La poesía y el mar 19 de setiembre

publicado en: Blog | 0

Van los poemas y textos del 19 de setiembre…

Experiencia poética:  

“La poesía vino a salvarme porque expresa una condición deambulatoria, de recorridos que no van a ninguna parte, espiralados, circulares, aleatorios. Donde tampoco hay desgaste porque no hay cultura de Sísifo, no hay una roca que levantar para que vuelva a caerse y entrar en el sufriente goce de la repetición y el fracaso. Hay viento de cola, de frente, lateral, travesía pero no una jerarquía de metas, direcciones, esfuerzos. Entonces el testimonio que cae con palabras en el poema es lo que hace objetivo algo, crea un objeto, un símbolo, una huella o al menos una marca que señala: “this was”, esto fue. Apenas eso. Gracias por tanto a la poesía” (27-7-20)

*

Poemas de Respiraciones y estrellas (1982) recuperados en una edición de Último Reino en casa de Lito.

Violines

Violines en el ensueño, Rossini, abriendo

el corazón en aguas dilatadas… ay,

grategus de labios rojos, aromos amarillos

en un mismo viento como un polen

que desborda la sangre y se expande

en palomas íntimas que duelen…

Violines sobre la música haciendo alas

en el ensueño, en el ensueño,

extendiéndose…

*

Arena

El aire está lleno, la dulce arena se desliza:

rumor, río, rocío entre las manos

el verde tibio del cedro

los colores que salen de la tierra

la hierba quebrada en las mejillas

las hojas encendidas sobre el mar.

Y un recuerdo de arena: rumor, río, rocío,

encendiendo la sangre, las cinturas…

*

Paisaje

El ciprés se desgarra

en llamados

al cielo

desde una raíz

que lo alimenta y ahoga.

El viento lo invita

a desprenderse en pájaros.

*

Día

Estamos solos, amor, tanto calor unido!

Un manantial azul entra por la ventana

y despierta las formas, dibuja en nuestros ojos

una mesa, una puerta, un velador, cortinas…

Todo para nacer, pájaros sobre el cielo del sueño

con el pelo anudado a las almohadas

como algas incrustadas en el fondo del mar.

Escarcha rota, palabras, piel, para nacer,

para nacer…

*

Invierno

Sigue llorando sobre los árboles vencidos

y estoy hecho de estas vidas

de la voz innumerable del cielo…

amor, amor, oye al olvido, ay, cómo cae,

en la humedad, bajo la luna muerta,

y cómo llora en el sur y se duermen las acacias…

y estas vidas con su luz expandida

y el calor inventado en miradas cristalinas…

Pesadas lágrimas se hilan en las hojas

y ruedan por los tallos y se hunden

en la piel de la arena, empapando

la esponja de los sueños…

Da una inquietud serena amarse y estallar,

la garganta del mar rompe la niebla,

hablemos, el silencio es una lluvia

y las flores campanas…

*

Pueblo

País lleno de ojos y vacío de voces

soledad cristal sereno del amanecer

tibieza y zorzales, parpadeo de alas,

las ventanas muertas, la alegría en el aire.

El poeta busca la ternura del cielo:

espirales, gorjeos, húmedas sonrisas,

setiembre incendió el polen,

tu piel hizo cenizas el invierno.

País de lentitud, país dormido,

intimidad del mar.

***

Herman Melville

Hacia el final navegó hacia una extraordinaria calma,

y ancló en su hogar y llegó hasta su mujer

y dio un paseo por la bahía de su mano,

y fue cada mañana a una oficina

como si su ocupación fuera otra isla.

La Bondad existía: eso era lo que había aprendido.

Su terror tuvo que pagarse por completo

para que él pudiera ver; pero fue el ventarrón que lo había llevado

más allá del Cabo de Hornos del éxito moderado,

el que proclama: “Esta roca es el Edén. Naufraga aquí”.

Pero lo ensordeció con el trueno y lo confundió con el relámpago:

– El héroe maníaco cazando como si fuera una joya

a ese raro monstruo ambiguo que mutiló su sexo.

Odio por odio hasta terminar en un grito,

el inexplicable sobreviviente librándose de la pesadilla

-todo eso era intrincado y falso; la verdad era simple-,

el Mal no es espectacular y es siempre humano,

y comparte nuestro lecho y come en nuestra mesa,

y todos los días se presenta la Bondad,

incluso en las salas de recepción entre multitud de defectos;

él tiene un nombre como Billy y es casi perfecto,

aunque lleva una tartamudez como condecoración:

y cada vez que se encuentran la misma cosa tiene que suceder;

es el Mal que anda desvalido como un amante

y tiene que iniciar una disputa y lo consigue,

y ante nuestros ojos ambos son abiertamente destruidos.

