Octubre (Luce)
Comenzar con los dedos del zapato
hubiera sido épico
tan lejanos como el páncreas o el hígado
o el mitológico intestino azul.
Aires cordilleranos de los dorsos
caparazones protectores, pulpos,
nudillos agresivos, expectantes, tensos,
plataforma del dardo de los dedos.
¡Cuánto de mí hay en vos, mano tocadora,
acariciadora, palpadora mano!
Sos mi rostro y mi cerebro sensible
constante en el mundo como la respiración o el latido.
*
La dureza no le sirve ya
de corcovo en corcovo inútiles
van los nudillos sin nadie
a quien golpear, cansados.
Ya pasaron del enojo, inútiles,
son dados a la caricia y al canto
libres de odio conviven con el dorso
como botes vacíos en el extenso mar.
No era Teresita la culpable
mi piel no entendía y la suya
era una superficie extraña enviada
por mi tía para que me hiciera hombre.
*
Y no llegaban todavía a mis manos
las corrientes nerviosas, palabras y dedos
yacían ignorantes o ausentes
de no poder sentir ni recibirte.
Pequeña niña usada y aturdida
lo mismo que mis manos
no sabías ni que había un espejo
donde mirarte y mirarme, dulce nada.
En el serenísimo eucaliptus vive ahora
y sueña conmigo que la lluvia llega
luego de la sed y abrazamos las raíces
que están aquí desde que se retiró el mar.
*
Anclado en distintos puertos
la mano quiere templar las cuerdas
de las constelaciones, abrir al viento
los ojos al hondo mar lejano.
Experiencia de estar rodeado por
los propios límites lo que soñaba
anoche las agendas de hoy las
zapatillas las compras los olvidos.
¡Qué ilusión la de que estabas
repitiendo un momento de ayer,
los pasos hasta la puerta de tu casa!
Manos ahora alas cruzan a tus brazos.
(mis nuevos poemas después de la Belleza del mundo)
***
El poeta es un fingidor…
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.
Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.
Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira, el tren de juguete
que se llama corazón.
Fernando Pessoa
***
Canción de amor
Él la amó y ella lo amó
Sus besos absorbieron todo el pasado y el futuro de ella, o lo intentaron
No tenía ningún otro apetito
Ella lo mordía lo roía lo chupaba
Lo quería completo dentro de ella
a salvo y seguro por siempre
Los chillidos de ambos aleteaban hasta las cortinas
Los ojos de ella no querían que nada se escapara
Sus miradas le clavaron las manos las muñecas los codos
Él la apretó con fuerza para que la vida
no la arrancara de ese momento
Él quería que todo el futuro cesara
Quería volcarse rodeándola con los brazos
desde el borde de ese momento hacia la nada
o la eternidad o lo que hubiera
El abrazo de ella era una enorme prensa
que lo imprimía en sus huesos
Las sonrisas de él eran los desvanes de un palacio de ensueño
a donde el mundo real nunca llegaría
Las sonrisas de ella eran picadura de araña
que lo inmovilizaban hasta que sentía hambre
Las palabras de él eran ejércitos de ocupación
Las risas de ella eran intentos de asesinato
Las miradas de él eran balas dagas de venganza
Las de ella eran fantasmas en el rincón con horribles secretos
Los susurros de él eran látigos y botas militares
Los besos de ella eran abogados que escribían diligentes
Las caricias de él eran los últimos anzuelos de un náufrago
los ardides amorosos de ella eran rechinar de cerrojos
y los hondos gritos de ambos se arrastraban por el piso
como animal que arrastra enorme trampa
Las promesas de él eran la máscara del cirujano
Las promesas de ella le quitaron la tapa del cráneo
para hacerse un prendedor
Los votos de él le arrancaron todos los tendones
Le mostró cómo hacer un lazo de amor
Los votos de ella guardaron sus ojos en formol
hasta el fondo de su cajón secreto
Los aullidos de ambos se clavaban en la pared
Sus cabezas se apartaron en el sueño como las dos mitades
de un melón partido, pero es difícil detener al amor
En su sueño entrelazado intercambiaron brazos y piernas
En sus sueños el cerebro de uno tomó al otro de rehén
En la mañana cada uno llevaba el rostro del otro
Ted Hughes
***
El mar aúlla…
El mar aúlla con su voz vacía tratando por igual vivos y muertos, cansado de la bóveda celeste después de innumerables noches faltas de sueño, de objetivo, de autoengaño.
