Poemas del 29 de agosto: Dickinson y más…

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Poemas de Emily Dickinson

(EEUU 1830-1886)

***

Envidio los mares

Envidio los mares, sobre los que navega,

envidio los rayos de ruedas

de carruajes, que los llevan,

envidio torcidas montañas

que lo contemplan en su viaje.

¡Qué fácil todos pueden ver

lo que es prohibido totalmente

como el cielo, para mí!

Envidio nidos de gorriones

que espían sus distantes albas

la pudiente mosca, sobre su vidrio,

las felices -felices hojas.

que junto a su ventana

tienen permiso en verano para jugar,

o los aros de Pizarro

que no pudo conseguir para mí.

envidio la luz -que lo despierta-

y campanas que valientes suenan

para decirle que es mediodía en tierras lejanas

yo misma sería melodía para él.

aún prohíbe -mi floración-

y anula -mi abeja-

no sea que el mediodía en la eterna noche

nos deje caer al Arcángel Gabriel -y a mí-.

*

I envy Seas, whereon He rides —

I envy Spokes of Wheels
Of Chariots, that Him convey —
I envy Crooked Hills

That gaze upon His journey —
How easy All can see
What is forbidden utterly
As Heaven — unto me!

I envy Nests of Sparrows —
That dot His distant Eaves —
The wealthy Fly, upon His Pane —
The happy — happy Leaves —

That just abroad His Window
Have Summer’s leave to play —
The Ear Rings of Pizarro
Could not obtain for me —

I envy Light — that wakes Him —
And Bells — that boldly ring
To tell Him it is Noon, abroad —
Myself — be Noon to Him —

Yet interdict — my Blossom —
And abrogate — my Bee —
Lest Noon in Everlasting Night —
Drop Gabriel — and Me —

(Traducción Silvina Ocampo)

***

Poema 335

No es que la Muerte nos duela tanto

Nos es que la muerte nos duela tanto

Nos duele más la Vida.

Pero el Morir es cosa distinta,

Una esencia tras la puerta escondida.

 

La rústica costumbre del pájaro

antes de que lleguen los fríos

es buscar un horizonte más tibio.

Nosotros somos las aves que se quedan.

 

Los que tiemblan rodean las puertas del granjero,

negocian su mezquina migaja,

hasta que la misericordiosa nieve

llega para llevar nuestras plumas a casa.

*

Poem 335

‘Tis not that Dying hurts us so

‘Tis not that Dying hurts us so —

‘Tis Living —hurts us more —

But Dying —is a different way —

A Kind behind the Door —

 

The Southern Custom — of the Bird —

That ere the Frosts are due —

Accepts a better Latitude —

We — are the Birds — that stay.

 

The Shiverers round Farmers’ doors —

For whose reluctant Crumb —

We stipulate — till pitying Snows

Persuade our Feathers Home.

(traducción de Daniel Martinez Rubio)

*

Poema 520

Me fui temprano, me llevé mi perro

Me fui temprano, me llevé a mi perro,

a visitar el mar.

Las sirenas del espigón

salían a mirar.

 

Las aves-fragatas desde arriba,

extendían manos de cáñamo,

creyéndome un ratón,

acá abajo entre la arena.

 

Pero no me moví hasta que la marea

llegó a mis pies y subió por ellos

a mi pollera, a mi cintura,

más allá de mi blusa, hasta mi cuello.

 

E hizo Él como si a devorarme fuera,

como a una gota de rocío

en una flor de diente-de-león.

Hui entonces con un escalofrío.

 

Él me siguió. Venía detrás, cerca.

Sentía su tacón plateado

rozar mi tobillo, y mis zapatos

de perlas rebalsados.

 

Los dos llegamos hasta el pueblo firme.

A nadie conocía. Se inclinó

ante mí con mirada poderosa,

y, saludando, el Mar se retiró.

*

Poem 520

I started early, took my dog

I started early, took my dog,

And visited the sea;

The mermaids in the basement

Came out to look at me,

 

And frigates in the upper floor

Extended hempen hands,

Presuming me to be a mouse

Aground, upon the sands.

 

But no man moved me till the tide

Went past my simple shoe,

And past my apron and my belt,

and past my bodice too,

 

And made as He would eat me up

As wholly as a dew

Upon a dandelion’s sleeve –

And then I started too.

 

And He –He followed close behind;

I felt His silver heel

Upon my ankle,  –then my shoes

Would overflow with pearl.

