(2012-2015)
Arte de tapa: Mariel Galarza
«Coplas de orilla» es un conjunto de 26 poemas, escritos entre febrero y julio de 2012, con un Arte poética como introducción y un serie final titulada «Aguas adentro», escrita en el verano de 2013. Publico aquí un adelanto, incluyendo la copla XIX, una de las cinco que escribí en Buenos Aires.
La presentación tuvo lugar el 23 de agosto de 2015, en la Biblioteca Pública Rafael Obligado de Villa Gesell. Ya está distribuido en las librerías de Villa Gesell.
Publico las coplas completas.
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Prólogo
“Nada viviente procede de la nada, ni de la nada se enamora”
Saint-John Perse
Estos poemas se leen como de alguien ya hecho en la poesía. Hay el uso de un lenguaje a los borbotones, que siempre tiene el riesgo de lo informe, de lo tan absolutamente subjetivo que se vuelve incomprensible, inalcanzable para el lector. Pero no acá; hay esos borbotones, pero sólo (nada más y nada menos) en la visón de la realidad, en la manera de evidenciar la existencia como constante experiencia viva; no en la entereza, digamos, objetiva que todo poema tiene que tener. El “deber estético” de hacerla ser una realidad entera, plena a fin de que quien la lee así la reciba. Y así la recibimos al leer “Coplas de orilla”.
Es poesía que tiene la misma presencia que la de Saint-John Perse y la de Enrique Molina. Ellos también dedicados a manifestar esa urgente y aluvional vida que nos acomete sin descanso y “sin piedad”, arrastrándonos hasta liberarnos incluso del temor paralizante a la muerte…
“Y no tengamos miedo de morir
Miedo al viento marino miedo al viento del alma
Abre la puerta y que el sueño te arrastre hasta el
borde del mundo”
según la voz de Enrique Molina.
“[…] éramos creo quiero creer un par de
seres concertados en la corriente de la vida”
según la voz de Aníbal Zaldívar.
Y no se trata meramente de informarnos acerca de esta existencia que nos arrebata; como en toda grande poesía se trata de hacer que el lenguaje poético se vuelva esa presencia, esa incuestionable presencia que tiene todo organismo vivo, que a la vez nos sobrepasa y nos integra “en la corriente de la vida”.
La poesía de Aníbal se ubica precisamente allí, y nos guía hasta ubicarnos a nosotros también allí, sus lectores acometidos por la vida de estos poemas.
Y este asomarse a todo lo existente es lo que nos hará retornar en sucesivas relecturas a preguntarle a esta poesía y a su autor: “¿nos diréis una noche sobre la tierra qué mano nos viste con esta túnica ardiente de la fábula […]?”, como en Crónica de Perse. Porque Aníbal nos garantiza su intención sin tregua cuando se incita a sí mismo, poeta:
“[…] canta
sigue cantando entre las frescas lombrices tierra salada calamares peces abisales”.
Ricardo Héctor Rabitti
—
Coplas de orilla
Coplas de orilla
I
(Arte poética)
La poesía es mi universo
muerdo una manzana y la veo
bajo el agua respiro y la siento
viene en el viento sur
sopla en mis dedos.
La poesía es mi universo
cuando nado navega en mis huesos
cuando rezo
plegaria cuando duermo viejo sueño
acunado por el oleaje eterno.
La poesía es mi universo
estrellas palabras en el ancho cielo
escalas remedios alimento destellos.
Palabras que son voces
voz tapada anestesiada dormida
voz que sopla en las hojas de los álamos
murmura
voz que susurra se arremolina y corre
voz asfixiada en el humo de las piedras
en el humo de los ojos tristes
en la penumbra de las tumbas
en la soledad que se inventa a sí misma y sólo piensa
ese murmullo sórdido y sordo del pensar.
Ir a las raíces del miedo
al oscuro escondrijo del insecto
que amenaza esa forma
que desde la niñez entrevista
crece y envuelve y sofoca y muerde.
Ir
para traer al león de Nemea y a la cabeza
de la Gorgona, victorioso,
mitoformas sueños proyecciones
nada real todo real
hueso carozo ojo corazón
la oreja cortada de Van Gogh.
Ir
amputar, restaurar, sanar.
Es el antiguo dios destructor
mar disolución
molino de la harina del no ser
lo disuelvo sopa de los cuerpos
intemperie
amenaza primordial polvo cósmico extensión expansión vacío
partículas prenatales.
Antiguo dios que tritura
desde las aguas vuelve
bajo nuevas vestiduras
a levantar su martillo
cuchillo en la garganta
licuadora terrible
mito noche ilusión invención
mar sin orillas
duermo en mi bote
ruego remo navego descanso.
También se envejece hacia adentro
la piel es una orilla
cada órgano tiene su memoria
ensimismada
nos mordemos nos comemos nos acumulamos
sólo el mar renueva su remolino de sangre salada
y nace joven cada instante nosotros
en cada parte nuestra nos ahogamos
nos vamos volviendo viejos desde el pelo
aunque el mar nos abra con sus olas
nos habla con su voz de arena espuma
nos grita en la terrible noche con estrellas
y baja con su abrazo de agua y nos penetra
y nos despierta.
Un naufragio quiero deseo
que se rompa parte a parte mi cuerpo
y entre en mí el más crecido oleaje a limpiar
células madres huesos riñones dedos
y rematarme y renacer de nuevo nuevo.
Sólo la marea de estas palabras lo salvan
la bajante deja ver sus vergüenzas
gestos pusilánimes de cangrejo ciego
vuelve a estar seco en sus orillas tristes.
Seco de regusto amargo en ansiedad de mar
con sus pinzas al aire ademán de loco pidiendo
agua frescor altura flujo nuevo de olas
sólo en la marea respira y se dilata y vive.
En cada tramo del camino
el poema acompaña
escuchar su murmullo secreto
como el ronquido del mar
detrás del día y de la noche
perenne
sólido
desterrado en su pileta gris
corazón latiendo sin pausa y sin muerte
y en la orilla su palabra constante.
La orilla es una agenda infinita
donde anoto mis ocupaciones pero rápido
una ola y otra, una hora y otra
borran todo limpian caracoles
destrozados, mis planes renovables.
La orilla es un estar y un devenir
mojado y seco saciado y sediento
y una agenda de minutos ahogados
de números, fechas, cuestiones que respiran
con el ritmo pausado del oleaje
tomo las manos de la orilla
lastimo la yema de mis dedos
las piedras redondeadas por siglos de agua
los filos de colores de conchillas
me cortan y desangran
pero yo anoto cada cosa por hacer
hasta saturarme y lavarme y volver al mar.
II
(Despierta y se dispone a salir al mundo)
Ladridos y sirenas entre el rumor de la lluvia
y un lejano aullido y yo en mis ojos cayendo
abriendo esas ventanas a la tímida luz gris
del otoño en un buen día sol nubes árboles
de mi húmedo huerto hojas sin sombras verdes
azules rojas amarillas todas llenas de esencia
de planeta voz de la tierra muy amada por el cielo
buen día manos dedos párpados pestañas buen día
recuerdos deberes reclamos seres que pululan
buen día alrededor siniestros necesarios amados
mocos también cierto cansancio no importa
relajado dejaste pasar la hora de cumplir
de cumplir abandonaste de nuevo no cumpliste
si encima si para colmo sueñas con irte lejos
con viajar recorrer ver el mundo conocido desconocido
probar las nuevas tierras sabor revisitado para
cuándo cuándo si está tan bello aquí tan tierno
y vibrante es el hogar su paz su leve guerra
qué ideal es tu vida chango luminoso estás parado
en el centro de dios dios te agarra de las patas
te sostiene como si te hubiera amado siempre bendecido
ahí estás aquí cruzado por el rayo naranja
despertándote arriba eh ser humano arriba que hay
que trabajar trabajar camina a trabajar cumple cumple
cumple hoy es lunes lunes el día que la luna baja del cielo
y corre detrás de las pastillas las cabezas perdidas
el número en el Banco el auto las oficinas vamos
que las agujas de los pinos hoy gotean
bajo la capa gris del cielo gris las nubes grises
bruscamente la mañana se ha oscurecido noche
suave opaca iluminada por la flotación blanca
el sol está siempre está siempre aunque no
lo veamos vamos amigo salta a la calle levanta
tus banderas el universo sigue allí lenta guerra
con o sin armas pero siempre guerra más guerra sin
silencio ni lágrimas ni luces turbias luces luces
el mundo te llama te reclama suenan teléfonos
tantas cosas pasan en las calles hoy ayer las olas del deseo
suspiran suavemente en la orilla soy la almeja que espera
la brisa líquida el oleaje no aguanta hunde su lengua
en la arena innumerable qué dicha infinita todos los poros
en el agua toda la extensión extensa de la piel yo soy
piernas uñas células pelotas labios cuánta dicha en este
sumergimiento insondable cuánta luminosa verdad aunque
llueva y llueva sin parar en la playa en la superficie
del agua el ancho dorso del mar vamos vamos
a levantarse a navegar es hora de partir las sábanas
quedaron atrás la tibia voz del sueño presentándote
extrañas figuras escenas de infancia sexos increíbles
abismos angustias paisajes nunca vistos basta ahí
está el mar la vida de afuera la piel frontera orilla
otra vez el fresco viento del sudoeste el pampero
frío y lluvia en el hacer es lunes hay que salir
y trabajar basta de ocio de párpados cerrados
atrás queda el tibio ardiente hermoso mar de ella
sus labios sus entrañas abiertas con gemidos qué
bello paraíso este pasado oh Dios tuyo en medio
de un volcán de amor de un océano dulce hay
hay tanto amor tanto amor soporta la felicidad.
III
(Siente dolor en una rodilla. La lluvia le recuerda a su madre enferma)
Señal golpe de frío en los pelitos de la piel sobre el hueso
es un planeta blanco mínimo gigante resiste
ser invisible y fuerte articulado firme
guerrero de los días cruje de andar pelear correr
celebro esta mañana el temblor que pesa en ella
para sanarla vibrarla en sus íntimas células
yo desperté hoy bajo el furor de la lluvia
soñando con la orilla del mar esa que entró
por las entretelas de la cortina se desnudó como
pez recién salido del agua me invitó a navegar
por un país donde había un pelotón de viejos
digo viejas mujeres consumidas por los años blancas
la piel rugosa inclinadas vueltas hacia un pasado
absortas donde hubo juventud belleza hay miradas
perdidas sequedad silencio ensimismado
mentes que se miran balbuceos palabras quietas
labios cansados estar estar sin espumar sin ser
vuelo desde la sal el rumor a ese lugar de ensueño
ahí está mi madre que era bella los ojos celestes
y una estrella en cada mano y corazón de tormenta ahora
la vi desnuda envuelta en ropajes de muerte enterrada
casi en la soledad de un abismado caracol
y llueve todavía dos días de lluvia helada
en el umbral mismo del otoño son altos muros
de nubes negras crecieron en el sur de este mundo
soplaron después sus violentos gritos en nosotros
vamos a soportar como los árboles las plantas del estanque
hundidas las rodillas en el agua ellas resisten
tienen la virtud de los tallos rugosos de los pinos
y las acacias maternales son nervios florecidos ramas
de un planeta vital de savias escondidas que revelan
su milagro a cada instante crecen rebrotan
desde las podas más brutales y en los desiertos
vi los oleajes de berberechos titilar con sus lenguas
miles coloridos reunidos en una misma celebración
bajo el sol el aire la percusión el manto salado los cobija
dejarse ir llevar volver acunarse en el tiempo es eso
así vamos fluyendo entre salpicaduras las olas el viento azul
entre las sábanas y la oscura protección de los techos
en baños cocinas jardines bicicletas automóviles calles
vuelvo a sentir la gravitación húmeda de la arena
el peso de la bruma las salpicaduras violentas de las olas
que llegan con su rumor lejano ahí están
intensas renovadas salivas lenguas del mar
no dejan de atestiguar cada día de nuestras vidas
registro incesante de nuestro devenir ella misma
está anotada en el dorso con su cabellera rubia sus pasos
seguros su estar de este lado combatiente lúcida
está puesta en el libro del mar dibujada con
su sonrisa fuerte sus escrúpulos y miedos su alegría
ahora la marea vuelve hacia altamar con su cofre
caparazón blanco gastado por los años su cuerpo mínimo
contraído hacia el fondo inexistente deshabitado es
una agonía despedida lenta hacia el fondo el abismo
por qué navegué desde la rodilla helada y el segundo
día de lluvia fría hasta las alas muertas de mi madre
por qué la orilla espuma entró por la ventana qué dulce
grito trajo la marea cuando empezó el día bajo el martilleo de las gotas
qué disparos llegan desde los ejércitos alados del sur
los maestros que sueltan las palabras no quieren abandonarme
tejen con sus hilos las lenguas de mi corazón exprimen
las gotas del cerebro vacío tiran de las cuerdas de mis manos
y los sonidos entre palabras recorren misteriosas escalas
nuevas algo impensado siempre fuera de sí de mí lejos
de cualquier atadura como los pájaros condenados a volar
sin ser vistos apenas ráfagas en el cielo justo hoy que
por segundo día llueve una lluvia fría que no termina de caer.
IV
(Sobresaltado, recuerda un sueño. Celebra a los colibríes)
No sé por qué esta mañana el planeta es un ojo más azul
con una mancha marrón en la pupila y el iris
un pozo negro en cuyo centro duermo yo
me acunan los inmensos ladridos de los perros tan lejanos
y el mar que mira hacia la estrella que ama
y resbala y cae en dirección a la vía láctea
y con garras de espuma el agua se aferra clava uñas
en la piel tostada de la arena y así mantiene su equilibrio
y también el mundo sostiene su precaria salud el orden
que súbitamente el amor que mira amenaza así que me
despierto recostado en el núcleo serpiente del globo enroscada
pequeño dios sonriente satisfecho y de mi ombligo sale
otro mundo que tiene igual redondos ojos que lo forman
todo esto lo digo lo confieso puedo decirlo ahora
que ya pasó y me siento tranquilo en la orilla serena
a observar cómo el sol sale por el este sobre el fino horizonte
y los rayos al desperezarse sacan de su letargo al cielo y
despiertan al agua que parpadea contagiosamente y levanta
barcos de colores llamas dedos rosados mejillas de gaviotas
la nave del mundo navega ahora con alas de colibrí como velas
un viento enérgico frío despejó finalmente la lluvia el gris
luminoso gorjeo de los pájaros hace nido en la luz
vuelta restituida la claridad aumenta con la intensidad celeste
del cielo abierto que se hizo más transparente región
de los dioses otra vez me tienden sus manos sus miradas
estamos en cubierta yo y ciertas plantas y ramas y algunas flores
a las que el otoño no alcanzó todavía con su ley muda
su ceniza su treno su dulce despedida de la mano de Hermes
la tierra no se abre todavía bajo mis pies piso firme
canto con los músicos las palomas los irritantes benteveos
esperan para robar hay de todo en el jardín del Señor
en este trozo de barco en que viajamos mucho cruzando
este mar recostado sobre la galaxia madre que nos lleva
con rumbo misterioso contracción expansión nos vamos
abriendo infinitamente respirando aferrados al jardín que nos
rodea cálidos pastos que nos tocó en suerte otros mueren rápido
o habitan horribles peladas infértiles cofres asignados por Zeus
al repartir las suertes los destinos yo esta mañana creí
que el mar se resbalaba de la Tierra y que las uñas
blancas del agua oceánica se aferraban a la playa
para sostenerse incrédulo temeroso sin saber sin creer
que el mar tiene su fuerza y su poder no será vencido
por una simple variación de la gravitación un ángulo cambiado
caprichosamente por el sueño de uno de los siete mil millones
de hombres que habitan el planeta muy azul
porque es así así lo vi con una isla terrestre una mancha
redondo como un astro que mira siempre abierto absorto mi
propio insomnio me invitaba a verlo estaba allí flotando
en medio de la habitación oscura aunque buscaba hundirme
debajo de la almohada aparecía giraba por las fundas las frazadas
entraba por mi frente bajaba por el chacra corona o se metía
blandamente a través del tercer ojo y crecía crecía crecía
hasta instalarse sin pudor en mi sueño que no era otro entonces
que alguna persecución alguna desnudez una amenaza
me quedo más feliz con el mundo en su sitio y el vasto
amor de los colibríes que enamorados cantan con agudos
chirridos antes de libar algunas flores especialmente las falsas peperinas
son rojas y tienen un labio invitador al beso son sensuales
y también las madreselvas y los azahares y una devoción por
las aljabas no son nada tontos saben dónde está el mejor
néctar y lo beben sonoros flotando unos segundos
con sus alas desparramando vibraciones verdiazules
y luego felices consumen esa dulce bebida cantando
parados en la rama de un pino son varios habitan
el rincón del parque hacia el este cada mañana
celebran el día que comienza y el comienzo de sus ritos
de alimentación y amor viven por instantes todo fugaz en ellos
el canto el descanso el acto de libar son veloces
dicen los libros que viven tres años aquí están hace muchos
siglos yo creo que no mueren son estrellas leves cielos definitivos.
