La poesía y el mar

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Más poemas del 19 de junio…

Los poemas que faltaban del último encuentro. Nos vemos el sábado 17 de julio a las 17, abrazos!!!!

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Como a la mar, los besos

No importan los emblemas
ni las vanas palabras que son un soplo sólo.
Importa el eco de lo que oí y escucho.
Tu voz, que muerta vive, como yo que al pasar
aquí aún te hablo.

Eras más consistente,
más duradera, no porque te besase,
ni porque en ti asiera firme a la existencia.
Sino porque como la mar
después que arena invade temerosa se ahonda.
En verdes o en espumas la mar, se aleja.
Como ella fue y volvió tú nunca vuelves.

Quizá porque, rodada
sobre playa sin fin, no pude hallarte.
La huella de tu espuma,
cuando el agua se va, queda en los bordes.

Sólo bordes encuentro. Sólo el filo de voz que
en mí quedara.
Como un alga tus besos.
Mágicos en la luz, pues muertos tornan.

Vicente Alexaindre

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El colibrí y la flor

Crecía una flor a orillas de una fuente

Más pura que la flor de la emoción

Y el huracán troncho la de repente

Cayendo al agua la preciosa flor

Un colibrí que en su enramada estaba

Corrió a salvarla solicito y veloz

Y cada vez que con el pico la tocaba

Sumergiese en el agua con la flor

El colibrí la persiguió constante

Sin dejar de buscarla en su aflicción

Y cayendo desmayado en la corriente

Corrió la misma suerte que la flor

Así hay en, en el mundo seres

Que la vida cuesta un tesoro

Yo Yo soy el colibrí si tú me quieres

Mi pasión es el torrente y tú la flor

Yo soy el colibrí si tú me quieres

Mi pasión es el torrente y tú la flor.

Anónima

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Poesía Vertical 10, 44

Me doy vuelta hacia tu lado,
en el lecho o la vida,
y encuentro que estás hecha de imposible.

Me vuelvo entonces hacia mí
y hallo la misma cosa.

Es por eso
que aunque amemos lo posible,
terminaremos por encerrarlo en una caja,
para que no estorbe más a este imposible
sin el cual no podemos seguir juntos.

Roberto Juarroz

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El mar sigue adelante

Entre tanto guijarro de la orilla

  no sabe el mar

      en dónde deshacerse

¿Cuándo terminará su infernidad

   que lo ciñe

      a la tierra enemiga

         como instrumento de tortura

            y no lo deja agonizar

               no le otorga un minuto de reposo?

Tigre entre la olarasca

   de su absoluta impermanencia

      Las vueltas

         jamás serán iguales

            La prisión

               es siempre idéntica a sí misma

Y cada ola quisiera ser la última

   quedarse congelada

      en la boca de sal y arena

         que mudamente

            le está diciendo siempre:

               Adelante

José Emilio Pacheco

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Poema 19

NIÑA morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.

Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.

Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.

Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.

Pablo Neruda

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Esto es amor

Desmayarse, atreverse, estar furioso
Áspero, tierno, liberal, esquivo
Alentado, mortal, difunto, vivo
Leal, traidor, cobarde y animoso

No hallar fuera del bien centro y reposo
Mostrarse alegre, triste, humilde, altivo
Enojado, valiente, fugitivo
Satisfecho, ofendido, receloso

Huir el rostro al claro desengaño
Beber veneno por licor suave
Olvidar el provecho, amar el daño

Creer que un cielo en un infierno cabe
Dar la vida y el alma a un desengaño
Esto es amor, quien lo probó lo sabe

Creer que un cielo en un infierno cabe
Dar la vida y el alma a un desengaño
Esto es amor, quien lo probó lo sabe…

Lope de Vega

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Soneto

En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto
enciende el corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.

Garcilaso de la Vega

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Al perderte…

Al perderte yo a ti
Tu y yo hemos perdido:
Yo porque tú eras
Lo que yo más amaba
Y tú porque yo era
El que te amaba más.
Pero de nosotros dos
Tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otros
Como te amaba a ti,
Pero a ti no te amarán
Como te amaba yo.

