Poesía y gastronomía I

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Ricas palabras, bellos sabores…
El domingo 24 en la Casa de Antonia vivimos un encuentro festivo de poesía y gastronomía, entre amigos y poetas de la palabra y de esa otra magia que es la cocina. Inspiración y amor. Gracias a Gaby por prestarnos el lugar y compartir su fino arte gastronómico. Paso los cinco poemas que leí, con la nota al pie de cada uno de alguna referencia al proceso creativo. Pertenecen a “Cuarentena y flores”, una sección de La belleza del mundo que refleja mi experiencia durante el encierro del 2020, y la conexión con ese mar que es el jardín.

34
El malvón no habla de la inmortalidad
muestra sus pétalos encarnados
y el peso del rocío sobre los pétalos
hace rodar los cascos de los héroes.
A su lado hay otras flores enfrente
otro malvón rosado abre sus pétalos
crecen desalineados libres y la belleza
de la poesía del mundo carece de centro.
Como el paseo que hago con mis pies
de un lado al otro distraído
extraviado en los aromas y colores
de un sendero que lleva hacia ninguna parte.

Símil homérico:

«Dijo; y apercibiendo el arco, envió otra flecha á Héctor con intención de herirle. Tampoco acertó; pero la saeta clavóse en el pecho del eximio Gorgitión, valeroso hijo de Príamo y de la bella Castianira, oriunda de Esima, cuyo cuerpo al de una diosa semejaba. Como en un jardín inclina la amapola su tallo, combándose al peso del fruto ó de los aguaceros primaverales; de semejante modo inclinó el guerrero la cabeza que el casco hacía ponderosa».

Homero: La Ilíada, vs 300-308. Siglo VIII A.C.

*

36
El cerco de lantanas
trae la piel de mi abuela
y el olor arrugado de su voz
cuando llamaba a comer.
Y yo almorzaba todo de sus manos
embriaguez de cocina colmada
pasos cortos, de luto, ella miraba
hacia la calle de sonrientes pétalos.
Aquí abajo, cerca de sus ojos,
el cantero de flores escribe su poema.

César Vallejo:
XXVIII
He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre que, en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.
Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir
de tales platos distantes esas cosas,
cuando habráse quebrado el propio hogar,
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almorzar nonada.
A la mesa de un buen amigo he almorzado
con su padre recién llegado del mundo,
con sus canas tías que hablan
en tordillo retinte de porcelana,
bisbiseando por todos sus viudos alvéolos;
y con cubiertos francos de alegres tiroriros,
porque estánse en su casa. Así, ¡qué gracia!
Y me han dolido los cuchillos
de esta mesa en todo el paladar.
El yantar de estas mesas así, en que se prueba
amor ajeno en vez del propio amor,
torna tierra el brocado que no brinda la
MADRE,
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.
Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale de la
tumba,
la cocina a oscuras, la miseria de amor.

(Del libro Trilce, 1922)

*
49
Yo también doy el tono
el sapo la ruda melancolía
la rana su festejo.
También quiero estar solo
con mi cuerpo
y abundar luego
en el otoño final
en el frío atardecer
con las camelias.
Nieve ardiente
el universo pasa y toca
su melodía impecable entre los pétalos:
lo que nadie esperaba que ocurriera
tan cerca del invierno.

Néstor Eidler: Somos música
“El universo es una caja de música pues está construida en proporciones equivalentes a los intervalos de la octava musical (…). Pitágoras habló de la “música de las esferas”, debía de tener afinada la percepción de esta realidad cósmica vibrante que hoy la tecnociencia nos confirma”
“QUIEN CONOCE EL SONIDO LO CONOCE TODO. Cada persona tiene un sonido. El universo es vibración, emanada del tic-tac de la polaridad originaria, y como el de tu corazón”. “Dame una cuerda y te explicaré el universo”, proclamó Pitágoras: la vibración es función proporcional del segmento de cuerda… Música, matemáticas, geometría… Tu armonía interna responde a proporciones matemáticas, igual que el cosmos. Restablécela y la energía fluirá: conectarás con tu emoción y sonarás como un instrumento afinado…”

Nota: https://www.lavanguardia.com/lacontra/20110414/54140634101/el-universo-suena-y-cada-persona-tiene-un-sonido.html

*
51
Seteado en modo solitario
el almendro se deja desnudar
y podar hasta sus ramas frágiles.
Luego su apariencia seca se deleita
con la luz que llega desde el este
y es la savia la que desea hablar.

Los múltiples arcos de sus brazos
recuerdan haberse derramado
en pétalos de nieve para un lejano amor…
Y esta memoria embellece cada
mutilación ocasional y empuja
la ilusión de otros amores inmortales.

Córdoba, mística y florida
“Dejábamos atrás monumentos, estatuas, palacios, iglesias, museos, pero nos llevábamos las flores, las fugaces. Y nos siguió un eco de ellas, de su hermosura y su aroma en la historia de Medina Azahara, leyenda y realidad de amor y poder en aquella ciudad de Cordoba, que por entonces (año 929) tenía un millón de habitantes y era la ciudad más importante del mundo. Había una vez un Califa, llamado Abderramán III, hijo de Abderrramán II, nieto de Abderramán, que para demostrar que Córdoba, con él y por él, había llegado al rango de Califato, mandó construir una ciudadela extramuros, a la que llamó Medina Azahara, “Ciudad Brillante”, que en la versión romántica es un regalo a su querida al-Zahará, “flor de azahar”. El Califa o Colifa de amor y poder, como ustedes quieran, puso todos los recursos públicos al servicio de esta obra, que una vez terminada, tuvo el esplendor fugaz de las flores, ya que duró apenas 70 años y fue destruida por los almohades, fundamentalistas sucesores de los omeyas. La leyenda de amor, detrás de la historia concreta de poder, dejó algunas anécdotas: los estudios del terreno demostraron que los campos de alrededor de Medina Azahara estaban cubiertos de almendros de flores blancas. Se cuenta que fueron sembrados por el califa enamorado, porque su amada extrañaba la nieve de su Granada natal”.

(En mi libro Relatos de viaje y otros naufragios).

*

52
Nos dejamos pulir y erosionar
por la verdad que el aire trae
al respirarnos y no empujamos
la brisa hacia ninguna parte.

Pasto lluvia cenizas la
dispersión que sucede
escribe el incesante
epitafio de la tierra.

Luego en la propia respiración
brotan las semillas inaudibles
un día se unen de nuevo
pastos, lluvias, cenizas…

(Sobre la convivencia en la cuarentena)

**

En la segunda parte del encuentro, leyeron Bonnie Favelis, Graciela Vergel, Flor Ramirez, Hernán Mlynarcewicz y Gustavo Zaldivar… Y para invitar al brindis, Gaby Distéfano leyó un poema de su autoría. En breve publicaré estos textos. Al cabo de las lecturas, disfrutamos de la riqueza, abundancia y afecto de la casa anfitriona. Hasta la próxima!

2 comentarios

  1. Horacio Marcó

    Felicitaciones Aníbal por tu infatigable labor por la Poesía. También felicito al resto de los poetas. Muy buena idea la de juntarla con el comer y el beber. Otro maridaje para los vinos argentinos. Salud!!!
    PD: Alguna vez intentaremos con el Haiku. Kampai カンパイKanpai

    • admin

      Gracias Horacio, me parece un acierto encontrar un filo entre la lectura y el placer de la comida y la bebida, algo así como un eco de los banquetes griegos. Hagamos una con el haiku… avisame cuando vengas a Gesell y lo armamos, en algún lugar que podamos elegir aquí. Pensalo. Abrazo!!

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