La poesía y los monstruos del mar

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Sábado 23 de julio. Ahí va todo lo que me llegó y reuní!! El dibujo es de Amanda… inspirado en el tema de la charla. Gracias!

Hice una introducción refiriéndome a la mitología griega y a tres de sus dioses marinos, entre muchos otros: Nereo, Proteo y Tritón. Nereo es un antiguo viejo del mar, anterior incluso a Poseidón, porque pertenece a la generación previa a los Olímpicos comandados por Zeus. En general es benévolo para los navegantes, y posee el don de metamorfosearse, al igual que Proteo (la palabra proteína deriva del nombre de este dios). Nereo en cambio es más famoso por sus hijas, las Nereidas. Hay dos catálogos de nereidas, el homérico y el hesiódico. El primero es más descriptivo, y el segundo más utilitario. Un rasgo atractivo de este mito es que cada una de las nereidas expresa o representa una forma del mar. En calma, tormentoso, recibiendo a las olas, empujándolas, de los acantilados, de las cavernas, azulado, oscuro… El número convencional es cincuenta, pero en algunas versiones, son setenta o más… Lo poético es que los matices del mar tienen además del fenómeno natural, la intervención de una diosa. Borges reclama eso para la palabra poética: que recupere esa antigua magia, que esa la recuperación de la ambigüedad, que representa más cosas que la literal o denotativa.

“La raíz del lenguaje es irracional y de carácter mágico. El danés que articulaba el nombre de Thor o el sajón que articulaba el nombre de Thunor no sabía si esas palabras significaban el dios del trueno o el ruido que sucede al relámpago. La poesía quiere volver a esa antigua magia.

La palabra habría sido en el principio un símbolo mágico, que la usura del tiempo desgastaría. La misión del poeta sería restituir a la palabra, siquiera de un modo parcial, su primitiva y ahora oculta virtud”. (Prólogo a  El otro, el mismo).

En un mundo desencantado de los dioses, hablaríamos ahora de misterio, enigma, energía, fuerza secreta, en fin, lo que sea que puede intuirse detrás de cualquier fenómeno, acontecer, suceso o cosa.

Proteo
Antes que los remeros de Odiseo

fatigaran el mar color de vino

las inasibles formas adivino

de aquel dios cuyo nombre fue Proteo.

Pastor de los rebaños de los mares

y poseedor del don de profecía,

prefería ocultar lo que sabía

y entretejer oráculos dispares.

Urgido por las gentes asumía

la forma de un león o de una hoguera

o de árbol que da sombra a la ribera

o de agua que en el agua se perdía.

De Proteo el egipcio no te asombres,

tú, que eres uno y eres muchos hombres.


Jorge Luis Borges

*

Tritones

Suelen ser los mensajeros de Poseidón. En Os lusíadas, la epopeya portuguesa escrita por Luis de Camoes, es el que convoca en nombre de Poseidón a todos los seres marinos para ayudar a los portugueses, comandados por Vasco Da Gama. Hijos míticos de Afrodita, es ella la que conduce el carro por el mar en defensa de los marinos portugueses que están por ser traicionados. Hay una descripción de un tritón.

Os lusíadas (fragmento)

XVI.

 Juzgando Poseidón ya que sería

 Estraño caso aquel, a Tritón manda

 Los dioses convocar de la mar fría,

 Que le habitan de la una a la otra banda:

 Tritón, que de ser hijo se gloría

 Del Rey y de Salacia veneranda,

 Era mancebo grande, pardo y feo,

 Trompeta de su padre y su correo.

XVII.

Los pelos de la barba y los que crecen

De la cabeza al hombro todos eran

Limos preñados de agua, y bien parece

Que nunca un blando peine conocieran.

Colgados de sus puntas aparecen

Negros mariscos que de allí nacieran.

Y cubre la cabeza de Tritón

De una langosta el gran caparazón.

XVIII.

 Lleva desnudo el cuerpo y genitales

 Por no hallar cuando nada impedimento,

 Aunque bien se los cubren animales

 Pequeños de las aguas ciento á ciento,

 Como almejas, cangrejos y otros tales

 Que reciben de Febe crecimiento;

Ostras y camarujos agarrados

Con su pequeño casco a sus costados.

XIX.

 La concha que traía retorcida

 En la mano con fuerza ya tocaba,

 Y la señal canora bien oída

 Fue por la mar dó lejos retumbaba.

 Ya la cohorte toda apercibida

 De dioses al palacio caminaba

 Del dios que de Dardania hizo los muros,

 Que abatió el odio de los Griegos duros.

******

Lectura de Alicia Benítez:

La ballena gris

de Homero Aridjis

I

Yo que nací en la montaña,

Lejos del mar y sus criaturas,

quiero que me recuerden

frente a la orilla parda

donde la ballena gris

venía a reproducirse

en tumultuosos actos de amor.

Bajo la luz fantástica

Del invierno ilusorio del Sur;

Frente a la orilla inmóvil,

Donde todo se retira

hacia el Extremo Norte,

incluso las mitologías,

mírenme mirar el ojo café

de la ballena fugitiva.

Porque en ese ojo evasivo

Está el misterio de la materia,

En ese canto visual

Está el secreto del presente,

En ese presente vacío

Está comprendida la ausencia,

En esa ausencia atisba

El ojo evasivo de la gracia.

 Oh, cuando me haya ido 

del tiempo y sus excusas,

yo que nací en la montaña,

 lejos del mar y sus criaturas,

 recuérdenme junto al agua

blanca de esplendor y de muerte,

donde la ballena mira un instante

al hombre que ha venido a verla.

II

Oh, cuando ya no tenga mente

Para hablar del mar y sus criaturas,

Cuando la ballena gris de la memoria

me haya dejado varado

a orillas de mí mismo,

cuando aquel desconocido

que se sienta en un banco

en el mundo del tiempo y sus excusas,

espiándome a través de los ojos de un puente,

se atreva a pronunciar mi nombre,

quiero que me recuerden

frente a la laguna lívida,

donde del fondo de las mitologías,

surgió la ballena de la materia

para llevarme en su vientre un día.

*

Biografía de Homero Aridjis

El 6 de abril de 1940, en el pueblo mexicano de Contepec en la zona central de la sierra de Michoacán, nació el futuro poeta, novelista, activista ambiental, periodista y diplomático Homero Aridjis, el menor de cinco hermanos, de madre mexicana y padre griego. 


No existían bibliotecas o librerías en su pueblo, y, como él mismo ha dicho, «la cultura vino a por mí como una conquista personal». Esta conquista de Aridjis ha dado lugar a la publicación de treinta libros de poesía y prosa, incluyendo «Antes del Reino», «El Poeta Niño», «Espectáculo del Año Dos Mil», «El último Adán», «Gran Teatro del Fin del Mundo» y «La Leyenda de los Soles». 


Su «Obra poética», que abarca cuarenta y dos años de poesía, se publicó en 2003. Las traducciones de sus obras en idioma inglés, incluyen las novelas «Perséfone», «1492 vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla» y «El señor de los últimos días: Visiones del año mil», además de las colecciones de poesía «Blue Spaces / Los espacio azules, Selected Poems of Homero Aridjis» y «Exaltation of Light», entre otras. 


