La poesía y el mar: poemas, fotos, invitación…

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Van los poemas leídos el sábado 23 (casi todos). Nos encontramos el sábado 30 a las 16,30. Mando el ID a partir de las 16 hs.

Paul Valery: notas sobre poesía

La verdad en literatura, tal como yo lo entiendo, no es para nada la descripción, más o menos precisa, de lo que existe, sino su construcción. Hablar de las cosas como si uno supiera de ellas algo más y no para reproducirlas.

Poesía es el arte de hablar sin decir nada, pero para sugerirlo todo.

Un buen poema es silencioso.

La poesía debe ser considerada como la operación inversa a la que condujo a un lenguaje universal y uniforme.

***

Gente necesaria

Hay gente que con solo decir una palabra

Enciende la ilusión y los rosales,

que con sólo sonreír entre los ojos

nos invita a viajar por otras zonas,

nos hace recorrer toda la magia.

 

Hay gente, que con solo dar la mano

Rompe la soledad, pone la mesa,

sirve el puchero, coloca las guirnaldas.

Que con solo empuñar una guitarra

Hace una sinfonía de entrecasa.

 

Hay gente que con solo abrir la boca

llega hasta todos los límites del alma,

alimenta una flor, inventa sueños,

hace cantar el vino en las tinajas

y se queda después, como si nada.

 

Y uno se va de novio con la vida

desterrando una muerte solitaria,

pues sabe, que a la vuelta de la esquina,

hay gente que es así, tan necesaria.

Hamlet Lima Quintana

*

Razón de la palabra

Con la naturaleza en el paisaje

todo sucede en orden y a su tiempo:

los árboles proponen su ramaje

y los pájaros cantan su argumento,

los sapos distribuyen su leyenda,

su paisana región de hechicería,

mientras la luna alumbrará la senda

y pasada la noche vendrá el día.

Pero después estalla la pasión,

con una sola acción la vida estalla,

porque ha llegado el hombre y su canción

en el silencio pide la palabra.

Hamlet Lima Quintana

***

Temblorosa

A  tu costado, mar,

asisto temblorosa,

por delante,

a tu rumor,

y por detrás

a tu eco en la abstinencia

de las casas vacías.

 

A  tu costado, mar,

tengo la música

de trenes y estaciones en celo

cuando copulan

el viento y la marea.

 

A tu costado, mar,

soy tu costilla

y  -temblorosa –

intento capturar

eso inefable de vos,

de vos: mi amante infiel,

de vos: marido demandante,

de vos: mi concubino de agua.

 

Siento tu furia, mar,

o tu sosiego de barriga lisa.

A tu costado, mar,

cuando enrojece la deriva,

trato de pescar

la palabra perdida.

Entonces, vos

me subyugás,

me succionás

y me rompés

la última pizca

narcisista.

 

A tu costado, mar,

asisto temblorosa

a la irreversibilidad

de mi pequeñez.

 

A tu costado, mar,

a tu costado

hasta yacer.

Graciela Vergel

***

Blind Pew

Lejos del mar y de la hermosa guerra,
que así el amor lo que ha perdido alaba,
el bucanero ciego fatigaba
los terrosos caminos de Inglaterra.
Ladrado por los perros de las granjas,
pifia de los muchachos del poblado,
dormía un achacoso y agrietado
sueño en el negro polvo de las zanjas.

Sabía que en remotas playas de oro
era suyo un recóndito tesoro
y esto aliviaba su contraria suerte;

a ti también, en otras playas de oro,
te aguarda incorruptible tu tesoro:
la vasta y vaga y necesaria muerte.
Jorge Luis Borges

***

 

Mares

 

Estrechos son los bajeles

 

I.     …Estrechos son los bajeles, estrecho nuestro lecho.
Inmensa la extensión de las aguas, más vasto nuestro imperio
En las cerradas estancias del deseo.

Entra el Verano, que viene del mar. A la mar sola diremos
Que extranjeros fuimos en las fiestas de la ciudad,
y qué astro ascendiente de las fiestas submarinas
Vino una noche a husmear en nuestro lecho, el lecho de lo divino.