Como piedra. La piedra es prisionera como ninguna cosa muerta o viva. Universo de ovejas negras. Crece consciente a veces de la mancha roja del sol, soñando que es de Dios el feto.
Sobre la piedra el viento se apresura y sabe penetrar en nada, como la oreja de la piedra ciega misma, que se da vuelta como si sintiese su mente una explosión de direcciones.
Bebiendo el mar, la roca devorando, el árbol lucha por abrirse en hojas: una vieja caída del espacio que desconoce nuestras circunstancias. Sigue asiéndose, enteramente loca.
Minuto tras minuto, evo tras evo, nada se frena ni se desarrolla. Y no es tanteo ni frustrada prueba. Aquí ojiabiertos ángeles penetran. Aquí todos los astros se arrodillan.
Ted Hughes
Versión de Jesús Pardo
***
El dilema de Telémaco
Nunca me decido
sobre qué poner
en la tumba de mis padres. Sé
lo que él quiere: él quiere
‘amado’, lo que ciertamente resulta
muy exacto, sobre todo
si contamos a todas esas
mujeres. Pero
eso dejaría a mi madre
en la intemperie. Ella me dice
que en realidad no le importa
lo más mínimo; ella prefiere
ser descrita
por sus logros. No tendría yo mucho
tacto si les recordara
que uno
no honra a sus muertos
perpetuando sus vanidades, sus
auto-proyecciones.
Mi propio criterio me recomienda
exactitud sin
palabrería; son
mis padres y, en consecuencia,
los visualizo juntos,
a veces me inclino por
‘marido y mujer’, a veces por
‘fuerzas contrarias’.
Louise Glük
*
El sufrimiento de Circe
Al final, hice que
tu mujer me conociera como
un dios haría, en su propia casa, en
Ítaca, una voz
sin un cuerpo: ella
paró de tejer, su cabeza se volvió
primero a la derecha, luego a la izquierda.
Aunque era por supuesto imposible
identificar la procedencia
de ese sonido: dudo
que vuelva a su telar
con lo que ella sabe ahora. Cuando
la vuelvas a ver, dile
que así es como se despide un dios:
si estoy en su cabeza para siempre
estoy en tu vida para siempre.
Louise Glük
*
La decisión de Odiseo
El gran hombre le da la espalda a la isla.
Su muerte no sucederá ya en el paraíso
ni volverá a oír
los laudes del paraíso entre los olivos
junto a las charcas cristalinas bajo los cipreses.
Da comienzo ahora el tiempo en el que oye otra vez
ese latido que es la narración
del mar, al alba cuando su atracción es más fuerte.
Lo que nos trajo hasta aquí
nos sacará de aquí; nuestra nave
se mece en el agua teñida del puerto.
Ahora el hechizo ha concluido.
Devuélvele su vida,
mar que sólo sabes avanzar.
Louise Glück
***
Reminiscencia
En los pliegues profundos de la mente
se alojan los recuerdos de la vida,
que marcan los instantes especiales
en que el alma se queda suspendida.
Y tal vez un perfume, una mirada,
convoquen a esa huella adormecida
y las fibras sensibles se estremezclan
y salgan de su rígida rutina.
Cuando el mundo se tiña de nostalgia
por alguna señal desconocida
y el silencio recorra los detalles
del viento rasgando la neblina,
sabremos que quizás en esa noche
lo Absoluto nos roce la mejilla…
Susana A. Orden
*
Romance de la luna
¡Oh luna de las flores,
quiero elevar mi plegaria…!
¡Deja que solo esta noche,
pueda subir por tu escala,
velar tu oculto secreto,
rozar tu piel nacarada,
saltar, ya leve, en tu suelo,
extasiarme en tus montañas…
O sumergirme en tus ríos
grises, de polvo y de lava
¡Oh luna de mis sueños!:
Te miro por la ventana;
imagino tu belleza,
que aún no fue revelada…
¡Luna de los poetas
y del alma solitaria!:
¡Deja que venga a mi pluma,
toda la magia encantada!
Y con genuino misterio…
¡teje un verso en mi almohada!
Susana A. Orden
Nota: La Luna de las Flores. Este fenómeno ocurre cuando la luna se encuentra en el lado opuesto de la Tierra al sol. La superluna, conocida como la Luna de las Flores, es la segunda luna llena de la primavera y fue nombrada por las tribus algonquinas de lo que hoy es, el noreste de los Estados Unidos.