 

Until we met the solid town,

No one He seemed to know;

And bowing with a mighty look

At me –the Sea withdrew.

(traducción de Daniel Martinez Rubio)

*

Poem 813

Este polvo tranquilo fue señores y damas

Este polvo tranquilo fue señores y damas

y muchachas y donceles;

Fue sonrisas y destrezas y suspiros,

y rizos y blusas leves;

 

Estos lugares fueron la ligera morada del verano,

donde abejas y flores se encontraron,

cumplieron su ritual de Oriente,

y luego, como ellas, cesaron.

*

Poem 813

This quiet Dust was Gentlemen and Ladies

 

This quiet Dust was Gentlemen and Ladies

And lads and girls;

Was laughter and ability and sighing,

And frocks and curls;

 

This passive place a summer’s nimble mansion,

Where bloom and bees

Fulfilled their oriental circuit,

Then ceased like these.

(traducción de Daniel Martinez Rubio)

*

Poema 1065

Abre tus puertas, Oh Muerte

Abre tus puertas, Oh Muerte,

entra el rebaño fatigado,

sus balidos cesaron de repetir

su vagabundear ha terminado.

 

Tuya es la noche más calma,

Tuya la casa más segura.

Demasiado cerca estás para buscarte,

Demasiado amable para contarte.

*

Poem 1065

Let down the Bars, Oh Death

Let down the Bars, Oh Death —

The tired Flocks come in

Whose bleating ceases to repeat

Whose wandering is done —

 

Thine is the stillest night

Thine the securest Fold

Too near Thou art for seeking Thee

Too tender, to be told.

(traducción de Daniel Martinez Rubio)

*

Acudió a la llamada

Acudió a la Llamada

Soltando los juguetes de su vida,

La noble tarea

De mujer y de esposa prefería.

 

Si en ese nuevo día echó de menos

Algo de anchura o miedo, o de la antigua

Esperanza; y si, al usarlo, el oro

Más leve se volvía,

 

Nadie lo dijo. Así el alga y la perla

Van creciendo en los mares

Pero dónde se ocultan en la hondura

Sólo ellos lo saben.

*

Morí por la belleza

Morí por la Belleza, pero apenas

En la tumba yacía,

A uno que murió por la Verdad dejaron

En la estancia contigua.

 

Me preguntó en voz baja la causa de mi muerte.

Por la Belleza –dije- he fallecido.

Y yo, por la Verdad: las dos son una;

Somos hermanos, dijo.

 

Así, a través de la pared hablamos,

Como unos allegados que se encuentran de noche,

Hasta que el musgo nos llegó a los labios

Y cubrió nuestros nombres.

*

Poema 1775

La tierra tiene sus llaves.
Y donde no hay melodía
Está la ignota península.
Su belleza es realidad.

Mas testigo de su tierra,
Y testigo de su mar,
El grillo es el más sublime
De los cantos para mí.

(Acompañado por el relato del mito de Titono y el grillo).

***

No se bailar en puntas de pie

No sé bailar en puntas de pie,

nadie me lo ha enseñado,

pero muy a menudo en mi mente

una alegría tal me posee

que si yo supiera ballet

se expresaría en piruetas

que harían palidecer a una compañía entera,

o enloquecer a una primera bailarina!

Y aunque no vista traje de gasa

ni use un rizo en el cabello,

ni salte para el público como los pájaros,

con una garra en el aire, –

ni lance mi figura en bolas de plumas

ni gire sobre ruedas de nieve

hasta desaparecer en sonido,

ya que me aclaman de pie-

ni nadie sepa que conozco el arte

que menciono aquí-

ni ningún cartel me anuncie,

está tan lleno como la ópera!

***

Hasta aquí los poemas de Emily Dickinson.

***

Solitaria

El ojo de Emily

observa más allá de su ventana,

adivinando el aleteo de las aves.

El zumbido de una abeja le trae placer

y calma.

Quieto el hogar,

su oído atento capta

cómo cae, finísimo, el rocío.

Y el olor es de rosas.

Las manos de Emily

conocen la tersura de los pétalos,

sus labios suelen

rozar la pulpa

de los tempranos pimpollos.

Besa, como rezando.

Dice, en su credo íntimo,

una oración pagana.

Va sola.

Sus pasos rechazan

el vuelo aventurero.

Se niegan al camino que invita

detrás de la cerca.

