61
Los gatos duermen y no quiero
cerrar los ojos
no puedo abandonarme con ellos
a la sugerencia de olvido de la noche
persiste un humo de deseo
un tironeo insomne que recuerda
que el tiempo se escurre
y el ansia de aferrarlo me desvela.
Hay que caminar aunque no haya
un sitio donde ir los gatos
lo saben desde siempre nosotros
aprendimos a desear trasladarnos
de un lado a otro y hacia ninguna parte.
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64
Como un gato
se hace un ovillo
el hombre, y regresa
a su desnudo corazón
libre de la protección del tiempo
y del abrigo del espacio.
Un solo y blanco nido queda
donde los huesos también se disuelven
en un plumaje tibio y circular.
Sobre el blando sillón lo veo
perdiéndose en un hermoso olvido
y es tan sereno que no voy a llamarlo.
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69
Absurdos a los ojos del gato
mi mano y el libro
solos en la alta noche.
Insólitos
para el que respira
y lame sus patas
concentrado en el aire
y el silencio.
Se dibujan ante él
el objeto y mi gesto
con la extrañeza de quien busca
algo que no está
que parece distante y laberíntico.
Entonces se resigna
da vuelta la cabeza
y se apoya adormecido
dándome la espalda.
(del libro inédito “Deshojamiento”)
¡¡Feliz 2019!!