La poesía, el mar y las artes plásticas. Algunos textos e imágenes del encuentro del 10 de mayo de 2025 en el Taller del Sol de Silvia Golztman (General Madariaga).
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El escudo de Aquiles
La Ilíada
Canto XVIII
(Fragmentos)
478 Hizo lo primero de todo un escudo grande y fuerte, de variada labor, con triple cenefa brillante y reluciente, provisto de una abrazadera de plata. Cinco capas tenía el escudo, y en la superior grabó el dios muchas artísticas figuras, con sabia inteligencia.
483 Allí puso la tierra, el cielo, el mar, el sol infatigable y la luna llena; allí, las estrellas que el cielo coronan (…) representó también dos ciudades de hombres dotados de palabra. En la una se celebraban bodas y festines: las novias salían de sus habitaciones y eran acompañadas por la ciudad á la luz de antorchas encendidas, oíanse repetidos cantos de himeneo, jóvenes danzantes formaban ruedos, dentro de los cuales sonaban flautas y cítaras, y las matronas admiraban el espectáculo desde los vestíbulos de las casas (…) La otra ciudad aparecía cercada por dos ejércitos cuyos individuos, revestidos de lucientes armaduras, no estaban acordes: los del primero deseaban arruinar la plaza, y los otros querían dividir en dos partes cuantas riquezas encerraba la hermosa población. Pero los ciudadanos aún no se rendían, y preparaban secretamente una emboscada. Mujeres, niños y ancianos, subidos en la muralla, la defendían. Los sitiados marchaban, llevando al frente a Marte y á Palas Minerva, ambos de oro y con áureas vestiduras, hermosos, grandes, armados y distinguidos, como dioses; pues los hombres eran de estatura menor (…) Luego, en el lugar escogido para la emboscada, que era á orillas de un río y cerca de un abrevadero que utilizaba todo el ganado, sentábanse, cubiertos de reluciente bronce, y ponían dos centinelas avanzados para que les avisaran la llegada de las ovejas y de los bueyes de retorcidos cuernos. Pronto se presentaban los rebaños con dos pastores que se recreaban tocando la zampoña, sin presentir la asechanza. Cuando los emboscados los veían venir, corrían á su encuentro, se apoderaban de los rebaños de bueyes y de los magníficos hatos de blancas ovejas y mataban á los guardianes. Los sitiadores, que se hallaban reunidos en junta, oían el vocerío que se alzaba en torno de los bueyes, y montando ágiles corceles, acudían presurosos. Pronto se trababa á orillas del río una batalla en la cual heríanse unos á otros con broncíneas lanzas. Allí se agitaban la Discordia, el Tumulto y la funesta Parca, que á un tiempo cogía á un guerrero con vida aún, pero recientemente herido, dejaba ileso á otro y arrastraba, asiéndolo de los pies, por el campo de la batalla á un tercero que la muerte recibiera; y el ropaje que cubría su espalda estaba teñido de sangre humana. Movíanse todos como hombres vivos, peleaban y retiraban los muertos.
541 Representó también una blanda tierra noval, un campo fértil y vasto que se labraba por tercera vez: acá y allá muchos labradores guiaban las yuntas, y al llegar al confín del campo, un hombre les salía al encuentro y les daba una copa de dulce vino; y ellos volvían atrás, abriendo nuevos surcos, y deseaban llegar al otro extremo del noval profundo. Y la tierra que dejaban á su espalda negreaba y parecía labrada, siendo toda de oro; lo cual constituía una singular maravilla (…) Mancebos y doncellas hermosas, cogidos de las manos, se divertían bailando: éstas llevaban vestidos de sutil lino y bonitas guirnaldas, y aquéllos, túnicas bien tejidas y algo lustrosas, como frotadas con aceite, y sables de oro suspendidos de argénteos tahalíes. Unas veces, moviendo los diestros pies, daban vueltas á la redonda con la misma facilidad con que el alfarero aplica su mano al torno y lo prueba para ver si corre, y en otras ocasiones se colocaban por hileras y bailaban separadamente. Gentío inmenso rodeaba el baile y se holgaba en contemplarlo. Un divino aedo cantaba, acompañándose con la cítara; y en cuanto se oía el preludio, dos saltadores hacían cabriolas en medio de la muchedumbre.
