Poesía, sueños y psicoanálisis

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Textos y poemas del 18 de noviembre

Dado que mi intervención no la hice por escrito, me limito a citar los textos, para quienes se interesen en leerlos.

Freud: La interpretación de los sueños. 1900. Capítulo VI: la elaboración onírica. El poeta y los sueños diurnos. Conferencia de 1907.

Hesíodo: Siglo VIII AC. Teogonía, 211-215 (el sueño –Ypnos- hijo de la noche y hermano gemelo de la muerte –tánatos-.

Homero: Siglo VIII AC. Ilíada: Canto II, 8 y ss. Engaño a Agamenon. 

Virgilio, Siglo I AC: La Eneida, canto V, 830 y ss. Muerte de Palinuro.

Ovidio: Siglo I AC. Metamorfosis XI, 592 y ss. El Palacio del sueño.

Luciano de Samosata. Siglo II DC. Relatos verídicos II, 32 y ss. La isla de los sueños.

***

Psicoanálisis, sueños y poesía

por Gustavo Zaldivar

“La vida es sueño….y los sueños, sueños son”  “Calderon de la Barca”

Y como también se trata del despertar  “Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando, como se pasa la vida como se viene la muerte tan callando” Manrique

Que los poetas han hablado del sueño en tantas perspectivas no es más que la evidencia de un universo inquietante y desconocido al que se le asignan diversos sentidos y funciones.

El Psicoanálisis encuentra en los sueños una vía regia de acceso a la existencia del inconsciente constituido por tres proto fantasias que tenían para Freud un estatuto genético, que le daban argumento al conflicto humano y que eran estructurantes del psiquismo. Conformaban el contenido latente del sueño, que podía descifrarse en la lectura del contenido manifiesto del mismo, diseñado este por restos diurnos y otras yerbas que eran aportados por el preconciente.

Independientemente del sentido de los contenidos, el lenguaje de los sueños pone de manifiesto el modo de funcionamiento del inconsciente en tanto estructurado como un lenguaje, donde la metáfora y la metonimia (Tema abordado por Anibal) operan de tal manera que las imágenes y los textos que aparecen en los sueños resultan particularmente bizarros, enigmáticos, confusos, plenos de condensaciones y desplazamientos regidos por cantidad de reglas que lo hacen muy atractivos para su interpretación. Dejo abierto el debate sobre Jung, uno de sus discípulos de Freud que encontró en este esquema la presencia de arquetipos universales que expresarían sentidos de nuestra existencia como integrantes de un universo que nos contiene.

Esta concepción inicial del sueño Freudiano tuvo muchas derivas, y si bien Freud encontró un límite a la interpretabilidad de los sueños, es en el marco conceptual Lacaniano donde el misterio del contenido del inconsciente pierde su estatuto de sustancia y verdad y se despliega como trama que intenta construir sentido, sin las barreras del estado conciente de control con las defensas del yo a cargo, lo que supone un acercamiento a la dimensión real de la existencia….

Lo real es para el psicoanálisis un concepto que nada tiene que ver con LA realidad (menos con la de mi tocayo Silvestre) pero requiere de un desarrollo más complejo. Lo sintetizo es un par de enunciados. Es lo imposible de decir, el límite del sentido, la impotencia  de lo simbólico para representar un cuerpo que no se ordena de acuerdo al instinto para obtener satisfacción, sino que construye su objeto en los términos de la cultura en la que adviene, a través de los significantes que lo bordean y sostienen y con el agravante de que no es un soporte completo, no tiene todos los componentes para llegar a las metas de nuestra vida pulsional. Entonces habitamos un cuerpo que no sabe comer, dormir, respirar y mucho menos obtener satisfacción sexual fija, consistente y plena. Por eso tenemos trabajo los analistas, y por eso difundimos estas verdades entre comillas….También lo real empuja la construcción de una ley que nos contenga, un padre posible que organice nuestra existencia individual y colectiva. La invocación de Cristo en la previa de su crucifixión,” Padre por qué me has abandonado” parece una sentencia, un presagio en la historia de la Humanidad.