Ernesto Cardenal

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Epigrama 34

Tal vez nos casemos
este año
amor mío, y
tengamos una
casita
y tal vez
se publique mi libro,
o nos vayamos los dos
al extranjero
tal vez caiga Somoza
amor mío

Ernesto Cardenal.

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El amor que calla
Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres, tan oscuro!

Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que el entrar en la muerte!

Gabriela Mistral

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Ardimos en el bosque

¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?

El bosque estaba tras de mí; lo conocían
mis oídos: el rumor de sus hojas,
la confusión del canto de sus pájaros.
Sonidos que venían de un remoto lugar.
Y el mar del otro lado, golpeando
la frente, sin rozarla,
cubriéndola de gotas. Era mi piel
quien descubría su frescura,
mi soñoliento olfato quien entraba en el pecho
su duro olor.
¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?
Porque no había más, en el lugar del pecho,
que una extendida sombra.

(¿Mas qué frío candente mis párpados abrasa,
qué luz me desvanece, qué prolongado beso
llega hasta el mismo centro de la sombra?)

Joven el rostro era,
sus labios sonreían,
y el retenido fuego de su cuerpo
era quemada luz.
Entramos en el mar, rompíamos
el cielo con la frente,
y envueltos en las aguas contemplamos
las orillas del bosque,
su extensa fosquedad.
Miré, tendidos en la playa, el rostro:
contemplaba las nubes;
y el retenido fuego de su cuerpo
era un sombrío resplandor.
Penetramos el bosque, y en las lindes
detuvimos los pasos;
perdido, tras los troncos, miramos cómo el mar
oscurecía.
Tenía triste el rostro,
y antes que para siempre envejeciera
puse mis labios en los suyos.

Francisco Brines

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Calma

La Luna estampa en el cielo
su faz de moneda nueva.
Sobre el trigal amarillo
hay parpadear de candelas.

Los pinos son misteriosos
en esta noche tan clara,
y hasta el ladrar de los perros
trae emoción a mi alma.

Junto al pozo, que está en ruinas
florece una madreselva.
En la polea gastada
un joven gajo se enreda.

Y no se escucha un murmullo
ni se oye un rumor de agua,
¡parece que el ruido duerme
o que el silencio soñara!

pasa un muchacho cargado
con un haz de alfalfa tierna.
¡hasta el alma se me filtra
este buen olor a hierba!

y es tan serena la noche
y es tan intensa la calma,
que se adormece mi angustia
y se evaporan mis lágrimas.

Juana de Ibarborou

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Las viejas del océano

Al grave mar vienen las viejas
con anudados pañolones,
con frágiles pies quebradizos.

Se sientan solas en la orilla
sin cambiar de ojos ni de manos,
sin cambiar de nube o silencio.

El mar obsceno rompe y rasga,
desciende montes de trompetas,
sacude sus barbas de toro.

Las suaves señoras sentadas
como en un barco transparente
miran las olas terroristas.

Dónde irán y dónde estuvieron?
Vienen de todos los rincones,
vienen de nuestra propia vida.

Ahora tienen el océano,
el frío y ardiente vacío,
la soledad llena de llamas.

Vienen de todos los pasados,
de casas que fueron fragantes,
de crepúsculos quemados.

Miran o no miran el mar,
con el bastón escriben signos,
y borra el mar su caligrafía.

Las viejas se van levantando
con sus frágiles pies de pájaro,
mientras las olas desbocadas
viajan desnudas en el viento.