606 En la orla del sólido escudo representó la poderosa corriente del río Océano.
609 Después que construyó el grande y fuerte escudo, hizo para Aquiles una coraza más reluciente que el resplandor del fuego; un sólido casco, hermoso, labrado, de áurea cimera, que á sus sienes se adaptara, y unas grebas de dúctil estaño.
614 Cuando el ilustre cojo de ambos pies hubo fabricado las armas, entrególas á la madre de Aquiles. Y Tetis saltó, como un gavilán, desde el nevado Olimpo, llevando la reluciente armadura que Vulcano había construído.
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Coplas de orilla
(libro de mi autoría, 2015)
Copla XI (fragmentos)
(Celebra la escritura pictórica de un amigo y quiere imitarla)
Yo había escrito que él pintaba palabras con colores y formas marinas
secuencia de olas engarzadas en azules verdes rojos amarillos negros
anillos de una mente derramada como luz de luna sobre el mar
titilando encendiendo los párpados del agua tejiendo un discurso más
puro de lo indecible una relación directa entre los movimientos plásticos
del corazón y de la sangre la mano alzada corriendo sobre la tela como
un arroyito a veces río se plasmaba allá la esencia grito de su rápido
sentimiento fuego brasa impulso vibración celeste en el nervio encendido
de su mano corre vuela pájaros uno en cada dedo pulsar de rayos relámpagos
en el dorso orilla de un caracol furia y canción también de los minúsculos
tejidos que forman el cuerpo corría transcurría celebrando su ansia de vivir
plantando su semilla de arco iris en un espacio abierto entregado vacío qué feliz
de hablar con los pinceles subido al peldaño más iluminado de
esta vida rastrera altiva el ojo por encima de lo que está más muerto
el vivir neutro del escriba del operario gris de los relojes era
una rebelión maravillosa maravillada de su propia fe
humor de saberse frágil solitario empujado por la propia sangre
a celebrar cada instante de vida con más vida poner todo sentir
con la cabeza pensar con el corazón escuchar con toda la piel y ver
con la frente los pies los veinte dedos las uñas las pestañas
qué contagio de luz (…) es que vivimos
en un sueño todo se ensalza y se derrumba de modos que
no alcanzamos a entender juguetes de los dioses de los sueños
formaciones arbitrarias árboles flores plantas de este instante
escucho un reloj y un ladrido de perro en qué distancia y
varios motores siempre suenan motores de autos de motos el
mundo está impregnado de ruidos de motores en marcha
y encima de todo está la luna y el sabor del pez limón
y el vino torrontés y los amigos que dejaron en la mesa sus
palabras desnudas el otro las lleva a su garganta las procesa
y expulsa plumajes y brillos por sus dedos canta
grita arpegios lineales como un discurso en un lenguaje una
carta a su hijo y la escribe con manchas sin código nadie entiende
salvo el corazón el suyo y el de los que miran la obra y dicen
qué lenguaje es éste no tiene alfabeto sílabas oraciones
por qué a pesar de todo entiendo aquí hay un pensamiento que se
hizo fulgor y friso y discurso esplendoroso más luminoso que
las muecas grises que forman nuestra escritura esto se parece más
a un agónico intento por comprender de qué materia está hecha
nuestra mente qué muros limitan nuestra comprensión del mundo
yo sabía la música los rumores y las líneas abstractas que no
imitan la perfección de una rosa llevan en sí mismas
los secretos del ser expresan algo que no está dicho él
me dijo que la pintura abstracta no era tal era un lenguaje
escritura construida a impulsos del deseo
pura intuición yo acompañé las ideas de mi amigo
miraba con asombro cartas lomos vértebras pintadas era es la clave pensé
aquí hay un individuo de la especie que escribe con colores
y formas sobre una tela blanca papiro rollo palimpsesto vuelve
la hoja en blanco nos vamos todos a dormir vivamus atque amemus.