Elige, de su jardín, la hierba tierna,

el aire renovado

de su íntimo rincón.

 

Es su morada.

Su Lugar.

El sitio más amado.

Patricia Zaldivar

***

Visitamos a Emily…

SÓLO DOS

“se viaja mejor en el __poema

que en el más brioso y rápido corcel”_

E.Dickinson

 

Me persigue tu voz

melosa y esquiva

como un planeta de aguas

andando el cosmos

con sus velas desplegadas.

 

Llevo el timbre envolvente

de tu voz dentro de mí

dejando un rastro denso

un rumor, un desvarío

hasta una corriente de ardor

con celebración y júbilo

con brío desmedido.

Silvia Bottallo

**

Voces que susurran el mundo

Voces que susurran el mundo

pintan remolinos en el verso

abren las puertas del mar

pulsan la estatura del sueño.

 

Dedos que van y vienen

obedeciendo al instinto

como en una liturgia reservada

informan la piel, borran abismos

entre sus puros vientos

entre sus manos claras.

 

Luego el sol avanza, quema

enciende las figuras

lastima a fuego la carne

hace cenizas la secreta vida

y es cosa de pájaros

ese misterio de alas

ese arrebato

esa desmesura…

Silvia Bottallo

***

Maria Mandalas. María Orillera

Ahí llega María a traernos

alguna maravilla verdadera.

Puntual como el sol,

como las aves o la niebla,

María llega.

 

Su  reguero de sueños

es un amante fugaz de la  marea.

No se apura María: Es una mensajera que hace de la playa una palestra.

María Mandalas. María Orillera.

 

Cada tanto se detiene

para nutrirse de alboradas.

Es un eje que danza

y su coreografía es una flor,

un pez, un arabesco,

un corazón o un sendero.

 

Juegos de textura inesperada.

María llega  y nos  bautiza la playa,

las olas  besarán después  su magia, hasta tragársela.

Su arte es efímero, sí,

pero en él fracasa

toda voracidad superflua y obsoleta.

 

María trae una ética

con sus lápices de arena.

Su obra nos enseña

que  nada es para siempre

y al mismo tiempo

que hay algo que no cesa:

El gesto espontáneo

y la memoria genuina de la  belleza.

María Mandalas. María Orillera.

GraCiela Vergel

***

“Tarde te amé»:

¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,

tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera,

y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,

me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.

 

Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.

Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,

si no estuviesen en ti, no existirían.

 

Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;

brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;

exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;

gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;

me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti

San Agustín (Confesiones)

***

Entréme donde no supe

Entréme donde no supe:

y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

 

Yo no supe dónde estaba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

 

De paz y de piedad
era la ciencia perfecta,
en profunda soledad
entendida, vía recta;
era cosa tan secreta,
que me quedé balbuciendo,
toda ciencia trascendiendo.

 

Estaba tan embebido,
tan absorto y ajenado,
que se quedó mi sentido
de todo sentir privado,
y el espíritu dotado
de un entender no entendiendo.
toda ciencia trascendiendo.

 

El que allí llega de vero
de sí mismo desfallece;
cuanto sabía primero
mucho bajo le parece,
y Su ciencia tanto crece,
que se queda no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

 

Cuanto más alto se sube,
tanto menos se entendía,
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía:
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

 

Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

 

Y es de tan alta excelencia
aqueste sumo saber,
que no hay facultad ni ciencia
que la puedan emprender;
quien se supiere vencer
con un no saber sabiendo,
irá siempre trascendiendo.

 

Y, si lo queréis oír,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia;
es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

San Juan de la Cruz

***

Epitafario

En memoria de Jacopus Blindmayer

cuyos  fieles servicios a la Corona jamás

fueron  recompensados.

Fue contratado para velar

al sur de Hidden Bay

el casco encallado del Tyrannus.

Y allí, en la costa, fundó su atalaya.

 

Treinta años transcurrieron.

Del Tyrannus apenas

asomaban  restos de su casco.

 

Nada quedaba del buque insignia.

Más la corona había olvidado a Jacopus  Blindmayer

que  se negaba a abandonar su atalaya

pues  debía, repetía,

alejar  a los intrusos.

 

Murió una tarde sin viento

La bajante descubrió la osamenta del Tyrannus

en  homenaje a su fiel custodio.

 

Aquí yace.

Dios lo cuide.