***
Ocúrreme
Ocúrreme
como oportunidad innumerable,
como excepción del Nunca.
Suspéndeme el aroma de paréntesis
en el afelpado cutis de los días.
Remóntame la pudorosa
curva de los años,
con cierta escalerita de insolencias.
Y no me dejes caer
en la tentación de la demanda,
la que corroe
la tenue mezclilla del deseo.
Ocúrreme u ocurrime
suspéndeme o suspendeme,
transcúrreme o transcurrime,
que para el caso es igual.
Pero jamás me desocurras:
¡Eso sería fatal,
sazonador de mi existencia!
GraCiela Vergel
***
Mi poema 5
Mis hermanos están
enloquecidos
los otros,
los que quedan
están enloqueciendo.
Muy de a poco se les roba
el gris color de las cabezas
se las reemplazan con
coloridas lucecitas
falsificadas
como premio
a la obediencia
al desamor
al retroceso
a la ficticia calma
de la siesta interminable.
Ya no cuentan sus intentos
por desarmar la historia
y crear una
nueva
de a trozos de dolor
y amor
y amigos
de inconciencia y de valor
sin precio.
Pero no, es sencillo acatar
y sentarse
a vivir en vida propia
la ajena
y tratar de acomodar
todavía
los hilos
para ser elegido
la marioneta del año.
Graciela García
***
Todo pasa
Todo pasa: Glorias, muertes,
revoluciones, miserias,
líderes, credos, proclamas,
martirios, héroes, poetas,
odios, fracasos, victorias,
fes, entusiasmos, ideas,
desolaciones, tiranos,
hazañas, cruces, banderas,
maquinarias, tradiciones,
gritos, puños, sables, fechas,
ruegos, himnos . . . ¡Todo pasa!
Todo pasa, el pueblo queda.
Álvaro Yunque (De Antología poética, 1924-1949)
***
¿A quién le hace falta un trago? ¿Ves este poema?
lo he escrito
sin beber.
no me hace falta beber
para escribir.
puedo escribir sin
beber.
eso dice mi mujer.
yo digo que es posible.
no estoy bebiendo
y escribo.
¿ves este poema?
lo
he escrito sin beber.
¿a quién le hace falta un trago ahora?
es probable que al lector.
Charles Bukowski
***
Leve agravio al abolengo
Con vientos que ululan
entre sirenas arenas sibilan
sueltan sonatas subidas
de alguna pianola sagrada
segregada sonatiza claves
en pentagramas con soles
y salen de violas voladas
volantas ensombrilladas
van señoras azoradas
en vuelos vueltas vestidas
de vidas vanas vaciadas
sin tiempo
desviviendo
pasados pretéritos visiones
de siglos andados añares hace
envaradas encorsetadas
soberbias de verano e invierno
variantes de diablas bravas
escapadas de vetustos infiernos
como si todo cuanto si nada!
Silvia Bottallo
***
El sacrificio (final)
El elogio perdura en la cabeza de la sangre,
Cabellera extraña
Como la canción triste de María
En un tiempo permitido por los astros,
¿De qué ríe el sacrificio ante el púlpito de idiotas?
En la noche envuelta con nieve observadora
La luna es una muchacha que se disputan los helechos,
La casa de los monjes se ilumina
La luz vive en constante aleteo contra el muro,
La leyenda, al son de los polvos más recientes.
Gira en torno a los aposentos de la muerte;
María orillea la visión de los crepúsculos,
Alex no es Dios.
El llano se manifiesta en la inmensa roca
Al parecer, la población aumenta;
Cartílago fructífero de almas
La carne cruza la materia,
Un ángel fluye hacia el vacío
Dejando agua edificada,
Rezando en cada oscuridad del cuerpo.
Imitación de la raíz,
Las gruesas bocas se comen el manto,
Del otro lado
Los Incas embriagan el cóndor
Arrojándolo al vacío: hacia la puerta del sacrificio.
Magia interna que sufre saboreando el humo del incienso:
Solo el susurro de un rito vive, cruzado por árboles que
Sangran en la piel del niño.
De nuevo, la mano hinchada del poeta sufre
La sensación cruza el trueno en el oído
La tumba vertical desnuda caricias en los umbrales.