Pablo Neruda

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Dale gracias

Abre tus viejas cosas
Junta tu maquillaje
Slguien se acerca
Cierra los ojos, siéntate
Dale gracias por estar
Dale gracias por estar cerca de ti

Sobre los viejos muebles
Prende otro cigarrillo
Esta poesía viene a buscarte y además
Dale gracias por estar
Dale gracias por estar cerca de ti

Este ensueño es un silbido más en el viento
Y un guerrero no detiene jamás su marcha

Puedes hallar la jungla
Entre estos edificios
Puedes rentarla o bien destruirla y además
Dale gracias por estar
Por crecer y engendrar
Cerca del bien que gozaste y además
Dale gracias al ángel
Por crecer y por luchar
Cerca del bien que gozaste y además
Dale gracias al ángel
Dale gracias por estar cerca de ti

Es inútil que pretendas brillar con tu historia personal
Recuerda que un guerrero no detiene jamás su marcha

Luis Alberto Spinetta

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Crónica del Encuentro La Poesía, el mar y el amor (2) del 19-6-2021

-Javier Bustos, músico, docente, escritor, cantor: «aprovecho para saludarlos en mi primera juntada. Voy a escucharlos. Para la próxima prepararé un texto (yo: «o una canción») (desde Unquillo, al pie de la sierra)”. Le preguntan por el célebre pintor Carlos Alonso, Javier dice que no lo ve, pero sabe que anda por ahí (hace años se radicó en Unquillo). “Sé que está… en este pueblo de montaña, con río y hace poco con nieve».

-Aníbal: «el otro día tuvimos el coraje de meternos con el mar y el amor. Iba a seguir con El Cantar de los cantares, pero ya recibí una andanada de impactantes textos sobre el tema, así que agarré para otro lado… Me quedé con el poema de Arnold Mattheus que leyó Inés, porque nombra a Sófocles. Intrigado, le pregunté y me dijo que es un verso de Antígona… Nos lee el fragmento, en la voz del coro:

“¡Felices aquellos cuya vida no ha probado las

desgracias! Porque, para quienes su casa ha sido

estremecida por los dioses, ningún infortunio deja de

venir sobre toda la raza, del mismo modo que las olas

marinas, cuando se lanzan sobre el abismo submarino

impulsadas por los desfavorables vientos tracios,

arrastran fango desde el fondo del negro mar,

y resuenan los acantilados azotados por el viento con el

ruido que producen al ser golpeados”.

A partir de esta cita propone dedicarle el próximo encuentro al tópico del oleaje, que es casi lo mismo que el mar. Sobre este tópico, cita los Salmos bíblicos en versión de Fray Luis de León: «asiento en mí . . . de tu fulgor las olas van y vienen » (le pide a Dios que lo proteja) «Encima de mis cuentas . . . las olas de tus iras han pasado». Y un poema de Píndaro, en el que habla de “el oleaje del deseo”.

Finalmente lee un poema de Vicente Alexaindre, en el que el poeta escucha en el oleaje el retorno de la voz y de los besos de su amada, ya muerta.

Haydeé: «tengo uno sobre el mar. Del venezolano Rafael María Baralt, «El mar»: «te admiro oh! mar» «pugnando por romper la eterna valla» «tu mole oprime» «como hechura de Dios la más sublime»

-Marcos: «impresiona en el poema de Arnold que «Sófocles lo vio». En Antígona el mar aparece varias veces. Arnold habrá leído Antígona y advierte por qué esto es una tragedia, no simplemente porque hay una muchacha heroica, pero también porque se va a desmadrar el conflicto. Hay imágenes poderosas»

-Susana: lee «Amigo mar»: «yo te miro desde mi pensamiento» «los rumores reclaman mi presencia» «estallido de luz» «tus seres ancestrales me convocan» «tus sirenas me llevan a la calma» «aún en los tiempos más oscuros nos sostienen tus olas y tu magia». Otro: «Aventura»: «aquellas noches de amor y de locura» «sones de la desmesura» «un rayo de sol quebró la espesura»

-Aníbal: «muy bueno, mucho sonido, mucho mar, mucha música.»

