Textos del encuentro de La poesía y el mar, del 25 de enero de 2025, con el tema Poesía, psicoanálisis, infancia. Chalet de don Carlos, Pinar del Norte, Villa Gesell.
*
Mi niñez
Tenía diez años y un gato
Peludo, funámbulo y necio
Que me esperaba en los alambres del patio
A la vuelta del colegio
Tenía un balcón con albahaca
Y un ejército de botones
Y un tren con vagones de lata
Roto entre dos estaciones
Tenía un cielo azul y un jardín de adoquines
Y una historia a quemar temblándome en la piel
Era un bello jinete
Sobre mi patinete
Burlando cada esquina
Como una golondrina
Sin nada que olvidar
Porque ayer aprendí a volar
Perdiendo el tiempo, de cara el mar
Tenía una casa sombría
Que madre vistió de ternura
Y una almohada que hablaba y sabía
De mi ambición de ser cura
Tenía un canario amarillo
Que solo trinaba su pena
Oyendo algún viejo organillo
O mi radio de galena
Y en julio, en Aragón, tenía un pueblecillo
Una acequia, un establo y unas ruinas al sol
Al viento los ombligos
Volaban cuatro amigos
Picados de viruela
Y huérfanos de escuela
Robando uva y maíz
Chupando caña y regaliz
Creo que entonces yo era feliz
Tenía cuatro sacramentos
Y un ángel de la guarda amigo
Y un «Paris-Hollywood» prestado y mugriento
Escondido entre los libros
Tenía una novia morena
Que abrió a la luna mis sentidos
Jugando los juegos prohibidos
A la sombra de una higuera
Crucé por la niñez imitando a mi hermano
Descerrajando el viento y apedreando al sol
Mi madre crió canas
Pespunteando pijamas
Mi padre se hizo viejo
Sin verse en el espejo
Y mi hermano se fue
De casa, por primera vez
¿Y dónde dónde fue mi niñez?
Joan Manuel Serrat
*
Texto I Poesía y Psicoanálisis (sábado 25 de enero 2025)
Gustavo Zaldivar nos dejó algunas consideraciones sobre la relación entre el Psicoanálisis y la poesía.
“Lacan preciso que los recursos del psicoanálisis están tomados de la poesía. Luego agrega, que si el analista es poeta el sujeto puede convertirse en ese personaje esencial que es el vacío que circula por el poema”.
Esta afirmación nos remite a una idea de la interpretación Lacaniana que es diferente a la interpretación Freudiana. Esta es esencialmente una traducción del inconsciente, leyendo en los sueños, los lapsus, los chistes el sentido sexual que puede descifrarse como un mensaje cifrado.
La interpretación lacaniana va más allá del sentido sexual, apuntando sus intervenciones a una concepción del inconsciente que tiene que ver con que no hay un contenido último, más bien lo que hay es un vacío que nos habita y nos interroga permanentemente. Nos convoca a buscar algo de nuestro deseo, que no es universal, de nuestro deseo singular, que es lo que nos pasa a cada uno en relación al cuerpo, al goce, a los vínculos, a nuestras identidades y a nuestros afectos, a nuestros ideales, a nuestros valores y nuestras búsquedas. Y ahí la verdad que se pone en juego es una verdad que tiene que advenir dando la palabra y dejando que ese vacío hable. Que es todo lo contrario a lo que hace un psicólogo interpretando y diciendo que lo que a usted le pasa es esto por esto y por lo otro. Entonces ahí hay que callar y entregarse a la experiencia poética de lo que es un análisis, al silencio, al mediodecir, hacer de oráculo, hacer resonar, y dar la palabra al analizante para dar lugar al fallido, al lapsus, al malentendido, a las historias plenas del goce de hablar, empujadas desde el narcisismo, narrando los laberintos del deseo. Y bueno, y eso está a la orden del día si nos ponemos a hablar, enseguida sucede.
Estamos entonces en una concepción del lenguaje que el psicoanálisis toma, de Román Jakobson (Lingüística y Poética) , donde no hay un referente, no hay un código para explicar toda la experiencia humana, y que cada significante produce un sentido en relación a otro significante y ya no con un significado único, entonces el inconsciente es esa experiencia del hombre con el lenguaje que lo remite a un permanente desencuentro con el sentido ultimo de todas las cosas.
Al respecto dice Miller, “Solo hay algo nuevo en el significado, cuando hay algo nuevo en el significante. Aquí los que nos informan no son los especialistas en la comunicación, son los poetas, los escritores, y también los poetas espontáneos que son los analizantes cuando no se les impide en nombre de una teoría preestablecidas dar libre curso a sus invenciones significantes.”