V
(Respira entre relojes que se convierten en caracoles)
Yo no respiro al ritmo de los relojes de pared que me rodean
ni es igual el rumor del agua que escucho latir en la orilla del mar
ni el ulular de palomas que se reparten el cielo esta mañana fría
ni el silencio que alberga todo incluso los leves quejidos del hogar
qué orden prevalece entonces qué latido se impone o será nomás el caos
así vivimos tal vez o evidentemente así el perro ladra libre
y yo bostezo y salgo a caminar bajo los alternados crujidos
de las ramas es una nueva vieja vibración que tañe una cuerda
que había dejado de tocar hace un par de siglos ahora de nuevo
viene a cantar desde un lejano país qué loco che estaba él
justamente el Flaco hablando de la música y la voz nuestra
porque le pertenecimos durante unos años sus canciones
habitaban en nosotros articulaban con melodías y letras
muchos largos pasajes de nuestra edad entonces entre doce y
dieciocho fue la Muchacha y la Plegaria para un niño lo que
introdujo en nuestras venas ahora hablaba y respondía preguntas
del amplio auditorio yo estaba con él sin el bárbaro tic tac
al menos yo no lo escuchaba como a éste que reposa en la pared
de mi cuarto redondo sus agujas giran indicando la hora y los minutos
sólo el segundero está caído colapsado marca siempre las seis
a veces la rozan las otras dos y se balancea muy a su pesar
delgada firme como un brazo caído el desgano de ella
mientras las otras dos incesantes mantienen vivo el mecanismo
ese tan regular tan monótono el perro al menos se calla
largos momentos y duerme y come y caga el reloj permanece
imperturbable y el rumor del mar está lleno de matices
mi respiración es lo más curioso de todo este universo
la siento pocas veces me acompaña desde el primer llanto
el primer grito pero nunca casi nunca la escucho vivir
recorrerme hago una pausa y aspiro hondo me relajo
el más hermoso sonido es el de los pastos que crecen el de los astros
girando en un cielo limpio son esos ruidos que entran por los ojos
los labios las papilas gustativas así se matiza el mundo musical
yo bebí de esa fuente esta mañana un rocío que iba cayendo
innumerable parecido al cielo algarabía sin sonido caía
llovía derramándose con gracia en cada palma de la tierra
incluido yo y mis ojos ahí estaba parado en medio de la luz
que arrancaba del este y atravesaba los poros flotantes del aire
una música lenta como el andar de los escarabajos en la arena
nuestro oído no puede escuchar esos pasos pero los adivino dejan
una huella lineal zigzagueante que a veces vacila o sube
torpemente atraviesa largos o mínimos obstáculos seres tan leves
que habitan los grandes médanos vivos entre ciudades
masas de arena que imponen su pulso junto al fluido viento
yo he respirado años enteros esa arena infinita cuántos
granos no es posible contar las unidades que forman
esas olas de piedra blanda sólo cabe respirarlas llevarlas
dentro de uno la respiración así es una ardiente lava que
sube y baja una pausada y bella ondulación que hace bailar
a los órganos del cuerpo un tic tac interno que no se detiene
hasta morir tal vez tenga en su seno una pila energía que dura
hasta que Átropos corta el hilo la cantidad ya prevista al nacer
esta mañana no había tiempo medido sino un generoso manto
que bajaba quien sabe si del cielo nomás es un decir allí
estaba como casi todos los días de la vida cuánto cuánto cuánto
no es posible medirlo sólo cabe absorberlo y si uno viene de
un sueño íntimo un diálogo con el Flaco imposible posible ese
don entra por las narinas y no sabe usted cuánto refresca y hace
extenso el despertar
el ritmo del agua los relojes mi respiración las tripas
se pusieron en marcha empiezo a girar lenta frescamente
mis pelos agujas mis pies pastos mis ojos escarabajos mi sangre rumor
de orilla qué arrogante qué orgullo la fanfarronada del vivir
enfrentar otra vez las calles el organismo de la ciudad los bares
los espacios del trabajo y el ocio los saludos los rostros conocidos
y los anónimos todos más o menos en la misma jaula el mismo
gigante relojito andamos compartimos la luz el sueño
el devenir sístole diástole y nos multiplicamos aquí y allá
entre idiotas que yiran y otros que cesan su yirar el mejor
compás es el que rige el crecimiento de los pastos los pétalos
de unas pequeñas flores silvestres sucede todo sin que lo veamos
como la respiración que está allí sin detenerse y no sabemos
cómo nos llegó ese milagro un buen día nos dieron cuerda
y aquí estamos para mí este animal redondo está completamente loco
yo no puedo girar así tan regularmente acaso sea más perro
más oleaje me deslizo vuelvo retomo fuerzas caigo y
me disperso en una infinita grieta rozo piedritas almejas
o el simple y compacto vacío oscuro de la arena profunda
por allí absorbiendo frescamente vuelvo a subir como agua
siempre expulsando me asomo todo junto y llego otra vez
a la orilla y vuelvo a sumergirme en la aspereza húmeda y veo
en cada uno de estos pasajes cómo se ahogan estas bestias sin alma
a mi alrededor ahí están muertos en la playa caracoles inmóviles.
VI
(Recuerda una jornada de pesca y el diálogo con su maestro interior)
Las palabras tal vez habitan este espacio sagrado como intrusas
es un lugar sin tiempo que sin embargo se abre a que lo llenen pájaros
ladridos árboles ángeles rosas de la China muchas cosas pasan por aquí
aunque frío también y ráfagas permanece tibio en su brasita eterna
no puedo resistir ahora la visión de ese mago pescando en la orilla
mientras el hermano de un amigo moría de súbito no se sabe a causa de
cuál virus y también había muerto el mío el menor preparé mi caña
y lancé a metros del soberbio que pescaba atrás de la rompiente lejos
con el anzuelo bellamente encarnado con langostino y una tirita de magrú
voló el plomo resistiendo la brisa del sudeste subía la línea ganadora sobre
el mar revoltoso con doble oleaje pero en su vientre salado las corvinas
mordían nuestra carnada el flaco el quijote había pescado dos buenas rubias
yo esperaba tenso el hilo brillaba en la luz tenue que la brisa
hacía vibrar como una cuerda de guitarra o de arpa
me perdí en ese brillo ese sonido y debajo el agua se movía
incesante miles de tambores hacían un collar sonidos circulares
refrescaban el aire los poros abiertos de la playa arena sumisa
el más alto me marcaba el pique sacándome de la ensoñación
experto sabio tiene su hermano que no ha muerto todavía
gran pescador un equipo una boutique luminoso orden
enseña sabe yo toco mi corazón allí el testigo interior murmura
sin decir una palabra dicta versos sin letras ni sílabas empuja
para el otro lado donde está el silencio y las palabras son a veces
invitadas palabras intrusas palabras gastadas palabras sucias pobres
empobrecidas manchadas el oleaje frecuente puede lavarlas
entran en una región de escamas bajo el agua el abismo
es una cosa rara rara rara que no se puede mirar mirar mirar
a veces la gran flor es un Buda de resina puesto en la mesa del
comedor es increíble ese mutismo de las profundidades es un Om
si bien se escucha el Om no es más que silencio que vibra
descendiendo desde el dorso dorado no hay nada más que eso
y las palabras se disuelven deshilachadas fundidas felices mudas
podría decirse que vuelven a ser polvo cósmico su mismo origen
es increíble y él ese maestro habita en el hueso de una caracola
en el ojo de un hipocampo en una escama en una lengua de ballena
y uno no sabe ya ahora llegado a este punto cuánto lamentarse
llorar la muerte del muy joven musical que justamente
acaba de morir súbitamente un virus como el más chico de mí
y el tuyo el tuyo cuándo se mueren los hermanos aquí el fino
se mete bien hasta la cintura para lanzar su anzuelo
sabe acabo de verlo atarlo bien vestirlo con una corbata
de anchoíta coronada por una colita de calamar un lujo
allí va su esperanza a los molinos ciegos donde cae
tiene una sangre viva también que sabe artesanos yo
junto las manos frente a mi pecho la sal del aire regresa
a mis pulmones puedo sentir que estoy celebrando la vida
y ya evitar para siempre el ruido de las palabras muertas
acaso esas largas historias escritas sirvan para ayudar a otros
a mí mismo pienso quizás esas formas babeles acumuladas
orgullo de la humanidad piedras que hablan materia sonora
articulada vienen caballos por la orilla potentes los muslos
sudorosos whitmanianos cerca de las olas levantan
la cabeza miran de reojo la amenaza rugiente ayer
mi maestro andaba por mis tripas diciéndome ya es hora
abraza al muchacho que sufre ya es hora hora hora todo
baja al fondo a la fragua a derretirse o sube a hacerse polvo
no te lamentes más el triperío grita porque absorbe yo
también habito en ellas cada célula cada partícula suya es
una parte de mí así como la ola se detiene y se pierde
en la piel de la arena y se renueva así es tu devenir
pienso en la forma y no puedo desnudarme a callar ahora
que fluya serena por tus chacras la luz que se derrame
si todo se pierde todo se gana es una integración que
no debes resistir tu eres eso yo soy eso somos iguales
a los peces que matas esos que miran con ojos pasmados
la brutalidad de tus manos tus dagas incrustadas en sus
bocas alguna vez devolviste un chucho que gemía y rugía y
parecía hablar como un cristiano eso te dijeron lo creíste
quiero dormir en la orilla la playa y más nada que no se
gasten en llevarme a lo hondo soy el nadador señor que apenas
pasa la rompiente de olas basta no jodan más yo quiero
hablar a solas con mi corazón y dejarle algunas flores a mi amigo
por su otra semilla muerta y aprender a pescar más delicadamente
con más arte al fin y al cabo los peces tienen merecido un
trato mejor y el mar con sus manos verdes hace formas bellas
le debemos tributo gracias honores mucha más devoción y amor.
VII
(Se zambulle en el mar luego de un partido de fútbol)
En el principio fue el verbo quiso hablar no estaba
solo el verbo sorprendió al silencio una palabra y tal vez
alguien respondió y los sonidos los saludos resonaron en el
vasto Olimpo en el éter el paraíso la tierra madre el mar
ahí estamos ahora era fue ese comienzo en la marea la
sopa de letras estoy pensando pensando pensando yo sólo
quiero esa visión de orilla recuperarla verla en la piel
a veces tomamos buenas decisiones no puedo no mentar
no ver ese gol la definición sobre la cabeza del arquero
todo ese largo momento estaba en el agua reverberaba con
el líquido efervescente estaba tan estallada de vida de paz
que mi piel fue para ella un abrazo más un dulce escalofrío
adentro bombeaba el ardiente corazón se lavaban
los poros sudorosos qué impacto cósmico un golpe
más total y completo que el de los meteoritos cuando caen
todo este cielo de inmensa agua era mío se entregaba a mí
en el bellísimo nadar así en su nube fría lo chorreaba de
espuma desde el pelo la frente las pestañas los ojos desde
los labios hasta el fin del cuerpo el fin del mundo adentro
de esa pampa azul dijo que no podía creer que ese doble cielo
fuera de agua fue en el principio y él venía del campo
de otro silencio enaltecido por los pastos ese rumor
que se confunde con el oleaje no debe confundirse sí
porque éste respiraba como los caballos los chimangos y
entonces se construía para sí el olear en su discurso su voz
de avena o trigo o maizales como letanías gregorianas también
qué puedo decir entonces cuando así ese encantamiento celeste
casi atardecía y yo venía de trotar en los pastos con amigos
revestido de gloria fue justo cuando el arquero salía no un
toque sutil sino una fuerte patada de lleno en ese lugar de
la pelota que a veces se nos entrega y viaja allá arriba donde
anidan ciertos pájaros invisibles decían donde nunca
llegan llegarán las manos extendidas traía esa algarabía la de un
simple y eso debía disolverse felizmente junto a todo
lo otro que corría entonces por mis venas así
fue el rubor se abrió con un filo de espuma y todo
se cubrió con el olor celeste del agua verde azul mucho
más de lo que digo en ese bautismo dije cosas que no
alcanzaban a nombrar el mar ese que esta vez latía con olas
leves y pero voy sí a decir hay un piletón una pileta un pozo
o canaleta entre la orilla y el banco de arena ay Dios uno
lo nombra yo criminalmente lo sufro no es tan pobre tan
pequeño tan rudamente sonoro es algo una masa de agua
trozo de océano encerrado que se nos da por unas horas hasta
que sube la marea un hermoso gesto sereno un oasis en la
palma de su mano bendición para la sangre regalo
impulso yo que venía con fuego hasta en los huesos allí
fue sentir atravesado en cada vía el soplido líquido el
innumerable abierto del agua para ser pez alga esponja
ese abrazo es terrible como todo ángel así dijeron la verdad ahora
unos pocos minutos luego hay que volver al barro eso soñaba con este
mismo lápiz atravesaba un extenso fangal como si cosa absurda fuera
un vehículo de doble tracción iba con otros entre barro y agua
después este mismo lápiz quedó al costado del camino subí
a un lujoso jeep desde el asiento de atrás dos mujeres emergieron
desnudas para besarme abrazarme brindarme sus tetas una en mi boca
yo conduje a pesar de todo hasta el final del camino donde el barro
ya era una claridad deslizante y crecía la luz y estábamos a salvo
por eso hoy nací conjugación azul en la cabeza lo abandoné en plena
noche y volví a sumergirme en el corazón para despertar allí al genio
que duerme conmigo desnudo más inteligente la luz que se disuelve
sangre letras pensamientos es por donde pasa la savia del cosmos
silenciosamente se la siente correr sola a veces la encontré al rozar
con los dedos el fondo abismado sin buscarlo cuando llegaba
al banco de arena allí donde rompen las olas levemente ayer pero
unas tras otras en su ritmo de raíces profundas puse entre
sus manos el corazón que latía un poco más relajado sin
la imagen del arco de la cancha todo eso se había disuelto ya
atardecía en la brisa fui piedra carne huesos agradecidos yo
no sabía si esto podía ser un sueño también aunque pensaba
no hay que mezclar la vigilia es esto el sueño ya verás
pero siempre estoy en medio de ambos paso a un lado y al
otro cuelgo aquí y allá con broches delicados tiras de palabras
las pongo a secar como ropas usadas pero limpias y vueltas a
usar y así cada vez en un ritmo que oigo resonar allá en
la rompiente leve suave con más espuma que gritos mientras
las gaviotas en bandadas blancas y negras recorren de sur a norte de
norte a sur no importa van y vienen no tienen un rumbo fijo.
VIII
(Toma el mate de la mañana. Nada con su hermano en el mar)
Eran los límpidos ruiseñores de la noche con voz enronquecida
la jauría y la luz naranja entre mí subnaciendo y corriendo río
paralelo a la orilla solitaria en la costa esponjosa billones de conchillas
cuánta acupuntura dulce delicada substancia de ser fragmentado íntegro tan
musical con el chupar elixir constante honda caída libre en el oído qué
placer de andar el dorso navegarlo olerlo recorrerlo acaso con la barca
de la imaginación naufragada pelos livianos cabellera medusa
aliento que se va poco a poco sorbiendo en espuma y sal haciéndose
un único sabor un color uniforme una misma temperatura ser mar
un modo de encontrar luz alivio retorno tomamos nuestros mejores brazos
y ahí a cierta edad no somos jóvenes pudimos nacer entre las algas
éramos niños savias prenatales volver a conectar esos sonidos últimos
primeros yo vi después cómo danzaban sobrevolando las gaviotas o posadas
en la cuna ondulante al vaivén serenas miraban hablaban sin palabras
voces de gestos breves mirar girar de cabecitas chillidos vueltas de alas
el corazón escupe el pan de cada día largo estar fraterno un abrazo
que viene desde el nacimiento voy a decir ciudad vista desde lejos
esfumada y fija como de juguete y voy a decir botes algunos barcos
tan lejanos como de fábula de leyenda tengo sólo un oído y
vuela hacia las nubes que atraviesa un avión y baja hacia el gorrión
que está entre las matas de una siempre verde y con él rondan colibríes
siempre están al alcance de la flores saben tomar lo mejor de ellas lo
más íntimo celebración intercambio elixir de vida yo también
voy a libar y encuentro ese mismo néctar repetido en su boca ella
está abierta en flor con pétalos que adoro y huesos y profundos canales
intrincados recorridos sutiles donde habitan secretos de los dioses
dejados allí por una mano creadora alfarería alquimia sobre un
océano de generaciones nadamos sentimos abajo la pulpa la
ebullición fría de los nacimientos muertes hago y deshago el
mismo gesto tres acciones de la mano al termo del termo al
mate la bombilla la boca el sabor y el líquido que cae hoy
nací solamente para mirar con el ojo por encima del hombro
dejo atrás el mar tal como está como sigue estando en su lugar in
cansable insomne acá la luz del sol abrió una ventana larga para
dar lugar al estallido verde salpicado de rosas botones lenguas labios
entre una masa vegetal inmóvil las abejas liban en silencio me
acerco para sentir el batir de sus alas para ellas es una música eterna
cuáles son las mías estaban mojadas ayer pesaban en el campo celeste
pero las manos del aire las hacían subir encantadamente para que nadaran
frente a nosotros reunión de gaviotas asamblea blanca con matices negros
qué ajenos intrusos extranjeros hombres en ese hogar a doscientos
metros de la playa ellas familiarmente nos miraron sin levantar
vuelo sin necesidad aquél es su living su reino ninguna
amenaza sabían que nosotros estábamos allí de paso al límite
de nuestras fuerzas yo miraba a mi hermano auscultaba su
respiración desde una prudente distancia me inquietaba pero él
flotaba y discurría bien en la superficie del agua con orgullo pericia
somos lentos odiseos también buscamos la aventura y el vértigo
que cosa ésta de vivir todo se acumula luego fluye vuelve a
juntarse en algún rincón el nervio ciático las inserciones el psoas un
escondido riñón el páncreas acaso en los retorcidos intestinos
allá van a juntarse cada día también en los pliegues del alma
inubicable desperdigada esparcida en todo no se ve y además qué
palabra ya tan incomprensible qué diríamos espíritu energía semilla
chispa también de un fuego divino cósmico omnipresente será
a veces se toca casi esta certeza va cayendo abajo arriba
sin coordenadas precisas se junta se acumula y sale sale sale
disparo o drenaje lento vómito o soplo allá van estos pájaros
que necesitan dejar por momentos de estar posados en el agua
serenos quietos rompen el cristal de la superficie tan inmóvil
mueven los átomos adormecidos latentes de los elementos químicas
que frotan y desean unirse se buscan en el ritmo y lo que ví y oí
y me dictaron las voces del corazón y un golpe de sueño por la
ventana fue sí que entró eran las cuatro enseguida vino ese sonido
jauría cosa tal vez negativa apremiante lo oscuro que llegaba
en la extensión no solo ladridos desvelados sino música en pliegues
de lo humano bocinazos motores gritos todo movimiento muy
secreto por esto de ocultarse del sol momentos de besos y crímenes
trasnochadas voces hábitos de búhos lechuzas murciélagos
yo vi venir todo este oleaje repentinamente se cayeron encima
mío de mí estos desvelos revelaciones de los astros cuando laten
más más lejos de nosotros pero ven con ojos celestiales
todos los rincones del planeta oscuro sus incisivas miradas
bañan de luz opaca los secretos más ocultos y vienen
sin ningún reparo ni decoro a meterse en la intimidad de
nuestras camas levántate y anda acá están los ronquidos limpios
ruiseñores fantasmas de lo bello más reales que todos tus sentidos
despierto gozando en océanos o adentro de ella el estatuto
de estos pájaros rústicos que cantan esta noche supera
toda realidad aparente conocida sueño bandada voces
solitarias no te abandonaremos nunca yo vuelvo la vista los oídos
y amanezco en la orilla desierta está mi hermano conmigo vamos
a navegar somos rudos hijos de la tierra remamos desde que nacimos
en un aire de amor y sinceridad y entrega lo mejor que estos
seres nacidos en la intemperie pueden dar raza que salva lo más
adorable y bello que podría encontrarse que no sea de plumas
flores nuestras criaturas las mujeres que amamos nosotros somos dioses
vamos con ojos salpicados de sal hacia remotas ignoradas playas.