-Susana: «en la Maestría de Ética, en la facultad, recordaba a Antígona. Aparece (recordé) la mirada femenina sobre la ética versus la ley de los hombres, metáfora del múltiple movimiento de las olas»

-Aníbal: «lo que plantea Antígona se sigue discutiendo desde hace 2000 años. Hasta es surrealista que el mar (quizás el inconsciente) aparezca removiendo todo cuando se desencadena la tragedia»

-Gustavo Zaldívar: «esta apelación al psicoanálisis revela que tratamos de dar respuestas a los sinsentidos. Hoy, como dice Susana, tratamos de dejar la mirada falo céntrica; puede haber un más allá. Otra cosa, esto de evocar al mar, vos me dirías Aníbal, «esto ya lo dijeron los griegos». Sobre el tema del amor, apelo a mi relación con la música y las canciones. Encontré un recital donde Silvio Rodríguez cantó con su mamá una canción de cuna (la canción la pondremos en el grupo)  Es el amor que conocemos, el amor que salva. «El colibrí y la flor»: «más pura que la flor de la ilusión» «el colibrí la persiguió constante» «así hay en el mundo seres» «yo soy el colibrí si tú me quieres» «y tú la flor» Otro: soneto de Chico Buarque (versión de Adriana Varela en «El maquillaje», su disco maravilloso), sobre ese amor que nos deja a expensas del otro («yo sin tu amor no soy nada» dice el bolero) Convoco a buscar otras traducciones. «Con qué rayo de amor me despertaste, si yo estaba tan bien muerta de miedo» Hay otras traducciones muy interesantes. Por último, más psicoanalítico y profundo, de Juarroz : «me doy vuelta hacia tu lado» «y encuentro que estás hecha de imposibles» «este imposible sin el cual no podemos estar juntos»

-Aníbal: «a Graciela, que ya se empezó a mover y estaba bailando»

-Graciela Vergel: «me podría enamorar de tus silencios, de tus pausas» «no podría enamorarme porque los amo». De Idea Vilariño, nuestra amada uruguaya: «Tendrías que llegar» que, con Guerra, de Los Olimareños, se convirtió en una canción entrañable: «tendrías que llegar como los sueños» «como el verano . . . a darme vida . . . como la muerte»

-Damián: «siguiendo con las tribulaciones entre el amor y el psicoanálisis, una cosa es el enamorarse, sentir esa completud y otra cosa es amar cuando aceptamos al otro con sus faltas. Lacan habla del amor: «dar lo que no se tiene a alguien que no lo es». Otra: «no existe relación sexual» en el sentido que en los humanos siempre va a faltar algo (no como en los animales que encajan perfecto) El amor que más perdura es el que acepta la falta. Leo, de Cristina Peri Rossi, otra uruguaya, «Historia de un amor»: «Para que yo pudiera amarte . . . Marx tuvo que escribir El Capital» «Catulo se enamoró de Lesbia y Romeo de Julieta» «alguien tuvo que plantar un cerezo» «las crisálidas se hicieron mariposas» «desde que no nos amamos sólo existe un gran desorden». El otro es un poema mío «La mujer que hace bien» que salió en la Antología «De tanto volver» (Mar del Plata) «cura antiguos exabruptos» «sella con palabras las heridas» «entrelaza sus brazos con los míos»

-Aníbal: «que hablen nuestras mujeres»

-Alicia: «me encontré temprano con Saccomanno comentando «Homeland» en «Página 12». Me imaginé el escenario donde transcurría la película y elegí un poema de Bob Dylan y luego vi un video cortito que habla de una mujer del mundo periférico de Estados Unidos, de José Emilio Pacheco. En 2016 ya escribías Aníbal, te lo dedico «El mar sigue adelante» (lo elegí después de ver el video) «las vueltas jamás serán iguales» «la prisión jamás será la misma»

-Aníbal: «en mi página web hay varios videos. Me encanta ese poeta José Emilio Pacheco, murió hace poco»

-Alicia: «el mar es como nuestras vidas que no se pueden detener»

-Aníbal: «pero nosotros nos morimos, pero el mar no puede descansar. Tiene algo de Quevedo, un mar condenado a no detenerse»

