Poesía y encantamiento

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Hablamos, el sábado, del misterio de la poesía, citando a Hesíodo, Homero, Dylan Thomas, Pizarnik, Gelman, Borges… y todo eso estaba en el poema de Viel Temperley, en su mirada de la ola a punto de romper. El encantamiento del tiempo, la detención del vértigo sucesivo en que estamos atrapados -también el mar- y el salto al presente, a la intuición de eternidad. El oleaje se estira, el filo se afila y corta el aliento. La respiración sucesiva a la que estamos atados hace una pausa. Y en ese montaje de mar y palabras, el silencio es un relámpago que nos abre al otro mundo, al otro lado. El éxtasis, el resplandor del instante en el que se nos revela el silencio, lo que hay detrás del velo. Magia, asombro, quedarnos sin palabras. Y ya está, el oleaje vuelve y el silencio se oculta en el rumor del mar.
El poema lo dice mejor…

***
El silencio
Y va a romper, porque ya se hizo labio.
Y va a romper la ola en este instante.
Todo a lo largo de este mar es una,
y en lo más alto de su labio estira,
todo a lo largo de este mar, un filo
que me corta el aliento.
En este instante,
todo a lo largo de su filo el viento
corre de sur a norte, y como flecha
va haciéndole saltar blancas astillas,
va a largos saltos con sus plumas blancas.
En un instante, sólo en un instante,
emplumado y silbante, libre y bello
pasa ante mí el silencio.

Héctor Viel Temperley

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