Ya en el  nuevo milenio Aridjis publicó «La Montaña de las mariposas» (2000), una novela autobiográfica; «El hombre que amaba el sol» (2005), «Sicarios» (2007) y «Los perros del fin del mundo» (2012) y oytras obras poéticas como «Diario de sueños» (2011) y «Del cielo y sus maravillas, de la tierra y sus miserias» (2014).  


Aridjis fue galardonado con el Premio Xavier Villarrutia al mejor libro del año por «Mirándola dormir», en 1964; el Premio Dian-Novedades Literarias en la categoría Novela excepcional en Español, por «Memorias del Nuevo Mundo», en 1988; y el Premio Grinzane Cavour, a la mejor ficción extranjera, en 1992, por la traducción italiana de «1492, Vida y Tiempos de Juan Cabezón de Castilla». Este ultimo tambien fue el «Libro Notable del Año en 1991» para el New York Times.  


En 1997 recibió el Prix Roger Caillois en Francia, por su trabajo como poeta y novelista. 


En 2000 The Orion Society le hizo entrega de su Premio John Hay Award, por sus escritos que se ocupan de las relaciones entre las personas y la naturaleza. En 2001 recibió el Premio Smederevo Golden Key por su poesía. 


Cuando era niño, Aridjis todas las tardes caminaba a una colina cercana a su casa, donde, durante los suaves inviernos, «el cielo estallaba en llamas de colores rojo, naranja, amarillo y negro. Miles de mariposas monarca se encendían en los abetos a su alrededor». Más adelante en su vida como diplomático y profesor, Aridjis haría una peregrinación anual a la ladera que tanto había significado para él cuando niño, donde iba a ser testigo de la desaparición de los árboles, cortados para hacer leña, y que las mariposas necesitaban como santuario. «Sentí que mi propia infancia estaba siendo matada, así como la memoria de una belleza natural que una vez me abrumó. La posibilidad de mi pueblo de convirtirse en un páramo, un país en silencio y sin viento en los árboles o sonidos de animales o pájaros, me hizo sentir desesperado. Las mariposas se convirtieron para mí en un símbolo de la fragilidad de la vida».  

Tales sentimientos llevaron al escritor a establecer el Grupo de los Cien, un grupo de la élite cultural mexicana, unida en la defensa de las causas ambientales. En 1987 Aridjis recibió el Premio Global 500 del Programa Ambiental de las Naciones Unidas, en nombre del Grupo de los Cien. 


Aridjis fue dos veces beneficiario de la beca Guggenheim; ha enseñado en la Universidad de Columbia, la Universidad de Nueva York, y la Universidad de Indiana. Se ha desempeñado como embajador de México en los Países Bajos y Suiza. 


Durante el 64° Congreso Internacional del PEN, la asociación mundial de escritores, celebrado en Edimburgo en agosto de 1997, Homero Aridjis fue elegido presidente de PEN Internacional. Fue reelegido presidente para un segundo mandato durante el 67o Congreso de PEN Internacional en Moscú en mayo de 2000. 


Aridjis está casado desde 1965 con Betty Ferber y tiene dos hijas: la cineasta Eva Aridjis y la escritora Chloe Aridjis.  

*

Lecturas de Daniel Martínez Rubio:

The Dry Salvages

TS Eliot

V

To communicate with Mars, converse with spirits,

To report the behaviour of the sea monster,

Describe the horoscope, haruspicate or scry,

Observe disease in signatures, evoke

Biography from the wrinkles of the palm

And tragedy from fingers; release omens

By sortilege, or tea leaves, riddle the inevitable

With playing cards, fiddle with pentagrams

Or barbituric acids, or dissect

The recurrent image into pre-conscious terrors-

To explore the womb, or tomb,

or dreams; all these are usual

Pastimes and drugs,

and features of the press:

And always will be, some of them especially

When there is distress of nations and perplexity

Whether on the shores of Asia,

or in the Edgware Road,

Men’s curiosity searches past and future

And clings to that dimension. But to apprehend

The point of intersection of the timeless

With time, is an occupation for the saint—

No occupation either, but something given

And taken, in a lifetime’s death in love,

Ardour and selflessness and self-surrender.

For most of us, there is only the unattended

Moment, the moment in and out of time,

The distraction fit, lost in a shaft of sunlight,

The wild thyme unseen, or the winter lightning

Or the waterfall, or music heard so deeply

That it is not heard at all, but you are the music

While the music lasts. These are only hints and guesses,

Hints followed by guesses; and the rest

Is prayer, observance, discipline, thought and action.

The hint half guessed, the gift half understood, is Incarnation. Here the impossible union

Of spheres of existence is actual,

Here the past and future

Are conquered, and reconciled,

Where action were otherwise movement

Of that which is only moved

And has in it no source of movement—

Driven by daemonic, chthonic

Powers. And right action is freedom

From past and future also.

For most of us, this is the aim

Never here to be realised;

Who are only undefeated

Because we have gone on trying;

We, content at the last

If our temporal reversion nourish

(Not too far from the yew-tree)

The life of significant soil.

(Cuatro Cuartetos)

V

Comunicarse con Marte, conversar con espíritus,

Informar el comportamiento del monstruo marino,

Trazar horóscopos, escrutar las entrañas de las aves o las bolas de cristal,

Descubrir enfermedades en las caligrafías,

Evocar biografías en las líneas de la palma

Y tragedias en los dedos; liberar los presagios

Con sortilegios, o con hojas de té,

Explicar lo inevitable con las cartas,

Juguetear con pentagramas o con barbitúricos,

Disecar la imagen recurrente en terrores preconscientes—

Explorar el vientre materno, la tumba o los sueños;

Son todos ellos pasatiempos comunes, y drogas,

Y titulares de los periódicos.

Y siempre será así, en especial algunos de ellos, cuando hay

Desasosiego y perplejidad en las naciones,

ya sea en las costas de Asia

o en Edgware Road.

Busca la curiosidad humana en el pasado y en el porvenir

y se adhiere a esa dimensión. Pero percibir

el punto donde se cruzan lo intemporal

y el tiempo, es ocupación para el santo—

aunque tampoco ocupación, sino algo que se da y se quita

en una vida entera de muerte por amor,

fervor, desapego, y entrega de uno mismo.

Para la mayoría de nosotros no existe sino el momento inesperado, el que está y no está en el tiempo,

el trance de distracción, perdido en un dardo de luz solar,

el invisible tomillo silvestre, o el relámpago invernal,

o la cascada, o una música tan profunda que resulta inaudible,

y uno es la música en tanto que perdura.

Todo esto no son sino insinuaciones y conjeturas,

insinuaciones y luego conjeturas; y lo demás es oración,

observancia, disciplina, pensamiento y acción.

La insinuación apenas adivinada, el don a medias

comprendido, es la Encarnación. Aquí es posible la imposible

unión de esferas de existencia,

aquí pasado y porvenir

son conquistados y reconciliados,

donde la acción hubiera sido movimiento

de lo que sólo es móvil

sin ser en sí fuente de movimiento—

llevado por poderes demoníacos, plutónicos.