Y  este REAL se construye en la relación singular de cada sujeto con la lengua y su relación con el vacío estructural que lo empuja a encontrar tantos sentidos como seres hablantes somos. La formulación del inconsciente estructurado como un lenguaje, involucra también que en esa estructura hay un significante que falta, y es allí donde reside esta noción del no todo, de la condición metonímica de la verdad, de la ausencia de una cifra que ordene finalmente el universo subjetivo, lo que no implica que la búsqueda de la humanidad en todas sus expresiones este motivado por ese encuentro con LA VERDAD. La irrupción de discursos fundamentalistas y dogmáticos de la época es síntoma de esta carencia y de este empuje al padre. Me gusta la referencia Niestchiana de la mejor mentira como indicador de una búsqueda más relativa y sensata..

Pasemos a otro abordaje del tema. Quiero introducir aquí que este ejercicio de desciframiento seria solo un ejercicio intelectual si no se tratara que los sueños devienen en pesadillas que nos arrancan horriblemente del placer y el deseo de dormir y que son una fuente de angustias en las que a la vez tienen origen y razón de ser.

 Entonces surge la pregunta acerca del para qué soñamos? Qué se realiza en el sueño? Qué función cumple el sueño en relación al dormir y a que realidad despertamos. Cuál es su lugar en la cura que sostiene el psicoanálisis. Y aquí es donde hay otro tipo de tela para cortar.

Hay otras afirmaciones que nos pueden orientar en esta reflexión:

  1. Que el sueño preserva el dormir. Freud decía que el soñar tiene un solo propósito útil, una sola función que es impedir la perturbación del dormir. Los sueños de los que uno no sabe decir nada al despertar son los que más cumplen su función y aquellos que recordamos significan una irrupción del inconsciente en el yo normal. Es necesario el deseo de dormir porque esa actividad no está garantizada por el organismo. El deseo de dormir, el soñar, responde al principio del placer y el de realidad… Los estados de angustia, la vacilación del fantasma y el sufrimiento de los síntomas son las formas de entrada al análisis y son básicamente los modos en que se manifiesta el desajuste entre las representaciones y los afectos que dan sentido a nuestra vida.

La naturaleza perdida en el campo del lenguaje a través del cual podemos darnos cuenta de qué se trata vivir. La palabra mata la cosa, y la cosa siempre tiene que ser construida en algún marco de significaciones que nunca terminan de adormecer el cuerpo y su latencia.

2) Nos despertamos para seguir durmiendo.

Podemos pensar que la ausencia de las barreras de la conciencia y sus defensas a la hora de apoliyar, nos acercarían a una dimensión de lo real sin tanto velo que nos despierta en la pesadilla y nos hace producir algo nuevo del orden de otro sentido real, para ponerlo en caja y continuar durmiendo el sueño mayor, que es el que mantiene más o menos organizada nuestra existencia psíquica. La vida es sueño es decir que vivimos durmiendo en ese sueño de sentido, que nos sostiene en una realidad posible y articulada al principio del placer. Cuando esto no sucede y algo nos desestabiliza, aparece el otro actor de esta historia que es el insomnio.

INSOMNIO

Es un asunto de moda “La pandemia trajo como síntoma generalizado el insomnio (imposibilidad de dormir/soñar) o desvelo (sin velo). En este tiempo la vida ya no es un viaje, es más bien un errar, un repetir, un reiterar, un siempre lo mismo, un dar vueltas.

La amenaza del mundo a nuestra integridad en su versión invisible, misteriosa y mortal refuerza nuestros desvelos ya propios de la condición humana. Otra vez nuestra herramienta sigue siendo la palabra y su fuerza arrasadora, también invisible y vital.  Me gustó mucho cómo lo dijo Damian cuando hablamos del tema en su momento y me escribió un texto que les comparto.

INSOMNES por DAMIAN KATZ

“¿Los insomnes están velando al mundo y en el mismo acto permanecen des-velados?  ante la falta del velo. La pandemia es un pandemonium que sacude los bolsillos de lo simbólico. Te deja en bolas como cuando viniste al mundo. Resta hacerte un taparrabos de palabras,

volver a encontrar la luna en los espejos y que al reflejarte no se rompan a la altura de la carótida (Girondo); mirarnos a los ojos hasta reconstruir el abrazo”.