-Silvia: «elegí un poema de Neruda, «Niña morena y ágil»: «tus luminosos ojos» «tu boca que tiene  la sonrisa del agua» «te deja en los ojos dos oscuros remansos» «la delirante juventud de la abeja» «la amapola y el agua»

-Gustavo Z: «Víctor Heredia tiene un disco dedicado a Neruda, donde aparece ese poema»

-Javier Bustos muestra Las obras completas de Pacheco, «un libro buenísimo con poemas muy bellos»

-Aníbal: «otro se llama «Tratado de la desesperación: los peces»

-Patricia Zaldívar: «voy al amor en otro siglo, Lope de Vega: «alentado, mortal, difunto, vivo» «mostrarse altivo . . . fugitivo» «olvidar el provecho, amar el daño» «esto es amor, quien lo probó lo sabe». Sor Juana Inés de la Cruz: «detente, sombra de mi bien esquivo» «sirve mi pecho de obediente acero,  para qué me enamoras lisonjero si has de burlarme luego fugitivo?  (y canta «tú me acostumbraste») La veo a Graciela García que escribe y escribe, qué maravilla!»

-Aníbal: «lo que ha dado el soneto!!»

-Lilian: «sigo con el Siglo de Oro, Garcilaso, posterior a Botticelli (1400 y pico). El siglo 15 se inicia con Garcilaso. Soneto 23: «en tanto que de rosa y azucena» «el dulce fruto» «cubra la hermosa cumbre» Describe el ideal renacentista de mujer (la Venus de Botticelli) en los dos cuartetos y en los dos tercetos toma dos tópicos clásicos: el «carpe diem» (de Horacio) y la fugacidad del tiempo» (de Virgilio) Disfrutar la juventud y la belleza porque son pasajeros. Garcilaso bebe en la fuente de Petrarca y sus sonetos y lo lleva a España. Juan Boscan incluye en su obra a Garcilaso que estaba inédito. Me acordaba del «multisonante mar» de Aquiles cuando le anuncian la muerte de Patroclo»

-Graciela García (yo): «hoy traje dos poemas míos. El primero, «Pasa la lluvia», está escrito hace unos 40 años dedicado a un hombre, el segundo tiene casi 50 años y habla de ese «amor que salva» al que nos referimos, dedicado a un futuro hijo. No tiene nombre. El primero: «pasa la lluvia gritando» «pasa tu cuerpo abrazándonos» «hombre que hacés que no pase la noche como otra noche» «he olvidado el cansancio en alguna parte y si me dicen mujer voy a pensarte» «todo pasa . . . y quedamos solamente nosotros». El segundo:  «no sé cómo va a ser todo, chiquito, cuando nazcas» «qué aprenderás, chiquito, mientras crezcas» «y qué amarás, niñito, cuando ames» «una cosa sé, chiquito, una cosa yo creo, que voy a amarte mucho y muy distinto, con un amor de madre» » y voy a amarte»

-Amalia: «fui a buscar a Ernesto Cardenal «De nosotros dos tú pierdes más que yo». Otro: «muchachas que algún día» «yo lo hice para una como vosotras y . . . fue en vano». Otro: «tal vez caiga Somoza, amor mío». Y el otro es de Silvio «Óleo de mujer con sombrero»: «se ha perdido mi forma de amar» «los amores cobardes no llegan a amores» «ni el recuerdo los puede salvar» «que me tenga cuidado el amor». Lo digo y me emociono»

-Aníbal: «para una próxima, poesía y género»

(se va Damián «me encantó estar acá con ustedes. Voy a buscar a la pequeña»)

-Amalia: «los dos poemas son desde el punto de vista del hombre, claro»

-Inés: «me gustó el encuentro pasado, «qué dolor es amar y no poderlo decir». Esa imposibilidad de amar me recordó «El amor que calla» de Gabriela Mistral: «te amo» «tú lo quisieras vuelto en alarido» «te parezco como un surtidor inerte. ¡Todo por este callar atribulado . . .!» Es distinto el impedimento de Leonor de Aquitania, que tenía un impedimento externo, ante el amor verdadero que calla, no lo puede expresar, bueno, lo expresó muy bien!