IX
(Se abandona a las musas. Juega con los niños en la playa)
Bueno entonces dejo todo en manos del que sabe quién soy
me dejo ver claramente adentro y separado en pliegues brillantes
permeable de colores diversos y vivos ese allá acá íntimamente flota vibra
entre los órganos la sangre latente fluyente sin descansar sin cansarse
siempre siempre como el mar visto desde la orilla en su borde
un tejido mecerse una cuna un beso sin fin sin término ni cauce
que vuelve a sí mismo y retorna limpio renovado aquí hondo también
gira y se renueva por toda una vida por allí una luz que viene
de lejos circula cerca lejana la misma que rebrota por eso callemos
hablemos sin decir nada que todo se va diciendo lentamente viento
agua rumor de hojas sueños respiraciones cantos cuando yo quise me
encontré con un texto agujereado faltaban palabras nada tenía
sentido se había perdido la continuidad no podría comprenderlo
ese era un fragmento en los ojos contra la quietud de la noche
luego era un hombre con ropas empapadas se desnudaba y volvía
a vestirse con la ropa mojada no tenía otra no era agradable la
piel se estremecía el cuerpo desnudo sentía otra vez la opresión
el frío de las telas mojadas sería mejor quedarse desnudo
pero así no podría andar por las calles salir de ese baño
público en el que estaba pobre hombrecito cuánto sufría esta vez
antes de despertarse y descubrir que estaba de vuelta a salvo en la orilla
quién había hablado entonces la intención fue desnudarse de verdad
en el borde del oleaje dejarse besar y que el que sabe hable por mis
pies diga todo lo que las palabras esconden en sus versos bajo
su rugosa sonoridad ondulaciones de un océano que a fondo tiene vida
punta de iceberg dijeron el mar es aún más vasto entrañable in
sondable así puede ser que el oído se abra y se limpie de una
vez por todas tenía tanto ruido metálico metálico metálico tantas
voces que solamente lo aturdían todo por no saber no tocar el
fondo y rebrotar buscar en el circuito luminoso enhebrar colores luz
el sonido que baja desde lejos silencioso espeso fina lluvia rocío
no puedo evitarlo irrumpen como peces ellos ellos van sus pies pequeños
pisando la arena traen sus sonrisas caprichos deslumbrantes lenguajes
construyen el mundo lo tejen a su alrededor con bicicletas ojotas
piratas ladrones visiones de sus campos internos que se alzan como
desde la ausencia el vacío conexiones de lógicas personales únicas
me dejo llevar a esas regiones en las que es posible ser viento
un monstruo un animal cualquiera íbamos por un sendero de maderas leves
entre los adultos que sonreían incrédulos viendo niños que
aún no saben pensar niños que confunden las cosas los nombres las
voces verdaderas con las que no dicen nada y todo yo llegué
al borde de un abismo el sendero llevaba a una lucha una guerra
sin solución con un malvado mitad ladrón mitad pirata mitad
motocicleta mitad ojota mitad avión mitad perro así era imposible
luchar entender a cuál guerra íbamos y en el límite justo del
sendero de madera la playa caía hacia una hondura sólo
ellos sabían hasta dónde conducía ese túnel yo vacilaba temía
pasaba la gente mayor algunos tomados de la mano otros llevando
a sus perritos atados con correas otros jóvenes riendo mirando
sin vernos ni vislumbrar ningún abismo ni lo que sucedía allí
tan dramáticamente para mí ellos naturalmente enfrentaban
peligros monstruos absurdas batallas al fin el que hacía de papá
me rescataba hombre araña ben diez campanita eran muchos
ellos dos multiplicados yo había temido por un buen rato perder
mis bordes los perdí caminé entre las matas de tamariscos
me escondí entre las ramas volé salté huí desesperadamente
con un barco por el cielo corrí entre nubes tomé estrellas por
asalto planté bandera con ellos y luego a la orden saltamos
por encima de todos los obstáculos hasta unos vasos de agua que
nos esperaban del otro lado del agujero y reímos y los traje al
zados uno en cada lado cansados ya buscando cunas abrigo
alimento amor la ola había dejado de cantar
la voz del maestro no tiene forma no busca entre los meandros
grises del cerebro una idea escondida un concepto saturado muerto
que ayudemos a revivir no se sabe sopla donde quiere no tiene más
intención que la del agua que corre entre piedras también en ríos
de montaña o viento que empuja entre las rocas allá arriba
ventisquero silbido largo así es de sutil y de igual y de constante
aquí o allá es una voz que no podemos traducir acaso
estimar su volumen vislumbrarla cuando todas las líneas
construidas a través del lenguaje la escritura toda la secuencia
empieza a declinar tal vez ahí sepamos algo de esa voz
cuando el mundo acaba cesan de fluir los sonidos
el rumor del lápiz deslizándose en el papel en blanco
cómo gana terreno invade con su ejército de letras ahí va
pacífico pero agresivo a su modo donde había una profundidad
blanca una superficie callada irrumpe una línea irregular
creando formas nubes alineadas en un cielo infinito
marcas largas de espuma en el océano azul huellas en el
campo en el enorme desierto avanzan las formaciones a
paso redoblado insisten aunque ya sabe la mano que lo
guía el capitán el general en jefe sabe que es una batalla perdida
y nunca se terminan el aire el llano el desierto el
papel en blanco la blancura que nos acecha y encandila sabe
que no es más que fatiga empeño búsqueda largo extraño amor.
X
(Lamenta la muerte del hermano de un amigo. Nada en el mar mientras atardece)
Así es como ocurre con las hojas de los árboles con los pájaros con todo
lo viviente qué decir decía preguntaba frente a un cuerpo que se queda quieto
y se enfría repentinamente ayer era piel y movimiento gestos luminosidad
dolor incertidumbre belleza asombro y ya está en tierra en aire en un primer
olvido anoche traían el tibio sangrante de un hijo quién lo había herido
en el cuello quién por qué ahí estaba luego de una larga velada
fuertemente emotiva entristecida preguntadora de esas insondables fue
a la noche de eso en su sueño evidente en el que caía goteando ese llanto
esa congoja uno se pregunta más tarde sueña y al despertar una lagaña
te calcina un rato durante su esplendor este cerebro o el hígado y ya
está pasó sana sana colita de rana y es indudablemente bellísimo
vivir pero pero pero siempre baja esa gota negra uno o el vecino algún
amigo allí éramos dos chabones ya grandecitos y era la pregunta la misma
más o menos dónde cómo cuánto tiempo te pega el lugar vacío el ausente
donde había una configuración muy precisa oh milagro de bocas sonidos brazos
abrazos una corriente cierta de cariño amor calor cómo cómo cómo sucede sí
como las ramas las flores los todo tipo de animales sucede de un
modo u otro en ese lento morir de ella anciana cáscara donde era fruto
o de un golpe de viento que marchita todo eso que era calor vivo intensidad
árbol de guerrero que tiembla todavía estertores en un charco de sangre sobre
el campo de batalla o una cama despedida donde hubo semen pasión
yo veía con asombro parecido la formación fugaz de las nubes hacia
el oeste serían las seis de la tarde en el sur temibles grises
el oleaje ya cantaba con voz ronca respiraba a grandes bocanadas de agua
se notaba porque la cuna del mar se mecía con amplios movimientos
dije zarpazos en cámara lenta sentía uno yo ahí la palma de esa mano
el vaivén y con cada brazada salía una bomba de luz entre montañas
todo el cúmulo hacia el oeste era blanco espumoso volcánico arrebatado
por los últimos fulgores del sol los más intensos agónicos adioses
mientras llegaba parecía llegar un ejército de negros caballos del sudeste
y no podría creerse tal vez pero allá iba yo hacia la tormenta
con mis brazos de cincuenta y cinco años cada uno la abuela cósmica
whitmaniana movía lentamente gigantesca esa cunita pacífica
por el momento esperaba indudable el fin de esa pachorra
ese discurrir sereno se venía se venía con un ritmo regular viajaba yo
subido a una música de venas latidos de espíritu respiraciones So
Jam y allí sorprendentemente se me daba el cielo iluminado qué digo
una ebullición delirante flotante entre los edificios magnífico de
ver cambiaba a cada So en cada Jam sutil y levemente cambiaba
una uña ardía una pestaña imperceptible aunque yo lo percibía chorreaba
el agua entre mi pelo mis labios sabor entre dientes era pez veía todo verde
alga protegida por mis anteojos de mar nivelaba la temperatura de mis
extremidades mi pequeño universo bajo los poros todos cada uno hacía
su parte concentrados armónicos lo que dure será el tiempo ya pasaron dos
cientos metros mucho tramo de mar poco casi nada en la medida del océano
capitán suficiente rápido se desvanecen esos montes pierde vigor el sol
su despedida cae cae cae la sombra ya tiene tomada una cara del cielo
donde hubo luz brillante algodón espuma espesa burbujeante silencio
esto es un siniestro metal frío colgando cielo tan pronto el calor
se va el color la asfixia se disuelve entre los dedos de la noche
tritura tritura tritura toda forma mi respiración ahora durará un
poco más qué bueno me olvido de quién fui quién seré entro a salir
encaro en diagonal hacia la orilla la rompiente está lejos espera que
la oscura la del cielo rugiente se desate por el sur bestia cascada vientos
mido la salida las brazadas So Jam So Jam So Jam soy un pez
en lo verde se asoman a mis antiparras simpáticos pejerreyes sonríen
son los más amigables andan más bien por arriba las lisas te enloquecen
tubos de carne alborotada en infinitos cardúmenes misiles me rozan
se dispersan a mi paso soy mendigo rey de la creación sin escamas
de mente prodigiosa inventé unos ojos submarinos envidio el
deslizamiento de las focas qué duro trance ahora alcanzar la costa
hermosa Ino Leucotea me sobrevuela se acerca quiere decir algo yo no
entiendo eso era antes ahora hemos perdido el oído el sentido
ni siquiera estas diosas aves blancas pueden ayudarnos no te preocupes
me sacaré el peso de mis ropas saldré a la orilla y me arroparé entre
tamariscos soy una semilla de fuego no habrá muerte todavía esperaré
a que todo gire y vuelva y me despierte la dulce voz enamorada
de Nausicaa esta vez me quedaré con ella ya me echaron de casa
no sé voy a pensarlo pensarlo pensarlo o mejor será lo que me dicte
el corazón cuando me despierte despierta corazón el tiempo pasó
vuelven a vos los vivos congelados de un golpe de repente el fantasma
parece ser eso que vuelve donde estaba ese cuerpo antes labios dientes lengua
voces articuladas afecto abrazo cálido estar con otro náufrago también
pero de uno esa familiaridad amistad estar juntos en el mundo
mientras dura ya no está igual retornan también aquellos que continúan secos
hundidos en la vejez sin sangre casi sin voz sin pensamientos sin ver ni oír
qué inútil mantenerse ay ay preferiría morir no sé cuando salga nadando
veré ya camino sobre el banco de arena el aire se detuvo anuncia
que los corceles pálidos al fin están llegando nos da tiempo sabio
para protegernos toalla buzo ir derecho a casita todavía entero
vivo nos bajamos una botella de tinto y queríamos más para que
los muertos que evocábamos pudieran volver renacer con vino en
las venas a saludarnos a decirnos nos fuimos prematuramente por
tal o cual razón los dejamos solos pero todo seguirá tras las nubes tras
la helada tormenta repentina galopa yo que sé tomamos otra
no está bien es suficiente volvamos a casita esperemos así igual ocurre
en la naturaleza vuelven las hojas verdes donde cayeron secas las
muertas el viento las mece incluso en la muerte las cuida se las lleva
a un cielo invisible indivisible molino de amor eterno quiero
decir quisiera digo para decir algo decirme que la respiración So
Jam So Jam So Jam las brazadas seguirán en algún otro océano in
terminable sin orillas sin rompientes sin anteojos de mar.
XI
(Celebra la escritura pictórica de un amigo y quiere imitarla)
Yo había escrito que él pintaba palabras con colores y formas marinas
secuencia de olas engarzadas en azules verdes rojos amarillos negros
anillos de una mente derramada como luz de luna sobre el mar
titilando encendiendo los párpados del agua tejiendo un discurso más
puro de lo indecible una relación directa entre los movimientos plásticos
del corazón y de la sangre la mano alzada corriendo sobre la tela como
un arroyito a veces río se plasmaba allá la esencia grito de su rápido
sentimiento fuego brasa impulso vibración celeste en el nervio encendido
de su mano corre vuela pájaros uno en cada dedo pulsar de rayos relámpagos
en el dorso orilla de un caracol furia y canción también de los minúsculos
tejidos que forman el cuerpo corría transcurría celebrando su ansia de vivir
plantando su semilla de arco iris en un espacio abierto entregado vacío qué feliz
de hablar con los pinceles subido al peldaño más iluminado de
esta vida rastrera altiva el ojo por encima de lo que está más muerto
el vivir neutro del escriba del operario gris de los relojes era
una rebelión maravillosa maravillada de su propia fe
humor de saberse frágil solitario empujado por la propia sangre
a celebrar cada instante de vida con más vida poner todo sentir
con la cabeza pensar con el corazón escuchar con toda la piel y ver
con la frente los pies los veinte dedos las uñas las pestañas
qué contagio de luz después yo había recitado el verso de los
mares del joven mar el mar de Ulises y era notable sentir
esa identidad la voz del mar estaba conmigo lo sabré
el día ulterior que suceda a mi agonía y preguntaba también
¿Ahí está el mar? Muy bien que pase y todos sabían
que yo preguntaba si el mar no es más que un pozo de agua oscura
era tanta la acumulación en el oído versos versos versos qué
decía alzado en cuello todo el verano cantándole al mar
el estruendoso el fragoroso el color de vino o voz
de avena y el viejo mar que fue la pampa
con esos médanos como granos purulentos enfermedad del campo
mar besos tornan en el oleaje te recitan por milésima vez
o pasando a nado el animoso pidiéndole piedad a las olas
que me dejen llegar que me trituren y ahoguen a la vuelta
del amor mar mar mar en todo en cada momento incluso
pidiendo consuelo gritando desde la orilla mi vida debió ser
horrible inextinguible y no una dolorosa cicatriz y pedir
que se sacie alguna vez este afán de partida adónde ir
si todo es ilusión ayer vi a quien fue mi fantasía de amor
y era tan lejana tan extraña y ajena como fue digo como es
que algún día ella fue balbuceo ceguera y no es más
que alguien que no puedo desear es que vivimos
en un sueño todo se ensalza y se derrumba de modos que
no alcanzamos a entender juguetes de los dioses de los sueños
formaciones arbitrarias árboles flores plantas de este instante
escucho un reloj y un ladrido de perro en qué distancia y
varios motores siempre suenan motores de autos de motos el
mundo está impregnado de ruidos de motores en marcha
y encima de todo está la luna y el sabor del pez limón
y el vino torrontés y los amigos que dejaron en la mesa sus
palabras desnudas el otro las lleva a su garganta las procesa
y expulsa plumajes y brillos por sus dedos canta
grita arpegios lineales como un discurso en un lenguaje una
carta a su hijo y la escribe con manchas sin código nadie entiende
salvo el corazón el suyo y el de los que miran la obra y dicen
qué lenguaje es éste no tiene alfabeto sílabas oraciones
por qué a pesar de todo entiendo aquí hay un pensamiento que se
hizo fulgor y friso y discurso esplendoroso más luminoso que
las muecas grises que forman nuestra escritura esto se parece más
a un agónico intento por comprender de qué materia está hecha
nuestra mente qué muros limitan nuestra comprensión del mundo
yo sabía la música los rumores y las líneas abstractas que no
imitan la perfección de una rosa llevan en sí mismas
los secretos del ser expresan algo que no está dicho él
me dijo que la pintura abstracta no era tal era un lenguaje
escritura construida a impulsos del deseo
pura intuición yo acompañé las ideas de mi amigo
miraba con asombro cartas lomos vértebras pintadas era es la clave pensé
aquí hay un individuo de la especie que escribe con colores
y formas sobre una tela blanca papiro rollo palimpsesto vuelve
la hoja en blanco nos vamos todos a dormir vivamus atque amemus.