Pero ahora él estaba despierto y supo

que nadie está nunca a salvo como no sea en sueños;

pero hubo algo más que la pesadilla deformó:

incluso el castigo era humano y una forma de amar.

La tormenta rugiente había sido la presencia de su padre,

y todo el tiempo había sido llevado en el regazo de su padre,

que ahora lo había bajado suavemente y se había marchado.

Se quedó quieto en el angosto balcón y escuchó,

y todas las estrellas encima suyo cantaron como en su infancia:

“Todo, todo es vanidad”, pero ya no era lo mismo;

ahora las palabras descendían como la calma en las montañas

– Nathaniel había sido tímido porque su amor era egoísta.

Renacido, gritó, exultante y rendido:

“La Divinidad está desmenuzada como un pan. Y nosotros somos las migajas”.

Después se sentó a su escritorio y escribió un cuento.

W. H. Auden

***

Leviatán (fragmento)

Ahora que el suelo está cubierto de nieve, aquí, en el campo, me siento como si estuviera en el mar. Miro por la ventana pot la mañana cuando me levanto como lo haría por el ojo de buey de un barco en el atlántico. Mi habitación parece el camarote de un barco y, por las noches, cuando me levanto y oigo aullar el viento, casi imagino que la casa lleva demasiadas velas desplegadas y que sería mejor que subiera al tejado y plegara un poco la chimenea.

Philip Hoare

***

Facundo (fragmento)

Al centro, y en una zona paralela, se disputan largo tiempo el terreno el campo y la selva; domina en partes el bosque; se derrama en matorrales enfermizos y espinosos; preséntase de nuevo la selva a merced de algún río que la favorece hasta que, al fin, al sur, triunfa la pampa y ostenta su lisa y velluda frente, infinita, sin límite conocido, sin accidente notable: es la imagen del mar en la tierra, la tierra como en el mapa; la tierra aguardando todavía que se la mande producir las plantas y toda clase de simiente”.

Domingo F. Sarmiento

***

El nido

Mi cama fue un roble

y en sus ramas cantaban los pájaros.

Mi cama fue un roble

y mordió la tormenta sus gajos.

 

Deslizo mis manos

por sus claros maderos pulidos,

y pienso que acaso toco el mismo tronco

donde estuvo aferrado algún nido.

 

Mi cama fue un roble.

Yo duermo en un árbol.

En un árbol amigo del agua,

del sol y la brisa, del cielo y el musgo,

de lagartos de ojuelos dorados

y de orugas de un verde esmeralda.

 

Yo duermo en un árbol.

¡Oh amada!, en un árbol dormimos.

Acaso por eso me parece el lecho

esta noche, blando y hondo cual nido.

 

Y en ti me acurruco como una avecilla

que busca el reparo de su compañera.

¡Que rezongue el viento, que gruña la lluvia!

Contigo en el nido, no sé lo que es miedo.

Juana de Ibarborou

***

Eres, vas siendo

Es que ya no eres la que apenas eras

hace un instante, apenas un instante.

Por más que seas casi semejante,

otro es tu ser, son otras tus maneras.

 

Es que ahora no más, si te volvieras,

de ti estarías otra vez distante.

Siempre eres nueva y eres incesante

como es la luz y son las primaveras.

 

Como es el río, en fin, que ola tras ola

cambia y comienza y por cambiar perdura,

no eres una, eres mil en una sola.

 

Recién hecha y fragante, de repente

de puro ser el ser se te inaugura.

Eres, vas siendo indefinidamente

Jorge Vocos Lezcano

***

Inspiración

La canción que resuena en mis oídos.

no proviene de fuente conocida.

Desplegando su espada fulgurante,

se adueña de las almas sorprendidas.

 

Es murmullo que alienta los impulsos,

destello  que restaña las  heridas,

camino que traspasa las fronteras,

caricia de la luz del mediodía.

 

Conjuro que destruye las cadenas,

conciencia de divina travesía,

misterio que convoca a la belleza,

simiente de la eterna Poesía.

Susana A. Orden

*

Imago mundi

Yo no sé si  este mundo es una imagen,

si el dolor es tan solo una mentira,

la pasión una suma de argumentos

que alguien filma, sentado en  cierta silla.

Yo no sé si mi vida complicada

se convierte en escenas favoritas

de un guión que trasciende los espacios,

en pantallas, de seres que nos miran.

Y ni sé si miserias y tristezas

solo forman una trama escogida,

en escenario de obras magistrales,

que representan  almas oprimidas.

Me pregunto, si todo es una farsa,

que una mente poderosa imagina.

