¡La poesía y el mar 7° encuentro!

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Tercera y última entrega de los textos leídos el sábado 13 de junio. Nos vemos el sábado 20 a las 16.30!

***

Los fantasmas

Hace tiempo que pienso en los fantasmas.

Son personajes que funcionan en simultáneo en el exacto lugar donde los podemos ver pero no tocar.

Hay fantasmas de los que nunca sabemos nada.

Son, los que tal vez no existan.

Otros de los que tenemos noticias por chat, email, cartas,

comentarios de amigos… algún zoom.

que juran haberlos visto

en algún lugar hace mucho,

hace  tan poco…

También otros al que el solo deseo de verlos los materializa, uno se mueve hasta donde están y ya,

el sólo contacto los vuelve materia.

Los fantasmas existen pero no viven. Suceden.

Sería como una suerte de existencia paralela al roce de nuestros deseos y afectos

llego entonces a la conclusión de que los fantasmas me importan y voy tras ellos permanentemente.

Yo voy detrás de los míos .

Y lo que pude probar es que mágicamente

como si el mundo fuese un entretejido infinito de virtualidades

pantallas de cristal líquido y ensueños

Solo se vuelven ciertos cuando los puedo tocar.

Javier Agostinelli

***

Despedida a Tomás

A ti, encallado amigo,

hacia las aguas quietas

del arrecife blanco

donde te amarra tu sueño de náufrago,

va mi canción de despedida.

 

Hoy te he despertado

con el afán de alas en las jarcias,

y tiendo velas inalámbricas

navegando hacia el puerto de la hora

marcado por la brújula indolente.

 

Hoy estiro mi lenguaje al viento

para estrechar tus palabras

y llevarme algo de tu lamento tierno

a compartir asombros que ya estoy viviendo.

 

Se fue la primavera

que fertiliza tu almohada;

no es por mi partida

sino por tu nave que ya no navega.

 

Te comprendo, golondrina truncada.

Quisiera llevarte a la fuente Castalia

o darte elixir de iguales poderes;

y aunque soy un médico asomado a las cosas

que no las transforma y apenas comprende,

tengo no obstante una fórmula mágica

—creo que la prendí en una mina de Bolivia,

o tal vez Chilena, peruana o mexicana,

o en el destroncado imperio del Sonora,

o en un puerto negro del Brasil africano

o tal vez en cada punto una palabra —.

 

La fórmula es sencilla:

no te ocupes del cerco ataca el arrecife,

une tus manos jóvenes a la piedra anciana

y dale en tu pulso a los rojos corales palpitantes

en diminutas ondas cotidianas.

 

Un día, aunque mi recuerdo sea una vela

más allá del horizonte

y tu recuerdo sea una nave

encallada en mi memoria,

se asomará la aurora a gritar con asombro

viendo a los rojos hermanos del horizonte

marchando alegres hacia el porvenir,

Ellos, los males quietos terribles y blancos

como la noche sorprendida al revés.

 

Y entonces, poeta blancuzco de cuatro paredes,

serás el cantor del universo;

entonces poeta trágico, delicado, enfermo,

serás un robusto poeta del pueblo.

Ernesto Che Guevara

***

¡Muere tan joven ante los dioses cuanto muere!

¡Todo es tan poco!

Nada se sabe,

Todo se imagina.

Circúndate de rosas,

Ama

Bebe

Y calla.

Lo demás es nada.

Fernando Pessoa

***

Canción otoñal

Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.

La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.

Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.

La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.

¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?

¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?

¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?

¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?

¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.

Federico García Lorca

***

Cantora nocturna

Joe, macht die Musik von damals nacht…

( Joe, haz la música de esa noche …)

 

La que murió de su vestido azul está cantando.

Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.

 

Adentro de su canción hay un vestido azul, hay

un caballo blanco, hay un corazón verde tatuado

con los ecos de los latidos de su corazón

 

Expuesta a todas las perdiciones, ella

canta junto a una niña extraviada que es ella:

su amuleto de la buena suerte. Y a pesar de la

niebla verde en los labios y del frío gris en los

ojos, su voz corroe la distancia que se abre entre

la sed y la mano que busca el vaso.

 

Ella canta.

Alejandra Pizarnik

***

10 de 20 Haikus bonaerenses

Inspirados en el primer curso de “Iniciación al Silencio”, dirigido por Pablo d’Ors, fuera de Europa: Casa Mc Auley (Colegio Santa Ethnea, Bella Vista). San Miguel, Buenos Aires (Argentina), mayo 2016

1

Un caminante.

Errante vagabundo.

¿Adónde va?

 

2

Verdad y mística.                                                                                                                                                                   La cita, ¿quién la afronta?

Alguien espera.

 

3

El cuerpo, el Ser.

Juntos en el desierto.

El infinito.

 

4

Polvo y camino.                                                                                                                                                                   En lo interior, el templo.

Un renacer.

 

5

El agua suena.                                                                                                                                                                     En busca de la

fuente,

cuánta es la sed.

 

6

Prosa y conato.                                                                                                                                                                  Poema sin poesía.

Vacío, musa.

 

7

Sed, noche oscura.                                                                                                                                                                     El silencio ilumina.                                                                                                                                                                   El Ser, la fuente.

 

8

Orar, oxígeno.                                                                                                                                                                 Meditar, una senda                                                                                                                                                                     a la pureza.

 

9

Charca, mar, lago

¿Quiénes habitarán dentro?

Y ¿quién lo sabe?

 

10

Y ¿quién se Es?                                                                                                                                                                          Yo en el Tú, Tú en el Yo.

El Ser despierta.

Miguel Rivas

***

Trozo de papel

Amo un trozo de papel

para expresar lo que siento

mientras el mar moja con sus

olas la playa, miro a lo lejos…

Un arco iris me invita a escribir

lo bello que es, con su gama

de colores adornando el universo

mientras un niño remonta

un barrilete alto, tan alto como

que quisiera acariciarle

¡Amo un trozo de papel

Cuando de mis universos

sale la pasión de escribir

lo que veo y siento!

Liliana Tommasiello

***

Carta N° 9

Vi las estrellas y la espuma del mar

Vi la arena completando el paisaje

De una noche serena.

Contemplé la oscuridad de fondo

Y en el entorno el implacable tiempo

Que pasa palpando cada sensación.

Y yo que gracias a mis ojos

Soy testigo absoluto de todo

Y mi piel que se eriza

Con el aire que circula.

Soy importante en todo esto

Porque si no existo, nadie

Puede confirmarme que todo es realidad.

Pero, a la vez siento que hay

Un enorme vacío

Porque no estás conmigo.

Julio Fernandez

***

Cuarentena y flores

21

Yo también doy el tono

el sapo la ruda melancolía

la rana su festejo.

 

También quiero estar solo

con mi cuerpo

y abundar luego

en el otoño final

en el frío atardecer

con las camelias.

 

Nieve ardiente

el universo pasa y toca

su melodía impecable entre los pétalos:

lo que nadie esperaba que ocurriera

tan cerca del invierno.

(El poema que no pude leer por problemas de audio)

***

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