En vano la tierra próxima nos traza su frontera.
Una misma ola por el mundo, una misma ola desde Troya
Menea su cadera hasta nosotros. En la alta mar
muy lejos de nosotros se imprimió antaño ese soplo…
Y el rumor una noche fue grande en las estancias:
¡la muerte misma, a son de caracolas, no se haría oír en ellas!

¡Amad, oh parejas, los bajeles; y la mar alta en las estancias!
La tierra una noche lleva sus dioses, y el hombre da caza a las bestias leonadas;
las ciudades se desgastan, las mujeres sueñan. ..Que haya siempre a nuestra puerta
Esa alba inmensa llamada mar -selección de alas y levantamiento de armas;
amor y mar del mismo lecho, amor y mar en el mismo lecho –

y este diálogo aún en las cámaras.

 

***

 

Mares
Estrechos son los bajeles
I. …Estrechos son los bajeles, estrecho nuestro lecho.
Inmensa la extensión de las aguas, más vasto nuestro imperio
En las cerradas estancias del deseo.

Entra el Verano, que viene del mar. A la mar sola diremos
Qué extranjeros fuimos en las fiestas de la ciudad,
y qué astro ascendiente de las fiestas submarinas
Vino una noche a husmear en nuestro lecho, el lecho de lo divino.

En vano la tierra próxima nos traza su frontera.
Una misma ola por el mundo, una misma ola desde Troya
Menea su cadera hasta nosotros. En la alta mar
muy lejos de nosotros se imprimió antaño ese soplo…
Y el rumor una noche fue grande en las estancias:
¡la muerte misma, a son de caracolas, no se haría oír en ellas!

¡Amad, oh parejas, los bajeles; y la mar alta en las estancias!
La tierra una noche lleva sus dioses, y el hombre da caza a las bestias leonadas;
las ciudades se desgastan, las mujeres sueñan. ..Que haya siempre a nuestra puerta
Esa alba inmensa llamada mar -selección de alas y levantamiento de armas;
amor y mar del mismo lecho, amor y mar en el mismo lecho –

y este diálogo aún en las cámaras.

***

Amers – Strophe IX

 

. . … Étroits sont les vaisseaux, étroite notre couche.

 

. . Immense l´étendue des eaux, plus vaste notre empire

 

. . Aux chambres closes du désir.

 

 

 

. . Entre l´Été, qui vient de mer. À la mer seule, nous dirons

 

. . Quels étrangers nous fûmes aux fêtes de la Ville, et quel astre montant des fêtes sous-marines

 

. . S´en vint un soir, sur notre couche, flairer la couche du divin.

 

 

 

. . En vain la terre proche nous trace sa frontière. Une même vague par le monde, une même vague depuis Troie

 

. . Roule sa hanche jusqu´à nous. Au très grand large loin de nous fut imprimé jadis ce souffle…

 

. . Et la rumeur un soir fut grande dans les chambres : la mort elle-même, à son de conques, ne s´y ferait point entendre !

 

 

 

. . Aimez, ô couples, les vaisseaux; et la mer haute dans les chambres !

 

. . La terre un soir pleure ses dieux, et l´homme chasse aux bête rousses : les villes s´usent, les femmes songent… Qu´il y ait toujours à notre porte

 

. . Cette aube immense appelée mer – élite d´ailes et levée d´armes, amour et mer de même lit, amour et mer au même lit –

 

 

 

. . et ce dialogue encore dans les chambres :

 

https://lyricstranslate.com

 

Saint-John Perse

 

**

Soneto XXI

Rota barquilla mía, que arrojada
de tanta envidia y amistad fingida,
de mi paciencia por el mar regida
con remos de mi pluma y de mi espada,

una sin corte y otra mal cortada,
conservaste las fuerzas de la vida,
entre los puertos del favor rompida,
y entre las esperanzas quebrantada;

sigue tu estrella en tantos desengaños,
que quien no los creyó sin duda es loco,
ni hay enemigo vil ni amigo cierto.

Pues has pasado los mejores años,
ya para lo que queda, pues es poco,
ni tema a la mar, ni esperes puerto.

Lope de Vega

***

Giunto è già ’l corso della vita mia,

con tempestoso mar, per fragil barca,

al comun porto, ov’a render si varca

conto e ragion d’ogni opra trista e pia.