Carta a Paul, de Ricardo Roux
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Aquí estoy. Un día antes de.
Sentada tratando de descifrar y transmitir, como nace un misterio.
¿Como explicar lo que dicen estas manchas coloreadas y los signos que las surcan y atraviesan, revelando un lenguaje desconocido? Ellos susurran, algún relato atemporal y el deseo de huellar el camino, tan necesario para sentir el tránsito por este fragmento vital.
Mis relatos visuales son presencias gestadas por mi hacer. ¡Si! Mi cuerpo mano y humanidad toda acciona y se entrega, pero estos gestos no son míos. Están por allí, por aquí, por todos lados. Los llevo prestados. No tengo que salir a buscar. Se anteponen, me atraviesan. No piden permiso, me habitan y traspasan.
Están vivos de presencias y ausencias: los veo, siento y percibo con todos mis sentidos.
Están en los ríos, mares, lagunas, cerros, y la naturaleza toda. En cada rincón están. En cada encuentro humano y la energía que derrama. No dejo de percibirlos, y cada vez se me revelan más. Están en las texturas del tiempo que teje cada rincón caminado y vivido. ¿Que puedo hacer sino dejarlos ser?
Quien sabe en qué momento y porque, surgieron de un lugar innombrable, inmemorial. Vienen de lejos y hace tiempo, la cocina de la vida les fue dando forma.
Son la verdad más verdadera que llevo, con todas las preguntas que los acompañan. Por cada verdad en el gesto, la pregunta por su ser verdad. De esas que se interrogan a sí mismas.
Son silencio y grito, vida y muerte, espacio y vacíos, son sombra luz y letanías. Mis miedos e inseguridades bailan al son de las manchas que los conjuran.
Como explicar su gestación, como explicarlas, y el proceso creador que las hace perceptibles. Sin embargo, irrumpen y aquí se nos presentan, a veces después de pelearla una y otra vez, hasta que al fin la imagen aflora en una parición bien intencionada.
No hay lenguaje para otorgarles sentido, sin embargo, están llenas de sentido y son mi vida misma. Energía que atraviesa cada espacio de mi ser. ¿Serán poesía? Claramente metáfora sin rebuscamientos.
Allí están, y no les pregunto nada, las dejo ser. Es el regalo amado que me y te puedo ofrecer. No me preguntes más, vienen porque el amor con todo lo suyo las pario.
Silvia Goltzman, mayo del 2025
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Poemas inspirados en obras de Silvia:
Bebí todos los azules del mar de la inocencia, sacrifique cada espacio de luz para alumbrar la escena, el fragor del dolor quedó al desnudo, la marea subió y quede flotando en sangre, bañándome en gritos ajenos qué fui haciendo carne,
temblé de frío en sus olas, inmolando la extrañeza de aquel sentir me entregue al estrago, así, como un náufrago a la deriva , flotando en la embriaguez de su propia finitud..
Andrea Squetino
(Inspirado en la obra: Marea roja)
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Bajó la mirada
intentando ocultar sus emociones
el aire estaba tibio
la brisa salada corría arremolinando miedos.
Que nadie vea sus ojos
que no descubran su claro palpitar
que no se disipe su calma
que nadie mire el diamante fugaz
que lleva en la mirada…
El cielo navegaba en su iris
y el espejo del alba
daba luz al suceso…
Los peces sangran pero no quieren morir …
una y otra vez
repetía en su mente
una y otra vez
repetía
como un eco.