Estamos enfermos de sinsentido y de los excesos de sentido y abrirlos para que haya lugar para el deseo es el flaco, persistente y enigmático propósito del psicoanálisis.

Y el arte en general y la poesía en particular son una posibilidad permanente de salvación por la palabra, por la vía de la invención, del pensamiento emancipado y crítico, en la apertura a nuevos sentidos, a despertar construyendo nuevos sueños, a soñar despiertos en y con la belleza, desafiando el horror y la pesadilla del mundo.

Y si el poema es soñado y recordado al despertar, puede que estemos cerca de un sueño que llama a otro, nuevo y desconocido despertar.  

Termino con el Poema de Graciela Vergel

Soné un poema

Soñé un poema

y al despertar

no estaba.

¿O a mí me escribió

el poema

y era yo la que no estaba?

¿Habrá sido mudo

el poema,

una escritura de la Nada?

¿O fue el sueño, tal vez,

que me soñó

sin figura,

sin carne,

sin palabra?

¿Habrán sido invisibles

los versos,

la escena

y la  soñante?

Soñé un poema

y al despertar no estaba:

¿Será que se esfumó

o fui yo la esfumada?

¿Habré soñado

con la falta?

Soñé un poema

y al despertar no estaba.

Tampoco estaba el sueño,

quién sabe si yo estaba

o si un chupón del mar

nos devoró

la letra,

la imagen

y ahora,

ahora es un fantasma.

***

SUEÑO, POESÍA Y PSICOANÀLISIS

por Graciela Vergel

Decir que “el sueño es el guardián del buen dormir”, expresión freudiana, ya es  poético. A partir de esa metáfora podemos establecer un vínculo entre el sueño como contenido psicoanalítico y la poesía. Más adelante, Freud dirá que el sueño conduce a un enigma, a un lugar en sombras al que bautiza  “ombligo del sueño”: es el ombligo de las formaciones inconcientes. Además de esta segunda metáfora freudiana, un sueño está hecho de palabras, es un texto, cadencia de la palabra, un rébus (acertijo basado en la combinación de letras, dibujos  u otros signos  sonidos o significados). Esto es poesía pura sin duda alguna.

Para Jung, el sueño es la dramatización de nuestro viaje a las profundidades, un ir en busca de nuestro ser más genuino. El sueño es   travesía constante o, mejor dicho, una serie de sueños o etapas de la travesía y nunca un sueño aislado.

Si para  Freud soñamos para seguir durmiendo, en  Lacan despertamos  para seguir soñando. Pero se trata de un “soñar” o de un “dormir” para seguir inmersos en la realidad. Realidad que nos adormece. Sería así que “nos despertamos para seguir durmiendo”.

Donald Winnicott, en «Sueños, fantasías y vida» trabaja la diferencia entre el juego creador -que está ligado al sueño – y el fantaseo compulsivo como  sustituto de una actividad autoerótica, (como por ejemplo, la succión del pulgar). Winnicott hace un uso magistral del análisis de los sueños en la infancia, asociado al dibujo, al juego y al garabato o el Squiggle Game. A partir de la incorporación de la clínica del Garabato, enfatiza la inscripción de la consulta terapéutica en una zona que no es ni externa, ni interna: zona potencial o tercera zona de la que surgen  la creatividad y sobre todo la espontaneidad.  El entrecruzamiento  entre garabato y sueño es -además de una estrategia terapéutica – un dispositivo con un doble lenguaje metafórico y por lo tanto de acceso a una poética. A la poética del garabato como un sueño. Sueño como un camino poético que se da a partir de los trazos compartidos del Squiggle.

Por último, de la publicación de Silvia Baudini y Fabián Naparstek, sobre los sueños en la dirección de la Cura, (http://www.lacan21.com/sitio/2019/11/09/el-sueno-su-interpretacion-y-su-uso-en-la-cura-lacaniana) surge la equiparación de los sueños con la sesión analítica. Al considerar a nuestra época como tiempo de lo explícito, con pérdida de la distancia entre lo íntimo y lo público, rescatan  la idea de que los sueños aún mantienen un lazo con lo más íntimo, y se siguen presentando como enigmáticos para uno mismo y para los otros. Dicen los autores: «¡Los sueños no son transparentes! Los sueños aún empujan a ser interpretados. ¡Para soñar aún cerramos los ojos!»

