Viaje a Grecia (0)

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No habrá relatos esta vez como me pasó con los otros viajes, las musas me soplaron nomás algunos apuntes y unos poemas así que eso es lo que voy a compartir. Y los dedico especialmente a Graciela García que me dijo que esperaba ansiosa los relatos de este viaje… Van entonces estos comentarios que tienen la virtud de ser breves!
Me fui con dos en la valija: 1) el recuerdo de Zorba el Griego, y una anécdota que después me contó mi hermana, que yo desconocía. Resulta que fuimos a la playa de Stavros, en Chania, Creta, donde se filmó la escena de la danza, el final de la película. Cuando se lo conté, mi hermana recordó que vio Zorba en el cine Atlantic, con nuestros padres, en 1970. Y que cuando terminó, mi viejo se quedó apoyado en una columna, llorando de emoción. Me imagino lo que habrá sentido; él ya estaba enfermo, y siempre admiró a los locos como Zorba. 2) Una certeza sobre la poesia y el amor, o el milagro de la poesía y el milagro del amor, en este sentido: Gelman pone el siguiente epígrafe en uno de sus libros: «En un poema, la parte mágica siempre es accidental. Ningún poeta trabajaría ardientemente en ese complejo oficio de la poesía si no aspirase a ver cómo se produce, súbitamente, ese accidente que es la magia. Se ve obligado a afirmar, con Chesterton, que lo milagroso de los milagros es que, efectivamente, a veces se producen» (Dylan Thomas). Y yo pienso que puede decirse lo mismo del amor: somos testigos de cómo dos extraños dejan de serlo, en un momento que puede llamarse análogamente accidental, milagroso, mágico. Es decir: lo continuo es la extrañeza, porque dos sujetos son siempre extraños entre sí, independientemente de que convivan, lleven diez años de novios, cincuenta de casados, etc. La afirmación sospechosa de que se conocen, se entienden, es más un reflejo del hábito o la costumbre, que una verdad. El amor, entonces, como magia o milagro cruza ese abismo, como la poesía lo hace con la realidad, con el lenguaje. Siempre momentáneo e inasible, y tan mágico y bello como un poema.
Esto es todo por hoy, digamos que es el grado 0 del relato, antes de subir al avión. ¡Abrazo!

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