Solo sé que yo tengo una certeza

que trasciende las tramas escondidas:

Ese verso que enciende las tinieblas,

busca, eterno, la libertad perdida.

Susana A. Orden

***

y al dar vuelta la página…

y al dar vuelta la página

estaba el mar

un gran enfrentamiento

de verdad

con su todo impregnó mi pequeñez

con su vestidazo azul

me metió en el baile

antiguo y melancólico

romántico y apasionado

baila con el viento

aire que levanta

la pollera del agua

el cielo mira

con mil ojos glamorosos

 

y más acá

en un grano de arena

estaba escrito tu nombre

más chiquito

que los escritos

en un grano de arroz

entre los mil

nombres dorados

que se han volado

estaba el tuyo

no voy a encontrarlo

ni pienso buscarlo

es el último

que caerá

al dar vuelta el reloj.

Roberta Iannamico, de Nomeolvides, Vox, 2015.

***

Deseos del corazón

Me ducho con luz de luna

abro la tranquera

pa que se vaya todo lo malo

y entren en manada triunfal

los deseos del corazón

que rebotan

como pelotas

por todos lados.

Rodolfo Edwards

(el campeón del baile suelto)

*** 

The Moving Toyshop

“No hay ninguna razón por la cual los poetas deban tener algún aspecto particular. Wordsworth se parecía a un caballo con fuertes convicciones; Chesterton era totalmente Falstafiano; Whitman era fuerte y peludo como un buscador de oro. El hecho es que no existe algo llamado tipo poético. Chaucer era un oficial del gobierno, Sidney un soldado, Villon un ladrón, Marvell un miembro del Parlamento, Burns un labriego, Housman un catedrático. Podés ser cualquier tipo de hombre y ser un poeta. Podés ser tan engreído como Wordsworth o tan modesto como Hardy; tan rico como Byron o tan pobre como Francis Thompson; tan religioso como Cowper o tan pagano como Carew. No importa lo que creas; Shelley creía en cualquier idea lunática bajo el sol. Keats sólo estaba seguro de la santidad de los afectos del corazón. Y te puedo apostar… que podrías cruzarte a Shakespeare todas las mañanas camino al trabajo durante veinte años sin notarlo ni una vez.”

(…) “Yo creo que lo único que los poetas tienen en común es una especie de imaginativa generosidad del corazón hacia sus semejantes -y aun así no podemos estar muy seguros, con gente como Baudelaire y Pope y desagradables neuróticos como Swinburne. No, no hay algo que podamos llamar tipo de poeta.

(…) “Porque la poesía no es el resultado de la personalidad. Yo quiero decir que existe independientemente de tu mente, tus hábitos, tus sentimientos, y todo lo que contribuye a formar tu personalidad. La emoción poética es impersonal: los griegos tenían razón al llamarla inspiración. Por eso, lo que vos seas personalmente no tiene la menor importancia: lo que importa es que tengas un buen aparato receptor para las ondas poéticas. La poesía es una visitación, que va y viene cuando se le antoja.”

“Bueno, entonces, cómo es?

“En realidad no puedo explicarlo bien porque no lo entiendo bien, y espero no entenderlo nunca. Pero no es una cuestión de ‘oh mirá qué bonitas rosas’ o ‘oh qué miserable me siento hoy’. Si así fuera, tendríamos cuarenta millones de poetas hoy en Inglaterra. Es una curiosa sensación pasiva. Algunos dicen que es como si hubieras notado algo por primera vez pero yo creo que es más como si la cosa en cuestión te hubiera notado a vos por primera vez. Te sentís como si la rosa o lo que sea, estuviera brillando hacia vos. Invariablemente después del primer momento se te ocurre la frase para describirla; y cuando eso ha pasado te desconectás y toda tu personalidad vuelve repentinamente y escribís los cuentos de Canterbury o el Paraíso Perdido o el Rey Lear de acuerdo al tipo de persona que seas. Eso lo decidís vos.”

Crispin, Edmund. The Moving Toyshop, p. 172 – 174.

Selección y traducción: Ines Ruvituso

***

Reflexiones cruzadas de una noche estresante

Sabes que existo

Porque sé que existís vos

No desaparecimos

En nuestra extinción.

 

Me volví una torre tesla

Conectando por frecuencias

Parado en el ruido

Todavía te escucho

A veces no quiero.

 

Sabes que llevo

tiempo muerto en esta tierra

Sobre este barro

Si el tiempo es solo

La distancia medida en pasos

Desde un recuerdo.

 

Se hizo de noche

Otra vez

Redundante decir otra vez.

 

Cuándo aprenderé a fluir

En esta disonancia

 

Ya no se bañará mi alma

En una pupila

 

Si la existencia

Es solo un plano

En el que estamos

Para encontrarnos

 

Valdrá la pena

Lo vivido en esta tierra

Aunque lo olvide.