Y la acción justa es liberarse

del pasado y del futuro.

Para casi todos nosotros esta es la meta

que nunca alcanzaremos;

nosotros, invictos solamente

porque hemos perseverado;

nosotros, satisfechos al fin

si nuestra reversión temporal nutre

(no alejados en exceso del tejo)

la vida de una tierra con sentido.

*

SIRENA

La palabra sirena viene de una forma tardía del latín sirena, sirenae, obtenida a partir de un acusativo a la griega sirena del vocablo latino clásico siren, sirenis. Este fue tomado del griego Seirén. Si bien algunos han intentado relacionar esta palabra con el vocablo griego seirá (cadena, cuerda, atadura), en general se piensa que se trata más bien de un viejo término del fondo mediterráneo adquirido por el griego y sin etimología segura.

Designa este vocablo a unos monstruos mitológicos femeninos con cuerpo de ave y alas y cabeza o torso de mujer. En los mitos clásicos griegos, las sirenas, cuyo número y nombres son variables (lo más frecuente es considerar que son tres o cuatro) estaban permanentemente vinculadas o «atadas» a ciertos escollos del mar. Desde allí atraían a los marineros con su melodioso e irresistible canto, logrando que las naves se acercaran a sus escollos y encallaran o bien que los marinos se lanzaran al mar para acercarse a ellas, y en cualquier caso los devoraban. Nadie podía escuchar su mágico canto sin ser atraído y morir.

Las sirenas en origen parecen ser viejísimos genios de carácter apotropaico, vinculadas al mundo de los muertos (las alas siempre indican la capacidad de tránsito entre dos mundos), que guardan entradas a este inframundo o que protegen tumbas espantando a los intrusos. Una vez insertas en el mundo de la leyenda mitológica griega, responden al prototipo griego del monstruo femenino que refleja los ancestrales tópicos sociales de carácter misógino de la mentalidad tradicional. El monstruo femenino del mito griego (quimeras, gorgonas, esfinges, sirenas, etc.) es siempre peligroso por la argucia atractiva y no por la fuerza (atracción de la voz, efecto de la mirada, planteamiento de un enigma, etc.), y sólo es peligroso para los hombres, y basa su acción por tanto en la inteligencia y no en la fuerza: se nos presenta precisamente como monstruoso porque siendo mujer es inteligente, luego el prototipo femenino ideal es que la mujer no lo sea, de lo contrario es peligrosa. El monstruo masculino es en cambio un prodigio de fuerza bruta y en eso está su peligro, pero carece de argucias e inteligencia, y en eso está su monstruosidad, en el hecho de carecer de inteligencia siendo varón. En cualquier caso sólo un héroe masculino e inteligente va a poder vencer a ambos tipos, aunque a veces para vencer al monstruo femenino requiera del consejo o adiestramiento de otra mujer.

En el caso de las sirenas, según el mito, fueron vencidas dos veces. Una vez por el irresistible músico y cantor Orfeo, cuyo canto amansaba a las fieras y le abría el paso a los parajes infernales, que, participando en la expedición de los Argonautas con Jasón, al pasar cerca de las rocas de las sirenas, contrarrestó su canto con el suyo propio, logrando que ningún marinero fuera vencido por el canto de aquellas y le escucharan a él, y que la nave no se acercara al peligro. La otra por Odiseo o Ulises, que, advertido por la maga Circe, antes de navegar por el área próxima a las sirenas, taponó con cera los oídos de todos sus marineros y se hizo atar fuertemente al mástil para poder escuchar él solo su prodigioso canto sin correr el riesgo de lanzarse al mar. En cualquier caso, los mitos dicen que vencidas las sirenas por la inteligencia de estos héroes, privadas ya por algún medio del único recurso que poseían para atraer a sus presas, se suicidaron lanzándose al mar.

La confusión medieval de las sirenas clásicas con las nereidas (ninfas del mar frecuentemente representadas con cola de pez), y la interferencia con otras leyendas de otras culturas que también presentan a seres femeninos con cola de pez, hace que mucha gente crea que era esta la apariencia de las míticas sirenas, cuando no es así.

En cualquier caso, la mitología griega es la responsable de que entendamos por sirena cualquier sonido estridente diseñado para atraer nuestra atención con distintos objetivos o finalidades. También justifica el hecho de que se haya empleado a veces la palabra sirena con el significado de «mujer fatal», del todo desaconsejable por su carácter traicionero o poco fiel, pero que con su irresistible atractivo causa la perdición de los hombres.

Hay unos que han asociado la palabra sirena con el griego Σείριος (Seirios = la ardiente, ver: Sirio), pues representarían los demonios del mediodía y la calma del mar. Otros las relacionan con Ζειρήνη (Zeidene = la deseada), nombre dado a Afrodita en macedonio.

Fuente:

Diccionario Etimológico de la Mitología Griega.

La designación de “sirena” a un aparato que emitía sonido (“sirena de Cagniard) fue utilizada por primera vez por el inventor Charles Cagniard de la Tour, a comienzos del siglo XIX.

GENEALOGÍA: Variable. Hijas de un dios acuático (Phorcys, Achelus) y una de las Musas. Según la mitología, la diosa Démeter les dio alas para que buscaran a su hija Perséfone, secuestrada por Hades (en otras versiones, las alas fueron el castigo por no buscarla).

Vencidas primero por las Musas (condenadas a permanecer en la isla rocosa), luego por Orfeo, que acompañaba a Jasón y los argonautas, luego por Ulises. Terminan suicidándose en el mar (lo cual confirma que NO eran peces).

LUGAR DE RESIDENCIA: Varias versiones. En general, islas pequeñas y rocosas. Algunas versiones ubican su morada en el estrecho de Messina, entre Sicilia y Calabria (morada también de Scilla y Caribdis, con lo que las respectivas mitologías se tocan).

ASPECTO: Variable a lo largo del tiempo: mitad superior pájaros, mitad inferior mujeres; torso y cabeza de mujer, cuerpo y piernas de pájaro. La cola de pez es posterior (Apolonio de Rodas, Argonáutica, s. III AC??), tal vez influenciada por el mito de tritones y nereidas. Homero no las describe.

¿Sirenas con cola de pez a partir de la Edad Media?

Las “mermaids” son más frecuentes en el folklore europeo y de Medio Oriente. Están en los escudos de armas de varios lugares. Hay mermaids CON 2 COLAS (VER galería de imágenes: logo de Starbuck, Melusina, etc.).

También es frecuente que las sirenas/mermaids sean representadas con un espejo y un peine en las manos, como símbolo de vanidad.

La Sirenita en inglés es “The Little Mermaid” (no The Little Siren)

Sexo de las sirenas: antiguamente se representaba sirenas masculinas y femeninas, pero la versión masculina desapareció tempranamente. Early Corinthian vases (VER) were painted with both male and female sirens, but all depictions of sirens turned female by the fifth century BC. (Acá se refiere a la sirena versión “mitad-pájaro”, porque en la “mitad-pez”, existe la versión masculina, los Tritones).

