecia, mar, y estoy en éxtasis.
Tus alas, tus peces, tu movimiento vivo,
en las rocas rotas hay flores esculpidas
junto a los más eternos pétalos de ciclamen
de higueras, olivos, y vigorosos robles.

Vengo de Grecia, mar, y estoy en éxtasis.
Estos dioses solares que nos hieren de lejos
son fragmentos que brillan de grandeza imposible
brillan entre el polvo de las generaciones
de los míseros mortales, los únicos
que hacen sagrados los santuarios.

(dedicado a H. Viel Temperley).

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