En diciembre, se hincha la tibieza del alcohol,
El silencio de las uñas, casi extinto;
Pus extranjero y poderoso…escucha esta canción:
«En Oklahoma el piso de los lagartos
Se extingue con el viento…»
Las azafatas del bosque murmuran:
«En el cielo los cuervos meditan
En nombre de las grullas…»
Pueblo hastiado y numeroso
En la edificación mas congelada
Los clavos explotan hacia las entrañas del gerente,
Las arenas vuelan en las tripas de las cuerdas.
En las ideas del alucinado
La esfera baja hacia la plataforma
Que vuela entre el polvo y espinas
Dejando el área al postigo
Entre la cabeza y el pensamiento.
He aquí
El cordón umbilical que ahorcaba al mundo
Ahora se guarda llorando a su madre,
La piedra pende de nosotros
Que corremos por la espesura enferma de la luna.
Saltando en la lengua de la serpiente
Ahora
Transformada en cactus
Después
Duerme enroscada mordiéndose la lengua.
El cristal es amargo
Las líneas, interminables murales,
El mundo sin óvulo
Se refleja en los clavos y en los parpados
Que brotan de la esfera caliente.
¡Sacrificio!
Las tumbas desordenadas
vomitando peces ocultos
gritan con cerdos infectados…allí donde la
Basura explota en Wall Street.
¡María, eres el hechizo vivo!
Transformándote en todo,
elevando el llanto del niño por la distancia
Hacia su boca, en todo caso yo fumo hacia ti, donde el comedor
De opio hiberna en tus dunas, dejando el signo por donde mi disparado
Cuerpo se hace polvo, prueba de : «Al polvo volverás, aunque
No eres de polvo, eres como el agua
Que traes desde la estatura del sueño…»
Fuera de la mesa, llueve en sombras regulares
¡María!
Hechizo vivo,
Arroja la consagración
Y fila los brazo hacia la ribera.
IV
LA CARNE DEL CORDERO NO TIENE SANGRE.
PEQUEÑOS FOSILES HAMBRIENTOS LLUEVEN DESDE EL MONTE.
LA MANCHA CUBRE EL SETO LLENO DE HOSTIAS..
CAIDA DEL BOSQUE CERCANO A UN HUERTO QUE FLOTA.
V
¡Sacrificio!
He aquí la muerte.
Un charco de pez temblando bajo el brazo
El sueño viaja al centro del péndulo,
Cargado de ancianos con pipas de opio
Rompiendo el eco
Y la piel del niño.
….para ir al otro lado de la ciudad
El puente espera de cinco a siete que los barcos tiemblen
Como la Ballena tiembla bajo la piel del útero.
Jorge Castañeda
Brooklyn, New York, 2000.
***
Un sueño extraño
Perchas vacías,
descarnadas.
Asaltaron mi sueño
desvestidas,
ociosas…
¿Por qué me buscan?
¿Son un reclamo, un grito?
Atrás, las cicatrices.
Muy lejos, la oquedad…
¿Me invitan?
Se ofrecen…
Despejado el terreno,
retoñan impacientes
sueños inesperados…
habrá que sostenerlos,
habrá que dar batalla…
Patricia Zaldivar
***
La urna 64
I
Tornasolando el flanco a su sinuoso
paso va el tigre suave como un verso
y la ferocidad pule cual terso
topacio el ojo seco y vigoroso.
Y despereza el músculo alevoso
de los ijares, lánguido y perverso
y se recuesta lento en el disperso
otoño de las hojas. El reposo…
El reposo en la selva silenciosa.
La testa chata entre las garras finas
y el ojo fijo, impávido custodio.
Espía mientras bate con nerviosa
cola el haz de las férulas vecinas,
en reprimido acecho… así es mi odio.
Enrique Banchs
***
¿por qué grita esa mujer?
¿por qué grita?
¿por qué grita esa mujer?
andá a saber
esa mujer ¿por qué grita?
andá a saber
mirá que flores bonitas
¿por qué grita?
jacintos
margaritas
¿por qué?
¿por qué qué?
¿por qué grita esa mujer?
¿y esa mujer?
¿y esa mujer?
vaya a saber
estará loca esa mujer
mirá
mirá los espejitos
¿será por su corcel?
andá a saber
¿y dónde oíste
la palabra corcel?
es un secreto
esa mujer
¿por qué grita?
mirá las margaritas
la mujer
espejitos
pajaritas
que no cantan
¿por qué grita?
que no vuelan
¿por qué grita?
que no estorban
la mujer
y esa mujer
¿y estaba loca mujer?