SIMBOLOGÍA DE LAS SIRENAS: En general, portadoras de infortunio, pero no siempre. Melusina tiene en la alquimia simbología de unión entre 2 mundos. También uso en heráldica.

*

El arte narrativo y la magia

J. L. Borges

…A lo largo del tiempo, las sirenas cambian de forma. Su primer historiador, el rapsoda del duodécimo libro de la Odisea, no nos dice cómo eran; para Ovidio, son pájaros de plumaje rojizo y cara de virgen; para Apolonio de Rodas, de medio cuerpo para arriba son mujeres, y en lo restante, pájaros (o peces?); para el maestro Tirso de Molina (y para la heráldica) «la mitad mujeres, peces la mitad».. No menos discutible es su índole; ninfas las llama; el diccionario clásico de Lempriére entiende que son ninfas, el de Quicherat que son monstruos y el de Grimal que son demonios. Moran en una isla del poniente, cerca de la isla de Circe, pero el cadáver de una de ellas, Parténope, fue encontrado en Campania, y dio su nombre a la famosa ciudad que ahora lleva el de Nápoles, y el geógrafo Estrabón vio su tumba y presenció los juegos gimnásticos y la carrera con antorchas que periódicamente se celebraban para honrar su memoria.

La Odisea refiere que las sirenas atraían y perdían a los navegantes y que Ulises, para oír su canto y no perecer, tapó con cera los oídos de sus remeros y ordenó que lo sujetaran al mástil. Para tentarlo, las sirenas prometían el conocimiento de todas las cosas del mundo: «Nadie ha pasado por aquí en su negro bajel, sin haber escuchado de nuestra boca la voz dulce como el panal, y haberse regocijado con ella, y haber proseguido más sabio. Porque sabemos todas las cosas: cuántos afanes padecieron argivos y troyanos en la ancha Tróada por determinación de los dioses, y sabemos cuánto sucederá en la Tierra fecunda (Odisea, XII). Una tradición recogida por el mitólogo Apolodoro, en su Biblioteca, narra que Orfeo desde la nave de los argonautas, cantó con más dulzura que las sirenas y que éstas se precipitaron al mar y quedaron convertidas en rocas, porque su ley era morir cuando alguien no sintiera su hechizo. También la Esfinge se precipitó de lo alto cuando adivinaron su enigma.

En el siglo vi, una sirena fue capturada y bautizada en el norte de Gales, y llegó a figurar como una santa en ciertos almanaques antiguos, bajo el nombre de Murgan. Otra, en 1403, pasó por una brecha en un dique, y habitó en Haarlem hasta el día de su muerte. Nadie la comprendía, pero le enseñaron a hilar y veneraba como por instinto la cruz.’ Un cronista del siglo xvi razonó que no era un pescado porque sabía hilar, y que no era una mujer porque podía vivir en el agua.

E! idioma inglés distingue la sirena clásica (Siren) de las que tienen cola de pez (mermaids). En la formación de estas últimas habían influido por analogía los tritones, divinidades del cortejo de Poseidón.

En el décimo libro de la República, ocho sirenas presiden la rotación de los ocho cielos concéntricos.

Sirena: supuesto animal marino, leemos en un diccionario brutal.

*

RATA – SIRENA – FAÚSTICA

Oliverio Girondo

¿Te molesta que roa tu techo,

tu silencio?

Pero dime

—si puedes—

¿qué haces,

allí,

sentado,

entre seres ficticios

que en vez de carne y hueso

tienen letras,

acentos,

consonantes,

vocales?

¿Te halaga,

te divierte

que te miren,

se acerquen,

Y den vueltas y vueltas

antes de permitirles

echarse,

como un perro,

en tus páginas yertas?

Podrá tu pasatiempo ser harto inofensivo;

pero alguien que posee los dientes más prolijos,

más agrios que los míos,

al elegir la víscera que ha de roerte un día

—si es que ya no se aloja en una de tus venas—,

torna estéril y absurdo

ese fútil designio de escamotear la vida.

Allí están las ventanas

que te dan un pretexto

para abrir bien los brazos.

Asómate al marítimo

bullicio de las calles.

¿No oyes una sirena que llama desde el puerto?…

*

Lectura de Damian Katz:

Animales de los espejos

En algún tomo de las Cartas edificantes y curiosas que aparecieron en París durante la primera mitad del siglo XVII, el P. Zaliinger, de la Compañía de Jesús, proyectó un examen de las ilusiones y errores del vulgo de Cantón; en un censo preliminar anotó que el Pez era un ser fugitivo y resplandeciente que nadie había tocado, pero que muchos pretendían haber visto en el fondo de los espejos. El P. Zallinger murió en 1736 y el trabajo iniciado por su pluma quedó inconcluso; ciento cincuenta años después, Herbert Allen Giles tomó la tarea interrumpida. Según Giles, la creencia del Pez es parte de un mito más amplio, que se refiere a la época legendaria del Emperador Amarillo. En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico.

El primero que despertará será el Pez. En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el color de esa línea será un color no parecido a ningún otro. Después, irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua.

En el Yunnan no se habla del Pez sino del Tigre del Espejo. Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas.

Jorge Luis Borges

*

Lectura de Inés Ruvituso:

The Kraken

Alfred Lord Tennyson – 1809-1892

Below the thunders of the upper deep,

Far, far beneath in the abysmal sea,

His ancient, dreamless, uninvaded sleep

The Kraken sleepeth: faintest sunlights flee

About his shadowy sides; above him swell

Huge sponges of millennial growth and height;

And far away into the sickly light,

From many a wondrous grot and secret cell

Unnumbered and enormous polypi

Winnow with giant arms the slumbering green.

There hath he lain for ages, and will lie

Battening upon huge sea worms in his sleep,

Until the latter fire shall heat the deep;

Then once by man and angels to be seen,

In roaring he shall rise and on the surface die.

*

Bajo los truenos de las superficie,

en las grietas del mar abismal,

el Kraken duerme su antiguo sueño sin sueños.

Pálidos reflejos se agitan alrededor de su oscura forma;

vastas esponjas de milenario crecimiento y altura

se inflan sobre él, y en lo profundo de la luz enfermiza,

pulpos innumerables y desmedidos baten

con brazos gigantescos

la verdosa inmovilidad,

desde secretas celdas y grutas maravillosas.

Yace ahí desde siglos, y yacerá,

cebándose dormido de inmensos gusanos marinos

hasta que el fuego del Juicio Final consuma la hondura.

Entonces, para ser visto una sola vez por hombres y por ángeles,

rugiendo surgirá y morirá en la superficie.

