Cuarentena y flores… y un poema para «Lala», cuya casa tenía en el frente un cerco de lantanas.
7
El cerco de lantanas
trae la piel de mi abuela
y el olor arrugado de voz
cuando llamaba a comer.
Y yo almorzaba todo de sus manos
embriaguez de cocina colmada
pasos cortos, de luto, ella miraba
hacia la calle de sonrientes pétalos.
Aquí abajo, cerca de sus ojos,
el cantero de flores escribe su poema.
Deja una respuesta