(Epitafio del cementerio de Portland. U.K. 1790- 1840)

Salvador Gargiulo

*

Comentario: La historia del vigía abandonado a su suerte es común a varios pueblos costeros de Gran Bretaña. La secuencia registra pocas variantes: un barco encallado en la playa, un cuidador que allí construye su hogar. Pasan diez, acaso veinte años. El barco se ha vuelto despojos, pero el vigía permanece incólumne  en su puesto. Dedica cada mañana a inspeccionar, desde su atalaya, los restos del naufragio. Por fin muere, sin que esta metáfora postrera se digne a esclarecer un ápice de nuestro destino. Existen  versiones populares que acentúan el patetismo del relato: el vigía comprende que el barco ya no existe y se ahorca en una de sus vigas. Una variante más piadosa señala que alguien consiente al vigía y encomia su denuedo y el porte del navío. Sin embargo, en ninguno de los dos casos  el vigía concede una explicación.

***

Mi vida entera

Aquí otra vez, los labios memorables, único y semejante a vosotros.

He persistido en la aproximación de la dicha y en la intimidad de la pena.

He atravesado el mar. He conocido muchas tierras; he visto una mujer y dos o tres hombres.

He querido a una niña altiva y blanca y de una hispánica quietud.

He visto un arrabal infinito donde se cumple una insaciada inmortalidad de ponientes.

He paladeado numerosas palabras.

Creo profundamente que eso es todo y que ni veré ni ejecutaré cosas nuevas.

Creo que mis jornadas y mis noches se igualan en pobreza y en riqueza a las de Dios y a las de todos los hombres.

Jorge Luis Borges

***

Cantemos, cantemos…

Sobre el vapor de sangre,

sutil, sutilísimo,

Cantemos y esperemos.

Sobre el azoramiento pálido,

casi fúnebre,

de las orillas de los arroyos,

que se han quedado sin montes,

Sobre la muerte que han embebido

estas colinas,

estas llanuras,

estos montes,

Sobre la tristeza humilde,

profunda,

de estos campos,

a pesar de su gracia,

Con todas las criaturas

y las cosas;

con las criaturas

ligeramente aún agobiadas

—¿por qué sueño de sangre?—

Cantemos con los animales

—ay, los pájaros sin rama

cuando el aire es de pájaros,

celestemente ebrio!—

Cantemos con los animales

y las cosas;

con los animales misteriosos y claros

y las cosas misteriosas y claras;

y las aguas visibles y secretas,

que también esperan,

Cantemos la vida nueva

que espera

a estos hombres

y a estas mujeres silenciosas.

El día armonioso, armonioso,

surgido de húmedas

honduras maceradas

—¿de penas largas

o de humus desconocidos?—

bajo el cielo más ligero.

El día nuevo, palpitando

como un ala en las manos…

Juan L. Ortiz (El aire conmovido–1949)

***

Éxtasis

El silencio se despliega en mil palabras,

la noche descubre mis anhelos…

Las estrellas titilan inocentes,

y el tiempo  se disuelve  en río eterno.

El espacio inicia su aventura,

en  memoria que nutre el pensamiento

y los versos van cayendo en mis heridas,

aliviando el dolor y el desaliento.

Una luna perfecta y amarilla,

va tendiendo caminos en el cielo.

y los seres del bosque me convocan

a  un simposio de mágicos encuentros.

Susana A. Orden

**

Signos

En esa senda infinita que el tiempo

va sugiriendo en la elipse del cosmos,

fragmentos fugaces de estrellas se unen

y en el silencio, dibujan contornos

de esos planetas perdidos, sin nombre;

leves reflejos de sitios ignotos

y de seres que jamás tendrán forma,

ni serán  de vida sensible, fiel soplo.

Fue en ese espacio, vacío y curvado…

Los hados grabaron signos del logos.

Desde la nada, gestaron un cuerpo,

le dieron memoria divina y un poco

de aquella intuición, tal vez reservada,

para adivinos, poetas  y  locos.

Era mi hora y sin consultarme,

por el supremo designio del todo,

me convocaron a ser alma humana,

fusión consciente de estrella y de lodo.

Susana A. Orden

***

Epitafio

Holy Trinity Church, una aplanada huesa.

Atribuyen a Shakespeare una inscripción corriente.

‘Maldito aquel que turbe este sepulcro’, reza.

No es lo mejor de Shakespeare. ¿Es esto irreverente?