Ya no grita
(¿te acordás de esa mujer?)
Susana Thénon
***
Canto nupcial (título provisorio)
Me he casado
me he casado conmigo
me he dado el sí
un sí que tardó años en llegar
años de sufrimientos indecibles
de llorar con la lluvia
de encerrarme en la pieza
porque yo -el gran amor de mi existencia-
no me llamaba
no me escribía
no me visitaba
y a veces
cuando juntaba yo el coraje de llamarme
para decirme: hola ¿estoy bien?
yo me hacía negar
llegué incluso a escribirme en una lista de clavos
a los que no quería conectarme
porque daban la lata
porque me perseguían
porque me acorralaban
porque me reventaban
al final ni disimulaba yo
cuando yo me requería
me daba a entender
finamente
que me tenía podrida
y una vez dejé de llamarme
y dejé de llamarme
y pasó tanto tiempo que me extrañé
entonces dije
¿cuánto hace que no me llamo?
añares
debe de hacer añares
y me llamé y atendí yo y no podía creerlo
porque aunque parezca mentira
no había cicatrizado
solo me había ido en sangre
entonces me dije: hola ¿soy yo?
soy yo, me dije, y añadí:
hace muchísimo que no sabemos nada
yo de mí ni mí de yo
¿quiero venir a casa?
sí, dije yo
y volvimos a encontrarnos
con paz
yo me sentía bien junto conmigo
igual que yo
que me sentía bien junto conmigo
y así
de un día para el otro
me casé y me casé
y estoy junta
y ni la muerte puede separarme
Susana Thénon
***
Comentarios al Encuentro La poesía y el mar del 10-10-2020
-Gustavo le dice a Jorge que lee su libro «El cansancio del mundo», que le resulta muy interesante.
-Tessi, bienvenida!
-Aníbal: «me había quedado pendiente un texto de Crispín que había leído Inés Ruvituso sobre «lo que vos seas personalmente no tiene la menor importancia»; «la poesía es una visitación que va y viene como se le antoja»; Habla de la condición pasiva del poeta. Comparte una entrevista a Gelman (que coincide con Hesíodo en la Teogonía): «él transmite la voz de las musas que ponen una gota de miel en la boca del poeta». Juan Gelman se sienta a la noche con una foto de su nieta Macarena y espera a «la señora» (la musa) y si no aparece no hay nada que hacer. Siempre se escribe por una obsesión, cuando no puedo más, escribo! Siempre a la noche. «La corrección es una corrección de la creación (para algunos es una justificación de la vagancia)». Lee algunos poemas nuevos (en crudo) de la serie «Luz de octubre» (no están numerados). «el mitológico intestino azul» «cuánto de mi hay en vos» «constante en el mundo . . . como el latido» «libres de odio conviven» «no llegaban todavía a mis manos las corrientes nerviosas» «dulce nada» «abrazamos las raíces que están aquí» «alas cruzan a tus brazos».
-Matías nos cuenta que está por largar un podcast «Ladrón de postales» con relatos de viaje. Invita a que compartamos nuestras vivencias de viaje, pueblitos, rincones, lugares que visitamos, con videítos de no más de dos minutos, como hizo Aníbal con Recanati, Italia, tierra de Leopardi: «y naufragar me es dulce en este mar» termina uno de sus poemas. Le pregunto si se pueden mandar fotos. «La foto que habla» sería la sección de Matías para fotos.
-Haydeé: hola! (Aníbal dice que viene siempre a las charlas de verano) Ella se relacionó con Baldomero Fernández Moreno. Nos lee un poema suyo: «la muerte agazapada nos vigila» entonces, nos dice «a disfrutar de la vida»; otro: cómo extraño mi libre libertad».