XII
(Se despierta encarcelado en su yo. El soplo de las musas lo aligera)
Yo también escribí yo traduje formas y colores al lenguaje de las palabras yo
yo yo cómo cuánto me gusta yoer el hueso de cada día con yoes y más yoes
cuánto no se gasta y dura y apenas se abre una marca de tanto aplicar el yo
en los instantes podría decirse a ver a ver a Ver analicemos mis dos dedos en
ambos párpados buscando desperezarse por dentro por fuera el fresco estar
recién salido del horno entonces se está con el circuito cerrado y no entra
sino un contorno dibujado con el lápiz del aire hasta la orilla misma la
costa está lejos hay que hay que Hay que primero abrir ventanas
luego caminar atravesando montes médanos bosques arbitrarias calles y
entonces alcanzar la espuma tan temida tan bebida tan necesaria yo
digo yo una y otra vez me digo digo que me digas quiero repetir
mi nombre como el mar golpea su pecho y repite su nombre no se
cansa de ser el mismo y otro y otro siempre renovado
sus voces sus ojos azules que ven pasar insomnes las edades lo dijo
Rafael yo lo repito insisto en versos y en el pronombre yo prohombre
invocamos a las musas para desahogarnos del yo yo yo me sofoco de yoes
sé sabedor al fin que uno no es el que habla el que canta yo no sé cómo
me pasa la nave va a mí me dicen vienen a alabarme halagarme aplausos
una laringe un par de pulmones o uno como decía Mostaza ella declaró
convincente no soy yo una voz me toma y lo hace soy cantada
por ella y yo me presto me entrego no hagan tanta bulla paparazzi
gritos compiten por ser más famosos que yo soy este cuerpo tan
frágil llevan mis huesos mi memoria en este transatlántico no es para tanto la
voz pasa por mí déjenme en el mar y abandónense agua agua agua
de océano que lleva las cenizas grises el canto juega donde quiere
es otro yo el que habita dejen libres los dedos el ojo los oídos se
abren al viento supremo entramos en la respiración general en la
corriente habitamos en la onda y nos vamos lejos cerca no hay un
lugar no hay un tiempo dormidos despiertos muertos vivos celebramos
la misma misa desnuda la verde misa del día domingo lunes jueves la
de todas las plantas al costado del camino veía los melilotus alba subir
con sus cabecitas blancas por encima de los alambrados respiraban con
sus ojos chiquititos el transcurrir de nosotros rodeados de pastos cardos
pasión de los colibríes acaso un poquito entendemos
nos llega ese aroma qué uno daría por ser por tener esa vibración
que va hasta el fondo de ese minúsculo depósito de néctar qué todo
hay en nada en casi nada tan poco y tanto cómo pesan los yoes
respirando sucede a veces que se evapora el peso pesado y digo piel
carne huesos se van desintegrando sin morir hacia arriba éter cielo
liviandad de pluma de panadero que viaja iluminado por el sol
allá va entonces el cuerpo soltando yoes desprendiéndolos como
pétalos de un florido animal de viento no es visto casi no se le
presta la mínima atención alcanza la mayor vida posible es
puro ser diáfano libre liviano dócil a todos los sutiles cambios
que con él quiera hacer la atmósfera uno con ella duro blanco in
diferente a lo que llamamos estar contento triste amargado feliz qué
carajo importa mucho ese bollo del ser de yoes yo estoy ahora bien luego
mal ese en cambio está desintegrándose y viaja y es atravesado
por los rayos de Zeus lo acarician Hermes lo sube a sus sandalias
Iris lo lleva entre sus alas doradas Afrodita lo ama en la espuma
así sucede y va la sangre a la mano como tal cual él
llevaba sus pensamientos a unos arroyitos de luces y sombras y muchos
matices muchos brillos pero dentro de su cauce y el río en su corriente
un caudal la espesura propia de su fuego y vamos unidos
en un mismo oleaje compuesto era una carta para su hijo sólo él
sabe qué decían herméticas ahora lo vemos el hijo ve ese texto
luminoso potente de miles de breves estallidos textura nueva
creación envidia de Zeus no te fulminará no te desollará
Apolo seguirá Orfeo cantando en las rocas con tu cabeza sonriente
yo también llevaba a ese lenguaje vivo sintaxis y aromas y formas que
había en el mundo había que abandonarse dejarse llevar que no
surgieran obstáculos para que corriera el torrente igual sonidos
disponer los instrumentos para que el universo las musas el espíritu
arme su partitura diga su alegría de vivirse en uno en todo en
vosotros no saber no entender completo escuchar saber más
profundamente cómo trina esta mañana el benteveo los zorzales
pues toda criatura canta no es cierto acaso canta para ser aún
en el misterio en el extrañamiento de sí lo dijo Juan y es un
decir de orilla entre los sauces delgado con su perro fino
su pluma corre con sus ríos baja hacia las llanuras hacia el delta
después sube sube sube hasta el cielo allá en el horizonte lejos se
esfuma lleva sus suaves delicados panaderos a perderse en el aire
el sol se hace estrellas más tarde cuando al fin se une en la palma
de una mano vía láctea constelación big bang que resuena infinito
me busco en la partícula más remota de mi corazón el ombligo la
cabeza la planta de los pies acaso esa luz remota me recorre el rayo
naranja empapado de la sangre cósmica sin peso sin que pueda verla
bajar subir establecerse por un instante en los centros de mi cuerpo
sanar volver irse discurrir como los colores las palabras el largo y
fugaz tejido con que armamos cada día subimos al tren azul del
agua navegamos flotamos tenemos que decir algo con dibujos
sonoros voces canto poesía imágenes lo que sea material primario
que se amasa en nosotros y se va lo que se ve se ama se pierde
y así estamos en el vaivén de los puertos aferrados a los cabos y
soltándolos una y otra vez mientras la nave va y somos marineros o
polizontes sabiendo que la luz y el espíritu soplan donde quieren.
XIII
(En un bar recuerda un sueño. Observa las hojas secas en la vereda)
Dos voces corren al galope las brujas se llevan el caballo muerto
a la sombra de los magníficos plátanos miro si hay acaso alguna flor
que quiera perfumar en mí son tantos los pétalos que se oscurecen mis ojos
y suena Sting y el sabor del café las begonias entre la fronda los cercos de
la casa de enfrente ramajes unos junto a otros el olor del humo que sale
de la taza el sueño reciente aunque ya no tengo miedo está allí dentro
el jardín que siempre sorprende florece en los inviernos incluso aunque
no llueva aunque caigan heladas mortíferas un día llegó y llegó para
quedarse a vivir principito frágil amor fuerte música ligera aérea
depende de la sicología de cada cual dice mujer número uno y se la
agarra con la hija dice la mujer número dos y suena galopa un lento arrastrado
blues para mí dura la alegría es un torrente suave de café en mi laringe
flotante aroma en mi nariz tocando las sinuosas neuronas el dulce corazón
la flor parece deshojarse despetalarse abrirse qué decir en realidad se multiplica
sale a recorrer las venas con su polen secreto no veo su color a veces sí
puede ser amarillo y se torna rojo como la sangre y a veces la sangre se
amarilla se hace soles diminutos por qué no empiezo a decir que ella
tenía sus ojos en un lugar intenso de poeta vibrante roca rescatada de
recónditos rincones de las montañas y reía como siempre incierta y
feliz y corríamos juntos por las paredes hasta reunirnos con amigos y
yo flotaba y floto todavía llevado por mis pétalos unidos convocados
por otra voz que empieza a subir escala sobre escala para
destronar esos ríos poco reconocibles aquí qué música el día como una
serie de acordes que no vibran sino en unos interminables grises
tristes parches de tambores veo en el fondo una campanilla de carne
y el sonido que brota como un vómito del fondo de ese abismo qué
quieren decir tantas palabras personas que se miran alternan balbuceos ruidos
que van y vienen y ahora la otra suena es una canción country siempre
en inglés el bar es uno de tantos sus grandes ventanales dan a las islas
a la costa lenta larga costa que empieza a renacer llega ella con sus
dedos de rosa y va tocando todo el agua el aire la cercana arena
los árboles se suben a los barcos imaginarios y van agua adentro cubren el
horizonte frutos esas pelotas erizadas de sus propias agujas todo quiere
defenderse agredir subo con ellos como marinero o polizonte quiero ver
qué hay detrás de esa línea difusa rosada de mejillas que ahora va
aclarándose paulatinamente mente mente se disipa y abre todo es
el día dicen nacemos todos de un golpe de luz se desvanecieron los
jinetes negros qué sueño perturbador mientras caen las hojas de
los árboles las brujas no existen pero ahí estaban recortadas en la luz
redonda de la luna una de ellas llevaba un caballo muerto qué
loco al despertarme no tenía miedo sino más bien tuve algo que
brotó de pronto en la paz de la pesadilla un pétalo rojo que se unió
a los otros que se iban juntando Om Shanti en el centro del pecho adentro
se formaba eso que yo llamo arbitrariamente una flor no es de sangre
no puede ser vegetal ni animal ni de materiales industriales es
artesanía del cosmos unas manos invisibles tal vez las mismas que hacen
caer las ocres orejas de los plátanos y también de algunos paraísos
amarillas ovales caen en los dientes del agua se hacen arena las olas empiezan
a lamerlas las convierten en duros caracoles llenos de líneas y
colores nuevos es fuerte cómo sucede ver de qué manera ocurren
estas cosas el tiempo del cielo cayó sobre estas ruinas marchitas eso dicen
y se hizo piedra colores nuevos de sal dura hermoso de ver esta mañana
yo le decía a ella cosas en un río y ella a mí pero no era este horrible
del bar este que es como cualquiera éramos creo quiero creer un par de
seres concertados en la corriente de la vida es donde ahora entiendo
vi eran sus ojos alrededor sus suaves pelos flotaban un poco también
caían su nariz más bien redondeada y sus pómulos como manzanitas y
sus labios de aurora de rosa simulados por una pincelada de fuego
dos peces que nadaban en la superficie del agua al ritmo del silencio
y las palabras iban rápido junto a los barcos frondosos buscando sí
con un toque de ansiedad aquellos puertos yo había bajado de los barcos
y nadaba como suelo hacerlo en el mar cerca de la orilla
ahora me había aventurado como Icaro aunque soy de la edad
de Dédalo me volví así de impetuoso y de ingenuo irracional
fui nadando al lado de los bosques a vela ya con pocas hojas
casi todas habían caído en la vereda era notable observarlas
mezcladas con las amarillas lanceoladas cóncavas de los paraísos las hadas
crueles se habían ido lejos Lejísimo ya estamos hablando casi sin
querer del fondo del abismo de la borra allí al final de la taza
ahora la música es una vaga eléctrica punzante canción rapera en
inglés siempre todas las canciones en inglés este bar es como todos pero
da a una playa alfombrada y a una hilera de enormes plátanos
vivos robustos atlas de un solo pie y dos manos musculosas que
sostienen un castillo de ramas en cada una torre mariposas que
van cayendo por turnos organizadamente hasta que viene el oleaje
y Tritón llega a dar la orden todos a navegar es hora de dejar
la plácida tierra la inmovilidad otros cielos otras tierras otros océanos
nos esperan hay mucho más allá otros otoños primaveras hay que
abrir el oído para que por allí corran otros ríos ya sabéis yo me
reúno finalmente con todos los racimos de mi corazón y los dejo
caer entre baldosas a mis pies ya mi jardín ha desnudado otra
flor ahora encararé mi horizonte basta de nadar no tengo
traje de neoprene el otoño es crudo destemplado no puede
ser muy largo el viaje a secarse todo afuera cubrirse
lágrimas secas y a sacudirse luego empezar la caminata un pie des
pués del otro y así empieza la larga marcha de hoy en mi bolsillo
izquierdo guardo un último susurro suyo en el derecho que está
agujereado dejo guardo pierdo los ruidos del bar sílabas su
perpuestas las canciones sibilantes baby baby baby todo babea
siempre in inglish envenenándonos un poco no exageremos es nuestra
leche materna casi hay que dejar caer las canciones como rocío
en las veredas del olvido y salir a respirar otro aire allá
lejos en el ancho dorso estruendoso los plátanos se hicieron naves
sobre el mar color de vino buscan el sol de oro está escondido en
una tierra bárbara extraña al menos ya no hay brujas ni caballos
muertos me encanta haberme deshojado despetalado la flor primera
de este día corro hacia la calle sereno busco un hueco comienzo
hay ahora un sol alto las voces quedan muy atrás las orillas
me reciben hundo mis pies es tremendo cómo te limpia el oleaje del mar.
XIV
(Teme desintegrarse y morir. Recuerda los ruegos de infancia)
Vi cómo se desintegraba mi padre en una secuencia de cigarrillos Jockey y nada
por eso no pude ver esta mañana cerca del mediodía la cosa completa fragmentos
que duelen eso veo por fuerza hago un intento por ver el plano general la visión panorámica pero quedo enredado en las palpitaciones de la muerte o mejor
las amenazas todo corre peligro inminentemente ay será desde ese primer
nacimiento que cada momento vacila como el pichón de paloma tiembla en el pasto
pues pues cayó del nido antes de tiempo lo miraba justo abajo del liquidámbar
no quise perturbarlo tal vez me vi a mí mismo será doliente dudando quién
dijo que esta poesía es hermética en tal caso tiene palomas inclusive y
una mano dicta y un corazón escribe miren estoy diciendo a grito pelado
que se me caen encima los miedos indecibles y una construcción cualquiera
se me viene abajo de buenas a primeras por eso tantas veces corro al mar
a quedarme mudo en la orilla allí me alivio absolutamente algunos
en arrogante gesto filosófico se cortan las venas yo simplemente
tomo un barco y la mayoría casi siempre pura imaginación
como el paquebote de Alvaro entrando a puerto y su aullido saliendo
no nos sostiene ya ese dios de la infancia entonces nuestros huesos carecen
del metal necesario para ser montaña árbol tronco florecido
así me como lentamente las manos muero cada día con él me digiero cada noche y
renazco en un milagro personal mariposa gris que se engendra en arco iris
oruga recuperada de la tierra va hacia el mundo luminosamente en voz en
canto en verso en besos suena muy increíble pero es tan verdadero tan
palpable ser dejar de ser correr entre las piedras detenerse volver a fluir verde
transparente celeste como una forma de aire en el aire nube pez torbellino
entonces no andar ni una sola legua sin amor ya alzado de todo
de vuelta sin deshacerme como un terrón de azúcar al contacto del agua
bautismo de incertidumbre que perdura te daré el ultimátum déjame en paz
amor tirano déjame es mi última advertencia ya estuvieron muertos
todos desde hace muchos siglos cuando el viento mordía mis anzuelos y
nadie pronunciaba mi nombre tus gritos sordos ya no me amenazan
nada me perturbará allá en la muerte que ya ocurrió de ahora en más
queda esta vida que teje se teje en mí será siempre para adelante acaso
hay regreso auténtico mientras respiramos acaso no
somos más que una línea recta que se arruga una nube que va al sur
final de la vida un arroyo un río que terminará en el mar
aún debo inmolarme si yo solamente quería flotar sobre los pétalos
recostado en extensa leche y que hasta aquí vengas a buscarme
con tu sonrisa pido mucho mucho mucho o poco poco poco no más que
el grillo bajo una hoja de pasto alimentándose de barro y humedad no dije
rocío ya no uso esa palabra quiero empezar de nuevo renacer una vez
más asomar de adentro de mi huevo cuántas veces me arrodillé ante Dios
temeroso de desintegrarme si Él no me sostenía o detenía su aliento de vida
dejaba de soplar en mi nariz rodillas gastadas de rezar sin pausa al
punto que ninguna otra palabra salía de mi boca solamente la del
perdón por haber nacido sosténme álzame abrázame las únicas plegarias
las de alabanza y elogio a su grandeza caminaba con las rodillas
gastadas hasta que una tarde bajo un árbol frente al agua celeste
me susurraron las olas levántate y anda en tus pies deja de caminar con
las rodillas me interné profundo caminé sobre las aguas y aquí
estoy velero solo que encontró por fin las islas del amor un
archipiélago sereno iluminado mis huesos procrearon aves tortugas
sobre mi pecho recostado entre mi pelo juegan pueblos enteros felices
la desesperación me recorre por las extremidades se derrama por la yema
de mis dedos en contacto con el fondo de arena donde descarga
la pesadumbre de todos los seres soy esa función vital en el orden
del cosmos las palabras vienen a mí después de recorrer los océanos llegan
desde todos los terribles continentes verdes negros azules y traen
su carga de desgracias de tristezas en cada casa de los hombres hay
un luto vivo una aguda punzante lágrima una prematura ensangrentada
soledad con esa materia reconstruí mi cuerpo reintegrado de nuevo al
ritmo la música del ser cómo es posible y sin embargo es real
que un grillo que yace bajo la delgada hoja de hierba de un jardín
pueda contener todas las vidas aquí estoy soy estoy brotando otra vez desde
las antiguas oraciones Jesús José y María os doy el corazón y el alma
buenas noches a todos adiós ángel de la guarda nomedesampares
entonces con una mano en el pecho pienso que la violencia no está en mí
pero sucede está en el corazón de otros como una desviación y puede ser
una energía que irrumpe para equilibrar el cosmos esas gigantescas
explosiones estelares en la vibración de un cuerpo un soplo terrestre me digo
que tal vez eso explique provisoriamente el enojo de los mansos expulsando a
los mercaderes del templo o rompiendo el sulky a patadas o arrancándose pelos
más allá de un individuo lo que está en pugna en un alma en una nebulosa lejana
íntima misterios esenciales yo no duermo de ese lado cabeza al norte esperando
la brisa que calme mansa apacigüe el oleaje y traiga oh si dios nos escucha corvinas
brótolas alguna milagrosa borriqueta es mi equilibrio y aún así a menudo no
duermo tranquilo pero no quiero recitar pedir a Dios que me lleve entre sus alas
pegado aunque sea a sus excrementos con tal de estar amparado prefiero
al Otro que me limpió y me tiró en la orilla no digo ni quiero recitar si para re
cobrar los recobrado perder soportar sufrir herido lo que está sepultado canta
sigue cantando entre las frescas lombrices tierra salada calamares peces abisales.