Pero no era esta tumba, ni sus hijas ni yernos:

en un balcón más lejos, a dos metros de altura

donde quise haber visto dos personajes tiernos,

asomados, mirando la genial sepultura.

Con la torpe ignorancia del triste estereotipo

instalé en el balcón a Romeo y a Julieta:

craso error y ese error fue tan solo anticipo

de otra nueva torpeza, inocente y concreta.

Ejemplo: si es Romeo, que maldice a la aurora,

con Julieta, su amada, en el balcón, ¿qué espera?

Y por si fuera poco la angelical señora

sostiene en una mano la absurda calavera.

Ah, no, empecé a decirme: esto ya es demasiado:

¿contempla el pobre Yorik a Shakespeare, que está muerto?

¿Entre dos cráneos célebres un diálogo se ha dado?

¿Es este un epitafio con un final abierto?

Imposible: no es Yorik. ¿Y por qué, en todo caso

el cráneo del payaso en manos de Julieta?

¿Y qué haría Romeo con cara de fracaso

mientras con una mano la de la novia aprieta?

Me acordé de inmediato de Larkin, de la tumba

de Arundel y del duque y la duquesa. Pero estos

en posición supina viajan a la ultratumba:

ésos, mis balconeros van parados y enhiestos.

Viendo, pues, que hay más cosas que mi filosofía

nunca podría alcanzar, abracé mi ignorancia.

De pronto, en un rincón, descubrí al viejo guía

vestido no à la mode, no exento de elegancia.

“Nada que ver”, me dijo. “La difunta pareja:

Richard y Judith Combe, de esencia puritana.

Vea Ud.: ni ornamentos ni hechura muy compleja.

Judith fue arrebatada por la muerte temprana,

“¿sabe Ud? Celebraban un día de casados.

Richard Combe ha ordenado esta extraña estatuaria:

Ella sujeta un cráneo: los tiempos, abreviados;

luna de miel exigua; la boda, funeraria.

“Richard tiene en su mano la mano de su esposa

porque la amaba en serio. Duró lo que un suspiro.

Se hizo una estatua en vida. ¿Sabe Ud. de una cosa

Semejante en Uk?”

La charla daba un giro

trascendental. Silencio. Pensé: si a algún oficio

concurría Sir Richard vería su alter ego

en el balcón haciendo su ascético ejercicio.

¿Qué pensará la gente? me dije. Desde luego…

Pero el duro ejercicio superaba mi ingenio:

El vivo se vio muerto en el balcón, y ahora

¿cuál de los dos contempla la tumba de aquel genio

por el cual recordamos a Richard & señora?

Good friend, for Jesus’ sake forebeare

To digg the dust enclosed heare;

Bleste be the man that spares these stones,

And curst be he that moves my bones.

Miguel Montezanti

***

Los caminos no van

Los caminos no van

A ningún lado

Que todos terminan en nosotros.

La llama del crepúsculo

Nos funde en uno solo.

Hermoso es caminar

Soñar, cantar. Hermoso

Ser una gran ternura

Con un corazón próximo,

(con un dolor remoto).

La tarde se desnuda

Muestra sus hondos oros.

Encanta cada forma

Con su vino glorioso.

Ya no hay nada: -pasado

Futuro, sombras, gozos-,

Por fuera de nosotros.

La tarde desempolva

Su cálido tesoro.

Sus pámpanos de fuego

Zuman en nuestros ojos.

La tarde es nuestra. El mundo

Se hizo para nosotros.

José Hierro Real

***

El agua

(continuación)

Lejos de la realización

Del primer humanoide

Sembraban

La cremación del pensamiento,

Sembraban

La alucinación

Extraída

De un enano sosegado,

A lo lejos

La sequedad

Se posaba

En el cerebro matemático

Y entre los peces

Con olor a concha

Del mar de los Sargazos: la oración mutante

Volaba

A ras del agua.

 

Sobre la boca tatuada

Depositaban materias primas.

 

Los Onas exiliados

Beben de soles

Suavizando el metrónomo

Como un regalo abstracto.

La percepción negada

Y el agua

Escuchan la tormenta del cuerpo,

Decirlo así

Suena como un hierro letal,

No poseerla

Es como un crudo

Desierto sin Hebreos.

 

La tripa de un carnero

Es templada al sol,

Un contrabajo

Aturdido

Escapa al primer azote de un mirlo: agua subterránea

Sangre del cordero macizo.