“El descubrimiento del Psicoanálisis es que el lenguaje transforma al individuo humano hasta en su cuerpo, en lo mas profundo de si mismo, que transforma sus necesidades, que transforma sus afectos”. No hay más que acordarse de aquella peli “Il Postino” para dimensionar lo que estamos diciendo, para corroborar el poder de una metáfora.
Allí, en esta dimensión del lenguaje, se encuentra la esencia de la experiencia del análisis y creo que en gran medida la experiencia poética. Espero haber podido decir algo que tenga alguna resonancia por lo menos en ustedes.
*
Quien no se lanza mar adentro,
nada sabe del azul profundo del agua
ni del hervor de las aguas que bullen.
Nada sabe de las noches tranquilas
cuando el navío avanza dejando una estela de silencio.
Nada sabe de la alegría de quedarse sin amarras,
apoyado sólo en Dios,
más seguro que el mismo océano.
Desventurado aquel que se queda en la orilla
y pone toda su esperanza en tierra firme,
la de los hombres razonables, calculadores, seguros de sí mismos
que imaginan ser ricos y están desnudos……”
*
Lazos
Nos lanzó una misma mano abierta
fuerte
a la hora de lanzar.
Nos creó el mismo acto de amor
generosamente repetido.
Nos acunó una sola voz de únicos matices,
y el varonil abrazo, irrevocable,
nos enjugó las lágrimas.
Somos ramas
con la raíz compartida,
con la savia compartida.
El mismo pan, la misma levadura.
Si la memoria borra algunas cosas,
si el cansancio enturbia las miradas francas
o la muerte amenaza con tumbarnos el árbol,
hermano, no te aflijas.
Reforzaremos nudos.
Enredaremos hilos.
Seremos una trama de voces y latidos.
Más allá de tu tiempo, y del mío,
hermano
andarás por la sangre de mis hijos
en renovada mezcla de cadencias y ritmos;
en el asombro de sus ojos entreabiertos
se colará también un soplo de tu espíritu.
Patricia Zaldívar
*
Carta a María Elena y su respuesta
Buenos Aires, sábado 8 de agosto de 2020
Inspirado por el poema “La asunción de la Poesía” de nuestra madre nutricia de magias, fantasías, disparates y sueños entre otras yerbas, Maria Elena Walsh escrita en 1958 del libro “Casi Milagro”, y que trajo al espacio Daniel Perez, me reencontré con una carta que le escribí en 1981, al enterarme de que ella padecía una enfermedad terminal. Casi al mismo tiempo, elCCKirchner, convocó a agradecerle su presencia en nuestras vidas en su sitio de Instagram, invocando una hermosa zambita de María Elena que expresa su agradecimiento a quien alguna vez la ayudo en su tristeza. Esto me motivo finalmente a compartirla con ustedes, en la confianza y la sensibilidad con la que nuestro poeta en jefe logra unirnos y convocarnos, superando el pudor y compartiendo también la inolvidable, sencilla y agradecida (como no podía ser de otra manera) respuesta de Maria Elena.
Villa Gesell, 4 de diciembre de 1981
Querida Maria Elena:
Quizás porque a mi corazón de siete años enamoraba tu canción, o porque me llevo tres horas escribir del disco y no por deber de la escuela, aquella letra torcida de Don Enrique del Meñique tan loca y divertida con el esfuerzo que gusta mas de lo que cuesta….
O porque a los quince años enseñaba tus canciones a los chicos de la escuelita donde trabajaba con mi guitarra, gozando en su lenguaje y rescatando la ternura de sus miradas como con una varita mágica.
O porque a los diecisiete entendí con vos que las canciones de cuna podían decir algo mas que un arroró y que de giles estamos llenos y que en el mundo del revés no existen carteros sino palomas y mariposas que nos cuentan cosas y que helados se puede escribir hela 2.
O porque mi voz enamorada supo de viajes y recuerdos sin ventanas ni barcas encalladas y pude mirar con tristeza la soledad de una estatua.
O porque en el país del jardín de infantes con maestras asaltantes sin guardapolvos ni meriendas es tu voz la denunciante.
O solo porque hoy, a los veintidós, padeciendo nuestros males plurales, es tu canto el que me sobrevive y tu mano la que se tiende en tus palabras.
