Solo y sexual entre las algas
de Punta del Diablo
y hermosas mujeres con hombres
generalmente feos
que no las merecen
y lindos homosexuales perfumados
y rústicas lesbianas tiernas
y cangrejos de pinzas azules
que entregan la vida
pero no sueltan la presa.
Heroicos, enamorados, enfáticos,
caen como yo caigo mutilados
en las ollas hirvientes de las musas
y ya son con las algas exquisitos buñuelos
marinos, verdes, azules y brillantes.
El rumor pindárico regresa
en las olas grises y me dice
que no consuma en un rincón oscuro
una vejez sin nombre
que lance mi carro al desigual combate
y no me prive de las cosas bellas.
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