 

Música antigua

Abandonada

A un escriba sin oído: la exclamación del humo

Se eleva

Hasta la transparencia

Febril del agua.

Jorge Castañeda

***

Psicoanálisis y poesía V

Como secuela del encuentro extraordinario del miércoles sobre psicoanálisis y poesía, cito nuevamente a Ricardo Piglia cuando refiere que la Literatura le debe al Psicoanálisis la estructura de la obra de Joyce, su modo de narrar, tomado de sus lecturas de Freud. Creo que  Joyce le aporta al psicoanálisis una estructura, un modo de estabilizarse a través de una forma de escritura (“asociaciones inesperadas, juegos de palabras, condensaciones incomprensibles, evocaciones oníricas”) que se origina en una Psicosis no desencadenada y que Joyce mantenía a raya con su escritura. En su análisis con Jung, Joyce insistía que su hija Lucia escribía igual que él. Sin embargo, ella terminó Psicótica y murió internada en una clínica suiza en 1962. “Allí donde usted nada, su hija se ahoga” había sentenciado Jung.

Ya para esta reunión de hoy, el Sensei me motivó con un comentario sobre el Flaco Spinetta y su poética, sobre su manera de escribir, desoyendo a la academia, liberado de las reglas, usando sustantivos como adjetivos o adjetivos como verbos. Creo que la locura del Flaco nos dejó una obra extraordinaria y vasta con v corta. De su potencial psicosis no desencadenada o no , no tengo nada que decir, pero si quiero dejar en este espacio una de sus canciones, de una de sus más reconocidas obras, quizás y según establece más de un foro, la mas grande de la historia del Rock Nacional. De su disco Artaud, el tema “Por”: “Árbol, hoja, salto, luz, aproximación. Mueble. lana, gusto, pié. Te, mar, gas, mirada. Nube, loba, dedo, cal, gesticulador. Hijo, cama, menta, sien. Rey, fin, sol, amigo, cruz. Alga, dado, cielo, riel. Estalactita, mirador, corazón. Hombre, rayo, felpa, sed. Extremidad, insolación, parecer, clavo, coito. Dios, temor, mujer, por.”

Gustavo Zaldivar

***

Comentarios al Encuentro La poesía y el mar del 29-8-20

-Aníbal nos dice que ya «salió» el poema 84 de La belleza del mundo, pero aún no lo va a leer, sí un fragmento del Relato de viaje relacionado con la historia de Abderramán que plantó almendros, árbol que promete amores eternos, para que su esposa, cuando viera sus flores blancas, no extrañara la nieve de su ciudad natal. Se sabe, por excavaciones arqueológicas, que este jardín de almendros duró 70 años. Nos cuenta Aníbal que su almendro floreció ayer, aunque con flores rosadas.

Nos trae a Emily Dickinson (EEUU 1830-1886) que representa el reverso de su coetáneo Walt Whitman y que eligió vivir en el encierro y publicó sólo 8 poemas en vida. Pero ¡1775 poemas! encontró su hermana a su muerte, con orden de quemarlos (pero sólo quemó las cartas) Por la complejidad de su inglés y sus traducciones, Aníbal se los dejó a quienes saben inglés en el grupo.

-Hernán propone a  Andrés Neuman y su «Patio de locos» para otro Especial de los miércoles. Lee a Dickinson de un libro prologado por Borges y traducido por Silvina Ocampo. Emily escribe a 100 kilómetros del mar (en Massachusetts). Nos lee el poema 498 (de esos 1775), donde se muestra que algo en ese encierro voluntario fue sufrido.

-Daniel y Gabriela leen 4 poemas cortitos (él en inglés y Gaba en castellano). Poema 335: «no es que la muerte nos duela tanto, nos duele más la vida» «nosotros somos las aves que se quedan»; 520: «me fui temprano, me llevé mi perro a mirar el mar» «no me moví hasta que la marea llegó a mis pies y subió por ellos» «saludando, el mar se retiró»; 813: «este polvo tranquilo fue señores y damas» «estos lugares fueron ligeras moradas del verano»; 1065: «abre tus puertas oh muerte» «tuya es la noche más calma»

-Aníbal nos recuerda una cita habitual en Borges «La muerte es la primera noche tranquila». Dice que entendió mejor el poema con la traducción de Daniel y que hay mucha presencia de la muerte en el poemario de Emily.