-Ana Lía: «voy a leer, de Francisco Brines «Ardimos en el bosque»: «la grandeza del mar» «la confusión del canto de los pájaros» «era mi piel quien descubría su frescura» «cómo saber . . . la grandeza del mar» «joven rostro era» «entramos en el mar, rompimos el cielo con la frente» «miramos cómo el mar oscurecía» «puse mis labios en los suyos»

-Cristina: «elegí a Juana de Ibarbourou, que era una mujer de su época sin saberlo. Antes, un poema mío, «Llorar»: «llorar sin consuelo» «más que todas las gotas del mar». De Juana, «Calma»: «la luna estampa en el cielo su paz» «florece la madreselva» «tan intensa la calma … se evaporan mis lágrimas»

-Rosita: «quería redondear sobre el amor. El romancero español antiguo tiene todas canciones de amor, que yo las canto. A los quince años escribí dos poemas de amor platónico: «tenía entonces quince primaveras cuando por primera vez me enamoré» «así pasarán los años pero jamás podré olvidar». Otro, «Los ojos»: «tus ojos dulces y buenos» «yo sé». También elegí de Neruda «Las viejas del océano»: «se sientan solas en la orilla» «sin cambiar de nube» (se congeló la imagen)

-Jorge: «hoy estamos muy musicales. Traje, de Roger Waters, de The Wall (de Mutantia) «Oye tú»: «oye tú, puedes sentirme?» «no te rindas sin pelear». Y otro de Luis Alberto Spinetta, del  disco «Alma de diamante» de Spinetta Jade, el tema «Dale gracias»: «abre tus viejas cosas» «dale gracias por estar cerca de tí», «un guerrero no detiene jamás su marcha», muy influenciado por Castaneda.»

-Gustavo Srael: «estoy contemplando este momento que estamos viviendo. El amor (lo que leyó mi mamá -Rosita- que me emocionó un montón) como en una pequeña cofradía que somos, en medio de un mundo en pandemia. Qué bueno que nos trajiste El Cantar, Aníbal! Gustavo (Srael, su hermano) me habló en la semana del cántaro que fluye, hablando de El Cantar. Nos acompañamos como una familia y nos retrotrae a las cosas por las cuales estamos vivos y que construimos entre todos»

-Aníbal: «hermosa reflexión!»

-Bonnie: «aunque llegué tarde con aviso, me cuesta retomar la poesía cuando trabajo yendo de un juzgado al otro. Leyendo «Lacan: amor y deseo en la civilización del odio». Acá nos sentimos como en un nido. Me gustó lo de Inés y, hablando del poeta y del vacío (no tener, no sentir el calor de tu cuerpo) Slimobich, en El deseo y el amor, un emprendimiento que hubo, dice que el poeta viene a llenar ese vacío con el calor de un cuerpo, cuando nos miramos, cuando hacemos el amor, no nos hablamos. En ese silencio está el amor y está un paso más allá del silencio, donde cabe todo (menos el odio) El amor admite muy pocas palabras y ahí está la fortaleza esencial. «Busco de noche en mi vasija a mi amor, lo busco y no lo encuentro» (El cantar de los cantares, de la Biblia) ; cuando lo encuentra «lo tengo apretado» (al cuerpo), traducción de Ceronetti, italiano. Una concepción sobre el vacío está en El Cantar, no añade ni quita nada. Lo que hay es una historia de una mujer, la sulamita, y el encuentro de esta mujer con su amante. Un poema mío: «no temas decir que me amas, yo te amo» «no hay trampas en nuestro abrazo» «la dulzura que trasciende en tus gestos» «amo tu voz que me escribe en silencio» «es tan puro este amor que no puede callar más el secreto» «tu frescura» «naranjo, agua de riego» «tu palabra y el fuego»

-Aníbal: «hermoso final con El Cantar». La próxima, en julio, después les paso la fecha» (Aníbal ya pasó la fecha, es el 17 de julio)

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