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Lo que viene no es cabeza demorada
ni la bella final en las paredes
es un alba que asoma con rosados dedos
y gargantas de zorzales encendidos.
No es lo que viene a llamar un pensamiento
que gravemente pesa sobre el mundo
sino una música que atraviesa todo
el aire posible cuando abro los ojos.
El mismo colibrí y otros y otros
que zumban ávidos de flores
y los árboles dueños de sí mismos
elevándose lentos hacia el cielo.
Y es también el rosa de tus manos
y tus mejillas que renacen sonriendo.
(Adelanto de mi nuevo libro que ya está en imprenta… ¡Abrazo!)
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