Lord Alfred Tennyson (1809-1892)

*

LEVIATÁN

Sobre Leviatán hay referencias en varios libros de la Biblia Hebrea. Se le atribuye forma de serpiente marina de siete cabezas y de dragón que vive sobre las fuentes del abismo. Para el cristianismo es uno de los príncipes del infierno y encarna fuerzas maléficas hostiles. Resulta interesante que se lo relacione con el caos previo a la creación. Esta ¨serpiente que se retuerce”, pertenece entonces a la tradición judeocristiana y constituye una de las figuras principales de adoración de la fe satánica.
Leviatán se usó como un término genérico para llamar a todos los monstruos marinos descriptos por los viajeros, asociado a fenómenos extraordinarios como el hecho de nadar con violencia alrededor de las naves a modo de remolino, hasta devorarlas.

*Conque eras tú, Leviatán, *
de los naufragios
causa primordial:
Monstruo marítimo, bestial,
apóstol impiadoso de Satán.
Conque eras tú, Leviatán.
Tú y tu doctrina del mal,
Tú, el pavor en altamar.
Tú, en la noche abismal,
el averno en las aguas
pero también de acá.

Conque eras tú, Leviatán
serpiente atroz,
descomunal.
Razón de lo siniestro
irracional,
de toda aterradora
tempestad
y de cada
tsunami colectivo
y personal.

Conque eras tú, Leviatán.

GraCiela Vergel

*

Lectura de Graciela García:

Cthulhu: origen e historia según el canon de H.P. Lovecraft

(fragmento)

Cthulhu, aquella entidad cósmica creada por H.P. Lovecraft, ya es parte de la cultura popular; sin embargo, sus representaciones nos inducen a pensar que también se trata de una criatura incomprendida, en parte, debido al aporte de ilustradores entusiastas, quienes de algún modo recrearon una fisionomía, unos rasgos, unas intenciones, que poco y nada tienen que ver con el original.

En este artículo nos proponemos indagar en el verdadero Cthulhu, es decir, el Cthulhu de H.P. Lovecraft, previo a su constante y acaso irreversible proceso de degradación, lo cual nos alejará considerablemente de todo lo que creíamos saber sobre él.

La primera aparición de Cthulhu se produjo en La llamada de Cthulhu (The Call of Cthulhu), cuento publicado originalmente en la edición de febrero de 1928 de la revista Weird Tales, y luego reeditado por Arkham House en la antología de 1939: El extraño y otros (The Outsider and Others). En esencia, se trata de una entidad cósmica, un Primigenio (Great Old One) —también conocidos como Primordiales—, dentro del panteón de los Mitos de Cthulhu.

Esta es la primera descripción de Cthulhu que nos ofrece H.P. Lovecraft en aquel relato:

Un monstruo de perfil vagamente antropoide, pero con una cabeza parecida a un pulpo, cuyo rostro era una masa de tentáculos, con un cuerpo escamoso, cartilaginoso, garras prodigiosas en las patas traseras y delanteras, y alas largas y estrechas detrás.

(A monster of vaguely anthropoid outline, but with an octopus-like head whose face was a mass of feelers, a scaly, rubbery-looking body, prodigious claws on hind and fore feet, and long, narrow wings behind)

Ahora bien, H.P. Lovecraft sostiene que Cthulhu es uno de los Primigenios, de hecho, lo sitúa como el más poderoso de esta antigua raza, en la que también podemos encontrar a Hastur, Tsathoggua, Yig, Khal’kru, Vulthoom, entre otros.

En esencia, los Primigenios son algo así como dioses caídos, o demonios, de inmenso poder y tamaño. H.P. Lovecraft afirma que, en un pasado inconcebible, los Primigenios fueron derrotados y puestos en cautiverio por los Dioses Arquetípicos; algunos bajo el océano —como el propio Cthulhu, quien duerme en la ciudad submarina de R’lyeh, en el Pacífico Sur—, otros bajo tierra, en colosales mansiones subterráneas, y otros en lejanas constelaciones.

En el comienzo, los Primigenios habrían pertenecido a la estirpe de los Dioses Arquetípicos, así como los demonios de los mitos bíblicos fueron ángeles al principio. Sobre ellos pesa algún tipo de crimen o blasfemia que los condenó a permanecer en cautiverio, aunque H.P. Lovecraft se abstuvo de brindar más información al respecto. Lo que sí sabemos es que los Primigenios aguardan su liberación, y que para ello reciben el culto y la adoración de personas más bien nefastas alrededor del mundo.

Sin embargo, H.P. Lovecraft también insinúa que los Primigenios acaso permanecen en cautiverio de manera voluntaria, aguardando el momento propicio para resurgir.

Es difícil concebir tantas precauciones en un ser como Cthulhu; no obstante, es importante recordar que los Primigenios no son la raza más poderosa dentro del Multiverso de H.P. Lovecraft. Ciertamente son mucho menos fuertes que los Dioses Exteriores (Outer Gods), como Azathoth y Nyarlathotep, y claramente están en desventaja frente a los Dioses Arquetípicos.

En este punto vale la pena aclarar que el conflicto entre los Primigenios y los Dioses Arquetípicos tiene muy poco que ver con una cosmovisión bíblica, y mucho con el la filosofía del Horror Cósmico. Es decir, el conflicto no puede resumirse en términos elementales, como lo sería la eterna batalla entre el bien y el mal. Ambas razas están por encima de los valores humanos, más allá de nuestros conceptos sobre el bien y del mal, y sus respectivas agendas nos resultan completamente desconocidas e incomprensibles.

De hecho, tanto los Primigenios como los Dioses Arquetípicos no tienen ningún interés en la humanidad; y, si en efecto llegaran a tenerlo, seguramente no superaría al interés pasajero y probablemente despojado de sentimientos de un niño que encuentra un mísero escarabajo en su jardín y decide aplastarlo.

Todo esto nos aclara un poco más el panorama respecto de Cthulhu: un ser interdimensional muy antiguo, pero cuya derrota a manos de los Dioses Arquetípicos lo condenó a un perpetuo estado de cautiverio o de letargo dentro de una forma física, según H.P. Lovecraft, capaz de conducir a la locura a cualquiera que lo observe directamente.

Ahora bien, el cautiverio de Cthulhu no implica que esté inactivo; de hecho, en La llamada de Cthulhu queda claro que este ser se comunica con ciertas personas a través de sueños y visiones.

A título personal, este es uno de los detalles más interesantes de toda la mitología lovecraftiana: Cthulhu no solo interactúa con la humanidad a nivel subconsciente, sino que además esa interacción es una fuente de constante ansiedad para el ser humano desde tiempos inmemoriales.

Es decir que Cthulhu, a través de esos sueños y visiones que proyecta sobre la humanidad, captados por artistas y lunáticos, se ha convertido en una parte fundamental nuestro imaginario colectivo, en los mismos términos que propone Carl Jung para su teoría de los arquetipos. A nivel subconsciente, todos estamos conectados con Cthulhu a través de una especie de red neuronal arquetípica que se extiende sobre nuestros miedos y pesadillas, lo cual nos lleva a deducir que no sólo Cthulhu espera su regreso, sino que nosotros también esperamos su despertar.

Aquí resultará conveniente evitar los lugares comunes, sin duda, resabios de un romanticismo desabrido, respecto de cómo el mar parece ejercer sobre nosotros un influjo hipnótico, como si no pudiésemos apartar la mirada de él… casi como si estuviésemos esperando que, algún día, algo colosal emerja entre las olas.