 

Onde l’affettüosa fantasia

che l’arte mi fece idol e monarca

 

conosco or ben com’era d’error carca

e quel c’a mal suo grado ogn’uom desia.

Gli amorosi pensier, già vani e lieti,

che fien or, s’a duo morte m’avvicino?

D’una so ’l certo, e l’altra mi minaccia.

Né pinger né scolpir fie più che quieti

l’anima, volta a quell’amor divino

c’aperse, a prender noi, ’n croce le braccia.

Michelangelo

*

Ya es el curso de la vida mía,

en tormentoso mar, por frágil barco

al puerto común, donde vamos a dar  cuenta

y razón de cada trabajo triste y piadoso.

De ahí la fantasía cariñosa

que de ese arte me hizo ídolo y monarca.

Sé bien cómo fue carga de  errores

y sé aquel que, a pesar de todo, cada hombre desea.

Los pensamientos amorosos, ya vanidosos y felices,

¿Qué son ahora si me estoy acercando a dos muertes?

De una estoy cierto, y la otra me amenaza.

Ni pintar ni esculpir hace más que se me tranquilice

el alma, convertida en ese amor divino

que abrió en cruz sus brazos para llevarnos.

Miguel Angel

***

El mar

Fragmentos de El mar (donde evoca escenas de su niñez en la playa):

Myles, Chloe y yo pasamos, al parecer, casi todo el día en el mar. Nadamos bajo el sol y la lluvia; nadamos por la mañana, cuando el mar está inmóvil como una sopa, nadamos por la noche, cuando el agua nos recorre los brazos como ondulaciones de satén negro; una tarde nos quedamos en el agua durante una tormenta, y un rayo en horquilla cayó en la superficie del agua tan cerca de nosotros que oímos el crepitar y olimos el aire quemado.

El neblinoso aire gris de la tarde tenía un tacto a ceniza húmeda.

La marea se adentró en la playa hasta el pie de las dunas, como si el mar desbordara sus límites. En silencio contemplamos el firme avance del mar, sentados en fila, los tres, Chloe, Myles y yo, la espalda apoyada en las grises tablas descamadas de la cabaña en desuso del encargado del campo de golf. Habíamos estado nadando, pero habíamos tenido que salir, pues esa marea imparable, sin olas, lo hacía difícil, y también la manera calma y siniestra en que seguía avanzando. Todo el cielo era de un neblinoso blanco, y el sol un disco plano de oro pálido pegado allí en medio, inmóvil. Las gaviotas bajaban en picado, chillando. El aire estaba en calma. No obstante, recuerdo claramente cómo cada brizna de barrón -así se llamaban las plantas que sobresalían de la arena a nuestro alrededor- había inscrito un semicírculo perfecto delante de sí misma, lo que sugiere que soplaba viento, o al menos brisa. Quizá eso fue otro día, el día en que observé que la hierba marcaba la arena de ese modo.

John Banville

***

Mar y mar

El mar con árbol donde yo he nacido

es primero un gran mar de tierra arada;

después un mar de lino florecido

y después otro mar de mies dorada.

 

Tú, inmenso mar de seno estremecido,

siempre serás el agua despoblada,

que por dentro se nutre de lo hundido

y por fuera de luna derramada.

 

Tienes el pez; tienes la roca dura,

y bajo un ángel de liviano vuelo

la botella que flota a la ventura.

 

Pero tres veces mar, quiero mi suelo

que la mano del hombre transfigura

y suelta su paloma por el cielo.

José Pedroni

***

A Zakynthos

Né più mai toccherò le sacre sponde
Ove il mio corpo fanciulletto giacque,
Zacinto mia, che te specchi nell’onde
Del greco mar, da cui vergine nacque

Venere, e fea quelle isole feconde
Col suo primo sorriso, onde non tacque
Le tue limpide nubi e le tue fronde
L’inclito verso di colui che l’acque

Cantò fatali, ed il diverso esiglio
Per cui bello di fama e di sventura
Baciò la sua petrosa Itaca Ulisse.

Tu non altro che il canto avrai del figlio,
O materna mia terra; a noi prescrisse
Il fato illacrimata sepoltura.