Pablo Rodriguez

***

El sacrificio

(dedicado a Andrei Tarkovsky)

 

Sacrificio que giras con la oscuridad del día,
Tu temblor atraviesa la puerta para protegerte de Alexander
Y del hijo que crece sin hablarte.

La garganta del niño es fuego suave
Pero alcanza a quemar
La pradera del ojo en picada.

Sacrificio negro de día
Nunca tuvimos una escritura apócrifa
Solo vientos expuestos.

La muchedumbre
¿Rebalsa en el estanque?

¿Cortan la miseria de los días?

La fuga óptica seduce las garras de un cuervo oscuro
Que sueña con el sacrificio acústico.

Sacrificio
Te observamos
Con los que no regresan al cruzar la esfera.

¡María!
¡Abriéndote  hacia él como hechicera
(Para ofrendarlo en la pequeña isla)
escondidos en la reserva ecológica
Donde por primera vez mordieron del sacrificio
Ocultándolo bajo los árboles!
(Parados en el círculo de existencia mutua).

¡María!
En diciembre
La mano del poeta se hincha
Se hace música
En el pensamiento ahorcado en el arrozal.

Los parpados ajenos a la pregunta musical
Quiebran las notas del sacrificio eterno,

Las aves cruzan la línea y rompen la estructura.

¡Humilde noche!
Han sacrificado la piel de los cipreses
(con gusto a intoxicación pura y enferma)
Salpicando al niño con música acuática
y penando por la secuencia que atraviesa la sien.

Noche
Debajo de la alfombra esta la pesadilla y el cansancio

la regla manchada de sangre con paños originales
la roca lamiendo las hojas.

Los pasos vienen
Se sacuden
convertidos en cenizas
y destrozan la conciencia del vacío
(Pero el vacío es puro)
Ella lo sabe
Tú…no.

(continúa)

Jorge Castañeda

***

El jardín de los milagros

Temprano en la mañana mi madre intenta

llamarme por teléfono, y en la tarde

luego me cuenta: “tan hermosa noticia

tengo”, con una voz de aterciopelado

misterio, muy serena y suave anunciando

“la pequeña magnolia se abrió en dos flores

por primera vez”. Hay justicia, pensé

con un agua dulce que se abría paso

en mi corazón. Esa magnolia que ella

plantó bajo la mirada de mi padre

años atrás diciéndole melancólico

“si no la verás florecer, tarda tanto”.

Y yo, verano tras verano mentía

un poco o creía o pasaba revista

de las pequeñas magnolias florecidas

que supe visitar en una placita

por Colegiales, adonde robé aquella

reina blanca, perfumada y frágil que huelo

aún en la distancia como si fuera,

como si hubiera sido una hostia pascual

o el cuerpo de la amada, la comunión

con lo bello del mundo, como mi madre

lo siente ahora y lo dice en esa voz

que me parece el cantar de los cantares.

Florecerá, le aseguraba, el próximo

verano, ya verás, y hoy ha sido visto,

esta vez se unieron belleza y justicia

para ganarles juntas, las dos al tiempo.

Diana Bellesi

***

Composición Tema: «La Vaca»

Tal vez por los excesos de la Urbe
yo siempre amé a las vacas

y a sus Ubres.
Es que la Vaca es maternal,
¡y yo tan desMadrada!
Querría cobijarla
cierta noche de luna en la campiña,
cantarle dulcemente:

¡“Duerme, Niña!”
¡Ay, de los ojos de Las Vacas!,
la leche les empieza en la mirada
cual farolitos azabaches
de mis Pampas.
Y aquí va un recuerdito.
Un día nos dijo la maestra:
-A ver, niñitos:
Composición Tema “La Vaca” -.
Todos pusieron
que tenía cuatro patas,
que nos daba la leche…
… y a mí se me dio por algo breve:
-“Pobre Vaquita,
cuando llueve
nadie le presta
un paragüitas” -.

– “Qué cosa corta y qué rarita”-
me dijo a mí la señorita.
-Si quiere ahora
se la alargo,
profesora –

No es ni la anchura
ni  el largor
lo que uno añora.
Lo que conmueve,
es el cuerpo manso
de La Vaca.

