La poesía, el mar y el vino…

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Hermoso encuentro el domingo 3 de octubre en Olivia Restó…! Embriaguez de vino, poesía, amistad y el brindis generoso y exquisito aportado por Andrea y Lisandro luego de la charla. Entre la gran poesía que leímos, les convidamos con esta del genio Baudelaire. El próximo, en la Casa de Antonia… abrazo!

Embriáguense

Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la hierba verde de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida, ustedes se despiertan, pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán: «¡Es hora de embriagarse! Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, ¡embriáguense, embriáguense sin cesar! De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.

«Charles Baudelaire, Le Spleen de Paris, 1869.

Traducción de Raúl Gustavo Aguirre

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El encuentro incluyó un homenaje a Alfonsina Storni. De ella, este magnífico poema…

El ojo azul

ÁRIDA roca junto al mar, no habías

Tenido nunca un ser blando en tus vetas.

Sabías que existías por el golpe

Del mar, pero eras cosa muerta y ciega.

Un día te creció sobre la dura

Cabeza pétrea, un ojo azul: pequeña

Corola fue, que te vivió unas horas

Tímidamente, en una fértil grieta.

Aves, el cielo, el mar, así pudiste

Mirar un rato por la flor aquella:

Ojillo azul, que al apagarse, a poco,

Ya te dejó de nuevo ciega y muerta.

La flor, que era una cosa blanda y tenue,

Tuvo piedad de ti, golpeada piedra,

Y, ser muy dulce, te creció en el seno

A riesgo de morir, ¡para que vieras!

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