XV
(Despierta y observa una enredadera. Teme que las musas lo abandonen)
Al final el otoño se colgó del cielo cuando el zorzal de disponía a cantar
a ras del suelo brotaba en su garganta un acorde previo la rama de hojas ocres
oscilaba en la ventana tomada por la luz del sol primero incendio que
da vida y calor color no mata enciende las nervaduras abre el ojo
como los largos dedos con caricias bajaba suavemente columpiándose en
la brisa despertando en la brisa y a su compás visible y tan secreto
empezó el coro de los otros zorzales órganos graves y agudos en cascada
horneros y ratuchas y palomas en largos contrapuntos despertaban conmigo
ay no sea cosa que hablando tanto al viento se apague la voz qué
temor que ellas se retiren de mí dejen de bailar en la fuente danzar alrededor
del agua qué temor que acabe el resonar del vasto olimpo de mis venas cuánto
ayuda sentir la fresca brisa que entra por la ventana y ese vaivén rojizo
entonces sí más arriba las plumas blancas van dejando gotas de mar traídas
de lejos horizonte caminado por destellos del oleaje que avisa que todo
comienza otra vez gira regresa con sus lenguas no sea cosa sufriría yo
que de tanto hablar al otro ansiosa prematuramente mi cuenta en el sol
se quede sin fondos y sólo se escuche el ruido frío de una afeitadora eléctrica
vibración solitaria en un baño oscuro de puertas cerradas adonde no llegue
con su cardumen vigoroso el soplo marino si abro la otra ala de la ventana cuelgan
más y más brazos frágiles de unos ángeles que no alcanzo a ver
no alcanzo no alcanzo es la orilla no el mar entero estúpido la orilla
que se abisma y con ella tus ojos lentos para despertar cortos para mirar
pero tu piel registra la cercanía de los otros hay una respiración
que te acompaña siempre no la tuya algo más una materia viva que acompasa
tus días y noches y despertares no sea cosa no sea cosa a veces pienso
que una isla y otra van haciendo una ruta firme que atraviesa el océano
barcos de la mano está bien que las voces se disipen se crucen por todos los
oídos rompan el cerco de los dientes que las aladas palabras vuelen a lomos
de los pájaros en qué idioma acaso no importe que sean gorjeos transparentes y
libres no se vayan no se irán si te quisieron de joven de viejo no te abandonan
eso dicen yo por ejemplo hoy quiero que las enredaderas me hagan cosquillas
en el cuello perseguir lavanderas rodearme de muchos pares de tetas también
que al caracol de mis orejas lleguen suaves olas rompientes tibias caricias a mis
muslos ronroneo que desata los miembros lisimelés lisimilés sigan mojándose
los tobillos danzando arriba alrededor de la fuente alto secreto en la montaña
cuelga también entre las ramas una araña torpe va a quemarse va a caer sobre la
tostadora dardo escupido por el techo sin flecha busca donde posarse araña no
más bien uno de esos mosquitos grandes torpes no vuela bien no ve tropieza
y se arrastra por la mierda por el orto qué grosero qué palabras proferiste
creí que eras un lírico vulgaridad vulgaridad la vida empieza en lágrimas y caca
cuánta claridad naranja baja ahora entre las hojas y bichos transparentes del aire
por mi cabeza me recorre hasta la planta de los pies se derrama hacia el universo
de abajo quedo colgado suspendido en equilibrio meciéndome también
con mis penachos encendidos iluminados quién diría esta felicidad fecundidad
que por unos instantes perdura no se cae mi forma se afina pasa por el ojo de
la cerradura y viajo lejos cerca hasta una extensa piel amanecida me pego
como una rémora a su espalda tatuada y un pétalo de loto baja a lo profundo
rugoso caracol labios de algas perla dura rosada palpita al contacto de la mano
materia sensible qué afuera me habían llevado mis dos alas ruedan en las orillas
millones de lenguas berberechos buscan su guarida final gaviotas que los traguen
un golpe de ola que salpique la sequedad acumulada en largos soles en
otoños mordedores así es como sin rumiar su dolor sin quejarse ni lamentarse de
su condición las hojas rojizas cuelgan de nubes tienen paciencia no tienen
porvenir yo puedo escaparme por las rendijas ver ir a una tierra nueva fantasías
creerme vasto inmortal aunque me quede colgado en el tanque de piedra del
vecino donde dos palomas se aman morosamente aves grises señoronas
matrimoniales se rascan entre sí se limpian las alas no tienen otra
cosa que hacer no sueñan con pezones innumerables ni labios repetidos como
espejos en un laberinto donde a veces me gustaría perderme como un náufrago
remando el océano de leche y que vengan a buscarme con todos los suspiros
a flor de nube voces que resuenan como sirenas en tal largo viaje me despierto
no puedo dormir atravesada entre los párpados la mariposa que aletea en su pelo
canta un pájaro oculto en la ligustrina del último viaje me traje una piedra marina
conchas hendiduras que conducen al infinito azul y miro y miro por la ventana
al fin logré acercarme olvidarme de mí para encontrar afuera el ritmo el vaivén
de las enredaderas que no caen del cielo sino de las ramas de los pinos
cómo pude ser tan ingenuo creer que de la región más transparente divinal nos
envían hojas otoñales savia de los siempre felices adentro de unos tallos delgados
los árboles eran el paraíso me hundo en la soledad de mi cama voy a salir
corriendo a buscar otra vez la espuma el desencanto de cada día la mano azul
de la rompiente donde canta el mar con sus voces ay yo quise ser como tú eres
soy una simple respuesta a esas voces un eco no me sale más que una canción con
regusto a vino en gris mayor soy marinero que sabe que el agua lo disolverá
las banderas los barcos los timones girarán en las alturas volarán colgarán como
hojas muertas en el ocaso de los astros hasta que la estrella fulgure nuevamente
será todo otra vez luz de verano y las hojas verdes estallarán en tu cabeza
serás otra vez flor dulce amor de primavera leche tetas labios dientes amorosos.
XVI
(Va en bicicleta al cementerio y vuelve para jugar con los niños)
Los versos bajan de una fuente secreta un lugar que nadie conoce quien toca
a este hombre toca un libro lentísimo en la sombra y ya cansado de
pestañar la sensación que se siente es devorar metros y metros con la bici
por la orilla pero te distraen los ojos fulgurantes de una lechuza un
chimango lleno de urgencias masculinas vengan a mí todos los que están
afligidos y agobiados eso rezaba el cartelito en la capilla del cementerio
donde un vendedor mustio marchito aburrido vende
flores a los deudos no había muerto naides por desgracia para él
yo los aliviaré pero él ya no cree en nada salvo que le compren
algo quiere cerrar el negocio ya no es rentable son veinte años
entre ese olor dulce a lágrimas del borde de la muerte asomarse a la
tierra húmeda que igual huele maravillosamente fértil pródiga
de pastos estoy más inseguro de mi propia existencia que la de todos
los dioses que inventamos soy un sueño cierro los párpados y dejo
de existir se desvanece todo lo que fui lo que hice los dioses fueron
son desde los remotos siglos de la humanidad quién soy para
no creer en ellos viven por fuerza nacen y renacen y continúan
mientras a nosotros nos va tragando el tiempo palmo a palmo cen
tímetro a centímetro y lo más bello y triste y poético es que dormimos
y ya no hay mundo propio sino sombra imágenes mezcladas
muchas cosas hay terribles pero nada más terrible que el hombre fijate que
me pongo a pedalear día tras día aunque sé que será inútil moriré en
unas décadas si tengo suerte sin embargo voy a cansarme a rodar por
la orilla de los cardos las forrajeras los tréboles de mil hojas los incisivos
a veces siniestros rostros de los búhos de los obispales caranchos severos
generales del campo no dejan que uno cruce más allá de los alambres los
postes donde guardianamente erguidos vigilan el devenir de los autos de
los ceremoniales cortejos que llevan a los muertos en una cajita
puedo espiar el nombre mientras hago girar las ruedas como un
ingenuo que sabe que los huesos la carne la sangre envejece de todos
modos pero qué orgulloso me siento por este afán inútil de estar sano
este puñado de años que me otorgan los hados un parpadeo apenas pero el
mío les juro que me esfuerzo por entender pero lo más que hice lo
mejor fue abandonarme y tratar de escuchar algo que viene de una
fuente lejana y a la vez íntima desconocida secreta eso dicen
mejor me callo qué decir de lo que no es más que conjetura misterio
pero todos hablan de eso desde el pastor del Helicón entonces debe
ser una verdad lo que digo de mí mismo mi biografía
se desvanece cada vez y si pedaleo es para confirmar que vivo
y huyo a tambor batiente de racimos de pétalos tristes donde el
hombre espera venderle al dolor de los deudos para sobrevivir para
llevar el pan a su casa a sus hijos qué desgracia que nadies muera hoy
es sábado y ya atardece visito la capilla para escribir algunos
versos para no olvidarme me atacaron mientras pedaleaba y
anoté mirando el rostro de Jesús y leí su piadosa frase de
Mateo qué extraordinario fue es la verdad y la vida me
inclino ante su milagro su perduración llega al fin un
muerto a darle vida al cementerio a la capilla al vendedor
cansado subo a la bici salgo furtivamente salpicado por las
lágrimas y los rostros ceñudos de los parientes alguien te llora
cuando dejás el cuerpo siento el viento en el rostro vuelvo a
la ciudad rodeado de acacias sauces eucaliptos talas álamos
los pastos altos del campo algunos pájaros entre plumerillos totoras
son once kilómetros desde la puerta de mi casa los medí con el auto
fue entonces cuando volvía que pensé que la información baja de un lugar que
no conocemos lo más que podemos saber nos deja en la puerta de la ignorancia
qué paradoja mejor es vivir…
Largo todo para subir a un médano con los niños subo subo y me dejo rodar
luego soy el lobo feroz un monstruo un amigo busco el mapa del tesoro los
planes de los enemigos yo tenía una infancia con soldaditos de plomo pelotas
de fútbol botines sacachispas ahora veo en los ojos chispeantes el renacer
de un tiempo sin edad jugar jugar suspender el tic tac metálico
destructor la medida de lo que corre río abajo mar abajo me escondo
en los brazos maternales de una acacia crecida en medio de los médanos
proeza milagro fuerza de la savia las ramas brotan del desierto crecen
florecen hacen un refugio flexible hojas duras resistentes allí vamos
a escondernos de los enemigos mitad cocodrilos mitad gatos tienen
la parte de delante de gatos la de atrás de cocodrilos dice él él
es el jefe con sus cuatro años de pirata de inmortal siempre gana
nunca puedo matarlo ella la niña de dos años se deja ensoñar
mira los escarabajos que agitan sus patas médano arriba las
huellas de las gaviotas las liebres las lagartijas inasibles me
suspendo en la niñez tiño mis canas al sol al fin el tiempo
pasa y no pasa estamos más o menos en el mismo lugar la edad
cae de las estrellas quién muere de viejo de joven de niño en toda
edad estamos repletos de miedos de incertidumbres les juro miren el
abrazo tierno de unos niños de cuatro y dos años es como la máxima
protección un mar un puñado de luz que entibia la soledad letal de nuestros
huesos no pidan más es todo lo que hay luego el extenso hostil mundo
allende nuestros pies entonces no podrán creer con qué gracia me disfrazo
soy peter pan garfio incluso campanita si fuera necesario quiero
disfrazarme me allano a lo que me pida el capitán de cuatro años él
siempre gana pero no me importa vine casi desesperado a buscarlo hice
un gran esfuerzo por pedalear hasta llegar a casa pinchado de cucardas
gloriosas de muertos ilustres de muertos anónimos la cuestión es que dejé
atrás todo ese humus mezclado de tierra y almas y gemidos y deudos
para recibir las órdenes de mi capitán subo al médano lo bajo me dejo matar
por sus flechas hacemos planes para defender la guarida el refugio es
una acacia solitaria de ramas marrones flexibles hojas reverdes vitales la
defendemos a muerte de los gatos cocodrilos soy su escudero él va
siempre a la vanguardia ruego porque me siga llevando con él
a la batalla doy mi sangre prefiero morir pedaleando o defendiendo
nuestro castillo vegetal lejos de la ciudad este oasis verde oscuro
entre las arenas olvidadas resistiremos la niña cuenta los escarabajos mira
las flores silvestres que viven en la arena seca cuenta el paso de las libélulas
nosotros defenderemos todo con nuestras propias vidas a sus órdenes mi capitán.
XVII
(Escucha en su casa el zumbido de las abejas. Recuerda un atardecer en el mar)
Por todo esto al final me puse lloroso lo descubrí esta tarde cuando volvía
montado en un atardecer con arco iris sobre el mar gaviotas lloviendo de las
nubes destellando entre el agua y el agua azul y negra gris opaca en los desnudos
médanos de un párpado había nacido un ave diminuta vivía respiraba un hijo
que de tan pequeño sonriente pero yo no sabía si iba a sobrevivir acaso no acaso
saldría volando con sus alas frágiles fuertes qué tonta presunción la de un padre
tan desvalido cree que sostiene tanto mirá el horizonte cómo se desploma sobre el
dorso es un sueño de dios se desvanece al instante su milagro pero otro renace
volvía entonces feliz con una corvina rubia y un pejerrey en el bolso
pero atardecía lloroso el conjunto que se había armado de repente nubes
espumosas se iba tal vez para siempre la nota desafinada filigrana oscura que
confirma la luminosidad del gran dinamismo de los polos aquí allá una
doble tensión que equilibra recompensa renueva es un instante esta imagen
con todo un cúmulo de belleza alrededor una pausa en la naturaleza llegará
la noche en un abrir y cerrar de ojos y sin esperarlo como en un sueño
así de repentino sin causa visible un grano en el párpado se abre da a luz
un pajarito diría Juan a mí me parecía un ave dije marina pero quería decir
esquemática dibujo animado las patas delgadas sin muchas alas cabeza y
pico largo muy dentado serrucho tan pequeño cría de mi ojo y dicen que a
menudo se nos parecen cargan con eso la satisfacción de verse reflejados en
nosotros y luego llevar una parte de sí a dar la vuelta el mundo empiezo a
sentir que cierran los postigones de mi casa en la ventana ruge el viento
es un zumbido de miles de abejas quién hace tanta bulla ola dorada de la
atmósfera quién la surfea quién hace equilibrio en ella se deslumbra por
los destellos del aire encendido el néctar derramado el aleteo que no
cesa cambia de intensidad sube baja crece decrece pero no
se termina y además conduce por sus arterias invisibles una vibración
permanente y cambiante más que sonido y sangre y luz nadie la vio
como yo no veo los latidos de mi corazón pero vuela viaja
derecho desde esta orilla hacia el encuentro del campo y el cielo
qué momento se le cae una rama al arco iris recta sobre el mar
corta lo gris lo oscuro la pared de nubarrones el nido
extendido lago dulce toboganes por donde bajan festivas
las gaviotas las estoy viendo deshacer sus alas sin ruido en un
mudo crepitar mensajes que rozan el alma se posan con sus
cálidas plumas en mis vísceras en el jardín azul de mis pulmones
bajan por mi tráquea anillada elegante como esos cuellos recortados
de las capucho café se han detenido misteriosa ritualmente en
la ladera de un médano todas miran en la misma
dirección como si hubiera de suceder algo importante eso
pienso yo ellas tal vez estén respirando ese aire azul que em
pieza a llegar con una fuerza cargada de agua y espuma para mí
suenan abejas torbellinos cabellera de la tierra que da vueltas y
vueltas atrapada en un océano de aire no puede dispararse lejos
como quisiera lejos donde reposar al fin dicen le dijeron que
atravesando el fino telón celeste empieza una paz infinita
quién desea semejante plenitud y encima sin término no me pone
contento me esponjo con lo que crece a mi alrededor y voy lloroso
por la orilla no pido venganza a los dioses estruendosos me re
signo más bien a recorrer esta subida me aleja del mar y busco
el encierro la intimidad desde donde sólo me queda la
ilusión imaginar ese enorme paisaje tan fugazmente entrevisto
al volver esta tarde plumas blancas cayendo desordenadas como si
estuvieran muriendo sin control dispararon ese sentir tan hondo
ese llanto sin lágrimas más bien los dolores de parto de los
ojos pero cómo iba a yo saber que allí se estaba gestando
estruendomudo un hijo bajo la forma imposible de un pájaro ave
dibujo creo que dudé de soltarlo parecía feliz o mejor impasible
sin tragicidad la mía ni temor ni euforia una cosa más agregada
a la enrevesada trama de la vida con su fruto en fin que yo
pensé rápido como se piensa mientras se duerme se sueña que lo
mejor sería soltarlo tirarlo al aire quién sabe quién sabe me
aturdía agobiaba una voz que dormía conmigo atormentándome
tenía mucho miedo hasta que decidí en realidad no quedaba
otra lo solté y ya no quise mirar si el aire era tormenta o brisa
no miré salí atendí a mi ojo recién paridor sin partera ni nada
acompañándolo pobre mi ojo pobre más bien buen ojo el que sabe
parir enseguida estuvo sano el párpado volvió a cerrarse pacífica
mente no hizo ruido ni golpeó como el último postigón de la casa
que acaba de cerrarse es el preludio de un viaje la casa
cerrada cerrojos candados alarma activada el viento deja de es
cucharse es apenas un rumor en el lejanísimo afuera afuera afuera
y el océano se despide el aire gris los rizos rojos del oeste
chau hasta mañana será otro día empezamos a partir el
nacimiento cuando es del párpado de tu ojo es para siempre
el ave crecerá o morirá eso lo dicen detrás de la puerta
lejos de vos ya estás de nuevo en medio del camino me
lleva lleva a ninguna parte parte es un oleaje viento a
marillo poblado de abejas zumban a la vez llevan alimento miel
polen dulzura deseos de libar no pueden salir de su circuito así
vas por el aire ida y vuelta arriba abajo fuerte débil incesantemente
llevando tu propia miel tus zumbidos tus nubes tu luz.