Seguro que por todas estas cosas me ocurren estas ganas de abrazarte, reconocerte y reconocerme con la fuerza que habita en las nuevas esperanzas y la claridad que otorga la muerte desenmascarada.
Y como si de vivir morimos, no fue al divino botón seguís siendo memoria nuestra, sigo siendo extensión donde perdura tu voz.
Con mucho afecto, Gustavo.
Buenos Aires, 17/12/1981
Querido Gustavo: Gracias por tus hermosas palabras, porque me ayudas a seguir peleando por estar en un mundo donde hay gente que vale la pena.
Que seas muy feliz, un abrazo de
Maria Elena
*
El show del perro salchicha
Perro Salchicha Gordo Bachicha
Toma solcito a la orilla del mar
Tiene sombrero de marinero
Y en vez de traje se puso collar
Una gaviota medio marmota
Bizca y con cara de preocupación
Viene planeando y mira buscando
El desayuno para su pichón
Pronto aterriza porque divisa
Un bicho gordo como salchichón
Dice: Qué rico, y abriendo el pico
Pesca el perrito como un camarón
Perro salchicha con calma chicha
En helicóptero cree volar
La pajarraca como lo hamaca
Entre las nubes y arriba del mar
Así lo lleva hasta la cueva donde
El pichón se canso de esperar
Pone en el plato liebre por gato
Cosa que a todos nos puede pasar
El pichón pía con energía dice
Mamá te ha fallado el radar
El desayuno es muy perruno
Cuando lo pico se pone a ladrar
Doña gaviota va y se alborota
Perro salchicha un mordisco le da
En la pelea que cosa fea
Vuelan las plumas de aquí para allá
Doña gaviota ojo en compota
Perro salchicha con más de un chichón
Así termina la tremolina
Espero que servirá de lección
El que se va para la playa que desconfíe de un viaje en avión
Y sobre todo haga de modo que no lo tomen por un camarón
María Elena Walsh
*
Un lagarto verde
Por el Mar de las Antillas
(que también Caribe llaman)
batida por olas duras
y ornada de espumas blandas,
bajo el sol que la persigue
y el viento que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.
Alta corona de azúcar
le tejen agudas cañas;
no por coronada libre,
sí de su corona esclava:
reina del manto hacia fuera,
del manto adentro, vasalla,
triste como la más triste
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.
Junto a la orilla del mar,
tú que estás en fija guardia,
fíjate, guardián marino,
en la punta de las lanzas
y en el trueno de las olas
y en el grito de las llamas
y en el lagarto despierto
sacar las uñas del mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.
Nicolás Guillén
*
Coplas de orilla
XXIII
(Pesca con su hermano en el mar mientras atardece)
Lo que estoy contando no termina nunca porque nunca empezó versea gira
de una línea a otra van y vienen como estas gaviotas grises sobre el mar en
tanto la luna toma forma de luna sobre el agua fue así en el centro de la
tarde ella era una insinuación lejana una especie de mueca princesa del
horizonte luego luego el sonoro estruendo del oleaje ruidoso bullanguero se
fue animando curiosamente a medida que se alejaba la luz frente suyo se ar
maba otro escenario un remolino alocado de muchos colores mezclados matices
que se iban mostrando en un baile de oeste sobre dunas era como si el sol
lanzara sus manotazos de ahogado lo espié mientras encarnaba el anzuelo y
pensaba que no se puede escribir mientras se encarna o se tensa la caña
una cosa o la otra me zambullo en el agua helada grito aúllo de placer de
frío respirar después arena moscas moscardones sutiles ronroneos del viento a
quietado atardecer es el momento de la intimidad la luna empieza a dejar
su huella blanca en la superficie en el ancho dorso del mar centelleos plateados
podría decirse lo mismo de las gaviotas que elongan sus cuellos suspendidas en
el aire manso yoga natural veo veo en el silencio en lugar de encerrarme a
esperar que vengan los ladrones emito sin querer queriendo estos eructos perfuma
dos salen en bocanadas aves de alas blancas brillan en la oscuridad del aire
rasgándola sin sonido alguno dejo rodar pacíficamente una a una mis cabezas son
parte ya de la conchilla refrescada a cada instante por la marea que sube o la brisa
que la roza ruedan son tres cabezas ya desgajadas desprendidas del árbol de mi
cuerpo una canta unos versos inaudibles la otra se desintegra bruscamente
en el colchón de arena la otra se convierte en trescientos millones de gaviotines se
pierden todo se pierde en el mar hasta mi voz que vacila ella también se suma
al momento en que la naturaleza hace una pausa para mostrarse en un raro es
plendor instantáneo cuando no es no somos ni noche ni día sueño o vigilia la hora
de clavar nuestro cuchillo en la espesura fugaz de lo creado hasta el mar reza
sus oraciones de rodillas de pie con las manos los brazos de espuma en alto has
ta el cielo se ha tendido suavemente sobre el agua y la playa la tierra toda
