Próxima cita: sábado 9 a las 17. Me piden el ID por mensaje de face o whatsapp.
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Tercer encuentro de La poesía y el mar por zoom, el pasado 2 de mayo, con la consigna de intensificar la prioridad de la experiencia inmediata, el hoy, en este contexto inusual de confinamiento. En mi insistencia con “El jardín como el mar o el mar como jardín”, las nuevas experiencias, como pasar el rastrillo para quitar las hojas caídas de la enredadera, con la finalidad de preparar el terreno y luego cortar el pasto, fue motivo de inspiración, como lo fueron las flores o la soledad o la distancia de cosas que antes estaban a mano.
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Yo miraba las hojas rojas
caer en lentos otoños como plumas
pero ahora, al rastrillarlas,
mi corazón baja a la tierra
y las veo entre los pastos
desprendidas del hermoso aire.
Sería absurdo afirmar que aquí cayeron
las alas de los ángeles tan sólo
porque hay algunos pétalos azules
mezclados con la ardiente enredadera.
Yo creo que los ángeles huyeron
aturdidos por los gritos de la calle.
Qué bello es verme allí, tan limpio,
como el pasto que va a ser cortado.
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Con la segunda consigna fundamental de plantear encuentros participativos, más todavía que los habituales en el Chalet de don Carlos, abrimos micrófono y aquí les copio algunos de los poemas leídos. De autores presentes, como Graciela, Komal, Javier, Patricia y Alejandro, y otros invitados, como Tuñón, Neruda, Tejada y Parra… ¡viejos amigos, maestros!
CUANDO SALGAMOS
Cuando salgamos
soltaré crisálidas,
capullos,
izaré guirnaldas de barbijos.
Invertiré al espejo:
me mirarán las olas,
me pisará la arena.
Le daré licencia
a mi ventana.
Haré un balance
de renglones
y de amores.
Me fregaré la cara
con el sudor
de mi cuaderno.
Me chuparé los dedos
embebidos
con tinta,
con licores.
Saborearé en silencio
tanta intimidad
enriquecida,
la recesión
de lo superfluo
y la manía.
Engendraré los versos
más austeros.
Cuando salgamos:
sí, porque saldremos,
voy a bailar
despacio
con mi sombra.
Seré una devota
del silencio.
Por todo eso
y mucho más:
cuando salgamos,
sí, porque saldremos,
cuando salgamos,
voy a seguir
adentro.
(GraCiela Vergel)
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HAIKU
Soy de papel,
estoy escrito,
pero esa no es mi letra
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TENDRAN QUE PERDONARME
los poetas
aquellos dos enamorados
sobre el bote en el riacho
las lobas
las brujas sobrevolando
las torres en escobas.
Tendrá que perdonarme
tu suspiro en la ventana.
Disculpeme
querida luna
pero me gusta más la noche
con su ausencia.
(Komal Yu Wei)
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TRASMALLO
El trasmallo va expectante,
Con sus tres telas en calma;
Cuerpo, corazón y alma,
Remolcados con la mente
De un pescador que se siente,
Desentramando los sueños
Que vaivenes como dueños
Inculcaron en sus paños;
En las aguas tantos años,
Tren de olas en su ceño.
Sentimiento impermeable
Mata al lecho con los hierros;
Vida busca ese entierro
Y construye con los sables
El sostén más encomiable
Que contenga a los designios;
Aguas frías, sueños ígneos
Paren un nuevo sustrato;
Nada lento ese neonato
Mas seguro, hacia el cariño.
Y la espuma con su llanto,
Marcará blancas las venas
Del pañuelo de la arena,
Continente del quebranto;
Es la sal con su gran manto
Quien sazone todo el arte,
Haciendo a la pesca parte
De encontrar una quimera;
Una ninfa aventurera
Que no cuadre en el descarte.
(Alejandro Ferrin)
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A CALLARSE
Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.
Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.
Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en un inquietud instantánea.
Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.
Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.
No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es sólo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.
Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.
Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y me voy.
Pablo Neruda (leído por Hernán)
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LA BOTELLA ARROJADA EL MAR CON UN MENSAJE
¿Dónde habrán ido, insólitos, a parar los mensajes
victoriosos o atroces que temblorosas manos
de mujeres perdidas o extraños pasajeros,
capitanes sin brújula y poetas malditos
lanzaron al azar de las ondas fugaces
desde islas sin nombre o viejos transatlánticos?
¿Cuál de ellos llegó a destino, y en qué forma
cambió una vida, un mito, un país, el futuro?
¿Qué cifra misteriosa jamás fue comprendida?
¡Saluden! quienes vean pasar una botella
sobre olas que agitan de pronto los delfines
desde el barco o la costa, y no pueden asirla,
como si fuera esa flor del hielo
y el gran silencio blanco, la novia de los icebergs,
la empecinada edelweiss.
Así es de fascinante ver que se nos va un sueño
en busca de quién sabe qué puerto, qué ventana
de qué otra memoria oscura o deslumbrante,
de alguien que está esperando cuando el día se muere.