Quizás un día
deje de arrear
a la bestia

de la angustia
y me calce, por fin
las alpargatas
para ponerme a cantar:
-“Te quiero, Vacaaa.
¡Cuánto te quiero,
Vacaaaaaaa! –

Graciela Vergel

***

El paisaje

Durante muchos años

y tantísimos versos

 

el paisaje

no estuvo en mis poemas

 

vaya a saber

por qué

 

mejor dicho

el paisaje

eran hombres

mujeres

amores
pero de pronto

casi sin yo advertirlo

mi poesía empezó

a tener ramas

dunas

colinas

farallones

 

vaya a saber

por qué

dejó de ser

poesía en blanco y negro

y se llenó de verdes

tantos como follajes

de flamboyanes rojos

oros suaves del alba

y memorias de pinos

con sus siluetas sobre

horizonte y candela

 

¿será que este paisaje

no quiere que sigamos

sin decirnos las claves?

 

¿o será que el paisaje

no quiere que me vaya?

Mario Benedetti – Viento del Exilio (1980-1981)

***

Porque soy contador…

Porque soy contador

y de vulgares modos,

y visto simplemente,

y si miro una estrella

o una flor,

la miro como todos,

“Los versos no son de él –dice la gente—

Se los escribe ella”

 

Así es, así es:

¡Yo soy la inútil hiedra

Enredada a tus pies!

Azules, verdes, rojos,

Tú los versos me das

en cubitos de piedra

de tus ojos.

 

Yo los armo, nomás.

José Pedroni

***

Se canta al mar

Nada podrá apartar de mi memoria

La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.

 

Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;

Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.

 

Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
«Este es, muchacho, el mar». El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.

Nicanor Parra

***

In limine

El agua sonríe

en cinco movimientos.

Las vertientes revoltosas

sacuden los cuerpos.

La vida es

como un puerto de marea:

sucesión enigmática

de baja lunas

y plenitiempos.

La muerte es

un paréntesis de espuma

una larga inconveniencia

un diminuto infierno.

*

Confesiones del mar

Por desconocidos túneles oceánicos

muchos trayectos se han desvanecido.

Huesos salados han surgido

de sus cavidades insaciables.

Viejos arcones con tesoros obsoletos

y grandes barcos han parido sus entrañas.

Al oído de los puertos que recuestan

sobre su azul desnudo,

perezas de madera corroída,

hoy murmura la ondeada música

de culpas y pesares,

de su angustiosa cuenca irredimible.

Silvia Bottallo

del libro Sonatas de lunas

***

Las ciudades y el deseo 3

De dos maneras se llega a Despina: en barco o en camello. La ciudad se

presenta diferente al que viene de tierra y al que viene del mar.

El camellero que ve despuntar en el horizonte del altiplano los pináculos de

los rascacielos, las antenas radar, agitarse las mangas de ventilación blancas y rojas,

echar humo las chimeneas, piensa en un barco, sabe que es una ciudad pero la piensa

como una nave que lo sacará del desierto, un velero a punto de partir, con el viento

que ya hincha las velas todavía sin desatar, o un vapor con su caldera vibrando en la

carena de hierro, y piensa en todos los puertos, en las mercancías de ultramar que las

grúas descargan en los muelles, en las hosterías donde tripulaciones de distinta

bandera se rompen la cabeza a botellazos, en las ventanas iluminadas de la planta

baja, cada una con una mujer que se peina.

En la neblina de la costa el marinero distingue la forma de una giba de

camello, de una silla de montar bordada de flecos brillantes entre dos gibas

manchadas que avanzan contoneándose, sabe que es una ciudad pero la piensa como

un camello de cuyas albardas cuelgan odres y alforjas de frutas confitadas, vino de

dátiles, hojas de tabaco, y ya se ve a la cabeza de una larga caravana que lo lleva del

desierto del mar hacia el oasis de agua dulce a la sombra dentada de las palmeras,

hacia palacios de espesos muros encalados, de patios embaldosados sobre los cuales

bailan descalzas las danzarinas, y mueven los brazos un poco dentro del velo, un

poco fuera.

Cada ciudad recibe su forma del desierto al que se opone; y así ven el

camellero y el marinero a Despina, ciudad de confín entre dos desiertos.

Las Ciudades Invisibles, Ítalo Calvino

***

Mi poema 3

Te prohiben Jacques Prevert

hoy muerto pero no vencido

te han prohibido a los

ojos de los niños

tus más hermosos

Porque estoy segura de que

el mensaje fue noble

como es de noble

la belleza

o la verdad

y aunque con discreción

y con dulzura

lo dedicaste a los

niños traviesos

hoy, en este mundo

que dejaste

pero con todo lo que

dejaste,

majestuoso,

en tu lugar,

hasta ser travieso

está

PROHIBIDO

Graciela García

***

Epigrama IX

Viniste a visitarme

en sueños

 

pero el vacío

que dejaste cuando

te fuiste

fue realidad.

Ernesto Cardenal

***

El adiós a Atthis

De verdad que morir yo quiero

pues aquella llorando se fue de mí.