XVIII
(Lleva a la ciudad la rama seca de un álamo. Toma mate y recuerda un ciruelo)
Lo más hermoso de los largos viajes soñados y nunca realizados es imaginarlos
tomando el sabroso mate mañanero bajo los árboles renovados entre besos nuevos
cobijado por sábanas que se gastan imperceptiblemente mirando una ventana
que abre sus alas a un jardín nunca idéntico a un oleaje de aromas matizados
por quién sabe qué componentes recién brotados de la tierra y volver a escuchar
entre las matas la enramada del ligustro la voz de las ratonas que nacen en la
primavera cantos que saltan en tus oídos cortos quebrados palmadas cariñosas
piquitos niños golpes de luz para despertar poner en movimiento cualquier partida
saludo despedida inicio del gran itinerario yo vi este árbol y su larguísimo
camino lo vi en la semilla casi en el retoño en manos de una mujer fértil amo
rosa que lo puso en la tierra lo nutrió con su agua lo lanzó a quién sabe
qué remotísimas rutas invisibles y viajó y viajó milímetro a miltímetro
conquistando el aire nuevos territorios infatigablemente muriendo y renaciendo
sembrando de flores blancas el cosmos de su aliento vibrándonos a todos sus
pupilas estallando al abrazo fulgurante del sol y después hojas déjanse
morir en pétalos cisnes aleteando y luego los frutos rojos innumerables
excesivo amor dándose y dándose hasta el agobio el don el alimento
yo lo vi emocionadamente irse irse irse una y otra vez largo andar encarnado
deshecho en peligrosos senderos al límite siempre siempre siempre al
borde del abismo cada paso al respirar al mover un pie y el otro vértigo
sin pausa en la placidez del mate espumoso placer del alba de mi
vida cierro los ojos siento deslizarse el río verde por mi tráquea caer
bajar depositarse y distribuirse mi propio viaje como las hojas de los cuadernos
de Kafka qué bien haber quemado todo hubiera sido fue lo mejor para él
para todos los libros que quedaron no son nada ante aquel verdadero
el vuelo de sus hojas escritas voladas incendiadas una vida más pura
una enseñanza más si hubiéramos podido dejarlas ir no conocerlas
nunca que vivieran para siempre en el gesto en el viento donde todos
vivimos viajamos volamos aunque nos agarremos desesperadamente a
muchas cosas regresos despedidas lágrimas recuerdos yo vi qué hermoso
el ciruelo florecido la luz le daba de lleno esa tarde fue cirusol
fusión ensamble máxima interpenetración sexual hubieras visto amor y luego
rápidamente el cirusombra con su otra belleza oscura tenebrosa pero
de una paz indecible una quietud un reposo hubiérase dicho que las
ramas las flores se enfriaban después de haber ardido tocadas por los rayos era
necesario que las tomara la sombra el bello frío del aire sin brillo qué
nuevo modo de viajar es igual mañana los párpados habrán
cambiado el calor entrará por otras nervaduras otros recorridos tenues
en la piel tersa y receptiva no será la misma blancura ni el mismo
vigor el del sol no podemos distinguir tanto dios no nos deja vemos
más o menos lo mismo pero allí hay largos viajes soñados imaginados
cuántos cuadernos quemé a veces sufro de haberlos perdido destruido por
mi propia mano pero es que quiero navegar sobre ellos como balsas atadas
con palabras sogas finas se pudren al rozar largamente el agua sufro de
recordarlos tantas cosas escritas pero después noto que el viaje pudo seguir
con menos peso letras letras corolas que caen en el suelo es triste el
otoño si uno mira por la ventana y descubre que allí donde astros
soles fulguraban no hay nada todo está derrumbado cuánta belleza por
el suelo diciendo adiós con sus voces lánguidas triste triste triste es
despedirse perder lo que uno tanto amaba nos habíamos acostumbrado
uno junto al otro uno junto al otro y yo y esos pétalos éramos uno
soplad soplad soplad brisas suaves del norte otoñales reveladme la
gran palabra muerte muerte muerte me dejo llevar por aquellas alas que
amarilleaban en mi corazón cuadernos Rivadavia regados de tinta uno
dos diez quince cuántos quemados en la hoguera santa de los días
incendiados por mi propia llama no soy Kafka ni mucho menos él
era un genio su renuncia genial su obra gracias finalmente cedo ante
el que dejó esas balsas en el mundo naufragado yo digo apenas que
vi renacer rebrotar esos blancos papeles personales que parecían alas de
gaviotas huyendo hacia el sur luego fueron fuego brasas humo y
se me arrugó el corazón era otoño había que sentirlo meterse hasta
los huesos en su milagro y morir morir morir el arduo viaje avanzó
la ruta misteriosamente despejada aliviado el peso de la nave
y allí en la distancia que parecía inalcanzable un archipiélago
tomó forma oasis en medio del mar y empezó una celebración
natural de semillas y huesos y savias expandidas vino un movimiento
al fin cambio la yerba busco una segunda felicidad renovación será
otro sabor otra la temperatura ni siquiera mis labios mis dientes mi
lengua verdecida sensible la que estuvo en tu boca tantas veces amor
no te vayas puedes irte vete de mí también vos tenés que morirte viajar lejos
donde tus escamas se deshagan pierdas tus hermosos ojos tus piernas tus
labios carnosos tu desnuda manera de abrazarme muramos juntos juntos
otra vez tengo en mi mano un trozo de álamo estaba caído entre miles
de ramas semejantes y pedazos de troncos muertos absorbidos por la
humedad de la tierra te la describo tiene aproximadamente un metro
cilíndrico de diez centímetros de diámetro marrón pálido con manchas
oscuras liso con incrustaciones de brotes que se han roto algunos
pequeños sobresalen unos centímetros tienen grietas longitudinales es li
viano y seco y adentro empezó a hacerse polvo seguramente en
unos años quedará sorbido por el humus salvo que yo lo traje a la ciudad
salieron de su seno muchas hormigas espantadas se ve que habían quedado
ahí muertas de miedo mientras las traía en el auto qué será de ellas se
fueron alocadamente en todas direcciones cuando dejé la rama en el
balcón no quise ver el final también traje unas palmas secas están rígidas
retorcidas el fondo verde salpicado de puntos amarillos los bordes marrones
oscuros a punto de quebrarse definitivamente caerán al anónimo asfalto
de Buenos Aires esta vez las arrastrará el viento se irán por las alcantarillas.
XIX
(Camina desde Puente Saavedra hasta Belgrano bordeando las vías del ferrocarril)
Personas disfrazadas de autos se chocan y putean un oleaje metálico me salpica
la cara y corro huyo de la rompiente en los inodoros hay borbollones de agua
profunda miles millones de peces negros leo hojas en blanco sin parar hojas
escritas del otro lado times new roman doce las adivino se transparentan hacia
este lado de la visión el lado que miro masticando bondis rejas carteles algunos
sonríen casi todos hablan solos les cuelga un cable de las orejas ríen o dis
cuten idiotas yo también a solas con mi bobera una tras otra con manchas
negras de letras detrás hay que ver cómo funciona es un lenguaje
Víctor Pizarro tuyas paraísos cipreses gomeros sauces enredaderas aromos
Besares besares tejas coloniales mientras ella está con otro hombre qué
terrible y a la vez deseado así yo amo a otras sin culpa no es
de nadie el ser eso que somos quiero que me ame a mí sola
mente y que también se vaya a otros mundos porque la amo tanto
tanto que la respiro ahora también por Grecia hacia el centro paseo
escribo sobre los contenedores de basura sube un olorcito a residuos
húmedos macetas de barro o cerámica envases engrasados trapos con pintura
restos de comida de servilletas de papel papel carbónico vidrios rotos pasa
un perro mea el dueño lo mira lo espera abro la tapa navego por O’Higgins héroe
chileno y tantos árboles cuyos nombres desconozco cuelgan amarillas farmacia
La Danesa desde 1891 vuelvo pero ahora sobre otro contenedor es que se me o
currió algo escribo apoyado en la tapa sucia el perro caga y piso la mierda el dueño
pasea y disfruta de este rato en que el perro lo libera de ser hombre gracias
perro por dejar que tu dueño cague y mee a través tuyo en la calle bestia re
dentora bellos adoquines mi novia qué bien la estará pasando mi esposa mi
dulce abuelita goza goza estalla dulcemente y más te abraza y es como si te
tuviera todo en sí otro perro mea y otro caga en Manzanares edificio calle
militarizada rejas bulevar bulevar sigo por benardo benardo voy por
donde huele a Jaramillo palo borracho surfeo por Arcos y entro de
nuevo en la ola de automóviles sensuales curvas ruidosas no hay hombres
sólo formas que rugen bocinazos carteles paso la tarde con ustedes la radio
está muy buena los felicito gracias Romi qué almorzaste una ensalada qué
tema cualquiera romántico vas a relajarte buen fin de semana me regusta
el programa estará gozando notable en la tele juegan fútbol tenis con
saco y corbata me rajé hace rato me persigue cantora por las calles bacante
enloquecida sin dios ibuprofeno alús wifi todo bien qué onda hola encima
me llamás para decirme te quiero me tomás por boludo la charla puede
ser muy amplia vayamos al grano querida jacarandáes flores rosadas del
palo borracho el señor supremo camina y no camina lo bello no es
eterno está muy lejos y muy cerca la vida no es una obra de arte él
está dentro de todo y fuera de todo podemos amarlos completamente
pero no entenderlos completamente en la penumbra de la orilla toda
existencia se une con el mar el río se formó con las inundaciones de la
tierra corre sobre las rocas bajo las rocas están las palabras estoy he
chizado por las hojas en blanco y ese fondo de letras ilegible desde lejos
leo el cartel el subte de Buenos Aires es el más equilibrado del mundo me
acerco y leo si no acata las normas será sancionado llego y salgo al balcón
desde allí miro la procesión de la gente en las veredas van como los
soldados de Sargent con sin vendas en los ojos dejo migas de pan en el
balcón nadie las come no hay pájaros en estos árboles una vez vi un gorrión
cantaba solo saltaba entre las ramas de un plátano qué pasará que misterio
habrá con su corazón tan vulnerable sí sí estará gozando dando amor es
lo que tiene amor amor amor la farmacia danesa estuvo allí cuando Belgrano
era barrio suburbio de casas bajas los carteles los reducidos espacios la orilla
de las avenidas todo se imprime en papeles y tapan letra a letra ese fantasma
times new que se vislumbra atrás tapan tapan tapan la antigua escritura duró
bastante un año quizás los borradores tienen ese destino son transitorios se
usan y se tiran sirven para que otros trozos vengan a mejorarlos a
corregirlos algo que tiene desde su nacimiento ese destino no
durar no durar ser tapado olvidado cuánto se pierde lo una vez di
cho ya no existe más queda debajo de las rocas eternas bajo el constante
discurrir del agua tiempo tiempo sonoro de los ríos rumor de agua cauce
abajo a morir en la desembocadura este río esta ola me lleva voy en el
primer asiento suben y bajan personas de tantas edades y rostros y voces que
murmuran solas dicen al aire sus conversaciones íntimas sonríen cada una
con su cable su respiración personal yo también idiota idiota me
miro el ombligo busco en las ventanillas mi rostro veo mi propia sonrisa de
leitarse con mis rasgos ese soy yo ese soy el que baja pasea surfea sueña
ve el amor de su amada repartido quiere ser dueño y a la vez caerse en el
pozo de este día puede ser un gran día estar en nada y en todo adentro afuera
al final todo se convierte en uno estoy hechizado por estas hojas blancas.
XX
(Se despierta lentamente. Camina hacia una cafetería de la calle Borges, y escribe)
Qué animal tendido en el lecho lamiéndose los últimos goces las
íntimas elucubraciones del ego ganapán deslucido ojos chinos aprisionados qué
animal de Zanzíbar recordando las inundaciones que llegaron desde los baños
imperturbables oleadas sin olor marrones líquidos descloacados mares pústulas
de un sueño sin edad me estiro me libero todavía no puedo cantar pero
sí empezar a abrir los ojitos fíjense veo único atisbo de referente de real
es el lecho donde el primitivo hecho hombre hecho carne se alarga y des
pereza más allá de los pies pelos una nubecilla de letras y cualquier
suma de cosas semi muertas entre viva legañosa de querer estar cole
teando en el texto como en un balde de cornalitos en la orilla del mar
versos insectívoros que queréis evocar invocar y alinear medio torpemente en
una ganchera que suma y suma y alarga su cosecha de una especie la misma
que brilla en la luz del mediodía qué lejos qué cerca siempre vivas escamas lu
minosas brindo copa en alto entran mandarinas naranjas espirulina no
estoy quieto busco enumerar una y otra vez hacer el cóctel temprano
en el paladar se atestigua este proceso en la lengua nuevos estímulos
alrededor de los ojos adentro en las curvas de la cabeza recorren desper
tando nacer nacer viajar dar la vuelta del perro de la memoria o dispararse
gracias a dios irse a pescar recuperar pez atrapado del labio sacudiéndose
un poco agónicamente en la orilla colgado luego del alambre para volver
con gloria caminando por la arena húmeda ubi sunt peces que
dejaron su huella en alguna célula nutriendo para seguir adelante y darle
a la máquina que mejor duerme un trozo de mar meridiano cincuenta y ocho
me alargué tanto esta primera tanda del día que acaricié los bordes de unos
largos pejerreyes ensoñados en playas que ya no volverán y abrí entonces los pies
para acampar en los adoquines de Borges ciegos en las calles encastrados sus
pirando poemas sueltos restos de sonetos yo traje humildemente a sus pies
una rama de álamo para que aquí sobre esta mesa oscura entregue sus
últimas hojas resecas traen seguramente algún secreto que yo me sé intento
descifrarlo quién hace tanta tanta era el ciego tonto ya no hay ninguna
calle que se hunda en el poniente yo no la he visto al menos por
ahora hay una pared tras otra versos duros recortadas gotas de granito
a lo sumo más bien lisas cementeras que deslizan el agua los zapatos
tacones de las chicas palabras extranjeras vuelvo a dejar las hojas quebra
dizas de tan muertas vivas en su tiempo acá eran son mi ofrenda caen
en otro espacio para nutrir con su mensaje único estos territorios la
vasta geografía igual y diferente donde yo me debato estirándome
para llegar donde nunca llegué no entiendo tampoco yo comprendo el
sentido de estos implacables estiramientos naturales que van haciendo el
largo puente cruzando por baldosas del mediodía hasta la tarde que brusca
mente se ha vuelto a nublar dicen que está bien que cuando la marea del
sueño se puebla de esos oleajes imprevistos rompiendo las vagas esponjosas
fronteras diques permeables cuando cuando así tan impetuosamente un
maremoto invade aguas marrones descarriladas emergiendo de
quién sabe dónde pero indudablemente del lugar donde no deben
moverse es entonces dicen saludable mojarse hasta las pestañas en la
propia mierda sale sale liquidaciones a bajísimo precio
sin olor pero nadando más bien barrenando en la corriente
descontrolada de los baños fuertemente invadiendo los cuartos
de la casa el comedor la cocina el patio los jardines con sus
flores de otoño se agregan al torrente yo voy en medio coronado
por esas glorias de Apolo no puedo abrir los ojos párpados pegados
con hilos de agua descompuesta sin olor sin sabor inmensamente
oscura y pesada corre corre corre y yo con ella en medio perdiéndome
yéndome lejos muy lejos hasta donde puede verse el final y se empieza
a tejer esa agua en una superficie valle de una tierra fértil yo me hago
uno con ella con esa agua bendita que sale dicen curando curándote
mucho sale sale está en oferta hay que aprovechar puede ser ahora o
nunca pasa la brisa de las musas a veces no vuelve se queda perdida
boyando en un mar sin nombre es tu turno alguien lo ha dicho allá
donde no sabemos cómo administran las cuentas los puntos de la costura
tus ojos se abren se despegan soy tu soy yo eso digo se estiran ven
tu cuerpo extendido solo una vez más aunque sea sos mi esperanza
una grieta en mi existir por allí entro lavado de esa agua entubada
ensoñada soy ahora un insectito iluminado desde adentro por una luz
desesperada tu abrazo es el absoluto el todo innombrable manifestado
en un gesto receptivo allí voy grieta que lleva al centro mismo de mí
donde estamos antigua luz brutal de suavidades de estallidos son un
susurro tremendo Animal de Zanzíbar me dijo me nombró el fundador
vio allí una ligera cacofonía era sordo y sabio tal vez como el poeta aquí
al mil setecientos lo veo caminar tanto me desperté no puedo creerlo
casi pero lo veo al viejo esquivar baldosas adoquines sueltos
con su bastón mirando con su ojo atisbando ciegamente su nombre
en esta calle sonríe escéptico y feliz sigue su paso como un hombre
imaginario recorriendo suburbios imaginarios rodeados de patios
imaginarios sumo y sumo ya voy allí en la corriente imaginaria trans
cloacada nutrida del fondo oscuro de los pozos de las cañerías que lo
oprimen y llevan donde no molesta al infierno ese mar que pugna por
darse por entregar sus secretos sus temibles pejerreyes marrones con
dientes venenosos escamas que lastiman los oídos se van se van se
van dejaron ya los espacios de la casa dejaron su huella una
larga tira de letras ensuciadas se sacuden ahora los restos sin
gases todo vuelve a su cauce feliz casi alivio a la quietud al silencio.