¿Acaso no hay poesía pura en las miradas psicoanalíticas del Sueño? Si así no fuera, yo no sería analista.

***

El desencanto del Quijote

1. Memoria del viaje

Miré al cielo. Dije
un sueño espera ser soñado.

Venía de otro sueño.
Compartido. Hermoso.
Me asfixiaba. Era tan
limpio el aire
que un grito de dolor hubiese
resplandecido.
Miré al cielo. Cogí mis armas.
Las de ellos eran otras, pero
no había diferencia:
de una verdad a otra, ¿cuánto dista?
¿Cuánta ignorancia las separa
y cuánta las designa?
Es la verdad el nombre
que damos al impulso
con que la vida quiere ser soñada.

Cogí mis armas. Atrás quedó
el hogar. Abierto, el horizonte.

Fue hace mucho tiempo. Ahora…

ahora ya no son tiempos de espejismos.

2. El descenso. Tribulaciones de la agonía

En los bordes del sueño abre
los ojos. Sin abrirlos. Algo
despierta, la conciencia de una
continuidad. De otra continuidad.

Algo despierta y mira dentro (el
dentro de la superficie, que no es
un dentro sino un debajo, como
el forro de un abrigo), buscando algo
en lo que anclarse. Un tema, busca
un tema. Para no acabar. Para

sobrevivir.
¿Sobrevivir? Decidme, ¿quién o qué
sobrevive? –Volver al tema.
En el tema el mí se reconoce
porque alguna parte suya
es afectada y se conmueve.
Como cuando las lágrimas. Por la imagen.
Más que nada, a la mente le gustan las
imágenes. Con ellas, teje.
Y el tejido hace mundo o lo refuerza,
lo hace consistente.

En la orilla del sueño algo, un aliento
que vibra, insiste en las mismas
pautas. Y se hace sólido. Y dice yo.
Y el mí adviene, de nuevo,
creyéndose, creyéndome ahora
en lo que digo. Para no perderme.
No aún. No tanto. No tan aún tantas
veces. Para no deshacerme. Para
sobrevivir pero.
Porque no está claro. Por el peso.
El mí contiene demasiadas
lágrimas. Aunque. El lastre fuerza
a abandonar el texto y condensarse en
los márgenes. Y es bueno –¿bueno?–, es
adecuado. En fin, no es, de ninguna
manera. Sólo hay lastre. Y hay Aún.
Hay demasiado Aún para perderse
del todo.

Chantal Maillard

**

Insomnio

                Pasa en noches de luna llena, justo antes de menguar. Son pensamientos que arden como velas hastiadas de alumbrar las necedades del mundo; arden como las gotas del rocío consumidas por el sol, cansadas de aferrarse a la fría reja.

                El insomnio no calma los sueños. Los agita en contiendas descarnadas y temibles; son turbulentos, no dan paz ni la buscan.                Se los escribe con la sospecha de desterrarlos en un papel. Pero son huellas intransferibles, como los surcos de las lágrimas silentes que atraviesan las mejillas pálidas de frío y soledad.

                Ingratas noches, hoscas e  inquietantes, como los caminos de ásperas piedras que violentan los pies hasta sangrarlos revelando cicatrices: los estigmas delatores.

                Estas noches todo es ajeno, menos la traición y la desconfianza. La esperanza se torna una conmiseración vacía y recalcitrante; un disfraz lastimoso que oculta el poder de la falsa víctima que simula dolor.

                El insomnio lacera las pasiones, las rebaja a letanías sin sentido, a saberlas tiempo perdido entre sudores extraños. Envuelve con gritos silenciados la tortura imperativa que miente felicidad: debe amarse y se ama más. Y el deseo se vuelve frágil como un cristal desintegrado en invisibles partículas que como puñales lo rozan sin piedad. 