Y al marchar me decía: ¿Ay, Safo!

qué terrible dolor el nuestro

que sin yo desearlo me voy de ti.

Pero yo contestaba entonces:

no me olvides y vete alegre

sabes bien el amor que por ti sentí,

y, si no, recordarte quiero,

por si acaso a olvidarlo llegas,

cuánto hermoso a las dos nos pasó y feliz:

las coronas de rosas tantas

y violetas también que tú

junto a mí te ponías después allí,

las guirnaldas que tú trenzabas

y que en torno a tu tierno cuello

enredabas haciendo con flores mil,

perfumado tu cuerpo luego

con aceite de nardo todo

y con leche y aceite del de jazmín.

Recostada en el blando lecho,

delicada muchacha en flor,

el deseo dejabas tu ya salir.

Y ni fiesta jamás ni danza,

ni tampoco un sagrado bosque

al que tú no quisieras conmigo ir.

Safo de Mitilene

***

Link a la película El sacrificio de Trakovsky:

https://400peliculasblog.wordpress.com/2020/07/16/andrei-tarkovsky-1962-1986/

***

Me recordó a esto de Haroldo Conti (publicado en Ars humana, en la revista Crisis: «No sé si tiene sentido pero me digo cada vez: contá la historia de la gente como si cantaras en medio de un camino, despojate de toda pretensión y cantá, simplemente cantá con todo tu corazón: que nadie recuerde tu nombre sino toda esa vieja y sencilla historia» (Natalia en el chat)

***

Comentarios al Encuentro La poesía y el mar del 19-9-2020

-Jorge recomienda la película «La Biblia de neón» de Terence Davies, el mismo director de la película sobre Emily Dickinson «Historia de una pasión». Leo recomienda «Rojo»

-Aníbal nos dice: Todo el sentido de estos encuentros es leer y escuchar y compartir poesía. Les leo esto que escribí sobre el testimonio poético: «la poesía vino a salvarme», «no hay una roca que levantar para que vuelva a caer», «el testimonio que cae con palabras en el poema», «una huella». Sobre La boya: «Cuando Fer va a desmontar la casa paterna, lo acompañé a desarmar la biblioteca de Lito; había una edición de Último Reino, y dentro unos poemas míos de «Respiraciones y estrellas», mi primer poemario. Los había perdido. Son 9 poemas, 7 de los cuales no entraron en el poemario y que consideré por primera vez publicables: «El gorrión muerto entre las flores» (que leo en off en La Boya) «Violines»: «aromos amarillos . . . que desborda la sangre» «en el ensueño, extendiéndose»; «Arena»: «la dulce arena se desliza» «los colores que salen de la tierra» «rumor, río, rocio»; «Paisaje»: «el ciprés» «el viento lo invita a desprenderse en pájaros», «Días»: «estamos solos amor» «todo para nacer»; «Pueblo»: «país lleno de ojos y vacío de voces» «la alegría en el aire» «el poeta busca la ternura del cielo» «hizo cenizas el invierno». Enriquecido el poemario gracias a Lito!

-Hernán: «en Phillip Hoare, el tema del mar es fundamental. En «Leviatán, la ballena» el autor hace un recorrido histórico. Moby Dick es de 1851, dentro de poco se cumple un aniversario del libro y de Melville. Saccomanno habla de Melville en un artículo. Hay dos poemas llamados «Melville». Uno es de un poeta inglés Winston Auden (casado por conveniencia con la hija de Thomas Mann para que ella pudiera salir de Alemania, lindo gesto el de él que era homosexual) nacido en York (curiosamente Melville nació en Nueva York) luego nacionalizado estadounidense. Melville es bisabuelo del cantante Moby. «Esta roca es el Edén. Naufraga aquí» «odio por odio hasta terminar en un grito» «el Mal no es espectacular» «el Mal anda desvalido como un amante» «todas las estrellas encima suyo cantaron como en su infancia» «la Divinidad está desmenuzada como un pan. Y nosotros somos las migajas». En un momento nombra a Nathaniel, por Hawthorne, autor de «La letra escarlata» y amigo de él. Melville veía el campo como el mar. Del libro mencionado «Leviatán . . . «Aquí, en el campo, me siento como si estuviera en el mar». Hoy, en Massachussets , la casa de Melville -siempre con el mar en la cabeza- es casa museo. Para la próxima Hernán leerá el Melville de Borges. «Hay mas de un contrapunto, además de Auden-Borges»

-Aníbal nos recuerda que hay varios autores que ven la pampa como el mar. En «Don Segundo Sombra» leemos: «No puedo creer esa pampa azul fuera toda de agua» cuando el protagonista llega a la Bahía de Sanborombón y descubre el mar. «El mar con árbol donde yo he nacido» dice José Pedroni.

