La poesía y el mar, con presencia italiana

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La segunda charla del verano tuvo fuerte presencia italiana, con lecturas de la Divina Comedia (fragmentos del canto XXVI del Infierno); poemas de Leopardi, Guido Gossano y Alda Merini. Especial agradecimiento a Daniel, que le puso voz y espíritu a Dante Alighieri; a Gaba, que leyó la traducción a nuestro idioma, con su  modo vehemente y suave; a los amigos de oriundos de Florencia, Silvia y Fabio, quienes trajeron los poemas ya preparados desde Italia y nos conmovieron a todos por su emoción al leernos a los poetas de su tierra.

Quiero destacar también las lecturas de Bettina y Mabel de dos poemas de mi libro «in progress» La belleza del mundo, y a Hernán, que leyó la versión italiana de Gorrión muerto entre flores, uno de los poemas que leo en La boya, de mi libro Respiraciones y estrellas (1984).

El sábado próximo lo dedicaremos a la Navegación, rica metáfora marina, y a la lectura en latín de poemas de Catulo y Horacio, a cargo del profesor Arturo Alvarez Hernández y un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Los esperamos! Este verano con el auspicio de alfajores A los geselinos, para terminar dulcemente el encuentro.

Mare e terra

(Alda Merini)

 

Mare, che io domino col pensiero,

mi hai nascosto mille bugie

e tante verità.

Un giorno d’aprile

è esplosa un’onda

che avrei voluto baciare,

come un animale

fugge davanti al fuoco,

io sono fuggito da te.

Ho lasciato il mare per la terra

e la terra per il mare,

ho lasciato il mare per la terra

e la terra per il mare,

e ho sbagliato tutto,

perché non esistono

né ombre né luci,

ma solo il nostro breve pensiero,

ma solo il nostro bisogno d’amore.

 

Mar, al que domino con el pensamiento,

me has ocultado mil mentiras

y tantas verdades.

Un día de abril

reventó una ola

a la que hubiera querido besar,

como huye un animal

frente al fuego yo huí de tí.

He abandonado el mar por la tierra

y la tierra por el mar,

he abandonado el mar por la tierra

y la tierra por el mar,

y he equivocado todo,

porque no existen

ni sombras ni luces,

sino solo nuestro pensamiento efímero,

sino solo nuestra necesidad de amor.

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