Los adeptos a Cthulhu, dentro de la obra de Lovecraft, sintetizan ese deseo en el célebre mantra:

Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn.

(En la morada de R´lyeh, el difunto Cthulhu espera soñando)

Según esa afirmación, Cthulhu sólo hace dos cosas: esperar y soñar. Curioso, pero lo mismo podría decirse de nosotros.

(en el blogspot «El espejo gótico», 2018)

*

La llamada de Cthulhu

[Cuento – Fragmento]

H. P. Lovecraft


Es imposible que tales potencias o seres hayan sobrevivido… hayan sobrevivido a una época infinitamente remota donde… la conciencia se manifestaba, quizá, bajo cuerpos y formas que ya hace tiempo se retiraron ante la marea de la ascendiente humanidad… formas de las que sólo la poesía y la leyenda han conservado un fugaz recuerdo con el nombre de dioses, monstruos, seres míticos de toda clase y especie…

Algernon Blackwood

1. El bajorrelieve de arcilla

No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas. Algunos teósofos han sospechado la majestuosa grandeza del ciclo cósmico del que nuestro mundo y nuestra raza no son más que fugaces incidentes. Han señalado extrañas supervivencias en términos que nos helarían la sangre si no estuviesen disfrazados por un blando optimismo. Pero no son ellos los que me han dado la fugaz visón de esos dones prohibidos, que me estremecen cuando pienso en ellos, y me enloquecen cuando sueño con ellos. Esa visión, como toda temible visión de la verdad, surgió de una unión casual de elementos diversos; en este caso, el artículo de un viejo periódico y las notas de un profesor ya fallecido. Espero que ningún otro logre llevar a cabo esta unión; yo, por cierto, si vivo, no añadiré voluntariamente un sólo eslabón a tan espantosa cadena. Creo, por otra parte, que el profesor había decidido, también, no revelar lo que sabía, y que si no hubiese muerto repentinamente, hubiera destruido sus notas.

*

Lectura de Zelica Denardi:

El mar triste – Antonio Machado

Palpita un mar de acero de olas grises

dentro los toscos murallones roídos

del puerto viejo. Sopla el viento norte

y riza el mar. El triste mar arrulla

una ilusión amarga con sus olas grises.

El viento norte riza el mar, y el mar azota

el murallón del puerto.

Cierra la tarde el horizonte

anubarrado. Sobre el mar de acero

hay un cielo de plomo.

El rojo bergantín es un fantasma

sangriento, sobre el mar, que el mar sacude…

Lúgubre zumba el viento norte y silba triste

en la agria lira de las jarcias recias.

El rojo bergantín es un fantasma

que el viento agita y mece el mar rizado,

el tosco mar rizado de olas grises.

*

Comentario y cita de Gustavo Zaldivar:

Apareció “Turner”

Lo bello y lo siniestro, de Eugenio Trías

(fragmento)

2. UN VIAJE EN DILIGENCIA HACIA PAISAJES IMPOSIBLES

A principios del siglo pasado, cierta tarde, una distinguida dama de mediana edad atravesaba en diligencia una zona especialmente boscosa e inhabitada de Gran Bretaña. Tras la cortina de la ventanilla podía verse un cielo sobrecargado de nubes amenazadoras. Frente a ella, un vejete estrafalario, vestido como un pordiosero, mal afeitado, no perdía ocasión en examinar los leves cambios de luz y atmósfera del paisaje. De pronto sucedió lo que se presentía y temía, un aguacero, un chaparrón, truenos, relámpagos, al tiempo que la luz se oscurecía y la diligencia zarandeaba a sus huéspedes, que se cuidaron de ajustar las ventanillas y las cortinas para no sufrir las intemperancias del viento huracanado y de la lluvia. Y he aquí que el viejo huésped que compartía con la dama distinguida, frente a frente, el mismo camarote, pidiendo disculpas por adelantado, levantóse, abrió su ventanilla, sacó la cabeza, el cuello y medio tronco a la intemperie, permaneciendo estático y rígido en esa difícil posición, medio cuerpo fuera, desafiando el balanceo del vehículo y las inclemencias del temporal. Con estupor apenas disimulado, la vieja no alcanzaba a comprender qué hiciera el buen viejo medio loco tanto tiempo en esa extraña posición. Una hora aproximadamente estuvo el viejo en ésas hasta que salió de su pasmada contemplación y, chorreando por todas partes, volvió a tomar asiento, excusándose de nuevo por tan inaudito proceder. Al fin la tímida mujer se decidió a preguntarle qué era lo que tan afanosamente buscaba o simplemente miraba. Y el viejo le contestó que «había visto cosas maravillosas y nunca vistas». Picada de la curiosidad la dama entreabrió la ventanilla, asomó la cabeza, hasta que, perdiendo toda resistencia, se asomó con generosidad. El viejo le había sugerido: «debe, eso sí, mantener muy abiertos los ojos». Repitió la hazaña del viejo estrafalario y a fe que fueron paisajes imposibles los que se cruzaron por sus ojos bien abiertos. Años después la misma dama, que residía habitual‐mente en Londres y poseía amistades aficionadas a la pintura, decidió complacer su propia curiosidad ante una exposición de un pintor discutidísimo y tenido por estrafalario, llamado Turner, quien, al decir de sus adversarios, pintaba lo que ningún ojo humano había visto (ni el suyo propio, por supuesto). Mientras merodeaba por la exposición y antes de reparar en los lienzos, de los que se le    cruzaban ciertas manchas amarillas y verdosas, se entretuvo en oír los comentarios de entendidos que aseguraban no existir en ningún lugar del planeta Tierra imágenes como las que ese loco pintor de lo fantástico pretendía hacer valer. Eran tan desaprobadora las opiniones, daban lugar esos cuadros, a lo que podía ver, a tales señales de burla, de desprecio o de franca irrisión, que nuestra dama, movida acaso por la piedad, decidió al fin detenerse a contemplar una de las composiciones, la que más cerca de ella estaba. Y he aquí que, con sorpresa imposible de disimular, vio justamente aquello mismo que había visto años atrás a través de la ventanilla de la diligencia. Entonces comprendió quién era ese viejo loco y pordiosero que había tenido delante suyo. Y presa de voluntad restitutiva empezó a gritar, congregando en torno suyo a todo el público de la exposición: «¡Pero si yo  lo vi, vi todo esto con mis propios ojos!» ¿Será preciso recordar que todavía a mediados del siglo XVIII lamentaba un viajero «condenado» a atravesar la cordillera alpina por razones de negocio «esas formas caóticas carentes de gracia y de belleza, ese compendio de horrores y fealdades que son los Alpes con sus repugnantes extensiones nevadas, malformaciones irregulares y glaciares»? Por supuesto, el viajero cerraba la ventanilla y la cortina para no ver tales espantos. Bastarán estas anécdotas para mostrar el cambio que se opera en la piel sensible del hombre occidental en el crepúsculo del siglo XVIII. La reflexión kantiana sobre el sentimiento de lo sublime será, en este sentido, la más sólida sustentación del nuevo sentimiento de la naturaleza y del paisaje que se produce en ese siglo de las luces enamorado secretamente de las sombras.