XXI
(Celebra a su amada y el arte de la cocina)
Bajo tu falda sobre tus muslos entre tus tetas con la eterna luz de tus pezones en
el aura de tu sauce frondoso llegué acá perdiéndome recostado campo estrella
de tu espalda tibios rincones húmedos valles blandos pastos palpitantes
olas rojas dientes que ríen orejas de navegar lóbulos de miel nieves cánticos cai
reles que rondan por tu pelo pecas sésamos tostados maníes cortezas de tu nuca
descubierta sorprendidamente dada nalgas disponibles piernas de buscar alturas
nervaduras dorsales que emiten pájaros invisibles vocacionales afectuosos
plumas de abrazar palmas de nidos dedos llegando yemas terrosas permeables
tránsito de frutos semillas tallos florecidos enramadas uñas pies de alcance sub
terráneo caminos que me llevan rodillas mis almohadas un pedazo de mar con ese
caracol encontrado en el fondo buceando con tus ojos entre algas piedras pulidas
pequeños peces grises reconocidos al tacto fugaces veloces livianos perseguidos
omóplatos remos que usé para cruzar para volver a pisar las orillas tobogán que
fluye con facilidad con deseo con aceptación hacia el centro de tus colas y más a
bajo el deseado abismo que piensa me razona mejor ilumina la lógica mi filo
sofía barre los agujeros redondos de la metafísica cultivada largamente días
años siglos desfiladero vértigo torbellino licuadora de palabras recuperadas para
los nacimientos la tierra los primeros primarios latidos korá semiótica dicen
será para cagarse de risa para ponerle nombre nombrar nombrar nombrar dulce
fatigoso instrumento quién dice yo me quedo en esta trinchera respiro carda
momo menta jengibre de tu lengua limón azúcar recorro tu masa intestinal ro
sada encharcado sapo de tu ombligo torpe iluminado pienso con los
brazos el corazón las vísceras me hablan despacio cada noche al despertarme
dicen dicen cuentan cuentan algo que viene de tu respiración de cuán lejos y cerca
tanto interno celular hospitalario rumor constante lúcidos sonidos llegan y
cruzan el cerco de tus dientes poemas del cuerpo sabio eternísimo sostén
qué dice qué dice la respiración qué diccionario rápido traduce escucho con
los oídos de las venas traduzco nada no tengo el idioma es un lenguaje de señas
silencioso gestual interpreto sueños no salí todavía ni siquiera a respirar
estoy aquí enterrado almeja que sorbe por sus dos cuernos estirados hasta la su
perficie abajo abajo al amparo de tus pantorrillas alga enredada atado con
mil sutiles hilos transparentes fíjense que ni siquiera comencé a lenguar a señalar
oigo los sonidos de la calle Lejísimo huelo a cilantro a canela es ella
que respira al fin salí a correr a nadar en el mar a jugar al fútbol con un
sobrino a comprar a tomar café con diarios medialunas crucé muchos
puentes pasaban trenes barcos automóviles debajo de mis pies un carro tirado
por caballos por la calle Gorriti parecía un sueño del pasado del
suburbio que no quiere morirse ella camina alta esbelta jirafa de
andar pausado ritmo ojos parpadeando al séquito de nubes que la sigue
voy en procesión ensimismado en ella mordiéndole el talón me crecen las
alas de Hermes levantamos vuelo llevamos los mensajes de Zeus a
insólitos rincones de la tierra caprichos de los dioses olímpicos bajan lí
nea aquí y allá míseros mortales escuchan reciben azorados los designios
tal vez esta sea confieso una primera idea de hoy un pensamiento
por qué vino quién lo invitó no puedo saberlo estoy aquí respirando interminable
mente menos mal flanqueado por mis límites la piel el órgano más extenso
del cuerpo ese barro verdad es que no alcanza la vista para recorrerla es
como el cielo interminable o mejor inabarcable quién sabe hasta dónde llega
alcanzo a sentirla en toda su extensión aunque no la vea la palpo hay que
bajar los párpados dejarse llevar subo lentamente por su falda por adentro tela
rugosa textura agradable fácil de recorrer entro en las llanuras doradas
de pelo podría ser vello bello mejor cruzo esos desiertos sediento hay o
asis por todas partes así es ella aún cuando duerme está en entrega
suben y bajan sus costillas arcos elásticos de jugar abrazarlos voy a veces
de visita como un niño golpeo las palmas hacemos una ronda una
guerra también de jugando intensa encendida llameante cansadora re
vitalizante aroma de especias que parecen salir salen de los poros los
gemidos es curioso divino oler cuándo cómo se mezclan con la transpira
ción fluidos olores parecidos a la sangre un mismo torrente quieto sus
pendido en el aire puedo sentarme ahora reclinarme en la reposera de
sus párpados fumar un habano entrelazar sus dedos con los míos ver como
sus vértebras dibujan una cordillera que atardece empinada hacia el fir
mamento más fresco más alto límpido sin nubarrones apoyo la yema
de mis dedos viene de allí un reflujo de antiguo mar cuenta
cosas fantásticas dibuja un antiguo delfín con temible dentadura
el ictiosaurio escucho es una clasificación un modo de ordenar esa
forma ya extinguida un paisano encontró sus restos cerca de Malargüe
creo que tuve recién una reminiscencia los poetas hablan de sus recuerdos
y al parecer evocan experiencias vividas y las vuelcan en sus poemas
este animal prehistórico acaba de llegar ustedes lo vieron pasó delante
nuestro es verdad igual a los delfines amables simpáticos que
conocemos pero mete miedo te la regalo era otra época otra era ella
no dice nada sobre este tema prefiere preparar mate está buenísimo la
mañana un poco gris yo sacándole punta al lápiz y oyendo el desliza
miento de las palabras que empujan mis uñas mi mano un poco dolori
da el cuello los ojitos que se aduermen pero todo va sin prisa es un
negocio extraño tengo algunos socios que no conozco pero me dictan con
amable autoridad exigen con una sonrisa cocineras chinas acaso las
musas sean como ellas silenciosamente preparan el alimento recitan un rito
inaudible susurro sobre las zanahorias los zapallitos los pepinos así es laboran
muy en secreto mientras todos duermen o caminan o usan el baño las
dos hacen una danza curiosa sobre la mesada blandas mariposas giran
intercambian pasos de un baile remoto milenario caen en las ollas
las jarras las licuadoras vuelan hierbas fuertes aromas pintados con
todos los colores torbellino mareo van entramando materiales jugos
los hacen uno los incendian de rojo de verde las lenguas se deliran
las gargantas aúllan de un placer olvidado recuperado así son las
diosas pequeñas vienen de visita te hacen correr sin pausa por los ren
glones invisibles gastronomía poesía ciruelas fiestas celebrando placer
el cuerpo engalanado para alimentarse fuegos estrofas que se extinguen rá
pido pero qué gusto da cómo nos empuja a la repetición arder
apagarse arder otra vez y enfriarnos reposar hambre sed qué bendición
cuántas formas a nuestro alcance para combinar llevar a su punto de
éxtasis triturarlas hacerlas nuestras un trabajo de siglos de millones las
pizzas de Sergio un dios hindú de ocho manos pleno sobre los hornos
las masas redondas las salsas lavas en las cacerolas magia magia de los
días y aún aún gastarse hacia delante repetir repetir acumular para
morirse al fin en la hamaca paraguaya de un abrazo pleno de ajíes
que te amaron y se fueron veloces aguijón afirman duele pero te
gusta pica arde los ojos llorosos qué paradoja dame otra porción
de esa picante que vuelvan golondrinas mafia china a cocinar estoy ya
listo para salir a oler los aromas de la calle qué mundo éste se
parece al de ayer será otro será igual al de mañana repetir re
petir mientras vamos muriendo yo acá muy mimado entre polleras
universo casi completo vía láctea muchos soles noches días de respirar.
XXII
(Observa una mariposa y se queda pensando en ella)
Una mariposa posada en los adoquines de la vereda tensando sus alas negras con
pintas blancas aferrada resistiendo el viento le da en un ala la levanta ella la
vuelve a alinear firme entre restos secos otoñales de árboles alrededor paraísos o
sauces desplumándose es pequeña frágil en medio también de esos trozos de gra
nito qué hace nada la observo un rato me recuesto en la pared sigo mirándola
vuela un breve espacio vuelve a sujetar sus patas a la piedra tensa sus alitas
resopla el aire frío sobre su flanco izquierdo no la vence le mueve única
mente un ala ella vuelve a alinearla no está comiendo no es una flor
de piedra siquiera seca reseca rugosa qué hace ahí posada es también roja
sigo ahí yo también pesado sólido abrigado el aire no me conmueve
no levanta mi pelo mis pestañas remolinos de hojas a nuestro lado vaivén
de otras que caen sin peso se posan sobre la tierra adoquinada
la mariposa inmutable qué piensa el tiempo pasa yo debo irme ella no
se va y eso que vive dura un día yo ya impaciente tengo cosas que hacer
camino la miro por última vez su ala izquierda golpeada por las ráfagas o es
un juego acaso un placer dicha de los elementos y la vida sin prisa sin mal
ni abrigo ni dureza en la esquina me doy vuelta de nuevo esta vez sí la última
sigue allí a mí se me hace cuento que se voló alguna vez creo quiero creer que
sigue y sigue ahí y que también parte de mis ojos se quedaron para siempre y no
salieron a buscar otros horizontes a consultar la agenda los relojes algo que
debe pasar que me está esperando en los largos largos días de mi vida el otro
mundo es también una cajera china joven en un mercado chino hablando por te
léfono mascando chicle blablando ruidosa chillonamente como un chajá cobrando
sin mirarme mariposa de alas rasgadas y es también unos troncos cargados copas
amarillas meneándose entre dos hileras de bloques mis montañas moldeadas por
nuestras manos civilizadas en medio dellos fríos inmóviles polleras llenas de
seres generosos hacen una danza acompasada desprenden larvas vivas muertas
no importa yo creo quiero creer que la música de Mahler también se incorpora
al viento y empuja una contra danza burla para las leves endurecidas
de las altas torres de un solo color que no se mueven tampoco se gastan no
pueden escuchar la música que sube el pelo revuelto sus anteojos
ahora tengo que levantar vuelo hacer también mi danza torpe me llevó cinco
horas sobre los campos una oleada hasta la orilla del mar mojo mis pies de
nuevo las flores de otoño caracoles que piso no tienen primavera bocas duras
de formas y dibujos casi fijos la eternidad puede ser un parpadeo un estar sin pa
sado ni futuro delicadísimo frágil posarse sobre un duro adoquín en Quesada a la
vuelta de Once de Setiembre da lo mismo se multiplica el asombro aquí o allá sin
pensamiento entro en el auto me recuesto en la butaca escucho la primera sin
fonía y entonces súbitamente los árboles los cuatro empiezan a menearse enfrente
contra el cielo despliegan brazos saturados de hojas verdes ocres otoño en
plenitud estallido en las narices mismas de los edificios sin gracia muertos
condenados a una dureza patética sin tampoco una muerte bella al menos puro
desgaste repintado tristeza de la tarde del domingo soledad los álamos
los sauces los plátanos continúan en su sitio su consagración al ritmo de la
savia su expansión donosa proveedora nos embellecen nos salvan nos
nutren de oxígeno y colores que no están fijos matices de cada hora de
cada noche y no los vemos no los escuchamos con la atención debida tenemos
mucho que hacer yo resisto fijo mi mente en las alitas aquellas
tormentas del mundo las sacuden pero no las doblegan me despojo de
las expectativas de aquello que vendrá aquí estoy a punto de salir a
volar sobre llanuras verdes ir hacia la costa y la sonrisa de las olas
dijo Equilo cómo cuándo las vio sonreír miro miro miro plumas blancas olas
de gesto igual reconcentrado ausente roen y roen su manjar de orilla y
la jovencita de lengua chajea toma dinero sin mirar masca de cuánto lejos
viene de otro mundo platita y números qué exilio sus anclas a la deriva ríe a los
gritos con su interlocutora pasa artículos mastica somos lejanos animales
insectos del campo agujero que se abrió del otro lado del planeta cayeron
sobre nosotros caímos sobre ellos horizontales a través de ranuras nos espían nos
espiaron nos unen nos separan mares vocales sonidos agudos chillidos tal vez
chimangos de otros cielos carroñeros ladrones de nidos las ramas rozan los
edificios raspan sus dedos en el cemento pintado acarician ladrillos ventanas
me traje a mi casa un adoquín entero cuadrado azul con pintas grises
un contador de pisadas marca millones la historia de Palermo barrio de poetas
carros ruedas los golpes de las herraduras y él silencioso devolvía tantos ecos que
se llevó el cielo aquí está compacto con algunas manchas algunas
curvaturas desgaste del tiempo de qué hablo de qué habla la chinita que
ríe a los tumbos latigazos de idioma de qué estoy lleno yo este día luego
de aprender el sabio decir sin palabras de la mariposita allí todavía
está en mi sueño en mi esperanza una forma de existir cómo habrá sido su
niñez del otro lado del mundo siempre hay otro lado lo tenemos ahí en
frente ramas construcciones vamos y venimos vaivén donde estamos flexibles o
rotos o heridos la tala brutal del jardín de los cerezos el niño que llora se enciende
en una marea que se desborda es un barrio tranquilo allí en la calle hay
vederas limpias arboledas nuestras el abismo el opuesto puede estar está del
otro lado de la misma cama la almohada que gira una vuelta y ya
no estamos en el mismo universo increíble puede ser es la brisa fría le
vanta tu otra ala distraídamente mientras cuidabas la izquierda aferrado a
tu áspero adoquín tal vez la mariposa sepa de dónde va a soplar la intensidad
de ráfagas aquí y ahora no sufre sin saber un cambio de fortuna vos
creíste tanto en la suerte una y mil veces arrogante declaraste que
tenías a los dioses agarrados de los huevos tanto tonto el ala se levantó y
a veces se arrancó de cuajo de un hombro tontín ángel caído de alas
chamuscadas no fue ni siquiera un otoño amable muerte vida fue un
tormentón definitivo te precipitaste al fondo de un volcán ardiente te
lastimaste los ojos con alfileres te dejaste morir desangrado en la tina
tina tina cuesta aprender a olfatear precisamente el olor la brisa cómo
nos duele todo de tanto golpear de golpearnos el hombre de al lado se
oscurece la mujer se enfría el retoño que creció hizo una sombra inesperada
al lado de tu tumba duele decirlo estamos en un vaivén de sueños vívidos helados
puede ser el paraíso sin parar la gloria del amor y en ese mismo aleteo un soplo
baja de golpe de las vías del tren y te sacude sin que tus fuerzas puedan equi
librar equilibrarte fue tan sublime instante puedo ver ahora la sonrisa de una
ola que se derrama en la verde era y lava los adoquines es un mar que fusiona todo
las hojas de los árboles navegan veleros peces quebradizos alucinantes sin pe
cera libres en el aire mariposas de aguas profundas salen de tus manos.
XXIII
(Pesca con su hermano en el mar mientras atardece)
Lo que estoy contando no termina nunca porque nunca empezó versea gira
de una línea a otra van y vienen como estas gaviotas grises sobre el mar en
tanto la luna toma forma de luna sobre el agua fue así en el centro de la
tarde ella era una insinuación lejana una especie de mueca princesa del
horizonte luego luego el sonoro estruendo del oleaje ruidoso bullanguero se
fue animando curiosamente a medida que se alejaba la luz frente suyo se ar
maba otro escenario un remolino alocado de muchos colores mezclados matices
que se iban mostrando en un baile de oeste sobre dunas era como si el sol
lanzara sus manotazos de ahogado lo espié mientras encarnaba el anzuelo y
pensaba que no se puede escribir mientras se encarna o se tensa la caña
una cosa o la otra me zambullo en el agua helada grito aúllo de placer de
frío respirar después arena moscas moscardones sutiles ronroneos del viento a
quietado atardecer es el momento de la intimidad la luna empieza a dejar
su huella blanca en la superficie en el ancho dorso del mar centelleos plateados
podría decirse lo mismo de las gaviotas que elongan sus cuellos suspendidas en
el aire manso yoga natural veo veo en el silencio en lugar de encerrarme a
esperar que vengan los ladrones emito sin querer queriendo estos eructos perfuma
dos salen en bocanadas aves de alas blancas brillan en la oscuridad del aire
rasgándola sin sonido alguno dejo rodar pacíficamente una a una mis cabezas son
parte ya de la conchilla refrescada a cada instante por la marea que sube o la brisa
que la roza ruedan son tres cabezas ya desgajadas desprendidas del árbol de mi
cuerpo una canta unos versos inaudibles la otra se desintegra bruscamente
en el colchón de arena la otra se convierte en trescientos millones de gaviotines se
pierden todo se pierde en el mar hasta mi voz que vacila ella también se suma
al momento en que la naturaleza hace una pausa para mostrarse en un raro es
plendor instantáneo cuando no es no somos ni noche ni día sueño o vigilia la hora
de clavar nuestro cuchillo en la espesura fugaz de lo creado hasta el mar reza
sus oraciones de rodillas de pie con las manos los brazos de espuma en alto has
ta el cielo se ha tendido suavemente sobre el agua y la playa la tierra toda
en una unánime eucaristía (todo es uno) ahora respiro profundo mis dedos
sueltan las escamas los peces que habían muerto resucitan cobran alas imprevista
mente y esperan la orden para volar hacerse pájaros lanzarse a otros
horizontes entonces estalla el verso veo en el silencio veo en el silencio lo más
el mayor don de las musas lo dijo él unos meses antes de morir ya está se
hizo esta breve despedida el viento da la pauta la orden de arrancar ya
viene galopando suave desde el noroeste aire de campo que cae sobre el mar y
este cuándo no responde con sus mil millones de gargantas frescas siempre
nuevas jóvenes azules blancos dientes y lenguas vuelve a ponerse en marcha
el carro del sol se fue es solo un latido que suena allá lejos encima de un
velo anaranjado fucsia gris oscuro el día se arranca los últimos pelos de luz
promete volver no termina porque nunca empezó su viaje ya estaba antes de
los caminos llegó quién sabe cuándo esto que digo ya lo dije antes lo dijeron
otros caminaron por esta misma orilla bajo el amparo actual de las
estrellas son ahora unas cuantas me tocan con su brillo los párpados la frente
al fin vuelvo de hablar con el mar el universo sigue aquí en la palma de
mi mano hay una piedra marina en mi escritorio en ella todas las olas se
aquietaron como el dios infinito en el tallo de una flor de cactus la piedrita
tiene forma de dolmen a simple vista no es casi nada pero si bien se mira
encierra finísimos infinitos poros formas nervaduras rajaduras espacios oque
dades la guardo conmigo para que ella cada tanto me recite rece me cante
sus íntimas canciones su piel rugosa me recuerda lo que dejé en la orilla toda
la carnada sobrante y la voz de mi hermano surfeando con las pequeñas olas que
llegaban unas tras otras lentamente a lamerle los pies a enredarse en el humo de
su cigarro la espuma se metía por sus dedos subía hasta su boca y
emitía los sonidos articulados que escuchaba las voces eran el adorno inte
ligente del aire salado la bruma la luz blanca puro gesto brillante de
la luna enseñoreada definitivamente sobre el mundo palabras que navegaban
también por esa estela luminosa rodeada de noche islas palabras que
envolvíamos en sus círculos sonoros los aleteos los picos largos de los ostreros sal
taban de rama en rama de la frondosa selva éramos parte y parte de un
sueño casi sin vernos siluetas movimientos azules más densos materiales de
la misma substancia que nos envolvía y hacia atrás había tantos mares
era impactante estar ahí había una tela rasgada se entraba oh misterio a
un espacio tan real y diurno reconstruido dicen era palpable su espesor
habíamos estado creciendo mucho allí en el agua en la misma orilla tal
vez bajo estas mismas estrellas solíamos ser niños entrelazados qué destino un
azar o las secretas leyes que rigen este enigma vamos y vamos y segui
mos hablando por turnos haciendo volutas de humo con palabras se
suman a la marea que está bajando entonces el oleaje en la orilla se hace
más pronunciado te acordás nos acordamos salen corvinas rubias cazones le
janos pejerreyes tardes de sol amaneceres miedos intraducibles cuento cuento
no tiene final ni principio nunca empezó eso no lo recordamos ya una
vez de súbito estábamos en el mundo contando contando haciendo nues
tras libaciones de palabras ritos de decir y decir hasta las pausas que nos
iluminan a veces incluso vemos en el silencio las verdades que quedan a
pretadas entre una palabra dicha y la otra cuando cesamos en nuestro
oleaje medio desesperado medio balbuceante viene de lejos ya de
cuando éramos chicos había que ver esos dos cómo miraban todo sin hablar y
ahora siguen acá de pie frente al océano buscando qué decir de estas dimensio
nes vamos y venimos pero estamos siempre aquí meditando buscando qué
decir decirnos usted tiene también seguramente una historia nació con alguien
en el costado una vida que se hizo paralela junta es más difícil y a la vez
más fácil ver el abismo que nos distancia está está los puentes viejos y nuevos
lo cruzan de ida y vuelta lo miramos sonriendo en ese pozo interminable ca
yeron los días las risas los llantos los cuerpos que amamos juntos padres ma
dres hermanos amigos rostros y voces cuyos ecos ya no escuchamos por suerte
estamos aquí olvidados de todo eso que yace a nuestros pies estamos como el mar
haciendo aguas respirando como si nada en el mismo lugar con nuestras
voces y palabras de nuestros hondos pulmones salen eructos perfumados pájaros
vuelan desde la orilla hacia el mar oscuro siguen la estela de la
luna cuando estemos durmiendo ya se habrán ido lejos a sumarse al
coro interminable que viaja hacia el horizonte volverán con el día las alas las
olas nuestras palabras puentes para que podamos seguir abrazándonos sin morir.
