Gracias a Canal 2 y a la producción de Nexos por invitarme a charlar sobre la Trilogía de novelas. Gracias a Martín Brocos por la entrevista y por su interés. Expliqué que al provenir de la poesía, mi narrativa no es contar historias sino contar lo que me pasa. Las historias son un contexto y también se cuentan, pero están en función de algo interior que quiere aflorar.
En el caso de Silencio (Villa Idaho, 1986), el protagonista busca resolver un dilema: lo atormenta el compromiso de escribir una historia de la ciudad que el padre dejó inconclusa. Esto lo lleva a indagar y a construir su propia versión, que no es más que la versión de sí mismo, y a descubrir que el padre colectivo es también una construcción compleja y diversa, que cada uno tiene su propia versión de ese padre común que es fundador y mito.
En el caso de Rumor (Villa Idaho, 1996), el contexto es el retorno al pueblo de un abogado que añoró siempre su adolescencia y su sueño de pescador, pero su condición de solitario esconde secretos que se develan a partir del encuentro con el viejo cuidador de El boliche del medio, frente al mar.
En Música (Villa Idaho, 2006), el protagonista busca conectarse con su hermano músico, cuya muerte joven no puede olvidar, a través de la música de Beethoven, en el contexto de un conflicto de corte policial en el cual se ve involucrado.
Lo común de la trilogía es el espacio geográfico, y tal vez la tensión entre la vida solitaria y los vínculos. La soledad vivida como placer pero también como refugio sospechoso; el vínculo como rechazo al otro pero también como necesidad de comunicación, compromiso y amor.
Obviamente todo eso tiene que ver íntimamente conmigo y mi historia personal, y espero que contagie a los lectores con sensaciones y experiencias de sus propias vidas.
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