en una unánime eucaristía (todo es uno) ahora respiro profundo mis dedos
sueltan las escamas los peces que habían muerto resucitan cobran alas imprevista
mente y esperan la orden para volar hacerse pájaros lanzarse a otros
horizontes entonces estalla el verso veo en el silencio veo en el silencio lo más
el mayor don de las musas lo dijo él unos meses antes de morir ya está se
hizo esta breve despedida el viento da la pauta la orden de arrancar ya
viene galopando suave desde el noroeste aire de campo que cae sobre el mar y
este cuándo no responde con sus mil millones de gargantas frescas siempre
nuevas jóvenes azules blancos dientes y lenguas vuelve a ponerse en marcha
el carro del sol se fue es solo un latido que suena allá lejos encima de un
velo anaranjado fucsia gris oscuro el día se arranca los últimos pelos de luz
promete volver no termina porque nunca empezó su viaje ya estaba antes de
los caminos llegó quién sabe cuándo esto que digo ya lo dije antes lo dijeron
otros caminaron por esta misma orilla bajo el amparo actual de las
estrellas son ahora unas cuantas me tocan con su brillo los párpados la frente
al fin vuelvo de hablar con el mar el universo sigue aquí en la palma de
mi mano hay una piedra marina en mi escritorio en ella todas las olas se
aquietaron como el dios infinito en el tallo de una flor de cactus la piedrita
tiene forma de dolmen a simple vista no es casi nada pero si bien se mira
encierra finísimos infinitos poros formas nervaduras rajaduras espacios oque
dades la guardo conmigo para que ella cada tanto me recite rece me cante
sus íntimas canciones su piel rugosa me recuerda lo que dejé en la orilla toda
la carnada sobrante y la voz de mi hermano surfeando con las pequeñas olas que
llegaban unas tras otras lentamente a lamerle los pies a enredarse en el humo de
su cigarro la espuma se metía por sus dedos subía hasta su boca y
emitía los sonidos articulados que escuchaba las voces eran el adorno inte
ligente del aire salado la bruma la luz blanca puro gesto brillante de
la luna enseñoreada definitivamente sobre el mundo palabras que navegaban
también por esa estela luminosa rodeada de noche islas palabras que
envolvíamos en sus círculos sonoros los aleteos los picos largos de los ostreros sal
taban de rama en rama de la frondosa selva éramos parte y parte de un
sueño casi sin vernos siluetas movimientos azules más densos materiales de
la misma substancia que nos envolvía y hacia atrás había tantos mares
era impactante estar ahí había una tela rasgada se entraba oh misterio a
un espacio tan real y diurno reconstruido dicen era palpable su espesor
habíamos estado creciendo mucho allí en el agua en la misma orilla tal
vez bajo estas mismas estrellas solíamos ser niños entrelazados qué destino un
azar o las secretas leyes que rigen este enigma vamos y vamos y segui
mos hablando por turnos haciendo volutas de humo con palabras se
suman a la marea que está bajando entonces el oleaje en la orilla se hace
más pronunciado te acordás nos acordamos salen corvinas rubias cazones le
janos pejerreyes tardes de sol amaneceres miedos intraducibles cuento cuento
no tiene final ni principio nunca empezó eso no lo recordamos ya una
vez de súbito estábamos en el mundo contando contando haciendo nues
tras libaciones de palabras ritos de decir y decir hasta las pausas que nos
iluminan a veces incluso vemos en el silencio las verdades que quedan a
pretadas entre una palabra dicha y la otra cuando cesamos en nuestro
oleaje medio desesperado medio balbuceante viene de lejos ya de
cuando éramos chicos había que ver esos dos cómo miraban todo sin hablar y
ahora siguen acá de pie frente al océano buscando qué decir de estas dimensio
nes vamos y venimos pero estamos siempre aquí meditando buscando qué
decir decirnos usted tiene también seguramente una historia nació con alguien
en el costado una vida que se hizo paralela junta es más difícil y a la vez
más fácil ver el abismo que nos distancia está está los puentes viejos y nuevos
lo cruzan de ida y vuelta lo miramos sonriendo en ese pozo interminable ca
yeron los días las risas los llantos los cuerpos que amamos juntos padres ma
dres hermanos amigos rostros y voces cuyos ecos ya no escuchamos por suerte
estamos aquí olvidados de todo eso que yace a nuestros pies estamos como el mar
haciendo aguas respirando como si nada en el mismo lugar con nuestras
voces y palabras de nuestros hondos pulmones salen eructos perfumados pájaros
vuelan desde la orilla hacia el mar oscuro siguen la estela de la
luna cuando estemos durmiendo ya se habrán ido lejos a sumarse al
coro interminable que viaja hacia el horizonte volverán con el día las alas las
olas nuestras palabras puentes para que podamos seguir abrazándonos sin morir.