*

Crónica de Graciela García:

Crónica del encuentro La poesía y el mar del 23-7-2022

Temática sugerida: los monstruos marinos

Comenzamos viendo en pantalla a Julio, nuevo dueño junto a su esposa Alejandra de la librería Azul marina que le compraran a Santoro. Está ubicada en 109 y Avenida 3, en Villa Gesell.

-Aníbal: «la semana pasada estuvimos cenando con Marcos Rubituso y su hermana Inés;  así nos conocimos personalmente»

Se reconecta Damián (un ratito esperando con Ámbar a su mamá)

-Alicia: «voy a estar pronto en Gesell»

-Aníbal: «revisé mi obra narrativa el año pasado y no escribí más poesía. Ahora ya está impreso el libro: tres novelas en un mismo volúmen, que presentaré próximamente. Estoy contento.

Me da por Nereo, Proteo y los tritones, con versos de Camoes,  cuando leí Los Lusíades. Cuando se forman los Estados nacionales en Europa, todos quisieron tener su propia epopeya, como las Eneidas. Hay un poema de Borges sobre ella. Se habla de Afrodita (en Portugal) Tritón llama a los dioses marinos con su caracol, llama a Poseidón en ayuda de Portugal, muy reproducido en estatuas en toda Europa.

Proteo se metamorfosea en animales, piedras, agua. Proteína, proviene de Proteo, por su capacidad de transformarse. ël cuida los rebaños de focas, es pastor del mar. Allí van a amarrarlo, en un lugar de olor horrible para que cuente su secreto. Leo el poema de Borges «Proteo»: «antes que los remeros de Odiseo» «pastor de los rebaños de los mares» «de Proteo el egipcio no te asombres» «muchos hombres»

-Gustavo: «por qué le dice el egipcio?»

-Aníbal: «también Menelao persigue a Agamenón para que cuente su secreto, y ésto transcurre en Egipto. Está bueno leer, de Virgilio, «Eurídice», quien es esposa de Orfeo

[se cortó la señal]

-Alicia: «alguien conoce a un poeta mexicano Homero Aridjis? Nació en 1940, su madre era mexicana, su padre griego. Es autor de «Ballena gris». Busqué monstruos marinos, no me decidía por ninguno, repasé un poco de Moby Dick; la ballena blanca estaba investida de maldad, de instintos asesinos, pero ésto se lo atribuye quien quería cazarla por haberlo dejado cojo. Di con este poeta ecologista mexicano, Aridjis, y un poema sobre las ballenas que migran, publicó lo primero recién en el año 2003 y fue premiado: «todas las tardes caminaba hacia una colina». Más tarde, siendo profesor, volvía a esta colina y sus árboles, santuario de mariposas, símbolo de la fragilidad de la vida. Leo el poema: «yo, que nací en la montaña, lejos de l mar» «ballena parda» «en ese ojo evasivo está el secreto de la materia» «recuérdenme frente al agua» «donde la ballena mira al hombre» «para llevarme en su vientre un día». 300 ejemplares de ballenas, o más, entran cada año, a una bahía, como en una laguna parecida a Mar Chiquita.»

-Daniel (quien propuso el tema): «me gustó mucho el poema que leyó Alicia. Este tema se diversifica. Me surgió después de escuchar a Milei y sus monstruosidades. Una digresión, Anguita, que jugaba al fútbol con Aníbal, una vez me dijo «Aníbal se parece a Bochini».

-Aníbal: «el secreto de Bochini era tocarla de primera»

-Daniel: «para T. S. Elliot, investigar monstruos es signo de la tensión entre las naciones. Hay mucho material sobre el tema. Quizás Gustavo nos pueda aclarar algo sobre significados de monstruos. «El monstruo del mar», en Netflix, es muy buena. Leo el poema de Elliot en los cuatro cuartetos, «The trade sauvage» (cerca de Massachussett), primero en inglés. «Comunicarme con Marte» «escrutar» «descubrir enfermedades en la ortografía» «juguetear con pentagramas o con barbitúricos» «desasosiego o perplejidad en las naciones» «lo intemporal y el tiempo» «desapego y entrega de uno mismo» «insinuaciones y conjeturas» «lo demás  . . . es acción» «imposible unión de esferas de existencia» «llevado por poderes demoníacos» «meta que nunca alcanzaremos». Éste es el maestro que me llevó a hacerle el pase a Aníbal ante cinco defensores. Éstos son los monstruos de Elliot, poeta con quien no me identifico mucho. Elliot es lo que recita el coronel Kurtz, personaje de Marlon Brando en «Apocalypse now».

Sobre las sirenas, en inglés hay dos palabras: «mermaid» (La sirenita es «The little mermaid») y «sirene» es la más clásica, mitad mujer, mitad pájaro, la que vio Ulises, Jasón y Homero. Las primeras imágenes son de los siglos 7 u 8 antes de Cristo, las que son mitad pájaro, vienen  de mitologías más antiguas que la griega, son tomadas de pueblos pre-griegos. A veces con alas, a veces tienen un instrumento, a veces el instrumento es la voz, aún se habla de «los cantos de sirenas» como algo engañoso. Curiosamente, había sirenas femeninas y masculinas. Es el caso de las sirenas pez, como las Nereidas y los  Tritones. Otra curiosidad: hay sirenas con una y con dos colas (ver el logo de Starbucks) La sirena es especialmente muy representada en la heráldica (ejemplo, el escudo de Varsovia) y en los barcos, y en la alquimia (Melusina) Me interesa mucho la connotación negativa de las sirenas, son de infortunio, o de mal augurio, como en general los seres alados, transicionales entre la vida y la muerte. Después de haber perdido una contienda musical son relegadas a la isla de Capri. Son derrotadas por Argón, que acalla con su canto a las sirenas, y por Ulises; entonces se suicidan arrojándose al mar (entonces, no deben ser peces!) Sirena, viene de aparatos que hacen ruido debajo del agua, y de ahi a los sonidos de la policía, por ejemplo.

Por último, leo de Girondo: «Rata- sirena- faústica»: «te molesta que roce  . . . tu silencio?» «acentos, consonantes» «te divierte que te miren?» «podrá tu pasatiempo ser harto inofensivo» «torna estéril y absurdo . . . escamotear la vida» «no oyes una sirena que llama   desde el puerto?»

