POEMAS OREJANOS

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Budayo

 

De mi ano nacen flores

Y antiguas savias corren

Por mis huesos

Demorados pétalos suben

Espinas de sol

Arborescentes banderas de las tripas

Ya verdes largas en la luz

Dedos sin filos ni bordes

Etéreos ágiles párpados de cielo

Y en el corazón palpitan

Mares amarillos abejas

Celo calma mucho polen ecuánime

Estable latido sincronizado respirar

Atento lejos mínimo

Muslos cabellos juegos de agua

Alas últimas suspiros olvidados.

 

 

Para vivir

 

Para vivir en alguien

Nos bebemos hasta el último sueño

Entregamos los secretos más puros

Destruimos nuestros deseos más íntimos.

 

Pero qué doloroso era

Andar sin ser mirados por las piedras

Huérfanos cada día

Anhelando la red de una mirada.

 

Para vivir en alguien

Para que algo lleve nuestro nombre

Derramamos con alguna esperanza

Ese líquido antiguo que anda por nuestra venas.

 

 

Merlo (San Luis)

 

Un dibujo en el aire

sin previo mapa, sin orillas, sin marcas,

como un aroma que se recorre a tientas

a punta de nariz, a paraíso ciego.

 

Así es lo que queda de los aires de Merlo

una flotación en la luz, un sol

sembrado en piedras, molles y arroyitos

una presencia de dioses livianos.

 

 

Altura

 

El turista llega y se despoja

subiendo la altura de la sierra

para otear el planeta y elevarse

hacia el viento azul de Dios.

 

La subida gradual de la aerosilla

contrasta con el sendero hacia la cruz:

individual, austero y peregrino

aunque los dos van al mismo sitio.

 

Es curioso observar cómo algunos eligen

caminar y cansarse y los otros sentarse

de dos en dos para ser elevados.

 

Hay un tercer grupo que aborrece la altura:

desde abajo comentan que la aerosilla es cara

y el sendero empinado y sinuoso.

¿Para qué fatigarse?

 

 

Espejo

 

Una balada francesa

los barrotes de la cafetería

el talón de Aquiles

en la mujer que imagino desnuda.

 

Luminoso trajín del sol a medias

donde cada uno en su baldosa

hace los ritos que la belleza rompe,

pájaro rojo en el espacio blanco.

 

En el ya morir las cosas suben

alzan sus tonalidades

hacia extremos de no existir

de intensidad imaginaria.

 

Tal el espejo

de una mañana igual a tantas otras,

ni las viejas dulzuras vuelven

porque no tienen sentido:

 

tal la voz perdida

que ya es aire de hoy,

esta respiración

el agua de la calle.

 

 

Flash

 

Fueron unos años infantiles

en los que inventé tu belleza

desde quién sabe qué recuerdo escolar

de conciencia asombrada y vacía.

 

Tu sonrisa real endulzaba de un modo raro

mi adhesión a tu forma:

una boca fina y unos ojos de cielo

y tu pelo angelical volado por el viento.

 

La distancia entre mi ojo y el tuyo

era un espacio de ensueño

una recuperada ilusión de verano

en el laberinto sombrío de los cuartos.

 

Me embriagué de esa increíble sustancia

tan ajena y dulce como un licor fino

extraído de las exóticas regiones del deseo.

 

Y así fue de fugaz

como una forma dibujada en el aire

por el pañuelo de una nube

que se desgarra y desvanece

en un  cielo sin lágrimas.

 

 

Guiso

 

Rueda el raudo garbanzo

compacto cae hacia entrañas

latiendo inmóvil en su espesa harina

como un ojo duro.

 

Hacia futuros pétalos de aire

o hacia tangueras porciones de fainá

como un metal pesado

o una gota de piedra.

 

Lo siento llegar abriendo campo

con su batallón furioso

de caras pintadas

con sabores y aromas implacables.

 

Pero en la bruta trampa de la boca

sus formas de luna llena se lastiman

y gimen su martirio

hasta el oro negro lava las heridas.

 

En algún sueño de mis ojos

tu fuego escondido de semillas

volverá glorioso y fuerte

a ocupar su espacio de amor en la tierra.

 

 

Hormiga

 

La fortaleza de la hormiga

resiste toda niebla y augura

años felices para su territorio

alimentado, despojado y libre.

 

No es una cantidad oceánica

sino relación milagrosa

proporción de fuerza y equilibrio

de pie sobre el ancho planeta.

 

Esa luz que cae simultánea acaricia

las hojas y hace tibia esta casa

y desde lejos su remota vida recorre

el laberinto subterráneo donde vives.

 

Tu cama descansa verde

sobre las piedras de basalto

y el engranaje regular de tu memoria

escucha el sonido primordial del cielo.

 

Si mi pie cae y te destroza

algo de tu muerte quedará rodando

a contraluz de tu forma perdida,

triunfadora voraz de los jardines.

 

 

Agenda

 

Cañaverales del despertar

agitan un dolor en frente y ojos

con el viento ulterior del sueño

como paisaje de fondo, desvanecido ahora.

 

Soy una taza de té

y una cucharita con resto de miel

soy la ventana abierta y la caricia del aire.

 

Cosas para hacer, cosas para arreglar,

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