Ugo Foscolo

***

Nunca volveré a tocar las sagradas orillas

Adonde mi cuerpo joven permaneció

Zacinto mía, que te reflejas en las olas

Del griego mar del cual virgen nació

 

Venus, e hijo aquellas islas fértiles

Con su primera sonrisa, adonde no se calló

Tus limpias nubes y tus árboles

El eterno verso de quien que las aguas,

 

Cantó fatales, y el diferente exilio

Por el cual hermoso de fama y de desventura

Besó su preciosa Itaca Ulises.

 

No tendrás nada de tu hijo, tal solo su canción,

Oh patria mía; a nosotros prescrita

el destino de una tumba sin duelo.

***

La edad del recuerdo azul

Olivares y viñedos  a lo lejos hasta el mar

Barcas de pesca rojas más lejos hasta el recuerdo

Élitros dorados de Agosto durante la siesta

Con algas o caracoles. Y aquella embarcación

Recién varada, verde, que en la calma del seno de las aguas aún

puede leerse Dios proveerá

 

Pasaron los años como hojas o piedras

Recuerdo a los chiquillos, a los marineros que partían

Tiñendo sus velas como su corazón

Cantaban a los cuatro puntos del horizonte

Y llevaban vientos del norte tatuados en el pecho.

 

Qué buscaba yo cuando llegaste teñida de amanecer

Con la edad del mar en los ojos

Y con el vigor del sol en el cuerpo -qué buscaba

En el fondo de las grutas marinas de espaciosos sueños

Donde hacía espuma sus sentimientos el viento

Desconocido y glauco, grabando en mi pecho su emblema marino.

 

Con la arena entre los dedos cerraba los dedos

con la arena en los ojos apretaba los dedos

Era el dolor-

Era abril, recuerdo, cuando sentí por vez primera tu peso humano

Tu cuerpo humano fango y pecado

Como en nuestro primer día en la tierra

Festejaban a las amarilis -Pero recuerdo que sentiste dolor:

Fue un profundo mordisco en los labios

Un profundo arañazo en la piel en esa parte donde queda grabado

para siempre el tiempo.

 

Te dejé entonces.

 

Y un hálito bullicioso levantó las blancas casas

Los blancos sentimientos recién lavados arriba

En el cielo que iluminaba con una sonrisa.

 

Ahora tendré cerca de mí un cántaro de agua inmortal

Tendré un esbozo de la libertad del viento que se agita

Y aquellas manos tuyas en las que se atormentará el Amor

Y aquel caracol tuyo en que resonará el Egeo.

Odiseo Elytis

*

Carmen 64

CUENTAN que pinos nacidos del monte Pelión en la cima fueron antaño, a través de la mar de Neptuno fluida, a las corrientes del Fasis y al reino de Eetes el día en que unos mozos, la flor de las jóvenes fuerzas argivas, para robar una piel que de oro en la Cólquida había, rauda a una nave se echaron surcando las aguas salinas y del azul la llanura con remos de abeto barrían.

A ellos la diosa que en altas ciudades los fuertes habita un carro les construyó que volaba con soplo de brisa tras ajustar entramados de pino a una cóncava quilla: supo por él el primero, inexperta en tal arte, Anfitrita. De que cortó su espolón, la llanura preñada de vientos y se blanquearon de espuma las olas volteadas por remos, del torbellino del mar deslumbrante los rostros surgieron de las Nereidas marinas, pasmadas por tales sucesos. Solo en la luz de aquel día, y no en otra, mortales pudieron ver a las Ninfas del mar con sus ojos, desnudo su cuerpo, cuando del cano abisal emergieron mostrando sus senos.

Dicen que entonces de amor abrazóse por Tetis Peleo, y que de unión con mortal no hizo Tetis entonces desprecio, Júpiter mismo a los dos consintió celebrar himeneos.

(…)

Catulo

***

Amor de lejanía

Recuerdo que, cuando estaba en la casa

de mi madre, en medio de la llanura

había una ventana que miraba

hacia los prados: en el fondo, el dique arbolado

escondía al Ticino, y todavía más al fondo,

había una franja oscura de colinas.

Yo entonces había visto el mar

una sola vez, pero conservaba de él

una agria nostalgia de enamorada.

Hacia la noche fijaba el horizonte;

semicerraba un poco los ojos:

acariciaba

los contornos y los colores entre las pestañas:

y la franja de las colinas se aplanaba,

trémula, azul: a mí me parecía el mar

y me gustaba más que el mar verdadero.