-Daniel, de Jorge Vocos Lescano, de la Academia Argentina de Letras: «otro es tu ser» «son otras tus maneras» «siempre eres nueva y eres incesante» «no eres una, eres mil». Y de Juana de Ibarbourou, nos lee «El nido»: «mi cama fue un roble» «mis manos se deslizan por sus claros maderos pulidos» «yo duermo en un árbol» «contigo en el nido, no sé lo que es miedo». Nos dice «muy linda entrevista de Leo a Aníbal»

-Leo nos habla de Orense, provincia de Buenos Aires, donde, al entrar, hay un cañadón lleno de carpinchos y nutrias, que culmina en el mar. Nos lee, de Ítalo Calvino, de  «Las ciudades invisibles», una narrativa poética sobre las ciudades. «sabe que es una ciudad pero la piensa como un camello» «piensa en todos los puertos» «sobre los patios embaldosados . . . bailan descalzas las danzarinas»

-Natalia Molina, bienvenida! «Leyó el reportaje y Leo le pasó el contacto y nos comunicamos» dice Aníbal. Vive en Sierra de la Ventana, escribe y coordina talleres. Eligió a Roberta Iannamico, educadora por el arte, en «Nomeolvides»: «al dar vuelta la página estaba el mar» «baila con el viento aire  que levanta la pollera del agua» «en un grano de arena estaba escrito tu nombre». Y de Rodolfo Edwards, poeta argentino, en «El campeón del baile suelto»: «me ducho con luz de luna» «y entren en manada triunfal los deseos del corazón»

-Graciela («ventana al mar» la llama Aníbal) se pregunta «cómo es soñar un poema y que se escape cuando el contenido onírico se reconstruye, pasa por la censura y nunca es igual, pero los poemas mas bellos son los que más se parecen a lo soñado. Flavia me preguntó cuándo empecé a escribir; desde que decían «esta nena es rara» cuando me subía a un banquito y cantaba como recitando. En primero superior la maestra pidió una composición tema La vaca. Yo escribí una breve «Pobre vaquita, cuando llueve nadie le presta un paragüita» ; qué cortito y qué rarito, dijo la maestra Entonces la alargué: «Duerme niña!» «la leche les empieza en la mirada» «farolito . . . de mis Pampas» «te quiero vacaaa. ¡Cuánto te quiero vacaaa!»

-Jorge lee un poema de Jorge Castañeda que está dedicado al cineasta admirado por Bergman,  Andrei Tarkovsky (cuyo padre era poeta, ver «El espejo») de  «La médula del río», escrito en Nueva York en 2000, «El sacrificio» (última película de Tarkovsky) «la garganta del niño es fuego suave» «la muchedumbre ¿Rebalsa en el estanque?» «la mano del poeta . . . se hace música» «salpicando al niño con música acuática» «los pasos . . . convertidos en cenizas». Leo recomienda el sitio 400películasblog.wordpress y Jorge y Aníbal recomiendan Zoowoman.

-Inés,  recomienda el libro de Hawthorne «20 dias con Julian (su hijo) y el pequeño Bunny» (un conejito), a solas con él en el campo, les cae de visita Melville  y andan los tres por el campo. Nos lee una prosa de Edmund Crispin, sobre la discusión de cómo se llega a la poesía: «no hay ninguna razón por la que un poeta deba tener algún aspecto en particular» «no  existe algo llamado tipo poético» «podés ser cualquier tipo de hombre y ser un poeta» «podrías cruzarte a Shakespeare . . .  sin notarlo» «porque la poesía existe independientemente  . . . de todo lo que contribuye a formar tu personalidad» «la poesía . . . va y viene cuando se le antoja» «es una curiosa sensación» «como si la rosa . . . estuviera brillando hacia vos»

-Aníbal «como decía Hesíodo, un simple pastor de campo es el elegido por las musas!»

-María Mir (compañera de Aníbal en griego y en latín en la Universidad de Mar del Plata) «Sobre la pampa como el mar, y las musas, pensé en el Facundo de Sarmiento y cómo piensa la Argentina: «es la imagen del mar en la tierra»

-Susana nos lee dos poemas suyos, «Inspiración»: «la canción . . .  no proviene de fuente conocida» «caricia de la luz del mediodía» «misterio que convoca a la belleza», y otro» Imago mundi»:  «yo no sé si este mundo es una imagen» «la pasión una suma de argumentos» «si miserias y tristezas . . . representan almas oprimidas» «ese verso . . . busca, eterno, la libertad perdida»