Aníbal Zaldívar
*
Grandulona
Cuando sea chica
retendré el regazo
guardaré caricias
que se fueron rápido.
Cuando sea chica
detendré resguardos
me haré de refugios
que se me esfumaron
también de defensas
cuando sea chica
dormiré acunada
grabaré la huella
de sentirme amada
-también el sostén –
cuando sea chica
niñita, bebé.
Ya ves, vida mía,
soy la Grandulona
que sueña al revés
una Grandulona
que evoca al edén.
Ciela
*
«Infancia»
Allí transcurre la larga angustia de la escuela
y el tiempo de espera con objetos indistintos.
Oh soledad, oh pesadumbre de pasar el tiempo…
Y al salir: bullen y suenan las calles,
y en las plazas se elevan surtidores,
y en los parques cobra amplitud el mundo.
E ir por todo eso en traje infantil,
muy distinto de los que van o fueron:
Oh edad singular, oh pasatiempo,
oh soledad.
Y contemplar de lejos todo eso:
hombres y mujeres; hombres y mujeres
y niños, que son otros y vistosos;
y allá una casa, y a ratos un perro,
y un susto mudo, qué sueño, qué espanto,
oh qué hondura sin fondo.
Y así jugar: pelota y arco y aro
en un jardín, que suave palidece,
y a veces, por tocar a los mayores,
ciego y loco jugando al escondite,
pero quieto al anochecer, y volver a casa
pasito a paso, tieso y cogido de la mano:
Oh qué comprender siempre más y más huidizo,
oh qué angustia, qué peso.
Y arrodillarse muchas horas junto al estanque
grande y gris con el barquito de vela;
olvidándolo, porque otros iguales,
de velas más lindas, circulaban por delante,
y tener que pensar en la carita
pálida que parecía hundirse en el estanque:
Oh la infancia, oh comparación inaprensible.
¿Adónde fue, adónde?
(Rainer Maria Rilke “La verdadera patria del hombre es la infancia”)
*
Botellas por el mar
Voy a poner a navegar
muchas botellas con mensajes por el mar.
Voy a dejar que el timonel
sea el azar.
Que las botellas hagan lo quieran ellas,
que vayan por donde les guste navegar.
Que toquen puertos, por qué no, imaginarios
y algunos de verdad.
Voy a esperar que me devuelvan los mensajes,
voy a la playa donde sé que llegarán.
No tengo apuro, tengo fe y están viniendo
botellas por el mar…
Hugo Midón
*
Se canta al mar
Nada podrá apartar de mi memoria
La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
«Este es, muchacho, el mar». El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.
Nicanor Parra
*
Canción del Jardinero
Mírenme, soy feliz entre las hojas que cantan
Cuando atraviesa el jardín, el viento en monopatín
Cuando voy a dormir, cierro los ojos y sueño
Con el olor de un país, florecido para mí
Yo no soy un bailarín porque me gusta quedarme
Quieto en la tierra y sentir que mis pies tienen raíz
Una vez estudié en un librito de yuyo
Cosas que solo yo sé y que nunca olvidaré
Aprendí que una nuez es arrugada y viejita
Pero que puede ofrecer mucha, mucha, mucha miel
Del jardín, soy duende fiel, cuando una flor está triste
La pinto con un pincel y le toco el cascabel
Soy guardián y doctor de una pandilla de flores
Que juegan al dominó y después les da la tos
Por aquí, anda Dios con regadera de lluvia
O disfrazado de sol, asomando a su balcón
Yo no soy un gran señor pero en mi cielo de tierra
Cuido el tesoro mejor, mucho, mucho, mucho amor
María Elena Walsh
*
Alicia Matilde Benitez
Nos encantó esta reunión y la disfrutamos mucho, volviendo entre poemas, canciones y reflexiones a nuestras infancias. Muchas gracias!