**

Amore di Lontananza

Ricordo che, quand’ero nella casa
della mia mamma, in mezzo alla pianura,
avevo una finestra che guardava
sui prati; in fondo, l’argine boscoso
nascondeva il Ticino e, ancor più in fondo,
c’era una striscia scura di colline.
Io allora non avevo visto il mare
che una sol volta, ma ne conservavo
un’aspra nostalgia da innamorata.
Verso sera fissavo l’orizzonte;
socchiudevo un po’ gli occhi; accarezzavo
i contorni e i colori tra le ciglia:
e la striscia dei colli si spianava,
tremula, azzurra: a me pareva il mare
e mi piaceva più del mare vero.

Antonia Pozzi

***

«Invitacion a los mares del sur»

Ven a ver la luz que arrastra el mar bajo la luna,

la luz que cava un surco y raya el agua con sus uñas:

A travéz de aquella ráfaga brillante y pura,

harás crecer tu corazón como medusa madura.

 

Ven a ver el mar del sur y siente su bravura.

Es un mar que quiebra duras rocas con su espuma.

Es un mar que nunca duerme bajo la estrella nocturna.

Es un mar que besa, muerde y mata con dulzura.

 

Es un mar que oculta bajo sus errantes olas,

el dolido hierro de barcos sin ataduras,

la huella que no hallaron los capitanes de altura:

La historia de mi raza bajo brochazos de bruma.

Patricio Manns

**

Cuarentena y flores

(mi último poema)

17

El árbol toma en sus ramas la guitarra

que perdió el aroma de las flores

pero no la música secreta de su hojas.

 

Crédulo el hombre se deja llevar por la madera

que es lluvia de manos en la brisa

y libre danza sobre las cuerdas húmedas.

 

Un ser sinfónico gotea

vaciándose de savias viejas

en el último otoño de su alma.

***

Nerudiana

En medio de la tierra apartaré

Las esmeraldas para divisarte

Y tú estarás copiando las espigas

Con una pluma de agua mensajera.

Pablo Neruda

 

Y las plumas harán

un ramillete de agua florida

De arcilla roja

Y cálidas campanas.

 

Lloraré cuando llegues,

Te esperaba, diré, muerta de miedo,

Y en tu sonrisa habrá un viento del este,

Una promesa,

Una borrasca,

Un vagaroso ayer.

 

El mar al fondo, las olas infinitas.

 

Vigía del tiempo,

El amor

Pasará por la playa, de madrugada,

Cantando mansamente.

Envueltos en la ola imposible del follaje

Remontaremos cielos con olor a rocío.

La noche buscará sin descanso,

Vagará por las dunas,

Presurosa,

sin saber

Donde encontrarnos.

Patricia Zaldivar

***

No rose that in a garden ever grew,
In Homer’s or in Omar’s or in mine,
Though buried under centuries of fine
Dead dust of roses, shut from sun and dew
Forever, and forever lost from view,
But must again in fragrance rich as wine
The grey aisles of the air incarnadine
When the old summers surge into a new.
Thus when I swear, «I love with all my heart,»
‘Tis with the heart of Lilith that I swear,
‘Tis with the love of Lesbia and Lucrece;
And thus as well my love must lose some part
Of what it is, had Helen been less fair,
Or perished young, or stayed at home in Greece

Edna St. Vicent Millay (foto)

No hay rosa que haya crecido en un jardín,

ni en el de Homero, ni en el de Omar, ni en el mío

aunque haya estado enterrada bajo siglos de fino

y muerto polvo de rosas, apartada del sol y del rocío

para siempre, y para siempre perdida de vista,

que no deba nuevamente, con fragancia exquisita como el vino,

los grises corredores del aire enrojecer

cuando los viejos veranos surjan en uno nuevo.

 

Así, cuando juro que amo con todo mi corazón,

es con el corazón de Lilith que yo juro,

es con el amor de Lesbia y Lucrecia;

y así también mi amor perdería alguna parte

de lo que es, si Helena hubiera sido menos hermosa,

o muerto joven, o se hubiera quedado en casa en Grecia.

(versión de Inés Ruvituso)

***

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