-Patricia recordó a Pedroni «si miro una estrella o una flor la miro como todos» «tú los versos me das» «yo los armo nomás». Y de Nicanor Parra, «Se canta al mar»: «la impresión que me dejó en el alma» «voy a explicarme» «no había escrito aún mi primer verso ni derramado mi primera lágrima» «el invierno es como una ciudad abandonada» «siempre había vivido mi familia en el Valle central o en la montaña» «nunca . . . se conversó del mar en nuestra casa» «éste es, muchacho, el mar. El mar sereno» «una fuerza mayor me llenó el alma» «extendí los brazos . . . sobre las aguas» «cuánto tiempo duró nuestro saludo  no podrían decirlo las palabras» «desde que existe el mundo, la voz del mar en mi persona estaba»

-Silvia lee dos poemas suyos sobre el mar, «In limine»: «la vida es como un puerto» «la muerte es un paréntesis de espuma», y otro, «Confesiones del mar»: «grandes barcos han parido sus entrañas». Los dos son de su libro «Sonatas de lunas»

-Gustavo nos recuerda un cuento de Ale, su cuñado (esposo de Patricia) sobre un gaucho silencioso que va a la ciudad y vuelve con un premio porque . . . era un poeta!

-Alicia nos confiesa «me escapé y me fui al campo, después de 6 meses de reclusión, a una casita a 180 kilómetros; me perdí el verde, la floración de los aromos pero vi mariposas. Como dijo Diana Bellesi, «la primavera es allá mas verde, más bulliciosa». Lee el poema de Bellesi  «El jardín de los milagros» : «la pequeña magnolia se abrió en dos flores por primera vez» «huelo aún en la distancia» «la comunión con lo bello del mundo» «para ganarles . . .  al tiempo». Nos desea transitar bien la primavera (Gracias Alicia, siempre tan amable!)

-Pablo Rodríguez, bienvenido! músico y amigo de Gesell, comparte una letra suya «Reflexiones cruzadas de una noche estresante»: «sabés que existo porque sé que existís vos» «todavía te escucho, a veces no quiero» «se hizo de noche otra vez» «cuándo aprenderé a fluir en esta disonancia»

-Amalia nos sugiere buscar en el Instituto Cervantes el homenaje a los 100 años de Benedetti, de una antología compilada por Serrat, y hoy (ver Radio Cut) luego de Aliverti, la Dauness homenajeó a Pizarnik (la semana próxima es su aniversario). Nos muestra «Inventario» autografiado por Mario Benedetti y lee, de otro libro de él: «el paisaje no estuvo en mis poemas» «el paisaje eran hombres y mujeres» «dejó de ser poesía en blanco y negro y se llenó de verdes» «será que el paisaje no quiere que me vaya?»

-Yo digo «Hablando de sueños, si algo nos robó los sueños, fue la dictadura. Por decreto 269 del 2 de febrero de 1977 se prohibieron varios libros infantiles y juveniles, Elsa Borneman, El principito . . . y un maravilloso libro de Prevert, Cuentos para chicos traviesos. A poco de su muerte, escribí este poema para él: «te prohíben Jacques Prevert hoy muerto pero no vencido» «en este mundo que dejaste, pero con todo lo que dejaste, majestuoso, en tu lugar, hasta ser travieso está prohibido». Y comparto el Epigrama IX de Ernesto Cardenal «Viniste a visitarme en sueños pero . . .»

-Cristina lee a Safo: «Ay Safo!, qué terrible dolor el nuestro» «sabes bien el amor que por tí sentí».

-Aníbal comenta: «volvió Safo, qué lindo! Hace 2700 años y aún adolescente, inventó la poesía y Lesbos se convirtió en palabras». Nos pide enviar los chats que escribimos durante el encuentro, porque desaparecen al cerrar el zoom.

-Leo acota que es la segunda vez que le hace una entrevista a Aníbal y destaca la presencia de tres hermanos Zaldivar en el encuentro. Dice Patricia: «nuestro padre era lector de poesía y no lo dejaron estudiar Filosofía, hubiera querido ser escritor; estudió agronomía y cuando le faltaban pocas materias, dejó. Teníamos otro hermano, más chico, que falleció muy joven, era músico y tenemos una página en su homenaje: Penaco Zaldívar homenaje, en el facebook.»

Graciela García

****

Link del Instituto Cervantes: Homenaje a Mario Benedetti

https://www.youtube.com/watch?v=uiFk4Ib_UT0

***

Nota de Saccomanno sobre Melville poeta:

https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-3300-2008-12-28.html

***

Videopoema de Flavia sobre el poema La vaca de Graciela.

https://www.youtube.com/watch?v=FlAAiFh9qFk&app=desktop#dialog

***

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *