Diario de Adolescencia

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(fragmento)

Las calles de la Villa zigzagueaban hasta perderse en el bosque o la playa, y eran de arena, arena que nos enfriaba las plantas de los pies, o nos quemaba, y nos daba sobre todo una noción de libertad incalculable. No usar zapatillas, ni de día ni de noche, hundir los dedos en la blandura, dejar las huellas, entrar a las casas y a los negocios, cruzar los umbrales siempre descalzos. La alegría de la desnudez empezaba por los pies, subía por las piernas y seguía subiendo hasta el pelo. Así nos perdíamos en los días y las noches de la Villa, lejos de casa pero como en el patio de nuestra casa, sin temores, sin vigilancia, sin tiempo. La fundación del placer en la piel de los pies, en resto del cuerpo, brisa deliciosa del mar, macerada con aromas de pino y acacias, y en las veredas, también de arena, la invitación a los ruidos y las luces de los negocios de verano. Nos juntábamos a medianoche en “La bola negra”, entre el humo de cigarrillos y el tintinear de los vasos de whisky que todavía no habíamos probado. Una misma libertad sin edades, y sobre los flippers la excitación de apostar, de jugar. Y en la rocola empezar a sentir una pre—melancolía escuchando a los Bee Gees o a Serrat o a Carlos Barocela o a Creedence… Por primera vez un nombre empezó a tener el gusto de la hierba, de la que crecía en el valle que eran aquí hojas de duros tamariscos frente al mar. 

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El libro está disponible en las librerías:

Alfonsina Centro

Alfonsina Sur

Alfonsina Mar Azul

Casa Böhm Villa Gesell

Librópolis Villa Gesell

Libros del Bosque Mar de las Pampas

Hojas del Viento Mar Azul

El túnel Pinamar

De las luces Mar del Plata

El Ventanal Mar del Plata

El Aleph Lomas de Zamora

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