-Valeria también lee a Emily Dickinson: «morí por la belleza» «a uno que murió por la verdad dejaron en la instancia contigua» «somos hermanos» y otro: «»acudió a la llamada soltando los juguetes de su vida» «el alba y la piedra van creciendo en los mares». Comenta con Aníbal las complejidades de la traducción.

-Aníbal lee el último poema (1775) «la tierra tiene muchas claves» «la belleza es un hecho de la naturaleza» «el grillo es la suprema elegía para mí». Nos cuenta cómo Eos (diosa de la aurora) se enamora de Titono, que era muy bello, y le pide a Zeus que convierta a Titono en inmortal pero no le pide la juventud eterna. Titono envejece, se achica, se arruga eternamente y sólo le queda la voz=grillo. Quizás Emily se basó en este mito para decir lo que dijo en su último poema.

-Patricia Zaldívar nos cuenta que compartió con Silvia un taller de 5 mujeres por 10 años, donde leyeron mucho a Emily Dickinson. Nos trae de Paola Kaufmann «La hermana» sobre Lavinia, la hermana de Emiliy que descubrio los 1775 poemas. De allí lee un fragmento: «hace 10 años que no hago más que desempolvar papeles o quemar como me pediste» «a dos meses abrió su «secretaire» «solitaria» «el ojo de Emily observa más allá de su ventana» «las manos de Emily conservan la tersura de los pétalos» «va sola, sus pasos rechazan el vuelo aventurero»

-Hernán recomienda la película «Una serena pasión» de Terence Davies, otra forma de acercarse a Emily Dickinson. Gracias!

-Silvia lee un poema suyo «Sólo dos» (inspirada en versos de Emily Dickinson) «soy nadie, tú quién eres» «borran abismos entre sus puros vientos» «es cosa de pájaros» «tu sola proximidad estremece mis umbrales»

-Inés comenta que hay muchas versiones de Emily Dickinson porque tiene muchas palabras sugeridas. Lee una poesía en la que, según Inés, describe su felicidad interior en términos de ballet: «no sé bailar en puntas de pie» «si supiera dejaría muda a una primera bailarina» (muy conmovedor, extremo opuesto a su manera de ser) y dice que para la próxima nos traerá una poesía de Lord Tennyson sobre Titono y su vejez.

-Aníbal: otro de los temas recurrentes (además de la muerte) en Emily es el éxtasis (abeja, ballet), ese gozo interior, misterioso.

-Miguel (recién llegado a Madrid) habla de San Agustín, «Tarde te amé»: «así por defuera te buscaba» «tú estabas conmigo pero yo no estaba contigo» «brillaste y resplandeciste, curaste mi ceguera» «ahora siento hambre y sed de ti» «la paz de tí». Junto con Aníbal leen a San Juan de la Cruz: «entréme donde no supe» «de paz y de piedad era la ciencia perfecta» «se quedó mi sentido de todo sentir privado» «toda ciencia trascendiendo» «este sumo saber no hay facultad ni ciencia que lo puedan trascender»

-Marcos, hablando de árboles, de poesía y de Rilke, nos dice que Orfeo canta en un lugar descampado y su canto hace crecer un bosque. La obra de Virgilio (escrita en 12.000 hexámetros) habla de un pastor  en el poema primero del libro de «Las bucólicas»: «nosotros abandonamos los dulces campos» «huimos de la patria»/ verso 2: «ensayas una melodía pastoril»/ verso 5: «enseñas al bosque a resonar el nombre de Amarilis» (la amante de Títiro). El amparo del árbol se describe dos veces en cinco versos, aúna la exterioridad y la interioridad del que canta en el ocio. Luego aparecen otros árboles, compara el ambiente campesino con la ciudad de Roma «que levantó tanto su cabeza sobre las demás, como entre los sensibles mimbres los cipreses» (árbol sin copa, como una lanza).

-Aníbal recuerda cómo conoció a Marcos como profe en la Universidad de Mar del Plata.