                Y asoma el sol. Los pensamientos se  desvanecen como la vela que se hastía de alumbrar las necedades del mundo; como las gotas del rocío consumidas por el sol, cansadas de aferrarse a la fría reja. Y todo vuelve a empezar, en las noches de luna llena, justo antes de menguar.

Andrea Silvana Aznar

Enero 2009

***

«Al sueño»

Suave embalsamador de la alta noche,
cierras con dedos tersos y benignos
nuestros ojos dichosos en tinieblas
y a salvo de la luz, divino olvido.

Oh Dulce Sueño, entorna si te place,
en medio de este himno tuyo, mis párpados,
o espera a que el amén, tu adormidera,
vierta sobre mi lecho sus arrullos.

Entonces sálvame, o dorará el día
mi almohada, nutriendo los pesares;
de la Consciencia, sálvame, que azuza

su fuerza entre lo oscuro como un topo
gira la llave en su engrasado cierre
y sella en silencio el Cofre de mi Alma.

John Keats

***

Sólo en sueños, en la poesía, en el juego . . . nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser ésto que vaya a saber si somos. Julio Cortázar

Y podrás conocerte recordando

del pasado soñar los turbios lienzos,

en este día triste en que caminas

con los ojos abiertos.

De toda la memoria, solo vale

el don preclaro de evocar los sueños

Antonio Machado

***

Comentarios del Encuentro Poesía, Sueños y psicoanálisis del 18-11-2020

-Aníbal: «es una continuidad, no una oposición o un dilema. Estamos en las orillas de un mismo mar, poetas, psicólogos, artistas y científicos.

Como lector de Freud, amante de la literatura y gran escritor, super atractivo, me impactó «La interpretación de los sueños» que leí a principios de los 90, porque dio un paso más sobre todo lo que se dijo sobre los sueños, lo latente, lo insondable de los sueños, y lo manifiesto a descifrar. Trabaja con analogías y contenido poético. Habla de la censura, hay metáfora (condensación) y metonimia (desplazamiento) Otro tema: el poeta y los sueños diurnos (de una conferencia que dio en una librería) donde dice que los niños juegan, no confunden juego con realidad, pero se toman muy en serio el juego. El adulto reprime el juego, lo reemplaza con fantasías, que en los artistas permite fantasear y disfrutar con ellas. Paso a la poesía: en los mitos está lo más interesante de los sueños  «hijo de la noche, hermano gemelo de la muerte» (Teogonía de Hesíodo). Hipno (sueño), como personaje mitológico, es suave, dulce, placentero; pero puede ser pernicioso. En la «Ilíada» aparece este Hipno en el canto II (Aqueos versus Troyanos) Zeus ordena a Hipnos que lo haga soñar a Agamenón, lo engaña, para darle gloria a Aquiles. Oniros (de aquí viene onírico) es un dios menor del sueño (imagen del soñar=quimeras, fantasía). En el mundo latino, también en La Eneida de Virgilio, Venus pide a Poseidón que no castigue más a Eneas en su viaje a la península itálica «está bien, pero alguien debe morir, y será el piloto de la nave, soldado ejemplar y amigo de Eneas» y Neptuno lo manda al sueño. El dios del sueño tiene alas, se mueve con ligereza, baja (lee el canto V), lo hace dormir a Palinuro, el piloto de la Nave. (Ver Luciano de Samosata que parodia la Odisea). Hipnos tiene en la mitología, mil hijos! (variedad de sueños)»

-Gustavo: «Gracias, es notable como la historia está atravesada por los mitos. Esta diversidad de los contenidos del sueño introduce mi ponencia: La vida y el sueño, y los sueños qué son? (de las Coplas de Manrique) Universo inquietante y desconocido el del sueño, vía regia  de acceso a los contenidos del inconsciente. Freud, en Educación, castración y la escena primaria plantea tres conflictos básicos. Las imágenes y testimonios de los sueños son enigmáticos y confusos. Deja abierta la concepción de Jung. En Lacan, el sueño es una actividad que construye sentido. Si no nos acordamos bien del sueño, éste cumplió su función de permitirnos dormir. En psicoanálisis lo real no es la realidad, sino lo que no se puede decir, el límite de los sentidos. Lo sexual reprimido en Freud es lo real reprimido en Lacan.