Raúl González Tuñón (leído por Amalia)
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VOLVER
Para volver al barrio es mejor un domingo.
Que sea en otoño, al empezar la tarde.
Trepar al colectivo que apenas se sostiene
desvencijado a fuerza de andar por viejas calles.
Su arrollador barullo nos trae la memoria
dura y quemante
Y las claras visiones…
La convergencia
de figuras dormidas.
Y se llega, silbando, hasta el confín del tiempo.
De antiguos moradores ¿ya queda poca cosa?
Cambiaron las fachadas.
Los muros se han manchado de musgo y de cenizas.
¿Y de tu casa qué, sólo algunos ladrillos?
¿Perdura el limonero, y la naranja amarga se asoma a la vereda?
El árbol que sostiene, de pie, tantas historias,
sabe que se disfraza de olvido
lo que duele.
(Patricia Zaldívar)
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LA ÚLTIMA VEZ
La última vez que estuve frente al mar fue en Febrero.
Le insistía a los chicos que meterse hondo era una mala idea,
los miraba expectante desde la costa. Reconozco que lo vi mucho y lo toqué poco,
casi al pasar.
Creo que me mojé apenas los pies y lo entendí más frío que fresco.
Y no me zambullí, seguro que el volverlo a tocar podría dejarse para más adelante,
para la próxima.
No fue a desgano, eh!
pero fue con cierto espíritu de pertenencia,
de saber que está ahí.
Como todo lo que tenemos a nuestro alcance.
Hoy está tan cerca o tan lejos como Marte, l
a distancia es tan supuesta y abstracta que me separa un click y el infinito.
Pero click y ahi está, lo tengo!
Ya está su imagen viajando por wifi hasta mi casa.
Y mientras lo contemplo en la pantalla del celular sostenido por dos libros
que nunca puedo terminar de leer, sumerjo mis pies en un balde de agua tibia,
tratando de hacer de esa última vez
un recuerdo a mi medida.
Javier Agostinelli (leído por Gaba)
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MENU DEL DÍA
(Fragmento de Canto Popular de las Comidas)
LUNES
Yo suelo ver el lunes a eso del mediodía
en la fonda, en los bares, en las grises cantinas,
celebrando un puchero de rabo sustancioso
donde un coro de choclos sinfoniza la risa.
Pienso que si los lunes se pusieran de acuerdo,
como ya sucedió y sigue sucediendo,
todo amanecería violentamente hermoso
y en todas las cantinas cantaría el puchero.
MARTES
Los martes tienen ruido en todos los rincones
y suelen nominarse con un trece estridente,
por lo que el martes es ese muchacho de catástrofe
que rompe las ventanas de los adolescentes.
Haga el martes arroz, fideos con manteca,
una sopa liviana, churrasco vuelta y vuelta:
hay que evitar el íncubo que oficia a medianoche
y la convocatoria roja de la pimienta.
MIÉRCOLES
El miércoles es nadie, como un tío soltero,
sea que vaya o venga, la soledad le duele.
Solo si llueve tiene su rito en el Oeste
porque en días de lluvia la gente hace pasteles:
carne picada, orégano, cebolla de verdeo
y la fritura afónica que hace la grasa pella
en la alquimia ya bruja de la ollita de fierro
donde canta aleluyas el chicharrón que alegra.
JUEVES
Cuando vuelvo de vos, vuelvo lleno de pájaros
y tengo una alegría que es casi una tristeza.
Te apuesto lo que quieras que tu madre y la mía
nos dejaron el sol sobre una milanesa.
Buenas noches, amor. Te apuesto lo que quieras.
VIERNES
Cena siempre de apuro si no tiene visitas.
Si las tiene, cocina pollo al horno con papas.
Saca de sobremesa los mínimos rencores
y por último opina que aquí nadie trabaja.
El viernes a la noche es el hueso del viernes,
el tuétano del día, un mapa sin horarios
para soñar un sitio de color verdesueño,
con un sol comprensivo, una casa y un árbol.
SÁBADO
El sábado discurre panza arriba, indolente,
sin prisa como un muerto o como una efeméride,
solo que alguien se case abandona el olvido.
¡El sábado es un día tan lleno de parientes!
En provincia, es el día de juntar los amigos
y atracarles la boca de empanadas calientes.
De afinar la guitarra. De porfiar las muchachas
y acordarse, penando, de todos los ausentes.
DOMINGO
Toco fondo el domingo. Sucede la mañana.
La vida es como un patio donde juegan los niños.
De lejos, como un aire, entran a mí sus voces,
Amanecen calandrias adentro de mis tímpanos.
Sé que a todos nos pasa. Toco fondo el domingo.
Mi madre me prepara tallarines al pesto.
El vino anda aleluya. Me reúne lo hermoso
porque solo el domingo tengo un poco de tiempo.
Armando Tejada Gómez (leído por Daniel)
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SE CANTA AL MAR
Nicanor Parra (leído por Alicia)
(Video de youtube)
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