-Graciela habla de cómo muchas personas sufrieron la carencia del mar en cuarentena, como una mujer que fue presa por ir a la playa o una vecina nadadora que Seguridad sacó del mar. Cuando se pudo ir, una mujer dibujaba en la arena de la playa todos los días un mandala. Es María Lazarte, profe de Artes Plásticas geselina que diariamente regala su arte efímero. Graciela le dedicó un poema que hoy nos lee: «María Mandala, María orillera» «puntual como las aves María llega» «es una mensajera que hace de la playa una palestra» «llega y nos bautiza la playa» «trae una ética con sus lápices de arena» «nada es para siempre pero al mismo tiempo hay algo que no cesa»

-Alicia nos trae a Juan L. Ortiz, «Cantemos, cantemos»: «sobre el vapor de sangre, sutil, sutilísimo, cantemos» «sobre la tristeza . . . cantemos» «con todas las criaturas y las cosas . . . cantemos» «cuando el aire es de pájaros, celestemente ebrio, cantemos» «palpitando como un ala en las manos». Hermoso!

-Aníbal nos cuenta que J. L. Ortiz, como Emily Dickinson, decidió hacer una vida contemplativa pero fue militante contra las injusticias. Solo viajó a China, y de allí surgió un libro/ Alicia: para 1949 ya Juanele estaba instalado  sobre el río y hacia allí había peregrinaciones. La reclusión para la creatividad le pasa a muchos artistas.

-Daniel Pérez de la revista de viajes (que se consigue en una librería de usados de la calle Estados Unidos en San Telmo-de la que luego nos pasará la dirección) nos lee otro epitafio al barco Tiranus y a su custodio Jacobo Blaimayer. Los vigías de naufragios son comunes en varios pueblos de Gran Bretaña./ Aníbal remite a los poetas chinos que el gobierno mandaba a las fronteras a vigilar, y luego se olvidaba de ellos. Alguien cita el caso de la película de Lucrecia Martel «Zama»

– Yo leo a Borges, a poco de cumplirse 121 años de su nacimiento, el 24 de agosto por eso declarado Día del lector. «Mi vida entera»: «creo que mis jornadas y mis noches se igualan en pobreza y en riqueza a las de Dios y a las de todos los hombres»

-Marcos dice que el cuento de Ray Bradbury «En una estación de buen tiempo» (mandará link) de «Remedio para melancólicos», le hizo acordar a María Mandala que nos leyó Graciela y cuenta que un hombre ve a quien después sabe que es Picasso, dibujando en la arena.

-Tessy, actriz de La Boya, ¡bienvenida!

-Cristina nos trae a  José Hierro del Real, español nacido en 1902: «las llamas del crepúsculo nos une en uno  solo» «la tarde se desnuda» «pasado, futuro, sombras, gozo» «la tarde es nuestra, el mundo se hizo para nosotros»

-Miguel Montezanti lee un poema suyo «Epitafio» (es una reflexión sobre los epitafios) en donde hace alusión al Hamlet de Shakespeare («hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que puede alcanzar tu filosofía») y a Philip Larkin en «Una tumba en Arundel»: «entre dos cráneos célebres un diálogo se ha dado» «abracé mi ignorancia»

-Susana reflexiona qué ocurre con nosotros antes de nacer? sobre esto nos lee dos poemas suyos «Signos»: «fragmentos fugaces de estrellas se unen» «era mi hora . . . y me convocaron a ser alma humana» «fusión de estrellas y de lodo» y «Éxtasis»: «los versos van cayendo en mis heridas espantando el temor y el desaliento» Bravo!

-Jorge nos recuerda a Cortázar («a Cortázar y a Spinetta los siento mis amigos») de quien también se cumplió, el 26 de agosto, un nuevo aniversario de su nacimiento (el 106). Continúa leyendo su poema «Agua»: «tendrán los huesos alfombrados en su espalda» «la oración mutante volaba a ras del agua» «agua subterránea . . . música antigua, olvidada».

-Gustavo tiene pendiente el texto de Piglia sobre la locura en Joyce (según Gustavo, un psicótico estabilizado, no desencadenado, como será su hija) y su aporte al psicoanálisis. Jung dice «ahí donde Joyce nada su hija se ahoga». Gustavo cree que Spinetta es un loco creativo. Nos lee el tema de Spinetta «Por» (del disco «Artaud»). Gustavo dice que la poesía y el rock nacional es su tema /Jorge aporta que hay un libro de Eduardo Berti que se llama «Por» dónde, en casi 200 páginas! se analiza este bello tema/ yo me declaro fan de Spinetta y opino que para mí -como para mucha gente- «Artaud» es el mejor disco de rock de Argentina, lejos»/ Entonces, acordamos que próximamente habrá un Especial de miércoles de Spinetta!

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Nos vemos el sábado 5 de setiembre!

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