-Aníbal: «una especie de clase magistral de Daniel. Recuerdo «Piratas del Caribe» ( 4 o 5) que recrea el mito de las sirenas, y en ese mismo episodio, un cura se enamora de una sirena»

-Damián: «encontré algo en Borges, de «El libro de los seres imaginarios», «Animales de los espejos»: «en algún tomo de las Cartas . . .  que aparecieron en París en el siglo XVII» «el pez desciende» «muchos . . .  vieron en los espejos» «cincuenta años después tomó la tarea interrumpida» «en aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres . . . vivían en paz» «las artes mágicas del Emperador Amarillo»

[canta Ámbar]

-Aníbal: «mandá el texto completo»

-Gustavo: «aclaro que ver Tiburón me dio tal cagazo que tardé un montón en volver al mar. Arranco por lo de Damián (saludo a Gaba, sirena buena de gran corazón junto a Daniel) y ésto del espejo, lo que entra y sale, lo monstruoso, Frankestein, Drácula, la Momia, eran mutantes, encarnación de lo siniestro, algo conocido se transforma en amenazante, vivimos al borde de la desintegración. Vuelvo a Recalcati: Sorolla nos muestra el arte y aparece la mancha, lo deforme, la estética de lo deforme; y lo que trajo Dani de Elliot, la poesía nos permite capturar el sentido de la vida. Lo monstruoso nos angustia (desplazamiento de nuestra propia angustia). Hice el psicodiagnóstico de Turner y de la película de Trueba (El artista y la modelo). Turner es una especie de jabalí, de bestia humana, que pinta y se mete dentro de las tormentas. Eugenio Trías (enviaré texto) cita a Turner, habla de lo bello, lo siniestro, lo sublime, cita el contraste entre lo bello y la bestia con incapacidad de relacionarse, característica de los artistas, se ve en el escultor de «El artista y la modelo», se asocia a lo extravagante. En  algún tiempo, por ejemplo el 1700 de Turner, era una especie de Milei de su tiempo, como los dioses griegos, hacían lo que se les cantaba, jugaban con nosotros»

-Aníbal: «Turner me parece mucho mejor que Milei (hay que ver cómo pinta). A Turner, por un lado lo querés. Me parece como Charly García meando en la tres»

-Gustavo:»Gracias, buenísimo volver a verlos . . . Ah, y Aníbal juega de 7, gambeteador y goleador como el loco Houseman»

-Graciela Vergel: «Hola Zelica! Una de las puertas que abrió la propuesta: me las tomé con Leviatán. De las criaturas míticas, lo tomé por ser monstruo marino, serpiente de siete cabezas o dragón que será alimento del pueblo judío en el fin de los tiempos. Encarna fuerzas maléficas. Vive en el fondo del océano. Se le asocia al caos previo a la creación (si sabrán los artistas de ésto!) Viene del hebreo «serpiente que se retuerce». Figura satánica. Se usó como término genérico: monstruos marinos que atacan a los viajeros. Aparece siempre en leyendas extraordinarias que comen naves. «El gran Leviatán» de Hobbes, habla del Estado absolutista. Intenté escribir sobre el tema

[se corta]

-Gustavo: «recomiendo «Strangers things», cómo el pibe se convierte él mismo  en monstruo»

-Graciela García. «en principio quiero agradecer la propuesta porque, aunque me costó acercarme al tema (a nadie le atrae acercarse a la monstruosidad) y a sugerencia de mi hija, pude revisitar a ese maestro del horror que es Howard Phillips Lovecraft y a su entidad cósmica Cthulhu Fhtagen. La primera vez que aparece este siniestro personaje submarino es en el cuento publicado en 1928, «La llamada de Cthulhu». Voy a leer un fragmento de un artículo sobre el cuento, aparecido en el blogspot «El espejo gótico» en 2018, que está relacionado con todo lo que venimos hablando.  Para finalizar, voy a leer las inquietantes palabras del mismo Lovecraft, al principio del cuento (ver ambos textos en la página de Aníbal) Recuerdo el horror que me produjo leer a Lovecraft por primera vez, cómo sentí esa fascinación casi masoquista de seguir leyendo, a ver hasta dónde soportaba la sensación de estar a punto de  caer en un abismo insondable. Lovecraft no fue existoso en vida, luego de su muerte, aparecen innumerables referencias de su obra en otros artistas y disciplinas, desde libros y películas (algunas de Stephen King) hasta temas de grupos de heavy metal como Metallica o Iron Maiden, pasando por juegos de rol y videojuegos.

(Kthulhu Fhtagen)

Aníbal: «La nave blanca» es una buena entrada a Lovecraft»

[en medio de mi lectura se cortó y perdí la exposición de Zélica]

-Graciela Vergel lee su poema: «Leviatán de los naufagios, causa primordial, tú y tu doctrina del mal» «serpiente atroz, descomunal» «aterradora tempestad» «con que eras tú, Leviatán»

-Amalia:»iba a leer «La canción de los marineros del Nilo» pero me la olvidé en Buenos Aires»

-Inés: «me vino a la mente un monstruo escandinavo, a raíz de Tennyson, el Kraken, que vivía entre Islandia y los países nórdicos y creaba remolinos que hacían naufragar los barcos. Fue recreado por Negri Fontófidas, obispo noruego y aparece en Julio Verne. Es un soneto de 15 líneas publicado en 1830, pero escrito por un Lord Tennyson joven. Leo primero en inglés. «Bajo los truenos de la superficie» «Kraken duerme» «esponjas . . . se inflan sobre él» «verdosa inmovillidad» «yace ahí desde siglos» «hasta que . . . el juicio final . . . consuma la hondura». Le pronostica un final apocalíptico. Lo verán hombres y ángeles y al emerger va a morir. Aparece en varias novelas, por ejemplo «El Kraken se despierta» y los pescadores noruegos dicen: «hay que pronunciar su nombre para que se retire». También aparece en Moby Dick»

-Aníbal: «todo está relacionado, desde lo egipcio, o cuando los olímpicos vencen a los Titanes: hundirlos al fondo del mar, a lo desconocido»

-Inés: «Kraken es misterioso»

-Graciela Vergel: «remite a la problemática de la película «Azul profundo»

-Alicia: «vi videítos sobre el Kraken, no aparece como maligno, sólo provoca remolinos que hunden los barcos»

-Daniel: «se repite en la historia de Kraken y Escila, monstruos que producen remolinos»

-Aníbal: «en el Estrecho de Mesina y en el Helesponto y las Argonáuticas o en La Odisea, aparecen palomas y si cuando las naves están a punto de ser  aplastadas entre dos montañas no se les escapa una pluma, se cierran las montañas»

–Haydeé: «no preparé algo sobre el tema. Traigo una poesía de Khalil Gibran, «Sobre la arena», que me gustó mucho: «un hombre dijo a otro» «durante la marea alta escribí . . . con la punta de un bastón» «yo también escribí sobre la arena pero con marea baja» «el primer hombre respondió:  escribí soy lo que soy» «y yo, soy sólo una gota sobre el inmenso mar». Cada uno somos gotitas que aportan al mar, caminamos por la vida. Me cuesta mucho comprender la realidad»

Gaba muestra «Monstruo» el monstruo verde que hay en nosotros, un dibujo de su nieta. «Con tanto mar como tenemos, no tenemos tanto en nuestra idioscincracia de ésto de los monstruos marinos, excepto el Nahuelito»

-Aníbal: «indagamos para la próxima sobre los ríos, las lampalaguas, etc. Lo mejor para el final fue ese dibujo»

  1. Alicia Matilde Benitez

    Muy muy atractivo el contenido de esta reunión, vale tomarse el tiempo para recorrerlo.

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