El problema del psicoanálisis es el cuerpo, cómo vivir, gozar, dormir, obtener satisfacción. Aprendemos a llevar nuestro camino estructurando el lenguaje, construyendo sentido. La naturaleza humana es simbólica (Damián acota: «acá está la diferencia con los animales, sin problemas de insomnio, ni disfunción sexual, ni problema alimentario»)

Otra dimensión de lo real (además del cuerpo) es la ley, del padre en su declinación y necesidad de un padre que nos ordene. Época de devastación en las relaciones colectivas que nos amenazan como sociedad (todos contra todos) Nietzsche: «la verdad no existe. Solemos recurrir a la mejor mentira»-

Otro abordaje: para qué soñamos? El sueño preserva el dormir (Freud) para impedir la perturbación. Si los recordamos irrumpe el inconciente en el yo normal. El sueño es un pensamiento dentro del principio de realidad y de placer. La pesadilla tiene que ver con la dimensión de la muerte. A veces nos llevan a lugares que nos hacen despertar espantados. Segunda instancia: nos despertamos para seguir durmiendo. Acercamiento a otra verdad, valor terapeútico del sueño.

Para cerrar: insomnio, como síntoma generalizado de la pandemia, como un dar vueltas, un siempre lo mismo. Refuerza los desvelos propios de la condición humana. De nuevo aparece el valor de la palabra» (lee «Los insomnes», que le pasó Damián Katz, «hacerte un taparrabos de palabras»  «mirarnos a los ojos hasta reconstruír el abrazo (Girondo)»

Estamos siempre construyendo sentidos (ante el sinsentido y los excesos de sentidos) para poder interpretarlos está el psicoanálisis. Arte, poesía, posibilidad permanente de salvación, desafiando el horror y la pesadilla del mundo. Leo un poema para seguir pensando e interpretando. Poema de Graciela «Soñé un poema»: «soñé un poema y al despertar no estaba» «o fue el poema que me soñó y yo no estaba?»

-Graciela Vergel: «preparé un poco, articulé el sueño (del psicoanálisis) con lo poético. El sueño conduce al ombligo del sueño (Freud) Un sueño está hecho de palabras. Es un texto con sonidos y significados. Es dramatización, travesía. Si para Freud soñamos para seguir durmiendo, despertamos para seguir soñando para Lacan. En «Sueños, fantasía y vida» Winnicott hace un uso magistral del análisis de los sueños en la infancia, entre el garabato y el sueño hay una tercera zona.

Silvia Baudini (y otro) sobre los sueños en la dirección de la cura dice «los niños no son transparentes, aún empujan a ser interpretados»

Si no hubiera habido poesía en el psicoanálisis yo no hubiera sido analista»

-Gustavo: «la única esperanza es poética»

-Analía: «un poema de Chantal Mailliard, española, «Tribulaciones de la agonía»: «en los bordes del sueño abren los ojos» «un dentro  . . . que no es un dentro sino un debajo» «sobrevivid . . . qué . . . sobrevive» «el mí contiene demasiadas lágrimas» «hay demasiado aún para perderse del todo»

-Andrea: «sobre el insomnio, publicado con un grupo que publica poesía, ésto es lo que nos evita el sueño: «son pensamientos que arden como velas hastiadas» «el inconciente no calma los sueños, los agita» «son huellas intransferibles» «ingratas noches, hoscas, inquietantes» «revelando cicatrices» «la esperanza se torna . . . un disfraz lastimoso» «miente felicidad» «el deseo se vuelve frágil» «y asoma el sol» «y todo vuelve a empezar»

-Inés: «un poema de John Keats, «Sueño y poesía», es muy largo, pero saqué cuatro líneas (lee en inglés y luego en español) «diez años para que yo pueda sumergirme en la poesía» (sólo tuvo cinco años y murió) . Lee lo que mandó Aníbal. «Just sleep», alude Keats al sueño como hermano gemelo de la muerte, al sueño que trae paz y se dirige al sueño como si fuera una especie de dios, «Al sueño» «dulce, embalsamador de la quieta medianoche» «tan mitigante» «cierra mis ojos pronto» «líbrame»