XXIV
(Juega con un caracol mientras recuerda un sueño)
En un extenso diálogo con los muertos del sueño me palpitó el corazón
desperté y en la mesa de luz había té para tres la cuchara sin restos de miel
hay un gesto que intenta disipar y un repentino ladrido de perros alrededor es
cena y escenario viejos y nuevos gente vieja y nueva yo cargando con dos yo solo
con un peso frío y otro agonizante que despierta y mea sobre mi espalda
camino por esa calle de ida y vuelta ella pide firma cheques cheques cheques sin
cesar pobre así fue parte de su leche y anclas en el mundo desesperada ma
noteándome amorosamente el otro haciéndome agujeros en la espalda
había extraños incendiando el auto para cobrar el seguro y ella chamán con
sonrisa divina y el fuerte joven pedaleando y todos dialogábamos extensa
mente como anuncié largos largos intercambios no era mi intención intro
ducirme así en esa peli iba a mirarla dejarla transcurrir pero dije aaadddentro
voy por más a departir con ellos el mundo ese tan real están presentes y
tal vez estoy viendo ya extinguirse lentamente una forma esta música de micro
cosmos que se desplegó y dio sus acordes únicos para sumarlos al con
cierto amplísimo y expandido en el universo desde los primeros allá en
un espacio tiempo primordial éste sembró por aquí sus aleteos y rumores de
espuma plumas de un sur de planeta igual distinto queda ya corto el lápiz
la respiración entrecortada no hay otras visitas por ahora la trompa de
Ghanesa las lenguas de fuego del espíritu las voces que llegan desde el monte
soplan donde quieren anidan caprichosamente al fin suelen poner sus hue
vos en palabras que son siempre las mismas pero acarrean truenos y tambores
llaman al amor a la guerra al desconcierto del oído despertamos de
un golpe de trueno sin ninguna expectativa quién se anima a flotar así sin cau
sa como el caracol que recorría lento en la luz la hoja marchita de un álamo iba
lamiéndola con todo el cuerpo el insensible esqueleto las nervaduras sin savia
creo yo que buscaba algo que ya era imposible de encontrar amor alimento pero
era parte de un viaje de aprendizaje caracol niño inquieto inquisitivo también
por mi mano fue delicadamente pasando como sobre un papel de mayo
levantado del suelo en la otra mano puse los restos otoñales de los lápices
me gusta galopar de una punta a la otra de la página quedaron las huellas
desgajadas del árbol de la sabiduría uñas que vuelan y recorren las planas
superficies de papiros vírgenes espacio para arar sembrar imprimir rasgos de un
muecas de un silencios gritos de un atropellos tropos tropillas tramos de un latir
decir de un in situ en capilla en ciernes entre líneas desmedidamente preme
ditado huellas de baba sobre naturaleza alada con la Valmungo a punto de que
darse sin filo ni enemigo a quién herir herir sin matar marcarlo nomás
cicatriz y huella en la mejilla del papel la piel recién nacida y puesta ahí
para el regocijo sufriente de la tinta raspo paso a paso uña a uña disminuido
amado por los dedos inaccesible para los muertos que te visitan en los
sueños salen de la lámpara de Aladino los dibujo en el aire hablamos cor
dialmente en una lengua que no se recuerda son pedazos de ligados a sonidos
con asociaciones de nada imágenes que se tejen en un telar de sombras que por
breves destellos reconocemos como parte de un mundo que se estuvo desarmando
en el teatro de nuestro pasado presente sube el telón salen a pedazos una
perra camina un brazo saluda con la mitad de un ojo vemos todo el
borroso país que se creó entre las respiraciones vegetativas sobre la almohada
tan apretada es la vestimenta de ese payaso que no le entra ni una bala
ni un alfiler en ese traje suyo de humo impredecible la otra que fue
madre me esperaba para que le lleve la chequera del Banco Provincia verdes
ramas rectangulares de un árbol derribado firmaba recostada sobre su lecho
de dormir de morir no sé pero firmaba entre bostezos y lamentos inau
dibles no sé entonces de verdad lo digo si eran quejas tal vez lo imaginé ella
firmaba un cheque tras otro me retiraba a respirar en otra luz reaparecida
en un costado de la sala se abrían calles que iban a la misma casa depar
tían amablemente allí diversas personas parientes extraños amigos incluso y
yo volvía cargado con mi hermano menor pesaba quién sabe si era un niño
dormido recostado en mi lomo a cococho o babucha dicen otros o si
ya estaba tieso y subido sobre mis hombros sin saber por qué era un sueño yo
tampoco sabía sé qué hacían ahí acelerando la peli se bajaba yo todo meado por
que tal vez interpreto lo llevaba hacia ella la madre que firmaba cheques pero
él no quería ir y así era un sueño me lo hacía saber en su lenguaje que por de
signio de un poeta misterioso tomaba forma de pis idioma material
líquido específicamente fisiológico olores amarillento de escasa duración pero
de producción incesante en el organismo mientras estamos vivos hombres mu
jeres cuántos versos podemos escribir con ese natural fluido escritura que lle
vamos desde el nacimiento sin elegirla esperanto podríamos propongo a
sumirla como nuestra blanquear su espontánea presencia incuestionada
molesta pedigüeña y convertir la necesidad en virtud hacer los poemas con
él siento interpreto que tal pudo haber sido el mensaje de mi hermanito en
esa obra tan teatral de sombras que pasó la otra noche dicen
que los muertos vienen de visita mientras dormimos y nos dejan enseñanzas
no son simples recuerdos tristes de extrañarlos ganas de verlos en vida o
tra vez en este instante preciso o el lápiz está pensando que digo todo esto
para zafar de otras interpretaciones de ese sueño ortodoxas sexuales en
tonces invento eso es legítimo me defiendo todos deliran mucho los
analistas también los doctores todos vimos al pequeño caracol deslizarse por la
hoja ocre del álamo quebradiza iba curioso sobre la piel de la seca como
sobre una piedra eterna dio un paseo hasta el final y bajó hacia mi mano
abierta qué habrá sentido al tocar la mía caliente con torrentes de sangre bajo
suyo y una canción vital entonada por las arterias las voces de los poros
yo pobre de mí no capté ningún cambio en sus movimientos en su piel grisá
sea inmensamente húmeda ojos cuernos hipersensibles boca que amaga
decir una palabra quién será capaz de escucharla comprenderla él sigue
como si nada recorriendo un mar de humanidad de nervaduras
vuelve a salir hasta posarse nuevamente en la tierra yo tomo
restos polvo gris los disperso entre la innumerable hojarasca marchita caída
de los álamos me refugio en lo que queda lo aprieto entre mis dedos es poco
y él parece refugiarse también en el cálido hueco entre los gusanos sensibles
que lo aprietan y exprimen va dejando sus heroicos gajos como las generaciones
de las hojas así nosotros los lápices las estirpes vamos cayendo unos sobre
otros en el pozo de un otoño que llegará a su tiempo carta marcada
y luego estaremos dispuestos a sobrevivir a reencarnar a resucitar y también
a volver de visita al corazón de las tinieblas iluminadas de los sueños nos
verán llegar entre respiraciones agitadas o serenas nos reconocerán escucha
rán nuestras voces las palabras intraducibles y nos llevarán a cuestas
por esas calles de olvido escenarios ocasionales que se abren y cierran en un par
padeo dejaremos enseñanzas nuestros líquidos celestiales que ya no huelen no
pesan son como largos poemas que acaban ligeros fundidos en el aire celeste.
XXV
(Nada mar adentro)
Naves piel en el agua barrial barrosa a barlovento dedos olorosa espuma clockeo en las orejas lejanos gorjeos barcas gotas de hondura salobre labios dientes fríos torbellinos balsas de abrazar piernas pies envueltos en mantos helados cálidas raíces cabelleras danzando entre las uñas camino horizontal aleteo de perfectas narices campos de neblina afilados manos yemas incrustándose en ellos larguísimo vaivén arriba luz del cielo horizontal entreverada abrazos de altura rulos temblor infinito pelos vellos horadados poros caminos montañas pantanos venas pulcros fibrones palas en flotación suspensas varas amarillas marrones sonrisa de sol abierto en ranuras golondrinas inmersas entre dientes escamas cruzan tus brazos allí respirando oídos ojos cabellos rodillas entro en el fondo escalofríos miedo a no volver de la arena congelada abismo no conocido hielos ancestrales prueba desafío huelo atolondrados amontonamientos químicos salobres huelo el aire marino bien mojado y salpicado del viento que respira unas gotas evaporadas azules celestes alas de un pez sin peso sin substancia no reconozco el aroma embotadas narices adormecidas pieles que no huelen olvidos y entonces gorgoteos sin fin clock plop plap una canción percusión desagote de otros océanos me veo ciego caigo en mis manos verdes oigo el sinsabor de mi lengua no llega el alba a endulzarme el paladar la garganta soy pez mudo deshabitado al ras la ola mesa mis hoyitos de alga se retuercen adquieren el deslizamiento la curvatura de las ranas soy pez ángel anguila congrio asimilado al aceite de lágrima lánguido gimo sin saber voy sin rumbo adentro de las olas masa cuna arcilla salada amplísimos vaivenes llevan traen juegan soy algo más en medio tomo a sorbos sangres mares bebo estoy parte de la piedra disuelta mi mente se hizo brújula la hundí en el foso ciego de luna profunda subí con su flotación automática abrí las piernas el pecho los brazos elongados hasta tocar un horizonte y otro abrí supe de los olores grité a mis oídos al fondo de la recóndita mueca del cerebro busqué la lengua desarmada limpia era todo un esfuerzo hundí la mente corcho innumerable las visiones una tras otra nubes encendidas pájaros aves blancas rosadas cielos altos atalayas insistentes fui un puro ojo en el silencio del nadar enceguecí para encender la otra llama soterrada casi muerta y entré en un intento de luz de oídos boca nariz supe el silencio aterrador en busca del otro que soy siempre con los brazos movimiento el torso deslizándose por los canales grises impregnados de barro líquido vibraciones en paredes blandas ocres encendidas de cuchillos de sol dentelladas en el anchuroso movimiento oleaje acunador alto voltaje y paz sazonando mi piel fuertes contactos leves encuentro en las células de espuma y allí en algunos roces suaves entré a cruzar de un lado a otro pelos pubis líquidos hasta salir arriba… Garganta azul a la intemperie del agua al fondo gorgoteos colibríes zumban tráqueas abismadas goteo gárgaras hueso que roe adentro cae hondura presentida oído líquido misterioso viajo al vilo horizontal al filo y busco oír una letanía lenta oscuro viaje por caños interiores salobres labios gramos de olas saltan arremolinan dientes lenguas árboles salados roncos rumores murmullos serenos sueñan yo barca de uñas dermis óseas mejillas caracoles conchillas arboladas ramas roces rubores de otra aurora lame lejos celeste línea en botes kayak incrustado ranura cabeza envuelta orejas en vuelo hiende corta la masa se abre el cielo rumorea más yemas encantadas pétalos de gozar al ras endeble fronterizo canto de ríos quietos alrededor se vuelven sobre mí veo a medias un brotar de nieves barro el frío al pie que escape de la soga del mar estar estoy recorro inmóvil un organismo verde cabe en él mi remota piel erizo alga nave otra vez de sangre hundida pasto sin materia pisa el océano mi nariz de hule mi sordera mi medio ver sin ver dejo fluir a ciegas los brazos las caderas los puntos vitales los centros de mi río un color torrente baja cae cose teje una línea sutil inmortal sublime sol de pelo lunas veo los ruidos de la orilla canciones gritos niños escondidos saltos bailes arena brilla suavemente llega huele ausente escondo tropo vivo blando cielo desnudado pesa fuera del mar cosmos sin nudos deja me dejo olvidar los músculos sólo se contraen yo salgo de mí entro en el cardumen sosegado muerdo las tripas agresivas no muero ni mato llevo en mí las ramas por la espalda pelotas que hacen campo de trigo temporales absorbiendo el recorrido lento del oleaje altamar abajo el frío oscuro de los peces sin pies ni ojos ni abismos marrones que se ennegrecen en este pleno día el cuello nido de gaviota pico zumo de planeta en cada puñado una salpicadura gotas semen de galaxia célula sangre de nosotros voy caballito de mar hipocampo estrella rueda en medio de un agua cerca de la tierra bajo el aire pulso a pulso estoy regreso es una vuelta una ida de cuerpo pongo mi orina rozagante pude cuesta sale chispea goza con la punta señala la línea equinoccial derrama un fino fin de lágrimas calientes riñones triturados cincuenta y pico de sales amarillas amasadas larga lentamente la más médula silente cavernícola roza roza levísimos pelos interiores planisferio ángeles de meditar nadando viniendo yendo en escamas en pura brasa congelada ardiente masa en párpados corre un cinturón de océanos en pestañas en cejas últimas pupilas encerradas ciego miro dejo oler la olvidada apenas una bocanada de oleaje abrazo satisfecho alegre viva encrucijada y al fondo lejos lejanísimo en áspera de lengua en paladar en deslizante laringe fatigada vivir alto dignamente celebrante el rudo renacuajo es nada es todo deja de mirar es el puro molusco sin memoria sal ola que reclama respira larga vida gran felicidad.
XXVI
(Nada mar adentro. Regresa a la orilla)
Clara luz en espejos verdes gasas desprendidas dagas mansas llevando al puerto incierto nada inexistente puraamarra suelta fina marcación de manos uñas puntas palmas codos otros hombros estirando ligeros en la brisa más dócil del agua iluminada costa sangre que no mana no cambia ardiente falsa alarma lava entre nostalgias plasmas líquenes dentro de una sopa bárbara primigenia extraña me envuelve con besos me ama toma mi mirada trilla miles de vulvas valvas apretadas soy una más flotando en algas calmas navaja amarronada cruce de pétalos en cada rama veo con ternura mi última pisada bajo más hondo el calamar la piedra de los fondos huecos reconocidos cavernosos ojos miro soy mirado es una de viento resoplado abajo cada centímetro me habla canta un misterio canción de sueños arrebatos blancos va mi proa maravilla mi moco blando salmo en cada copla vaso beso labio salado entre mariposas pájaros de escama derretidos finos en su salsa dejo de ver solo deslizo al tacto pecho nudo piloso fibras tetas axilas entregadas siento abajo los campos enterrados bajo la masa de celeste verde aromas sólidos paredes de miradas altas olas una soledad me levanta impura líquida caída horizontal voy en juego al ardoroso oasis de la playa caigo al fulgor de unas manos en barco navego envuelto en palmas de peces imprevistos alguien trae su voz su cuerpo como peces quiere estar aquí conmigo somos juntos ahora un tejido firme en el mito olvidado nace la palabra es sequedad proteo seca pulpa en océano renombre pelada áspera en el hondo campomar de la tráquea surco seco lastre crudo aire enclarísima alba opaca en líquenes amoras no veo sino la quilla de los largos dedos huellas de camas empinadas tiras cañonazos lejos cerca peces de humanidad vacilo arriba floto caigo hacia el azul que va celeste bruto endulzado ahora mimo es piel de astros puro movimiento en celo pisan los cardúmenes añorado vuelco hacia una vieja geografía isla entre todos los mares cantan alzan voces vespertinas sueltan palomas flechas hacia mi hundido bajo esternón pileta de riñones vaso páncreas largos intestinos congrios bagres navegantes espinas de mareas timoneles huevos lágrimas de espuma el puerto hundido desatadas partes de una cruz articulada testículos frágiles canoas indiscretas bordes vellos púbicos públicos señales balsas sostenes vida en cuerpos de aguaviva medusas mejores calmas viajan blancas transparentes adentro vida leche minúscula secreta el todo ego caracol en alga ostra en corpúsculo carnoso estoy allí entramado suelto cabizbajo alto soñadores pelos que revuelven el mosto la pulpa los pelícanos giran se zambullen explotan en mi oído bajo salgo nuevo arriba oleaje piso madurada arena milenaria granos bajo plantas suelo de planeta salto avanzo cuánta luz viva ahora opaca atravesando lo que viene punta toda entera lista desplegada veo un eje largo vivo en él navego pasos entusiastas viven crujen surgen enamoran locos labios dientes de crustáceos vibran trastos otras nuevas raíces del abismo vienen abren paso camino cantan… rizada agua allí plancho mis brazos por donde planeo y copio en mi piel escalofrío rumor de globitos rotos en mis pelos amasando nave el alfombrado transcurrir del oleaje voy yo abrazado a todos mis temores gozos menos olvidados con los ojos de todos las risas que me persiguen muertos me veo ves continuo perturbado este milagro otro otra siempre al acecho me sofocan me calcinan de a miles espectros espectrales pero abierta mi herida de ola en ola entrando cejas pestañas alumbradas vasta harina de mar teje en mi cabeza repetido canta en mi árbol sitio de legumbres crecidas que siento miro en envolturas de dedos refinados frescos descoloridas raíces lazos que se han ido soltado desprendido de arriba cual rugosos pabellones de humo sal médanos quebrados entre huesos de luna bajan de los altos misterios y las nubes sólo yo entro en los terraplenes de arena sostenida por una abismada esencia de planeta alas de ángeles caídos pisadas firmes apilados en sucesivas muertes lentos vibro azul en vasos explotados rojos irisados sobre puntas de horizonte en ritos caracoles vencidos abiertas amapolas de las olas miedos arrullados delante de la verde espuma voladora navego busco rápido sentir oler dejo caer un deseo un viento en la palma de mi mano no tengo más voluntad me ahogo respirando raudo rasante y dejo ya de caminar sobre el mar hundido sol en el aire canto fuera del agua lloro.
Orden del libro
Coplas de orilla
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