Andrea Squetino
(Inspirado en la obra: Navegando cielos)
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Respira
Oleaje detenido en el tiempo
Eco de espuma atrapado en adobos
Comparten un mismo pulso
El ojo se hunde
La luz danza
En un abismo infinito
Respira
Las aguas, del lienzo y la imagen
Conjuran su hechizo: capturar lo inasible.
¿Cómo atrapar en un trazo la caricia de una ola?
¿Cómo inmortalizar la transparencia del azul que cambia con el cielo?
Una alquimista convierte óleo en oleaje,
Pinceladas en brisa salina,
Sombras en espuma efímera.
Respira
El mar, siempre el mar,
Creador incansable que esculpe costas con su vaivén,
Que desdibuja límites con su saliva de sal.
El que todo lo esboza y todo lo borra.
Toca y transforma:
La piedra se vuelve arena, el madero se afina,
Los rostros se reflejan y se pierden en su inmensidad.
Respira
La obra y las aguas se espejan
Son testigos de la eternidad en movimiento.
Nacer del impulso humano
De la danza cósmica de la luna.
Son el mismo misterio:
La belleza de lo escurridizo,
La certeza de que todo y nada, permanece.
Respira
Mariela Dielschneider
(Inspirado en la obra: A veces el trazo se vuelve poesía)
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Tegumento
El agua y la piel comparten un pacto secreto
Un entendimiento primitivo que no necesita palabras.
Apenas se rozan
La carne recuerda que también es río
Que también sabe de mareas.
El agua desliza sus dedos líquidos sobre la piel
Sabe leer el alfabeto oculto,
Descifrando sus colinas y sus grietas,
Es un amante paciente,
Que no empuja ni invade, que envuelve
Que susurra un eco tibio sobre la corteza.
La piel, abierta y viva, la reconoce.
Abre sus poros como boca sedienta
La deja entrar, para beberla, para serla.
Porque en el fondo,
¿No es la piel también un lago donde flotan los recuerdos?
¿No es el cuerpo un océano contenido, donde laten las mareas de la sangre?
Hay algo sagrado en ese encuentro:
Agua y piel, piel y agua.
Como dos espejos que se reflejan,
Como dos amantes que se buscan desde siempre.
Una se desliza, la otra tiembla, y por un instante, no hay fronteras entre ellas.
Mariela Dielschneider
(Inspirado en la obra: Atravesando mareas)
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La mar no estaba serena
Ruges ,en la tarde gris
azotando piedras.
Alaridos de justicia ,
en la oscurida
de estos días indolentes.
Sonidos de Manantial
Azules acuosos
Cálidos silbidos de la tarde
Temerario vuelo de pájaros.
Un cielo purpura
Arrullando la inocencia.
María Mercedes Ramirez.
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Invitada a meditar por el mar que celebra al bosque y unida a la imagen del gran médano, amaneció lo que estaba perdido en el vacío, y se hizo presente.
Los pinos, las piedras, el agua gris salada, fría, interrogan.
El espacio de la contemplación sabe a intercambio, a sol y luna de encuentro. Un movimiento enredado donde los yoes se evaporan en les otres.
Nada más que, dejar que la obra sea.
Helvia Catena
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AZULES DE LOS MARES QUE HABITO
©Gustavo Dos Santos
LO VISTO AHÍ
Astillas de agua
La lluvia es la hija que retorna
Perfumada de historias
Que el mar aguarda.
¿Qué corazón impertinente
Velará por el ocre y el azul
Del agua en el agua
Esta vez?
Es mudo el secreto
Que canta así
Crepitando
Con unas manos en llamas
Que inundan el mundo.
Un parpadeo y una impresión
Hacen lo eterno.
Marea y oleaje:
Gratitud
Sobre el lienzo irreversible
De la arena.
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ORIGEN Y EXTENSIÓN DEL MAR
Una mujer inventa el mar
Y emergen
La íntima sed y las horas.