-Cristina: «buena definición de Pessoa: «el poeta es un fingidor». «Palos de la rueda. Gira, distrayendo a la razón. Ese juguete de cuerda que se llama corazón»
-Jorge dice que Gombrowicz no le gusta cuando dice, igual que Alberto Laiseca, que los poetas son soberbios. Termina de leernos «El sacrificio». «el viento gira el ojo hacia la mujer exiliada» «esqueletos humeantes que mejoran . . . los vinos» «la luna es una muchacha que se disputan los helechos» «la carne cruza la materia» «los árboles sangran en la piel del niño» «caricia en los umbrales» «el cristal es amargo» «párpados que brotan de la piedra caliente» «la basura explota en Wall Street» «el comedor de opio iverna en tus dunas» «la estatura del sueño» «sacrificio, he aquí la muerte». Aníbal dice «es el clima de la película» y Jorge: «con tono apocalíptico, sobre un actor que se vuelve loco»
-Marcos sigue con Hölderlin, verso 36, fin de la estrofa IV, con «la fuerza de los dioses». Lee la estrofa V, que empieza con la imagen del canto, y luego se desata la tormenta: «serenamente terminan en el alma del poeta» «por el sagrado rayo encendido logre el fruto en el amor nacido» «ella cara a cara al dios ver anhela». Como muchos poetas antiguos recurrirá al mito para explicar algo. Aquí se cuenta el nacimiento del dios Baco (o Dioniso). Semele, La madre de Baco dice a sus hermanas que el padre de su hijo es Zeus. Cuando Hera le pide a su amante desconocido que se muestre aparece Zeus como un rayo que todo lo incendia. Es la paradoja del rayo: el contacto con el fuego del cielo destruía lo que tocaba pero a la vez hacía sagrado el lugar que tocaba. Violenta forma de certificar la presencia divina. Lucano en latín dice «contra sus propios templos descarga su furia, y habla de César como «fogoso e indomable» «atropellando todo lo que en su búsqueda del poder se le opusiera» Es la ambivalencia del rayo: destruye los mismos lugares que consagra.
-Hernán hizo lecturas sobre el mar, el agua, comenta a Roger Deakin, inglés, y su «Diarios del agua». El autor algo tiene que ver con La boya (por el cuento de Cheever, El nadador, que se llevó al cine con Burt Lancaster yendo de una piscina a otra). Deakin hace un recorrido por las islas británicas, por ríos, lagos, represas. Describe críticamente regiones de Gran Bretaña en su recorrido acuático. Nos lee un fragmento de El foso: «empecé a nadar lentamente» «era magnífico ver el foso» «cada gota creaba una fuente efímera al caer» «llovían espíritus del agua» «Fue a fines de 1996 que surge la idea de recorrer a nado Gran Bretaña. Me había inspirado en «El nadador», seguir el agua, fluir con ella . . . era una forma de comprender mejor» («Solo me interesa todo» Murray) «apenas hay diferencia entre nadar en el agua y volar en el aire» ( D.H. Lawrence). Ahora lee unos versos de Ted Hughes, esposo de Sylvia Plath «el mar aúlla con su voz vacía» «después de innumerables noches» «sobre la piedra el viento se apresura» «bebiendo el mar. . . el árbol se abre» «aquí todos los astros se arrodillan».
-Inés nos lee a Enrique Banchs: «tornasolando . . . va el tigre suave como un verso» «lánguido y perverso» «se recuesta lento» «el reposo en la selva silenciosa» «en reprimido acecho» «así es mi odio»
–Aníbal nos sugiere ver el poema de los delfines de Silvina Ocampo, que será leído en La poesía y los sueños, que están madurando con Gustavo. Lee: «nadie está nunca a salvo como no sea en sueños»
-Gustavo: «el psicoanálisis apunta a un segundo despertar para encontrarle sentido a la vida, como buscan los poetas. Me gustó el elogio del insomne del que habló Graciela, sigue buscando respuestas que nos salven de esta cosa circular que es la pandemia. Estamos sin soñar, sin dormir, desvelados (sin velos). Este es un lugar que nos invita a viajar en cada poema que lee cada uno. Este es un lugar de la palabra, de búsqueda, esperanzador. La ciencia nos está dejando «a gamba» también. Abrazo a Damián, el arte sirve para seguir adelante» [¡qué lindas palabras Gustavo!]
– Patricia Zaldívar: «hace mucho tuve un sueño extraño: abría mi placard y estaba lleno de perchas vacías . . . «descarnadas, asaltaron mi sueño» «por qué me buscan?» «me invitan?» «se ofrecen» «habrá que dar batalla». Así son los sueños de misteriosos»
-Zélica nos lee cómo Alfonsina describe a Lorca: «una alimaña le grita en la nariz» «irrumpe un griego por sus ojos» «el valle trémulo de su boca» «dejad volar la cabeza, la cabeza sola» «apagadle la voz de madera». Me pareció muy fuerte y muy descriptivo, dice Zélica.