-Aníbal: «la muerte es la primera noche tranquila, dijo Borges»

-Miguel lee, de Whitman: «no dejes que termine el dia sin haber crecido un poco» «sin haber sido feliz» «no dejes de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar al mundo» «la vida es desierto y oasis» «tú sólo puedes aportar una estrofa»

-Leo recomienda la película «Despertando a la vida». Cita a Santayana: «la vida despierta es un sueño controlado». Pregunta: en la construcción del sueño, qué hacemos al otro día de soñar, pesa más el sueño o nuestro relato? Graciela contesta «ya no importa el sueño sino el relato cuando un paciente trae un sueño a terapia». Gustavo contesta: «el paciente tiene una pasión por lo que sueña. El poeta es el paciente. El analista debe abstenerse de dar sentido. El trabajo de encontrar lo real (a veces sin encontrarlo) es del paciente.»

-Cristina, psicóloga, terapeuta familiar, sistémica (de la Teoría General de Sistemas)  se pregunta: «cuál es la búsqueda de sentido en este contexto de pandemia? cuál es la capacidad que tenemos para resolver situaciones nuevas? A Freud y Fromm los valoro, pero ellos han tenido otro mundo. Casi lo único que tenemos hoy son preguntas.»

-Mariel: «hermoso estar acá, gracias!»

-Susana lee un poema («que ya leí»), «La tierra del sueño»: «quiero hablar esas lenguas ancestrales» «quiero bailar esas danzas ancestrales» «bañarme en los ríos, subir las montañas»

-Alberto, profe de Tai chi: «la poesía para mí es el amor y la belleza. Siento la poesía. Hay un caso notable. Vino una persona, Rodolfo, con Parkinson y depresión; vino con su hermano, «yo no puedo estar solo» dijo «me puedo sentar?» Empezó a mover los dedos, a reír. La segunda vez vino por primera vez solo y no se sentó. Eso para mi es poesía» Nombra a Gerardo Barbieri «gran poeta».

-Aníbal: «ojalá pueda yo llegar a Rodolfo para recuperar las ganas de vivir»

-Alejandro: «hermoso encuentro, gracias por la invitación. No puedo participar los sábados porque estoy cuidando a mi abuela. Preparo separadores para un programa de radio literario. Traigo a Carlos Luraien, poeta matancero, «Mariposas dormidas en el pasto» : «mariposas dormidas en el pasto . . . media estrella» «ovillo de hilo» «susto, comba y pulso» «las manos ociosas»

-Marina: «me lllenaron el alma. Gracias a todos! Los zoom nos permitieron soñar»

-Aníbal lee a Ovidio (I a.C) cómo va Iris a la isla de los sueños y pide un encargo. El dios Sueño está acostado, le cuesta despertar. «Descanso de las cosas . . . paz del alma . . . que das fuerzas para el trabajo . . . que los ensueños se presenten». Pregunta a Mariel que tiene «una obra muy loca y onírica, cómo creas?». Mariel dice: «si, mi obra tiene relación con el psicoanálisis, aparecen imágenes veladas, oníricas, fantasmáticas. Mi último trabajo incorpora animales por primera vez, inspirada en sueños. En marielgalarza.com.ar ven mi trabajo.

-Yo aporto dos textos poéticos: «Sólo en sueños, en la poesía, en el juego . . . nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser ésto que vaya a saber si somos» (Julio Cortázar)  recordando lo que dijo Aníbal sobre los adultos que dejamos de jugar y empezamos a fantasear. Y otro: «Y podrás conocerte recordando del pasado soñar, los turbios lienzos, en este día triste en que caminas con los ojos abiertos. De toda la memoria, solo vale el don preclaro de evocar los sueños» (Antonio Machado)

Graciela García

***

2 comentarios

  1. Bonnie favelis

    Creo que despues de leer a Groussac, en el viaje intelectual, coinciden , muchos poetas en el asombro del despertar cuerdos ,despues de haber pasado por esas zonas y esos laberintos.

  2. Alicia Matilde Benitez

    Hermosos textos y poemas. Y el de Keats..oh, tanta belleza. Gracias.

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