En beneficio del día
Siembra islas también
Para que algo esté cerca
O aprenda a volver.
Más tarde
Como quien nombra
Un lugar en un sueño
Que olvidará pero existe
Ardiendo en memorias
Nunca blanca
Ella aprende a mirar
Y nada más.
A veces,
Le pide al viento
Que baile y se lleve
Toda tristeza…
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CONTRAVIENTO
La nave es el deseo
Y su nombre sopla las velas
De tal modo
Que una a una
Las estrellas se despegan
Caen
Se ahogan…
Lo oscuro al fin
Pone las cosas
En su justo lugar.
La noche negra es propicia
Para hallar lo que aún
Nadie se anima a perder.
Y entre las almas que insisten
Está ella
Buscando una forma que explique
La urgencia y la calma.
Un lenguaje indescifrable
Que atisba.
Buscar es buscar.
No pensaba en un puerto
Cuando la luna
Tendió su alfombra en el agua
Para verla llegar.
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CRECIMIENTO DEL MAR
Con un ademán invisible
Que imprime
Su furia dócil, difusa
A esta hora crece el mar.
Y todo el aire se posa en una línea
Que sostiene
Desveladas utopías allá en el fin…
Un solo horizonte nos sobra
Para creer.
No importa la hora.
Nuestro oficio será imaginar
Huellas, suspiros
Un eco en la brisa
Que a todos despierta mañana.
Así crece el mar.
Un horizonte y un ademán.
Y en su boca
-Siempre, siempre-
La luz…
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ENTRE EL AGUA Y EL FUEGO
Tendida en la trama del agua
Resuelve el palpitar
De lo entrevisto
Con un rayo de matices
En audaz disolución.
Luego, la sal
Se vuelve danza desde allí.
No habrá dos mares
Ni un espejo
Sino algo concreto
Destellos de una música abierta
De par en par
Y un perfume que renace y se abre.
Esta es la ceremonia
Que invita a cruzar
De la nada a lo sensible.
Ella dispone su cuerpo
Ciega se entrega
No es preciso respirar
Compone el fondo
Y la radiante superficie
Que ya no confunde.
Su piel sabe a metáfora
La incierta imagen es un fulgor
Que gota a gota
Inaugura lo sutil
De un paisaje inmensurable:
Marea y aliento
Frente a frente.
No habrá dos mares
Ni un espejo
Sino un verbo que destella
Ella y la radiante superficie
Del transido universo
Frente a frente otra vez:
La ancestral felicidad de aparecer.
*
NAVE Y ARDOR
El naufragio es la derrota de los barcos
Y es también la señal infalible
De mil justas rebeliones imprevistas
Que arrastran
Descomponen
Y desarman
Que consagran su ardor en torbellinos
La prueba
De incesantes batallas
De victorias consecuentes
Que suceden
Con acierto y sin pausa
A pesar del silencio
Que seduce, distrae, clausura…
Lo cierto es que siempre
Arden rosas de los vientos
Y hasta el sol se apaga en las noches.
Todos son cómplices guiños
Que aprendimos a leer
En la popa de esta nave
Intacta, por hoy.
*
PARA SER O PARECER
Justo al pájaro le dice
‘No sé qué diría de mí
Si supiera caer’.
Y así cae:
Se eleva.
Algo la nombra
Con bocas de ayer.
Es propio de los blancos corales
Buscarla
Y amar así
Con agudo desliz
La feliz profundidad
De sus ansias.
‘Ya no sé qué diría de mí
Ni por dónde empezar
A contar
Las estrellas’
Dice apenas con el alma,
Las manos como vivos corales
De un mar sin fondo
Que ella quería.
Y así cae.
Como el día resbala
Por el barro del gran acantilado.
Ella cae y se eleva.
Justo al pájaro le dice
‘Yo podría volar,
Ya vas a ver’
Y así cae
Y se eleva
Sin saber cómo es caer.
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