-Graciela: «soñé un poema y al despertar no estaba». Le dice a Patricia «yo tengo un poema sobre las perchas vacías». «Traje un poema de amor: Ocúrreme»: «como excepción del nunca» «remóntame la poderosa curva de los años» «ocúrreme u ocurrime . . . que para el caso es igual» «pero jamás me desocurras» «sería fatal» «sazonador de mi existencia»
-Damián le dice a Graciela -sobre el sueño que no recordó al despertar- que le hace acordar a Gelman: «quién pudiera atraparte por la cola». Nos trae a Susana Thénon (1935-1991) «poeta huérfana y sigilosa como si estuviera unida a aquello que perdió» «más vale desertar de lo expresable . . . y después quedarse a la intemperie» dice María Negroni en el prólogo a La morada imposible. Lee dos poemas de Susa Thénon, Por qué grita esa mujer: «por qué grita esa mujer?» «vaya a saber, estará loca» «mira las margaritas» «ya no grita (¿te acordás de esa mujer?'». Otro, Canto nupcial (título provisorio): «me he dado el si, un sí que tardó años en llegar» «(yo) me tenía podrida y pasó tanto tiempo que me extrañé» «hola, soy yo?» «yo me sentía bien junto conmigo» (Hay video de Susana Thénon, amiga de Pizarnik)
-Tessi: «los escuchaba mientras fui a hacer las compras en bici por Gesell»
-Silvia: «escribí Leve agravio al abolengo, luego de leer a Girondo»: «van señoras azoradas de vidas vanas» «soberbias de veranos e inviernos»
-Amalia lee, de la premio nobel Louise Gluck, esta norteamericana amante de la poesía, La decisión de Odiseo: «el gran hombre le da la espalda a la isla» «da comienzo ahora el tiempo . . . ese latido que es la narración del mar» «devuélvele su vida, mar». Otro, El sufrimiento de Circe: «hice que tu mujer me conociera» «ella paró de tejer» «dile que así es como se despide un dios». Y otro, El dilema de Telémaco: «nunca me decido qué poner en la tumba de mis padres» «amado» «eso dejaría a mi madre a la intemperie» «exactitud sin palabrería» «marido y mujer» «fuerzas contrarias»
-Daniel Pérez sigue con Bukowsky, A quién le hace falta: «no estoy bebiendo y escribo» «a quién le hace falta un trago. . . al lector»
-Yo comento que voy a leer un poema mío y otro de Álvaro Yunque, un poeta, como a él le gustaba llamarse, además de escritor, ensayista e historiador. «Hoy estoy contestataria (será por el voto argentino contra Venezuela en la ONU) Como algunos de ustedes saben, soy socióloga y este poema lo encontré en un librito llamado Los poetas sociales que seguramente compré en alguna librería de usados de la calle Corrientes. Álvaro Yunque colaboró con publicaciones anarquistas como La protesta, socialistas como La vanguardia y finalmente se afilió al Partido Comunista. Sufrió censura y exilio en la dictadura de Farrel y sus libros fueron censurados y quemados en la dictadura del 76» Va mi poema: «Mis hermanos están enloquecidos, los otros . . . están enloqueciendo» «es sencillo acatar y sentarse a vivir en vida propia la ajena» «y tratar de acomodar los hilos para ser . . . elegido la marioneta del año». Y de Álvaro Yunque, Todo pasa: «Todo pasa: Glorias, muertes, revoluciones, miserias» «hazañas, cruces, banderas» «Todo pasa, el pueblo queda»
-Susana nos lee dos poemas suyos. Reminiscencia: «se alojan los recuerdos de la vida» «y salgan de su rutina» «sabremos que quizás en esa noche lo absoluto nos roce la mejilla». Nos comenta que en mayo fue La luna de las flores, y lee su Oda a la luna: «deja que sólo esta noche pueda subir por tu escala» «sumergirme en tus ríos grises de polvo y de lava» «luna de los poetas». Recuerda a Platón : «perchas con vidas como vestidos» «el hombre elige, el dios es inocente» («o sea -dice Susana- banquémonos lo que elegimos»)
-Gustavo Srael dice: «ésto que sembramos habrá que cosecharlo; Aníbal, podés producirlo» Alicia dice que podría llamarse «Antología de poemas pandémicos». Gustavo Zaldívar acota «la vida ya no es un viaje, un repetir, un dar vuelta» y recomienda ver, en Netflix, Mi maestro el pulpo «de locos» » tiene una dimensión sanadora». [aquí envío un link al el trailer]
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Foto: Susana Thénon.